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Kóudi02-SV

《... Un dragón oscuro llenaba su tierra con una nube de veneno escarlata...》

KóudiSV-C

ㅡ¿Escucharon eso? ㅡla gente murmuraba inquieta mientras se veían los unos a los otros alrededor de un improvisado mercado establecido a las afueras de la ciudad.  ㅡParece que algo ocurre con la princesa... No ha venido a pintar durante días. Quizá... ㅡdijo entre labiosㅡ, Quizás... Se haya olvidado de nosotros... ㅡLa ciudad que parecía ser más próspera de lo que esperaban cualquier ojo humano y de los dioses, cualquier lugar donde la mirada ajena se encontrase podía sentir en sus calles la inquietud de las personas alrededor del santuario. La tierna felicidad del pueblo que había escapado de la cruda nieve se encontraba verdaderamente agitada pese a de realmente no demostrarlo. Sin saber que tras ello se encontraba una realidad aún más dura de lo que pudieran enfrentar y que solo agobiada a una persona: La princesa. ¿Acaso era un día soleado o volverían a ver la nieve sus ojos?

ㅡ¡Cállate! La princesa tendrá que venir en algún momento, ㅡla figura de un hombre que se había entrometido en una discusión ajena, suspiró contradiciendo al pueblo de su secreto a voces que nadie desea mencionar. El pequeño grupo de personas alrededor se volvieron a esparcir entre la ciudad dándose cuenta de quién realmente era esa persona y su "relación" con la princesa. Imunlaukr había logrado acallar a la gente, sin embargo pese a la inquietud de las personas había algo que también lo estaba molestando. ㅡ¿Acaso la molesté por no llegar temprano? ㅡSe cuestionó a sí mismo mientras iba de camino al Gran árbol Blanco donde días anteriores había quedado en encontrarse junto a ella. Rodeándolo, mientras recordaba el primer momento que la vio hasta el último segundo que compartieron juntos hasta entonces, en la radiante vida en aquellos ojos que empezó adorar junto a la delicada brisa que atraía un suave aroma a cecilias frescas que provenían de los largos cabellos de la princesa.


KóudiSV-D

ㅡ¿Dices que te gusta hacer frescos? ㅡcomentó bromista, mientras la molestaba al verla pintar sobre la cal. Entreteniéndose al retrasar su trabajoㅡ. Ya te dije que sí, ¿cómo puedes olvidarlo si me ves pintar? ㅡregañó al extranjero, mas no buscaba detenerlo, pues al igual que él disfrutaba su compañía. ㅡ¿Entonces me retratarás ㅡsonrió mientras se puso frente a ella, justamente en la imagen que debía retratar. ㅡHey, sabes que lo que pinto es lo que está en mi corazón... ㅡaclaró notando en Imunlanukr sonrió al mencionar en mi corazón, esperando con mayores ansias que lo hiciera, más con aquella respuestaㅡ ... B-bueno lo que quiero decir es que no te vayas tan pronto, el pueblo ya te adora. (...)


ㅡ¿Dónde est-... ㅡUn respiro pesado cayó hasta que ese familiar perfume se presentó anunciando su llegada, cortando en seco, con sorpresa su propia voz. ㅡ¿Imunlanukr...? ¡Imunlanukr! ㅡComo un arco reflejo, abrazó a su compañero con necesidad, asustada, buscando en sus brazos un refugio a sus propios miedos. ㅡ¿Qué ocurre? ㅡImunlanukr la abrazó, notando como en los bellos ojos de la princesa había una oscuridad que antes no había visto. Una neblina roja que cubría su felicidad. Aquel brillo de sus ojos estaba perdiéndose al igual que la misma fe de su pueblo. ㅡCreo que algo malo va a pasar... t-tengo que hacer algo, el dragón, ese dragón... ㅡLa voz dulce de la princesa se encontraba ahora sobresaltada, siendo acallada con el noble abrazo de su amigo, que sin palabras transmitió justamente lo que necesitaba: Esperanza. ㅡNo te preocupes, fue solo un sueño y también allí yo los protegeré. Lo prometo.

Las translúcidas lágrimas de la princesa habían encontrado la abrigadora y cálida esperanza. Mientras que Imunlanukr por fin había encontrado el sentido a sus errantes viajes sin rumbo. El brillo de la noche selló el tierno abrazo de ambos, quienes sin darse cuenta habían sellado un pacto en el que ambos tenían su propio destino en sus manos. Aquella bella escena pudo durar para siempre, ambos habían encontrado su "hogar", sin embargo ésta fue quebrada con un estruendo en los cielos y, cual si fuera enviando por manos de los dioses, un pilar cayó del cielo, como si este fuera un castigo divino, cubriendo tras su paso la ciudad con unas densas y oscuras nubes que dejaban caer una despiadada nieve. La oscuridad estaba llenando el cielo y el estruendo de celestial fue destruyendo aquel enlace, mientras caían ambos con el temblor de la tierra que iba rasgándose desde su interior. Y allí, solo allí, los ojos de la princesa vieron perder auténticamente su brillo al mismo tiempo que el pilar avanzaba aún más contra su pueblo, notando la sangre de la caída iban corriendo entre sus manos.

Finalmente el sueño se había cumplido.

KóudiSV-C

PrólogoParte IParte IIParte IIIParte IVParte V

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