Un fértil oasis bajo las dunas (III) es una misión de mundo. Es la quinta parte de la serie La elegía de Bilqis.
Detalles[]
- Vuelve a la superficie
- Habla con Yeht y los demás
- Ve a la cabina de control
- Pilota la antigua máquina para llegar al destino
- Ve al destino
- Examina el interior de la máquina
- Habla con Azariq
- Destruye las rocas que bloquean el camino
- Destruye las rocas que bloquean el camino
- Destruye las rocas que bloquean el camino
- Sal de la cabina de control
- Confronta con Azariq
- Derrota a Azariq y sus secuaces
- Habla con Azariq
- Escapa de la máquina
- Habla con Yeht
- Sal de la máquina
- Enfréntate a Aderfi
- Derrota a Aderfi y los Fatui
- Examina el objeto caído
- Habla con Yeht
- Vuelve al interior de la máquina según las indicaciones de Lilúpar
- Vuelve al interior de la máquina según las indicaciones de Lilúpar
- Entra al túnel a través de la máquina
- Adéntrate en el túnel
- Adéntrate en el túnel
- Sigue explorando más a fondo
- Drena la arena
- Sigue explorando más a fondo
- Abre la puerta antigua
- Sigue explorando
- Abre la puerta antigua
- Sigue explorando
- Recoge el fragmento de Lilúpar
- Habla con Lilúpar
- Adéntrate hasta lo más profundo
- Activa el mecanismo antiguo
- Activa el mecanismo
- Derrota a los enemigos que fueron atraídos
- Ve a la plataforma
- Habla con Yeht
- Ve al Cáliz de Cristal de al-Ahmar
- Habla con Ferigees
- Derrota a Ferigees
- Habla con Lilúpar
- Ve al centro de la plataforma
- Habla con Yeht
- Activa el ascensor
- Dirígete al Oasis Eterno
Diálogo[]
- Vuelve a la superficie
- Habla con Yeht y los demás
- Yeht: Todavía nos queda una tercera cueva. ¿Aún podremos usar la máquina gigante?
- Azariq: Es difícil saber cuánto más puede aguantar una máquina de hace quinientos años. Por eso debemos apresurarnos.
- Lilúpar: Permítanme asumir la tarea de guiarlos en el trayecto restante. Puedo informarles de que el camino aparenta ser cada vez menos escabroso.
- Azariq: Bien, ¡todos en sus puestos! ¿Preparados? ¡A la sala de control!
- Paimon: Pobre máquina de hierro gigante... Se hizo añicos.
- Lilúpar: Es como si hubiéramos introducido a una caracalilla en un saco y lo hubiéramos soltado en una tienda de porcelana.
- Paimon: Jeje, ¡eso sería digno de ver!
- Yeht: ¡Eh! ¿Creen que no sé de lo que hablan?
- Ve a la cabina de control
- Lilúpar: Ya puedo percibirlo... Hay un fragmento tras esa puerta.
- Pilota la antigua máquina para llegar al destino
- Paimon: La puerta se abrió, ¡sigamos!
- Ve al destino
- Examina el interior de la máquina
- Habla con Azariq
- Azariq: Encendemos el panel y ya debería estar. Humm, mejor hazlo tú.
- Azariq: Estaría mal que te robara la diversión.
- Destruye las rocas que bloquean el camino (x3)
- Sal de la cabina de control
- Confronta con Azariq
- Azariq: ...
- Yeht: ¿Pasa algo, Azariq? ¿Te duele algo? Si estás muy cansado, podemos descansar un poco antes de ponernos en marcha.
- Azariq: No, no, estoy bien...
- Azariq: Es que... Yeht, tengo algo que contarte.
- Yeht: ¿Eh? ¿Es algo importante?
- Azariq: (Viajero), antes de nada, he de pedirte un favor.
¿Qué favor?
- Azariq: Por favor, deja que yo guarde a la Matriarca de las Genios.
- Paimon: ¡¿Qué?!
