Unos huéspedes no deseados es la cuarta misión del evento El Príncipe de la Caliza y el dragón. Terminar esta misión desbloquea los objetivos del Acto IV en el menú del evento y permite al jugador participar en el desafío Milagro de la escarcha.
Resumen[]
Te encuentras con Sacarosa en la montaña Espinadragón, que rescató a El Temerario Pallad , que estaba en la expedición con Cyrus, de un pozo de nieve, mientras vagaba en su tiempo libre. Parece que ya se ha olvidado de su investigación, ya que ha pasado una semana. Le muestras la espada Deseo Ponzoñoso y concluye que Albedo confía mucho en el Viajero.
Después de regresar a un campamento de aventureros improvisado para buscar comida, el grupo se encuentra con El Temerario Pallad, que se ha perdido nuevamente. Sin embargo, cuando intentan irse, un miembro de Fatui ataca, pero el grupo lo derrota. Albedo escucha el alboroto y se reincorpora al grupo, y revela que sabía que Sucarasa eventualmente encontraría su camino aquí debido a su magnetismo hacia el oscuro conocimiento y el misterio, y que no le molesta que ella sepa sobre la espada.
Durante la conversación, El Temerario Pallad, que sufre de frío, confunde la luz del Deseo Ponzoñoso con una fuente de calor y golpea al Viajero, lo que hace que la espada libere parte de su fuerza vital en un Regisvid Cryo muerto cercano, reviviéndolo. Después de derrotar al Regisvid Cryo resucitada , Albedo teoriza que el Regisvid originalmente se marchitó y murió porque no pudo purificar la corrupción en la montaña. Vuelve a solicitar la ayuda del Viajero.
Detalles[]
- Busca a Albedo Albedo
- Dirígete al hábitat de los monstruos para probar la espada
- Derrota a los monstruos de los alrededores
- Habla con Sacarosa
- Sigue a Sacarosa hasta el campamento de aventureros
- Habla con Pallad
- Derrota a los Fatui que quieren robarte la espada
- Habla con Albedo
- Derrota a la Regisvid Cryo
- Habla con Albedo
Recompensas[]
60 Protogema
30,000 Mora
Diálogos[]
- Busca a Albedo Albedo
- Paimon: ¡Albedo, estamos devuelta!
- Paimon: ¿Eh? Parece que no está aquí.
- Paimon: ¿Estará investigando algo? ¿O tal vez fue a hacer algunos bocetos misteriosos?
- Sacarosa: ¡Ah, son ustedes!
- Paimon: ¡Es Sacarosa!¿Qué haces aquí?
- Sacarosa: Estoy en la etapa final de mi investigación. Hoy tengo cinco horas y veintiséis minutos de tiempo libre.
- Sacarosa: Por eso vine aquí a buscarlas, para preguntarles sobre lo que hablamos antes.
- Paimon: ¡Qué precisión! ¿Eres un reloj humano?
- Sacarosa: N-no, no es tan increíble. Eres muy amable...
- Paimon: ¡Eso no fue un cumplido!
- Sacarosa: ¿P-puedo hacerte una pregunta, viajera? Te pedí que averiguaras el secreto del señor Albedo. ¿Ha habido algún progreso?
- Paimon: Corrigemesi me equivoco, pero ha pasado más de una semana desde que hablamos de eso.
Pnsé que lo habías olvidado.
- Sacarosa: ¡¿Qué?!
- Sacarosa: ¡¿M-más de una semana?! Obviamente... yo... ¡Ah!
- Sacarosa: Eh... He estado concentrada en mi investigación, que lo olvidé por completo...
- Paimon: ¿Cómo puede tu sentido del tiempo ser tan fuerte y tan débil al mismo tiempo...?
- Sacarosa: E-entonces,¿ya averiguaste de qué se trata?
Si por así decirlo.
- Sacarosa: Excelente. ¿Podías decírmelo?
Mi investigación fue exitosa.
- Sacarosa: Excelente. ¿Podías decírmelo?
¿Qué piensas, Paimon?
- Paimon: Eh... No hace ningún daño que selo digamos, ¿no?
- Paimon: Puede ver, pero no tocar...
- Sacarosa: Un momento, ¿de qué están hablando?
- Sacarosa: ¿Qué es esto?
El secreto de Albedo.
- Paimon: Es una espada super poderosa.¡No la toques con las manos!
- Sacarosa: Oh... esta es...
- Paimon: ¡Jeje, mírala todo lo que quieras! No sé por que, pero incluso Paimon siente una extraña sensación de logro al verla.
