Una prueba poco honoraria es la tercera parte de las Misiones de Arconte del Capítulo I: Acto IV.
Detalles[]
- Dirígete a la Catedral de Favonius
- Habla con Dain
- Habla con Bárbara
- Habla con Dain
- Dirígete al Reino de los Lobos
- Derrota a la Orden del Abismo
- Habla con Jean
- Encuentra al Rey Lobo del Norte
- Habla con Razor
- Derrota a todos los monstruos
- Habla con el Rey Lobo del Norte
Recompensas[]
Notas[]
- Al completar la misión obtendrás el logro "Se acabó la charla" de Maravillas del mundo.
Diálogos[]
- (Habla con Dain)
- Dainsleif: Una estatua enorme, una grandiosa catedral. Es evidente que la gente de Mondstadt invirtió una cantidad inconmensurable de recursos y energía para su construcción.
- Dainsleif: ¿Pero era consciente de esto el Arconte Anemo al recibir tales regalos? ¿Y cuánto les retribuyó?
- Paimon: Pero la fe no pide nada a cambio, ¿cierto?
- Dainsleif: Humm, mientras el dios tenga la conciencia limpia, yo no soy quién para recriminarle.
- Paimon: ¡Shhh! Ya vamos a llegar a la Catedral, ahí no son bienvenidas las críticas al Arconte Anemo.
- Paimon: Y, en realidad, el Arconte Anemo... Ah, nada, olvídalo.
- Dainsleif: Oh, yo nunca dije que entraría a la Catedral. Les dejo a ustedes que hablen con las hermanas.
- Paimon: ¿Eh?
Pero nos hemos estado encargando de todo juntos.
¿No tienes curiosidad?
- Dainsleif: Eres el Caballero Honorario de Mondstadt, plenamente confiable. No tendrán reparos en hacerte partícipe de este tema.
- Dainsleif: Lo sospechoso sería que yo me presentara junto a ti.
¿Porque no te conocen?
¿Crees que no serás bienvenido?
- Dainsleif: Exacto. Además, tal y como dijo nuestra pequeña amiga... Se me podría escapar algo malo sobre la Iglesia en cualquier momento.
- Dainsleif: Cuando un no creyente pisa suelo sagrado, las cosas no terminan bien.
- Dainsleif: Los dioses nunca me han favorecido en el pasado, y es muy probable que no lo hagan tampoco en el presente ni en el futuro.
- Dainsleif: Bueno, ya dije más que suficiente. Mientras conversamos, la Orden del Abismo continúa avanzando.
- Paimon: Oh, en ese caso, vamos a preguntar, Viajero.
- Dainsleif: Algo más. Será mejor que no le cuenten a nadie de la Iglesia de Favonius sobre la estatua profanada.
- Dainsleif: Ellos no podrán simplemente ignorarlo, pero, si actúan precipitadamente, alertarán al enemigo.
- Dainsleif: Además, las cosas nunca terminan bien cuando alguien se involucra en los asuntos del Abismo. No importa quién sea.
- (Habla con Bárbara)
- Bárbara: ¡Caballero Honorario! ¿Cómo les ha ido últimamente? ¿Necesitan algo?
- Bárbara: Ah... Antes que nada, debo aclarar que, si lo que buscan es que les prestemos otra vez a Der Himmel, la Lira Sagrada, no será posible.
- Paimon: (Parece que todavía no se ha dado cuenta de que solo es una ilusión.)
- Paimon: Venimos a preguntar algo. Bárbara, ¿has escuchado algo acerca del primer "Labrador" del mundo?
- Bárbara: ¿Eh? ¿Qué es eso? ¿Qué hace un "Labrador"?
- Paimon: Oh, no los conoces... Otra pregunta: ¿alguna vez ha perdido la Iglesia una Estatua de Los Siete?
- Bárbara: ¿Eh?
- Bárbara: ¿Vinieron a preguntar sobre esa historia antigua? Bueno, como sucedió hace tanto tiempo, ya casi nadie la menciona.
- Bárbara: Hace mucho tiempo, si hubo una Estatua de Los Siete que desapareció una noche sin dejar rastro.
- Bárbara: Casi todos los miembros de la Iglesia participaron en la búsqueda, pero nunca la encontraron.
- Bárbara: En los registros de la Iglesia, este incidente se llama "La Estatua de Los Siete desaparecida".
- Paimon: Humm... Claro...
- Bárbara: ¿Eh? ¿Lo sabias?
- Paimon: Ah, no, nada. ¿Hay más pistas? Eh... Paimon quiso decir... ¿Hay más historias extrañas?