- Lilúpar: Vaya, vaya, pero qué vehemente eres, jovencito. Sí, vehemente en exceso...
- Yeht: ...
- Yeht: Azariq, sabes que siempre te he considerado un hermano mayor y he hecho caso a tus consejos, pero esto... no lo entiendo. Por favor, ¿puedes explicarnos por qué dices eso?
- Azariq: Lo hago por la tribu Tanit. En nada llegaremos a nuestro destino, y me siento más seguro si uno de nosotros guarda a la Matriarca de las Genios en lugar de un forastero.
- Yeht: ¿Eso es lo que quiere la matriarca Babel?
- Azariq: Es la decisión más sabia y racional. Si ella lo supiera, seguro que también estaría de acuerdo.
- Yeht: No has respondido a mi pregunta. ¡He dicho que si eso es lo que quiere la matriarca Babel!
- Azariq: Y yo te he dicho que lo hago por los Tanit. La Matriarca de las Genios podría ser de mucha utilidad en nuestras manos, pero para este forastero no es más que un juguete.
- Azariq: Me gustaría comprobar si, con su poder en nuestras manos, los Tanit podríamos crear de nuevo oasis exuberantes en el desierto. ¿Acaso no es eso lo que siempre ha deseado la matriarca Babel?
- Azariq: Si logramos terminar la exploración, te reconocerá como su sucesora, y tu amiguito forastero también tendrá el crédito que se merece.
- Azariq: Todos salimos ganando: tú, yo... y tu amigo forastero.
- Azariq: Seguro que a él también le parece bien, ¿verdad?
No estoy tan seguro.
- Paimon: La impresión de Paimon es que no le gustas ni un pelo a Lilúpar. ¡Seguro que ella no quiere irse contigo!
Respetaré la decisión que tome Lilúpar.
- Paimon: ¡Eso! Aunque tenga aspecto de lámpara, primero deberíamos preguntarle su opinión.
- Lilúpar: Jeje, admiro tu elocuencia, pequeña Paimon. Además de lo que ella ha expuesto, permite que te advierta de un asunto: solo la muerte puede quebrantar el pacto entre mi señor y yo.
- Azariq: Tienes razón. Te pido disculpas.
- Yeht: ¡...!
- Yeht: Malnacido...
- Azariq: ¿...?
- Yeht: ¡Eres un traidor malnacido!
- Yeht: Si te atreves a humillarme con tus mentiras, ¡entonces yo tengo derecho a responder con mis filos!
- Azariq: Oye, espera, espera... Caracalilla, pero si estábamos bien hace un momento. ¿Por qué te pones así de repente? Pensé que éramos como hermanos.
- Yeht: ¿Hermanos? Sí, tal vez sí... Y al mismo tiempo, tal vez no.
- Yeht: En primer lugar, conspiraste contra nuestros invitados sin la aprobación de la matriarca y manchaste nuestra reputación. Eso es traición.
- Yeht: En segundo lugar, tuviste contacto con los forasteros del norte para aprender de su tecnología y no compartiste ese conocimiento con la gente de tu tribu, por lo que mancillaste nuestros principios morales.
- Yeht: Y en tercer lugar, engañaste a los tuyos y los pusiste en peligro.
- Yeht: Tienes razón. Siempre he intentado tratarte como a un hermano, ¿pero tú?
- Yeht: Olvidaste el nombre de tu madre, ¡así que exijo que limpies todas esas manchas con tu arma!
- Azariq: Un momento, cálmate, Yeht. Estamos en medio del desierto, si me haces algo aquí, ¿quién podrá demostrar tu inocencia?
- Azariq: “¿Nuestra caracalilla sacó los dientes contra un miembro de la tribu?”, pensarán todos. Te verán como una traidora.
- Azariq: ¿Quién en el desierto va a acoger a alguien que traicionó a su propia tribu?
- Yeht: ¿Crees que me importa? Te he permitido vivir hasta este momento porque no nos habías hecho daño, pero ahora no encuentro ninguna razón para dejarte con vida.