Tras contarle a Sacarosa la historia de la espada... - Sacarosa: ¡Fascinante! Es la primera vez que escucho algo sobre un arma tan misteriosa.
- Sacarosa: Puedo sentir débilmente el poder que recorre la espada... es como una criatura viviente.
- Paimon: ¿Tan peculiar es?
- Sacarosa: Tal vez se deba a mi formación como alquimista.
- Sacarosa: No puedo afirmar nada, pero tiene un gran flujo de poder. No, esa no es la mejor manera de describirlo.... L-lo siento, normalmente no describo las cosas así.
- Sacarosa: ¿Tienes que creerme, por favor! ¡Nunca usaría unos términos tan ambiguos!
- Paimon: Está bien, está bien.
- Sacarosa: (Viajero), ¿puedes usar esta espada para pelear?
- Sacarosa: Me gustaría saber más sobre ella, pero yo misma no la puedo usar. Solo puedo recurrir a ti.
La respuesta que buscabas.
- Paimon: Es una espada super poderosa. ¡No la toques con las manos!
- Sacarosa: Oh... esta es...
- Paimon: ¡Jeje, mírala todo lo que quieras! No sé por que, pero incluso Paimon siente una extraña sensación de logro al verla.
Tras contarle a Sacarosa la historia de la espada... - Sacarosa: ¡Fascinante! Es la primera vez que escucho algo sobre un arma tan misteriosa.
- Sacarosa: Puedo sentir débilmente el poder que recorre la espada... es como una criatura viviente.
- Paimon: ¿Tan peculiar es?
- Sacarosa: Tal vez se deba a mi formación como alquimista.
- Sacarosa: No puedo afirmar nada, pero tiene un gran flujo de poder. No, esa no es la mejor manera de describirlo.... L-lo siento, normalmente no describo las cosas así.
- Sacarosa: ¿Tienes que creerme, por favor! ¡Nunca usaría unos términos tan ambiguos!
- Paimon: EEstá bien, está bien.
- Sacarosa: (Viajero), ¿puedes usar esta espada para pelear?
- Sacarosa: Me gustaría saber más sobre ella, pero yo misma no la puedo usar. Solo puedo recurrir a ti.
Hay que mantener un perfil bajo, no podemos dejar que Albedo se entere.
- Paimon: ¡Busquemos un lugar adecuado!
Hay que encontrar un lugar donde nadie nos vea.
- Paimon: ¡Busquemos un lugar adecuado!
- Dirígete al hábitat de los monstruos para probar la espada
- Derrota a los monstruos de los alrededores
Slime Gigante Cryo ×2
Slime Cryo ×2
- Habla con Sacarosa
- Sacarosa: ¡Excelente! Esta arma escomo ninguna otra...
- Sacarosa: Tu también eres alguien fuera de lo común. Tanto tu postura en combate como tu forma de blandir la espada son perfectas.
Me halagas
- Sacarosa: Esta espada es especial. No quería profundizar demasiado en la investigación, pero no puedo apartar los ojos de ella.
- Paimon: Paimon cree que es una de tus cualidades, no tiene que ver con la espada...
- Sacarosa: No hay duda que esta es una espada misteriosa, pero también peligrosa y tentadora.
- Sacarosa: El señor Albedo debe mucha confianza en ti como para confiarte un objeto tan importante.
Estoy tan sorprendida como tú.
Agtradezco la confianza que pone en mí.
- Paimon: Jeje, te ganaste su confianza con tus habilidades.
- Sacarosa: Estoy de acuerdo con Paimon.
- Sacarosa: Sin embargo, la espada no había absorbido tanta energía antes de que la entregara... ¿Cómo puedo Albedo ver lo especial que era en medio de la pila de cacharros del almacén?
- Paimon: A veces, los detalles de genialidad no tienen explicación. Por ejemplo, ¡el apetito de Paimon por el asado a la miel!
- Sacarosa: Ah...Loue me recuerda que hoy no comí mucho.
- Sacarosa: Fui abuscarlas justo después de completar mi experimento. Luego en el camino me encontré con un aventurero atrapado en la nieve. Pasé bastante tiempo intentando salvarlo...
- Sacarosa: *Grrr*...
¿Tu estómago acaba de rugir?
- Sacarosa: ¡Eh...! ¡Ah...! N-no,no es eso...
- Paimon: ¡No seas tan tímida! ¡Di lo que piensas!
- Sacarosa: Yo... pues...