- Paimon: (Disculpa, Bárbara, pero todavía no podemos contarte sobre la estatua que vimos... Lo acordamos así por tu propio bien...)
- Bárbara: ¿Otras historias extrañas? No estoy segura. Déjame recordar qué otras hay en los registros de la Iglesia... ¿"La furia del tirano"? No, eso es de otra época, no tiene relación...
- Paimon: ¿"La furia del tirano"?
- Bárbara: Oh, este suceso hace alusión a una época en la que la antigua Mondstadt, lo que ahora se conoce como la Guarida de Stormterror, estaba envuelta en un gran peligro.
- Bárbara: Hace muchos años, hubo un tiempo en el que todo aquel que intentara acercarse a ellas atraía unas bolas de fuego que caían del cielo.
- Paimon: ¿Bolas de fuego que caían del cielo? ¡Qué horror!
- Bárbara: La gente de ese entonces creía que se trataba de una maldición impuesta por el Dios de la Tempestad, así que llamaban a esa lluvia "la furia del tirano".
- Bárbara: Este fenómeno continuó así durante un año. Nadie pudo resolverlo, así que fue disminuyendo por sí mismo hasta desaparecer.
Eso también suena muy extraño.
Quizás no estaba relacionado con el tirano.
- Bárbara: Cierto. Más adelante, la Iglesia decidió que las sospechas contra el tirano eran infundadas. Por sentido común, el Dios de la Tempestad no dispararía bolas de fuego...
- Bárbara: Tal vez pudo haber sido causado por otra cosa.
- Bárbara: En fin, es posible que este asunto y el de la estatua desaparecida no estén relacionados, pero no se me ocurren otros incidentes extraños.
- Paimon: No te preocupes. ¡Muchas gracias!
- Rosaria: Ahí está de nuevo esa molesta palabra, "gracias"...
- Bárbara: Oh, eres tú, Rosaria.
- Rosaria: Si buscas a los Caballeros de Favonius, me temo que están ocupados con esos monstruos otra vez.
- Bárbara: ¿"Esos monstruos"?
- Rosaria: Esos monstruos que intentaron atacar Mondstadt durante el incidente de Stormterror.
- Paimon: ¡¿No era la Orden del Abismo?! ¿Están actuando de nuevo?
- Rosaria: Sí. Están reuniéndose en el Reino de los Lobos e inquietando a las bestias.
- Rosaria: ¿No será que la Orden del Abismo tiene al espíritu de Boreas en la mira? Pero no se me ocurre con qué fin.
- Rosaria: La Maestra Jean ya se dirige al Reino de los Lobos, yo también tengo que empezar a actuar detrás de escena.
- Bárbara: ¡E-entonces, yo también quiero ir!
- Rosaria: La Maestra Jean indicó que tú debías quedarte en la Iglesia para continuar tu buen trabajo con el clero.
- Bárbara: P-pero tú también eres miembro del clero...
No te preocupes, yo también iré a ayudar.
- Paimon: ¡Sí, nosotros también iremos a darle una mano a Jean!
- Bárbara: Oh... Está bien. Si el Caballero Honorario las acompaña...
- Bárbara: Pero deben tener cuidado. Que el Arconte Anemo los proteja.
- (Habla con Dain)
- Dainsleif: Ya veo. ¿La Orden del Abismo ya hizo otro movimiento?
- Dainsleif: Es muy probable que esté relacionado con la estatua profanada. También deberíamos ir.
- Paimon: ¿Qué ha ido a hacer la Orden del Abismo en el Reino de los Lobos? ¿Quieren hacer lo mismo que con Dvalin? Ah... ¡No de nuevo!
- Dainsleif: No, no lo creo.
- Dainsleif: A diferencia de Osial, que fue contenido, Andrius murió hace mucho tiempo.
- Dainsleif: Hoy en día, solo su espíritu protege al Reino de los Lobos.
- Dainsleif: EI Emisario del Abismo debe tener como objetivo el espíritu de Andrius. Quizás está intentando obtener información que le sea útil acerca de los antiguos compañeros del Arconte Anemo...
- (Derrota a la Orden del Abismo)
- Paimon: ¡Ah! ¡Sí había monstruos de la Orden del Abismo!
- Dainsleif: No subestimes al enemigo, vamos.
- (Habla con Jean)
- Paimon: Uf... ¡Si que había muchos enemigos por aquí!
- Dainsleif: Mientras más nos acercamos al objetivo, más enemigos aparecen. Típico de la Orden del Abismo.
Debemos encontrar rápido a Boreas.