- Azariq: Deberías tranquilizarte. Aún podemos hablarlo, no es necesario recurrir a la violencia.
- Yeht: ¡Estoy tranquila! Vamos, ¡lucha contra mí!
- Azariq: *Suspira*, no pensé que tendríamos que llegar a esto... Espero que me perdones.
- Derrota a Azariq y sus secuaces
- Habla con Azariq
- Azariq: *Cof*, un momento, para. Caracalilla...
- Yeht: Cierra la boca. Cada palabra que dices me da asco.
- Azariq: *Cof*, n-no te pido que me perdones, pero sí me gustaría que... que escucharas lo que tengo que decir.
- Yeht: ¿Tus últimas palabras? Adelante.
- Azariq: Me has decepcionado, Yeht. Pensé que me entenderías... que querrías colaborar conmigo.
- Azariq: En realidad, somos muy parecidos. Tú también tuviste que luchar contra el mundo para sobrevivir. También has hecho cosas por los Tanit y siempre has sido leal a la tribu, ¿me equivoco?
- Azariq: Por favor, te pido que lo reconsideres. Piensa que el Oasis Eterno podría darnos... un futuro de posibilidades, fértiles cultivos, nuevas oportunidades...
- Azariq: Los niños del futuro no tendrán que mendigar comida a la ciudad de la selva, no tendrán que aprender a matar ni tendrán que depender de alguien más fuerte para vivir con dignidad.
- Azariq: Piénsalo. En realidad, Babel no tiene más derecho que tú o que yo para dirigir la tribu Tanit.
- Azariq: Vamos, Yeht, eres una chica lista, piensa en ello. Tú también... harías lo mismo por los Tanit.
- Yeht: ¿Terminaste el discursito?
- Azariq: Será mejor que se marchen. Si quieren quitarme la vida, entonces tendré que llamar a mis amigos para que ellos también... les quiten la suya.
- Azariq: Ja, ¿qué pasa? ¿No quieres ser la primera persona en asesinar a alguien de la tribu? Espero que lo pienses bien, porque ya sabes lo que pasa con los traidores.
“Tú lo has dicho: quien no regrese con vida es el traidor”, dice Yeht.
- Paimon: ¡...!
...
¿Estás bien, Yeht?
- Yeht: Me encuentro fatal. Tengo hasta náuseas.
- Lilúpar: *Ejem*, entiendo que deseas guardar un momento de silencio en honor a tu compañero tribal, mas, por favor, permíteme anunciar que este gigante no aguantará mucho tiempo.
- Lilúpar: Mi señor, por consideración de vuestra seguridad, es oportuno que nos marchemos en este preciso instante.
- Yeht: Sí... Mejor vámonos.
- Escapa de la máquina
- Habla con Yeht
- Yeht: ¡Menos mal que te despertaste! ¿Cómo estás? No estás herido, ¿cierto? ¿Puedes seguir?[1]
- Paimon: Ay, ¡eso fue horrible! (Viajero), ¿estás bien? ¡Tenemos que salir de aquí! Quién iba a saber que esa cosa gigante volvería a explotar.
Estoy un poco mareado, pero aún las reconozco.
- Paimon: ¡Hum! ¿Cómo puedes bromear en un momento como este? ¡Vamos, salgamos de aquí!
Me duele un poco el trasero, pero puedo andar.
- Yeht: Ya lo comprobé y no te has fracturado ningún hueso, solo tienes un moretón enorme. Menos mal que no fue nada grave.
- Yeht: Si ves que no puedes caminar, puedes apoyarte en mí.
- Lilúpar: Yo también sigo aquí. La lámpara no sufrió deterioro.
- Paimon: Humm... ¿Y tú, Yeht? ¿También estás bien?
- Yeht: Solo tengo algunos rasguños.
- Lilúpar: No debemos quedarnos aquí. Marchémonos ipso facto.
- Sal de la máquina
- Lilúpar: Es aquí. Mi señor, estacionad el carro, por favor.