- Paimon: Deja que Paimon te ayude. ¡Paimon tiene hambre! ¡Deberíamos comer algo!
¡Tengo hambre!
¡Quiero comer!
- Sacarosa: T-tengo... hambre... quiero...
- Sacarosa: ¡Ay, qué vergüenza!
- Paimon: ¡No hay nada de que avergonzarse! Admitir que tienes hambre hace que la comida sepa mejor.
- Sacarosa: ¿Eh? ¿En serio?
- Paimon: ¡Por supuesto! ¡En marcha! Debe haber algo de comida en el campamento.
- Paimon:Sería genial comer un asado a la miel recién hecho para entrar en calor.
- Sigue a Sacarosa hasta el campamento de aventureros
- Habla con Pallad
- El Temerario Pallad: Puff... Puff...
- Sacarosa: Señor Pallad
- Sacarosa: ¿A-aún no se ha ido?
- Paimon: ¿No es ese aventurero impulsivo de Mondstadt? ¡También vino aquí con Cyrus para explorar la montaña nevada?
- El Temerario Pallad: ¡Que-qu-qué f-f-frío ¡Achís!
- Sacarosa: ¡¿Ha estdo aquí desde que le saqué del foso de nieve?!
- El Temerario Pallad: Quería irme, p-pero me perdí. Lo siento...
- El Temerario Pallad: Ay... Hace m-mucho f-frío, n-no p-puedo ni m-moverme.
- Sacarosa: *Suspira*, señor Pallad, se necesita mucha preparación para viajar a esta montaña. No debería tomárselo tan a la ligera.
Lo llevaremos de vuelta.
- Sacarosa: Agradezco tu apoyo.Me temo que en su estado actual no puede caminar solo...
- Paimon: Aunque no pudiéramos, no podemosdejarlo aquí, ¿no crees?
- Sacarosa: Tienes razón... Losiento, viajera. Acepta mis disculpas en su nombre.
- ¿?: El es la menor de tus preocupaciones en este momento. ¡Deberías estar preocupado por ti mismo!
- Paimon: ¡Ah! ¡LosFatui atacan de nuevo!
- Vadim: Supongo que ya saben por qué estamos aquí.
- Vadim: No los dejaremos ir, amenos que nos entregues la espada.
- Sacarosa: ¡No! ¡Por favor!, no les des la espada!
}¡Claro que se la entregaré!
- Paimon: ¡Esa es la actitud!¡Eliminémoslos!
- Sacarosa:Sr. Pallad, lo llevaré a un lugar seguro. ¡Venga, rápido!
- Vadim: ¡Qué ingenua! No dejaremos escapar a ningún testigo!
- Vadim: Esta espada será un excelente regalo para Su Excelencia, Signora!
¡Ni se te ocurra ponerle las manos encima!
- Paimon: ¡Esa es la actitud!¡Eliminémoslos!
- Sacarosa:Sr. Pallad, lo llevaré a un lugar seguro. ¡Venga, rápido!
- Vadim: ¡Qué ingenua! No dejaremos escapar a ningún testigo!
- Vadim: Esta espada será un excelente regalo para Su Excelencia, Signora!
- Derrota a los Fatui que quieren robarte la espada
- ¡Los Fatui atacan! (1/2)
- ¡Los Fatui atacan! (2/2)
- Habla con Albedo
- Albedo: Escuchéel alboroto y me acerqué a inspeccionar. Así que fuiste tú quien hizo todo este escándalo...
- Albedo: ¿Qué pasó? ¿Te metiste en una pelea?
- Sacarosa: S-señor Albedo... yo... no quise...
- Albedo: ¿No se supone que debes estar organizando documentos? ¿Qué haces aquí?
- Albedo: Y peleaste contra un adversario tan peligroso en estas condiciones climáticas...
Lo siento, yo también estaba en la pelea...
- Paimon: Ahora hasta Paimon se siente culpable...
- Sacarosa: Yo... eh... solo... lo siento, solo estaba de paso.
- Albedo: *Suspira*, supongo que algo te distrajo y te desviaste del camino.
Le conté a Sacarosa acerca dela espada, lo siento.
- Albedo: ¿Le contaste todo?
- Paimon: Solo le contamos acerca de sus propiedades y su origen. ¡No dejamos que la tocara! Nunca lo haríamos.
- Albedo: No importa. De todos modos, no podríamos ocultárselo por mucho tiempo.
- Albedo: Sacarosa se siente muy interesada por los misterios y lo desconocido. Tiene madera de alquimista.