- Paimon: ¡Sí! Vamos!
- Dainsleif: Yo... no puedo seguir avanzando.
- Paimon: ¿Ah? ¿Por qué? ¿Le tienes miedo a los animales petudos?
Seguramente no sea eso.
¿Acaso no son lindos los animales peludos?
- Dainsleif: No tiene nada que ver con los lobos. Es porque Boreas era un dios antiguo. Sin embargo, ahora sirve a Los Siete voluntariamente.
- Dainsleif: No estoy de acuerdo con su forma de actuar y prefiero no cruzarme con él.
- Dainsleif: Además, agradarle a la gente es lo tuyo, para mi es más difícil.
¿Odias tanto a Los Siete?
- Dainsleif: No puedes esperar nada de ellos.
Se nota que socializar no es lo tuyo.
- Dainsleif: No tengo problema en interactuar con la gente, pero con los dioses... es otro tema.
- Dainsleif: Es mi opinión personal, pero un consejo: mantén siempre la guardia cuando haya dioses a tu alrededor.
- Dainsleif: No les des toda tu confianza, pero tampoco puedes irte al otro extremo... No intentes derrocarlos o matarlos.
- Dainsleif: Ni siquiera aunque se trate de tu archienemigo.
- Paimon: No confiar en ellos y no matarlos... Qué complicado consejo. ¿Dain odia a Los Siete o los está protegiendo?
¿Por qué tu opinión es tan contradictoria?
- Dainsleif: ...
- Dainsleif: No cometeré los mismos errores que mis ancestros.
- Dainsleif: Permítanme contarles una última cosa.
- Paimon: ¿Eh? ¿Una cosa?
- Dainsleif: Que Khaenri'ah haya sido destruido por los dioses es precisamente lo que motiva a la Orden del Abismo a buscar la destrucción de las naciones protegidas por Los Siete.
- Dainsleif: Basta de conversación, pongámonos manos a la obra. Yo me encargaré del resto de miembros de la Orden del Abismo de esta área. Traten de que su visita a Boreas sea breve. Cuando terminen, encuéntrenme en la entrada del Reino de los Lobos.
- Paimon: Oh... Ya se fue...
- Paimon: Qué persona más extraña.
Creo que lo entiendo un poco.
- Paimon: Sí, es cierto. Tú tampoco bajas la guardia ante dioses desconocidos.
- Paimon: En Liyue, durante el Rito del Descenso, tomaste una decisión muy parecida a la que Dain hubiera tomado.
A falta de confianza, es mejor evitar la situación que negociar.
- Paimon: *Suspira*... No es nada fácil...
- Jean: ¡Caballero Honorario, Paimon! ¿Qué hacen aquí?
- Paimon: ¡Oh, Maestra Jean! ¡Qué suerte haberte encontrado!
- Paimon: La Hermana Rosaria nos dijo que estaban aquí peleando contra la Orden del Abismo y vinimos a apoyar.
- Jean: Gracias, su ayuda es más que bienvenida. Esta ofensiva es muy extraña. La Orden del Abismo ha rodeado el Reino de los Lobos. Justo estaba pensando en enviar más caballeros para combatir contra ellos.
- Jean: Ahora estoy haciendo un reconocimiento por el Reino de los Lobos... No pensé encontrarlos aquí.
- Jean: La Hermana Rosaria dijo que su objetivo puede ser Boreas.
- Jean: Pero... ¿qué importancia tiene Boreas para la Orden del Abismo?
- Paimon: Solo les gusta causar problemas, para eso no necesitan una razón.
- Paimon: La Orden del Abismo fue tras Dvalin, a Paimon no le sorprende que vayan a molestar a otro amigo del Arconte Anemo.
- Jean: Humm, es cierto...
- Jean: De cualquier modo, no importa que la razón de esta amenaza esté clara o no, yo solucionaré las cosas.
- Jean: Caballero Honorario, por favor, ve a ver si Boreas corre peligro.
- Jean: EI espíritu de este dios... no suele prestarle atención a la gente. Pero tengo entendido que tú lo has visto. Así que, quizás, lo mejor es que vayas tú.
Déjamelo a mí.
- Jean: Bien, ten cuidado. Dejo este asunto en tus manos, Caballero Honorario de Favonius.
- (Encuentra al Rey Lobo del Norte)
- Paimon: ¡M-mira! ¡Son Razor y... el Emisario del Abismo!
- (Habla con Razor)
- Razor: ¡Tú... no bienvenido aquí!
- Emisario del Abismo: Jajaja... Así que ese viejo lobo está criando cachorros.