- Paimon: Pfff, ¿“estacionad el carro”?
- Lilúpar: Perdón, ¿podrías indicar el punto humorístico de mis palabras? Oh, niña desdichada, ¿nunca has visto a un carro estacionando?
- Enfréntate a Aderfi
- Yeht: ¡Traidor! ¡¿Cómo tienes la cara de venir hasta aquí?! Será mejor que tengas una explicación.
- Aderfi: Por favor, tranquilízate...
- Yeht: ¡Yo ya estoy tranquila! ¿Hablabas de Azariq? Pues que sepas que ya me he encargado de ese sucio traidor, y no me importaría ensuciar otra vez mis filos.
- Aderfi: Pensé que eran como hermanos...
- Yeht: ¡Qué hermanos ni qué hermanas! Y será mejor que aproveches bien lo que quieres decir, traidor, ¡porque serán tus últimas palabras!
- Aderfi: Yo... Él... Un momento, estoy muy confuso, dame un momento para organizar mis pensamientos.
- Yeht: ¿Organizar tus pensamientos u organizar a tus secuaces Fatui? ¿Y ustedes qué? También están con él, ¿cierto?
- Soldado Fatui: Ehmm...
- Soldado Fatui: Bueno... es una historia larga de contar...
- Yeht: ¡A callar! Ya estoy HARTA de intentar razonar con malhechores. ¡Mejor cierren la boca y escuchen lo que mis filos tienen que decir!
- Aderfi: ¡Espera, por favor!
- Derrota a Aderfi y los Fatui
- Examina el objeto caído
- Habla con Yeht
- Yeht: ¡Hum! Tengo que limpiar mis filos, lee tú la carta por mí.
Estaba colaborando con Azariq.
- Yeht: Golpea primero y pregunta después... ¿O era al revés?
¿Por qué todos los villanos siempre dejan un rastro?
- Paimon: Paimon tampoco lo sabe, pero oye, ¡eso ahora no es importante!
- Yeht: Azariq... ¿Quería asesinar a la matriarca y convertirse en líder de los Tanit mediante una unión matrimonial conmigo... para que fuéramos marionetas controladas por esos norteños?
- Yeht: Quería deshacerse de ti porque posiblemente ya sabías de qué iba todo, y porque él quería ser el único con derecho a controlar a la genio... Dio por hecho que yo confiaba plenamente en él y que seguiría sus planes.
- Yeht: Antes confiaba mucho en él, pero no imaginé que sería una persona tan mala.
- Lilúpar: Con la venganza ejecutada, ¡la función se da por terminada! Y la ganadora es... *Redoble de tambores*... ¡La pequeña Yeht!
- Lilúpar: *Suspira*, estoy exhausta, mas sería preciso proseguir, ¿no es así?
- Yeht: La matriarca Babel necesita saber lo que ha ocurrido.
- Lilúpar: ¿Deseas retornar para comunicar las nuevas? No considero que esa sea la propuesta óptima.
- Lilúpar: ¿Tu predicción es que, si regresas ahora con las manos vacías, esa mujer del desierto confiará en que la traidora no eres tú, sino esos dos fariseos?
- Lilúpar: Incluso aunque poseas pruebas fehacientes de su traición, ¿consideras que, en vista de las tradiciones de los moradores del desierto, otorgarán mayor importancia a esas pruebas en lugar de al hecho de que asesinaste a uno de los tuyos?
- Lilúpar: Tras examinar las pruebas, ¿Babel podrá indultarte de la humillación que supone agraviar a tu propia tribu? Yo diría que prefiere escuchar buenas noticias.
- Yeht: ...
- Lilúpar: Así que el consejo que puedo ofrecer es: ¿regresar para descansar? Está bien, pero sin que hablemos de lo ocurrido.
- Yeht: ...
- Yeht: De acuerdo.
- Paimon: Vaya, qué extraño que esta vez no se pongan a discutir.
Lilúpar ha dado razones de peso.
Yeht está madurando.