- Sacarosa: Eh... yo... prometo que no causaré más problemas. ¡Lo juro por las semillas de flor dulce cuatro veces más grandes delo normal que acabo de crear!
- Albedo: No son los problemas lo que me preocupa, sino tu seguridad. Debes tener más cuidado la próxima vez.
- Albedo: Por cierto, ¿qué le pasa a ese aventurero que está ahí agachado?
- Sacarosa: Yo me encargué de proteger al señor Pallad durante la batalla. Debería estar bien.
- El Temerario Pallad: M-me estoy c-congelando...
- Paimon: Seguramente se resfrió durante la pelea...
- Sacarosa: ¡Ah, no pensé en eso! ¡Fue un descuido mío, lo siento!
- Sacarosa: Señor Albedo, ¡iré a verlo!
- Albedo: De acuerdo.
- Paimon: Sacarosa puede parecer un poco inflexible, pero es una buena niña con un corazón de oro.
¿"Niña"? Pero si es más mayor que tú...
- Paimon: Es verdad...
- Albedo: Esta chica... Si le quitas el ojo de encima, termina en los lugares más extraños...
Todos los jóvenes son así ¿no?
- Albedo: Eso es cierto.
Sacarosa no quiso causar problemas. No seas tan duro con ella.
- Albedo: No te preocupes, no estoy enojado.
- Paimon: ¿Eh? Parece que hay algo que brilla en la espada.
- Albedo: ¿Eh? Cambió de nuevo...
- Albedo: El poder de esta espada es mucho maypr que antes. ¿Qué ocurrió?
Luchamos contra los Fatui
- Paimon: Había unos tipos muy fuertes entre los soldados Fatui. Nunca los habíamos visto.
- Albedo: Entonces, es una energía con la que nunca se había topado.
- Albedo: Es lo que hizo que el poder de la espada aumentara considerablemente.
- Cinemática
- El Temerario Pallad: Qu-qué frío.
- Sacarosa: ¡Aguanta un poco más!
- El Temerario Pallad: ¿Eh? ¿Fuego?
- El Temerario Pallad: ¡F-fuego! ¡Calor!
- Albedo: ¡Espera!
- Paimon: ¡Cuidado!
- El Temerario Pallad: ¡Ah!
- Sacarosa: Ese árbol...
- Sacarosa: ... ¡cobró vida!
- Derrota a la Regisvid Cryo
- El Temerario Pallad: ¡¿Eh?! ¿Qu-qué es eso?
- Albedo: ¡Todosa sus puestos! Preparence para la batalla!
- Habla con Albedo
- Albedo: El poder del dragón... la fuerza vital del dragón es capaz de revivir plantas marchitas y llenas de poder.
- Albedo: ¡Increíble!
- Paimon: ¡¿Cómo puede un tronco muerto convertirse en un monstruo?!
- Paimon: ¡Casi devora a Paimon!
- Paimon: De todos modos, ¿por qué no sucedió nada parecido antes?
- Albedo: Lo más probable es que sea porque la espada cayó al suelo. El impacto debió provocar una fuga de energía.
- El Temerario Pallad: ¡Es mi culpa! ¡No me echen, se lo ruego!
- El Temerario Pallad: ¡Prometo que me quedaré quieto!
- Sacarosa: Ah, señor Pallad... Ya no es necesario que siga en esa posición...
- Albedo: *Suspira*...
- Albedo: Esta Regisvid Cryo marchita. ¿Será que no podía absorber el poder corrupto del ambiente?
- Albedo: Después de purificarla, la energía elemental pura no solo la revivió, sino que también la fortaleció.
- Albedo: La fuerza vital pura hace que se regenere constantemente... junto con su espíritu de lucha.
Es peor de lo que imaginábamos.
No contaba con esto. ¿Es porque soy demasiado poderoso?
- Albedo: Nunca había visto un incidente similar.
- Albedo: Sin embargo, debo admitir que, aunque es un fenómeno raro inesperado, es un descubrimiento valioso.
- Albedo: Sacarosa.
- Sacarosa: ¿Sí, señor?
- Albedo: Cuida de ese aventurero. Llévalo de regreso al campamento.
- Sacarosa: En cuanto a los asuntos que nos ocupan, te ruego que me disculpes viajero, pero debo pedirte ayuda una vez más.
Haré lo que pueda para ayudar.
- Paimon: Ocurrió un desastre inesperado, y somos las únicas que podemos arreglarlo. ¡Debe ser porque cada vez somos más poderosas!