- Emisario del Abismo: ¿Y se hace llamar guardián? Claramente, sus garras han perdido filo desde sus días de gloria.
- Emisario del Abismo: Si te unes a nosotros, podemos restaurar los poderes divinos que una vez poseíste.
- Boreas: Mientes... ¡Mientes!
- Paimon: ¿Qué es este ritual? ¡Parece que está sufriendo!
- Paimon: Oh, no... ¡¿Es lo mismo que usaron para corromper la mente de Dvalin?!
- Razor: Lobos no rendirse. Pero... esto no poder continuar.
Yo detendré esto.
Segundo asalto contra el Emisario del Abismo.
- Emisario del Abismo: No importa cuántas veces lo intenten, siempre será inútil...
- (Habla con el Rey Lobo del Norte)
- Emisario del Abismo: ¡Hum! Lograron interrumpir el ritual. Qué suerte la suya.
- Emisario del Abismo: No imaginé que un viejo espíritu tendría tanta fuerza de voluntad...
- Emisario del Abismo: No importa. Es solo un pequeño imprevisto que no afectará nuestro plan.
- Paimon: Desapareció otra vez...
Al menos lo detuvimos a tiempo.
Si que huyó rápido.
- Razor: Gracias. Ustedes llegar a tiempo.
- Boreas: Lupical humano... Lamento presentarme ante ustedes en este estado.
- Boreas: Aun así, el Emisario del Abismo subestimó mi fuerza.
- Razor: Rey Lobo nunca negarse a prueba. Pero forastero que da miedo no respetar reglas.
- Razor: Y yo no ver trampa...
- Paimon: Entonces, ¿el Emisario del Abismo hizo los preparativos para corromper su mente y, luego, lo atrajo con el pretexto de retarlo a una prueba?
No es tu culpa, Razor.
No te desanimes.
- Razor: Gracias, Viajero. Mis garras necesitar más afiladas.
- Razor: ¿Ustedes olfatean peligro y venir?
- Paimon: No, escuchamos que pasaría algo peligroso. ¡La nariz de Paimon ni siquiera sabe a qué huele el peligro!
- Paimon: Además de venir a ayudar, también veníamos a averiguar algo.
- Paimon: Disculpe, Sr. Dios Lobo, ¿usted sabe algo acerca del primer Labrador?
- Boreas: No presto atención a las invenciones de los humanos. No sé nada sobre esos "Labradores". Sin embargo, hay una máquina humana que nunca olvidaré.
- Boreas: Irrumpió en mi campo de pruebas por equivocación y creí que quería retarme.
- Boreas: Pero no tenía consciencia, solo quería pelear. Fue diseñada de pies a cabeza como una máquina de masacre.
- Boreas: Finalmente, le hice un gran daño con uno de mis ataques. Y, antes de caer, se fue del campo de pruebas.
- Paimon: Humm... Por como suena, no podemos descartar que haya sido el primer Labrador, ¿no?
¿Podía girar?
- Boreas: Sí, podía girar. Saltaba muy alto y lanzaba bolas de fuego. Aunque su poder no podía compararse con el de un dios, era más fuerte que muchos portadores de Visiones.
¿Podía disparar misiles?
- Boreas: ¿"Misiles"? No conozco esa palabra extraña... Como dije, no presto atención a las invenciones humanas.
- Boreas: Podía girar, saltar muy alto y lanzar bolas de fuego. No era tan fuerte como un dios, pero sí más fuerte que muchos portadores de Visiones.
- Paimon: ¿Bolas de fuego?... Eh... ¿No hemos escuchado eso hace poco?
- Paimon: De cualquier forma, esta información prueba que el primer Labrador llegó a Mondstadt, ¿no?
- Paimon: Suena como si el primero hubiese sido mucho más fuerte que los posteriores Guardianes de las Ruinas producidos en masa.
- Paimon: Pero, por esta historia, parece que fue dañado en el campo de pruebas de los lobos...
- Razor: No sé... Pero ¿hemos ayudado?
- Paimon: Sí, fueron de gran ayuda. iMuchas gracias!
- Paimon: Debemos continuar investigando un asunto superimportante. Puede que el Emisario se haya ido, pero la Orden del Abismo sigue atacando. ¡Cuídense mucho!
- Razor: Sí, puedo oler... gran peligro.
- Razor: Ustedes también, con cuidado.
- Paimon: Averiguamos información muy importante. ¡Vamos a contárselo a Dain!
Historial de cambios[]
- Versión 1.4
- Una prueba poco honoraria se añadió al juego.