- Yeht: De no ser porque tenemos cosas más importantes que hacer, les habría rebanado la cabeza y las habría llevado hasta la tribu.
Sigamos adentrándonos.
- Yeht: De acuerdo. Yo te protegeré.
- Paimon: Por cierto, ¿hacia dónde tenemos que ir?
- Paimon: La máquina de hierro gigante está completamente rota y por aquí no parece haber ningún camino.
- Lilúpar: No teman, yo estoy con ustedes.
- Lilúpar: Al derribarse, la máquina creó otra abertura. Si vamos por ella, llegaremos a nuestro destino.
- Paimon: Guau, ¿cómo sabes eso, Lilúpar? ¡Eres mejor que una brújula! Tal vez Paimon debería llamarte... ¡“Brujúpar”!
- Lilúpar: Como bien dije, son mis fragmentos los que me guían. Si entramos en la máquina gigante, encontraremos el camino.
- Yeht: ¿Cómo han llegado estos hasta aquí?
- Aderfi: Vamos, Azariq, llevamos siglos esperando... Un momento, ¡¿qué hacen ustedes aquí?!
- Vuelve al interior de la máquina según las indicaciones de Lilúpar (x2)
- Entra al túnel a través de la máquina
- Adéntrate en el túnel (x2)
- Sigue explorando más a fondo
- Masseira: Qué estupidez. Para casarse con su novia, el tigre le quitó los colmillos y le pulió las zarpas.
- Masseira: Ahora ella está a tan solo un paso de su objetivo. Así que ¡vamos, que renuncie a todo! ¿La cola? ¡Fuera! ¿Las orejas? ¡Fuera también!
- Masseira: Pero recuerda: “si no la usas como es debido, la punta de la cimitarra te apuntará a ti”. ¡Hum! No, no estoy hablando de ti, maravilloso canario, estoy hablando de que...
- Masseira: Será mejor que cuides bien a tu amiga Yeht. Protégela, esconde sus colmillos y acaricia su pelaje erizado.
- Drena la arena
- Yeht: Es este mecanismo, ¿cierto? ¡Activémoslo!
- Sigue explorando más a fondo
- Yeht: Entonces... ¿solo estamos a un paso del Oasis Eterno?
- Paimon: ¿No estás contenta, Yeht?
¿Estás bien?
- Yeht: Humm, no lo sé. A ver, me hace mucha ilusión poder cumplir lo que tanto deseaban mis padres...
- Yeht: ... Pero tengo sentimientos encontrados cada vez que recuerdo todo lo ocurrido en este viaje.
- Yeht: Aunque formo parte de una tribu, la traición y los complots me persiguen... ¿De verdad son los Tanit mi hogar? ¿De verdad... me aceptaron?
¿Qué pasa, Yeht? Te noto preocupada.
- Yeht: Jaja, qué va, no es eso. En realidad estoy contenta, es solo que... *Suspira*.
- Yeht: En sus aventuras, mi padre también sufrió contratiempos y traiciones, y parece que esa mala suerte ahora ha recaído sobre mí.
- Yeht: Aunque formo parte de una tribu, la traición y los complots me persiguen... ¿De verdad son los Tanit mi hogar? ¿De verdad... me aceptaron?
- Paimon: Yeht...
- Paimon: No tienes que centrarte en esas cosas tristes, ¡eso se queda en el pasado! Además, ¡le dimos una buena paliza a esos malvados!
Paimon tiene razón. Todo eso es agua pasada.
- Yeht: Sí, es cierto, ¡que todo eso quede sepultado bajo la arena! Nosotros aún tenemos cosas que hacer.
- Yeht: Pero aun así... *Suspira*, antes podía decir: “Mi hogar es donde esté mi padre”, pero ahora... siento que estoy yo sola en el mundo.
¿Qué más da no tener un hogar al que volver?
- Yeht: Jaja, desde luego, ¡eres un alma libre! Ya me había olvidado de que eres el viajero cuyo hogar está en todas partes.
- Yeht: Es solo que... antes podía decir: “Mi hogar es donde esté mi padre”, pero ahora... siento que estoy yo sola en el mundo.
- Paimon: ¡Hum! Yeht, deja de autocompadecerte, ¡tú no eres así! Además, ¿acaso no nos tienes a nosotros?
- Yeht: ¡¿Por qué eres tú la que se enfada, Paimon?! Pero tienes razón... Vamos, ¡arriba esos ánimos!
- Paimon: ¡Eso es! Oigan, ¿no deberíamos irnos? Quizá podamos subir en esta plataforma.
- Yeht: Jaja, ¡sí! Basta de lloros y vayámonos.
- Paimon: ¿Eh? Algo se le cayó a Aderfi, ¡vamos a ver qué es!
- Yeht: Jeje, ya veo que has aprendido el arte del saqueo en el desierto, Paimon.
- Paimon: ¡Oye, no digas eso como si fuera algo bueno!
- Abre la puerta antigua
- Lilúpar: Genial, sigamos avanzando en la dirección en la que va la arena.
- Sigue explorando
- Paimon: Humm... Pero esta salida está cerrada a cal y canto, ¿habrá alguna forma de abrirla por aquí cerca?
- Paimon: Bien, ya conectamos todas las tuberías, ahora deberíamos poder usar el mecanismo.
- Abre la puerta antigua
- Lilúpar: ¡Oh! Este dolor tan punzante... Mi señor, mi fragmento está no muy lejos tras esa puerta.
- Sigue explorando
- Recoge el fragmento de Lilúpar
- Yeht: Siento que hayan tenido que ver eso de antes.
- Yeht: A veces me cuesta contener la ira, sobre todo cuando detecto indicios de traición.
- Yeht: Él era buena persona, al menos antes... *Suspira*, ¿saben qué? Olvídenlo, en realidad ni siquiera sé si antes era bueno.
- Yeht: Ojalá hubiera podido solucionarlo de otro modo, pero... no tenía otra opción.
- Yeht: No me malinterpreten, no me arrepiento de lo que he hecho, pero...
- Yeht: ... No iba a permitir que te hiriera a ti o a Paimon. Y si tú hubieras empezado la pelea, tampoco habría permitido que le hicieras daño. Es una cuestión de principios.
- Yeht: Aunque seas mi mejor amigo.[2]
- Yeht: Pero supongo que tengo mucha suerte, porque siempre he podido confiar en ti.
- Lilúpar: ...
- Lilúpar: Eres buena muchacha...
- Habla con Lilúpar
Conforme contemplas el destelleante fragmento entrar en la lámpara mágica, sientes como si una parte de tu energía se desvaneciera con él...
En la mirada perdida de la genio ves unas llamas y la luminosa ráfaga de una espada.
Observas una gélida luz lunar y una miel muy espesa...
Y a través de esa miel dorada, divisas una conspiración oculta.
La princesa ve con sus propios ojos las nefastas consecuencias de su accidental pecado y pierde la cordura.
Su invencible esposo se estremece ante la tragedia y su avaro corazón queda cegado por su extática felicidad.
Tristeza, alegría y locura se terminan convirtiendo en la comida devorada por la madre de las genios.
“Así, se cierra jocosamente el telón de la Noche Melada; el final del amado de la genio”...
- Yeht: Genio, si le pasa algo, te vas a enterar.[3]
- Lilúpar: Oh, ¿crees que esto le hará daño? Crearle una adicción tal vez, ¿pero daño?
- Paimon: ¡Eso tampoco es bueno! ¡Paimon no te va a dejar pasar ninguna de las dos opciones!
- Lilúpar: La miel dorada, el complot dorado... En efecto, las despedidas son devastadoras, mas el reino sobrevivirá en manos de quien usurpe el trono.
¿De qué hablas?
- Lilúpar: Vos mismo habéis presenciado aquello de lo que hablo, mi señor.
Tú... Fuiste tú quien los asesinó...
- Lilúpar: No fue un asesinato, fue un castigo. Yo castigué a mi amado y a mí misma.
- Lilúpar: Pensé que él traería un mejor porvenir para estas tierras, mas no difería en nada con respecto a aquellos tiranos mortales de mente vacua. Eso avivó la ira en mi interior... No, causó sufrimiento.
- Lilúpar: Yo lo amé profundamente, mas cuando me traicionó... Solo un desastre tres veces mayor podría tal vez aplacar mi dolor.
- Lilúpar: Así pues, usé los brazos y los corazones de mis propios hijos para ejecutar el asesinato perfecto. Tales son las consecuencias de la traición.
- Yeht: ...
- Yeht: Pongámonos en marcha. Todo esto me está dando escalofríos.
- Adéntrate hasta lo más profundo
- Activa el mecanismo antiguo
- Yeht: Miren la cantidad de enredaderas marchitas que hay aquí. Parece que antes estaba repleto de vegetación.
- Yeht: Una vez leí en un libro que, cuando la Gran Maestra del Verdor abandonó este mundo, la tierra que gobernaba cayó en el olvido. Tal vez esa tierra sea este lugar.
- Lilúpar: Efectivamente, mas mi supremo señor nunca la olvidó y siempre aguardó su retorno. Al fin y al cabo, los tres tenían una unión inseparable, aunque ella nunca regresó...
- Lilúpar: Cuando los ideales de mi supremo señor le hicieron añicos el corazón, ella decidió marchar de la nación.
- Yeht: Debió de ser una diosa con mucha determinación, no como cuentan las leyendas...
- Paimon: Jaja, ¡igual que Yeht!
- Yeht: ¿Qué? ¡No nos parecemos en nada!
- Activa el mecanismo
- Derrota a los enemigos que fueron atraídos
- Yeht: Esto parece el camino que conduce al templo de un dios, pero tú dijiste que era un puesto de abastecimiento de agua, ¿no?
- Lilúpar: Precisamente. El agua es una bendición de los tres dioses, por ende, un puesto de abastecimiento de agua es un templo. ¿Tan extravagante te resulta?
- Lilúpar: ¿O acaso la gente del desierto, durante mucho tiempo desprovista de la atención de un dios, no es capaz de imaginar cómo era el mundo de antaño?
- Yeht: Bueno... es que ahora...
- Lilúpar: Este sitio está acabado, pronto se reducirá a escombros.
- Lilúpar: Ni siquiera el supremo señor del mar de arena pudo garantizar la eternidad del oasis.
- Lilúpar: Cuando este lugar quede íntegramente sepultado por la arena, el Oasis Eterno también sufrirá su inexorable desmoronamiento.
- Yeht: ...
- Ve a la plataforma
- Lilúpar: Tal y como vaticiné... ¡Más monstruos! ¡Es aterrador! Uff, resistan un poco más, yo preciso tomar reposo...
- Yeht: ¡¿“Tomar reposo”?! ¡No creo que eso sea de mucha ayuda!
- Habla con Yeht
- Yeht: Ahí en el centro está el Cáliz de Cristal de al-Ahmar. Vamos, tal vez allí encontremos una manera de entrar en el Oasis Eterno.
- Lilúpar: ...
- Yeht: ¿Algo que decir, genio?
- Lilúpar: No, solo percibo un olor familiar.
- Lilúpar: Bien, marchemos hacia allá. Tened cuidado, mi señor, yo os protegeré de la tormenta de arena.
- Lilúpar: Ajá, ya he recuperado mis fuerzas. Nos está guiando, sigámoslo.
- Paimon: Este debería ser el último mecanismo. ¿Vamos a ver ese cáliz que hay en el centro?
- Ve al Cáliz de Cristal de al-Ahmar
- Habla con Ferigees
- ¿?: ...
- Paimon: ¡Guau! ¿Qué es esta cosa?
- Yeht: ¡C-cuidado! ¡Percibo un extraño poder!
- Lilúpar: ...
- ¿?: Vaya, vaya, conque eres tú, destructora de Gurabad, madre de todos los males y viles artimañas.
- Lilúpar: He retornado, hermana mía.
- ¿?: ¿“Hermana”? No lo entiendo, ¿me estás llamando “hermana”?
- Lilúpar: Así es, hermana Ferigees. He aquí mi retorno.
- Ferigees: Deseas solicitar una audiencia con nuestra señora, ¿no es así? Oh, ¿mas qué ven mis ojos? Has traído a tu nuevo señor y... ¿a una esclava del desierto?
- Yeht: Esta tipa me está haciendo enfadar.
- Paimon: Cómo se nota que es la hermana de Lilúpar...
Se ve que en su familia son así.
- Paimon: Uy, ¡entonces a Paimon no le gustaría ir de visita a su casa!
- Ferigees: ¡Hum! Pues permíteme anunciarte que... ¡no puedes pasar!
- Lilúpar: Comprendo tus recelos, hermana, y estoy dispuesta a arrodillarme para extenderte mis disculpas. Mas, te lo imploro, deja que vea a mi señora dormitando en su profundo letargo, bien sea solo por un instante...
- Ferigees: Ya perdiste el derecho a hacer tal cosa, traidora inmunda. Tiempo ha que la nación de los oasis dejó de conservar un lugar para ti.
- Lilúpar: ...
- Ferigees: Y ahora, ¡basta! Antes de que pierda la paciencia y de que estas cadenas mecánicas comiencen a resonar, vete. Vete ahora y nunca vuelvas.
- Lilúpar: Hermana mía, observo que has renunciado a tu forma de genio y que has permanecido milenios atada a este recipiente sin poder liberarte... ¿Es esta la supervivencia que tanto deseabas?
- Ferigees: ...
- Ferigees: ¿Piensas ofrecerme tus “buenas intenciones” como si de una limosna se trataran? Traidora vulgar e inmunda, ¡las cadenas que me atan no te incumben para nada!
- Ferigees: Oh... ¡Aaaah! Estos grilletes... cada vez me aprietan más. Salgan de aquí, por favor... ¡Salgan!
- Lilúpar: Mi señor, disculpadme por la osadía de solicitar vuestra ayuda una vez más. Os lo ruego, liberad a mi hermana de su sufrimiento.
Un momento, a ver si lo entiendo...
¿Quieres decir que...?
- Ferigees: Conservas el mismo egoísmo e irracionalidad de siempre. Me decepcionas, hermana, me decepcionas...
- Paimon: ¡Guauuu! Paimon no entendió ni jota de lo que dijeron, pero ¡¿cómo es que de repente tenemos que pelear?!
- Derrota a Ferigees
- Habla con Lilúpar
- Ferigees: Has roto mi cascarón... Mi cuerpo y mi alma... pronto se desvanecerán...
- Ferigees: Necia... Eres como los mortales... ¿Qué clase de deseo... albergas?
- Ferigees: La tumba vacía... se desmoronará... Igual que yo, e igual que tú, que estás incompleta...
- Lilúpar: Lo sé, hermana mía, mas a pesar de ello quiero ir al lugar donde duerme nuestra señora. Solo ella posee las respuestas que busco.
- Ferigees: No... Allí... no hay nada excepto... la condensación del arrepentimiento...
- Lilúpar: Adiós, hermana mía.
Ferigees, un antiguo mecanismo, pero también una genio que habitaba en él, se sume en un silencio eterno.
- Ve al centro de la plataforma
- Habla con Yeht
- Activa el ascensor
Referencias[]
- ↑ Para la viajera, esta línea dice: "¡Te despertaste! Uf, qué alivio... Pensé... Pensé que... Lo siento, estaba muy... Quiero decir, no estás herida, ¿cierto? Aun así, ¿quieres que te lleve?"
- ↑ Para la viajera, esta línea dice: "Aunque... me gustes".
- ↑ Para la viajera, esta línea dice: "Genio, si esta cosa le hace el más mínimo daño, te vas a enterar".