Un encuentro predestinado es la primera parte de las Misiones de Arconte del Capítulo III: Acto VI, Cariberto.
Detalles[]
- Habla con Masrur
- Espera hasta la tarde del día siguiente (16-18h)
- Busca a Kaeya en la Taberna Yafar
- Dirígete hacia el lugar que mencionó Dain
- Entra en la casa para investigar
- Investiga el interior de la casa
- Investiga el interior de la casa
- Investiga el interior de la casa
- Habla con Dain
- Inspecciona el exterior
- Derrota a los enemigos que se aproximan
- Oleada 1:
Slime Pyro Gigante × 1
Slime Pyro × 2
Slime Geo × 1
- Oleada 2:
Slime Geo Gigante × 1
Slime Geo × 1
Slime Pyro × 1
- Oleada 1:
- Habla con Dain
- Enciende la fogata
- Habla con Paimon
- Habla con Dain
Recompensas[]
Notas[]
- Al completar la misión recibirás el logro "Deambulando por la noche estrellada" del conjunto de logros Maravillas del mundo.
Diálogos[]
- (Habla con Masrur)
- Masrur: ¿Eh? ¿Eres tú ese viajero rubio que recorre todos los rincones de Teyvat?
- Paimon: ¿Quién pregunta? ¿Acaso nos estabas buscando?
- Masrur: ¡Pues sí! *Fiu*, me preocupaba no ser capaz de encontrarte. Resulta que tengo una carta para ti, al parecer es de un forastero...
- Masrur: Es un bribón. Aprovechó que hubo un fallo en nuestro sistema de envíos postales para conseguir un envío certificado, ¡con la dirección más ambigua que he visto nunca!
- Paimon: Bueno, como siempre estamos viajando de un lado para otro, es difícil que nos llegue el correo. A no ser que pasemos por una oficina postal...
- Paimon: ¿Qué dirección introdujo exactamente esa persona?
- Masrur: Eh... Simplemente puso "Junto a una hadita parlante de pelo blanco".
- Paimon: ¡¿Eh?! ¡¿Paimon es la dirección?!
- Masrur: *Suspira*, eso me temo. Y si no hubiera conseguido entregar la carta, seguramente tendría que haberle devuelto el dinero como compensación...
- Masrur: Ese tipo me la jugó por completo, pero parece que he tenido la suerte de encontrarlos aquí.
Gracias. ¿Podrías darme la carta?
¿Me permites ver la carta? Me gustaría saber quién la envió.
- Masrur: Claro, aquí la tienes. ¡Toda tuya!
- Paimon: ¡Eso, eso! ¡Paimon también quiere saber de quién es!
- Hace mucho que no nos vemos, ¿cómo les ha ido durante este tiempo?
Un pajarito me contó que están viajando por Sumeru.
Qué casualidad. yo también me encuentro en Puerto Ormos por motivos de trabajo.
Estos días, voy todas las tardes a la Taberna Yafar a tomarme unas copas.
Si tuviese la buena fortuna de que esta carta llegase a sus manos,
vengan a verme para hablar sobre los viejos tiempos.
Considérenlo cosa del destino.
— Saludos de su viejo y leal amigo, Kaeya.
- Hace mucho que no nos vemos, ¿cómo les ha ido durante este tiempo?
- Paimon: Conque Kaeya, ¿eh? Y está aquí en Sumeru... Humm, ahora que Paimon se para a pensarlo, "bribón" es la palabra que mejor le describe.
Viniendo de Kaeya, no me sorprende.
¿Cómo no hemos pensado antes en él?
- Paimon: Según lo que escribió en la carta, no parece que tuviera muchas expectativas de que nos llegara...
- Paimon: Humm, o quizá se esté pasando de listillo. ¿No estará intentando hacernos creer que el hecho de haber recibido su carta es cosa del destino, y que solo así iremos a verlo?
Lo calculó todo al detalle...
Pues da la casualidad de que tenía ganas de verlo.
- Paimon: Bueno, ¡siempre es un gusto volver a ver a un viejo amigo!
- Paimon: En la carta dice que suele pasarse las tardes en la Taberna Yafar. Entonces podríamos hacer hueco para pasar por ahí esta tarde, ¿no?
- (Espera hasta la tarde del día siguiente (16-18h))
- Paimon: A estas horas, Kaeya ya debe de estar en la Taberna Yafar. ¡Vamos a buscarlo!
- (Busca a Kaeya en la Taberna Yafar)
- Kaeya: Jefe, quiero tomar algo que no haya probado antes.
- Eymen: Humm... Disculpe, señor, pero me temo que ya ha probado todos los licores que servimos en esta taberna...
- Kaeya: ¿Eh? En ese caso, tráigame la cuenta. Ya he bebido suficiente por hoy y tengo otros asuntos de los que ocuparme...
- Paimon: ¡Kaeya, de verdad estás aquí! Paimon pensó que ya nos estabas gastando una de tus bromitas pesadas...
- Kaeya: Ey, ¡Paimon, Viajero! Parece que los Arcontes todavía velan por mí. Y no digan eso, no iba a tomarles el pelo con las ganas que tenía de verlos, jaja.
Si tú lo dices...
Ya te echábamos de menos.
- Paimon: Un momento, ¿tú no habías venido por trabajo? ¿Te parece bonito pasarte las tardes bebiendo en la taberna? ¡¿Es que no te da miedo que Jean te cante las cuarenta?!
- Kaeya: Jajaja, por supuesto que la Maestra Jean me aterra. ¿Cómo iba a atreverme a hacer algo que la pudiera molestar?
No me creo ni una palabra de lo que dices.
¿En serio hay alguien a quien le tengas miedo?
- Kaeya: La verdad es que vine a Sumeru para explorar un poco la industria vitivinícola de la nación. Así que, aunque parezca mentira, estoy ocupándome de unos asuntos de negocios.
- Kaeya: Las especias de Sumeru son famosas en todo Teyvat. Y según viejos rumores, existe un cóctel muy famoso que se inventó en esta precisa taberna.
- Kaeya: Es por eso que los Caballeros enviaron a un experto en bebidas alcohólicas como yo para comprobar in situ si los rumores son ciertos.
- Paimon: ¿Y cómo te está yendo?
- Kaeya: De momento, todo bien. Ya estoy negociando colaboraciones con algunos comerciantes de especias de Puerto Ormos.
- Paimon: Pues sí, suena a una oportunidad jugosa. El Viñedo del Amanecer y Diluc también sacarán una buena tajada de esto, ¿no?
- Kaeya: Bueno, no nos adelantemos... Que el Viñedo del Amanecer pueda beneficiarse de esta oportunidad dependerá de si estoy de buen humor, jajaja.
- Paimon: ¡Eh! ¡Aprovecharse del trabajo para asuntos personales no está permitido para un Capitán de Caballería!
¿Entonces ya habías estado antes en Sumeru?
- Kaeya: ¿Eh? ¿A qué viene esa pregunta?
Viniste a Sumeru por tu cuenta. Eso es porque ya conocías el lugar, ¿no?
- Kaeya: Tan perspicaz como siempre... Para ser precisos, no es que conozca el lugar, solo vine una vez a escondidas cuando era pequeño.
- Kaeya: ...
- Paimon: ¿Y entonces qué? Continúa.
- Kaeya: Jeje, ¿estoy obligado a continuar? Cuando dije que los buscaba para hablar de los viejos tiempos, no me estaba refiriendo a los míos.
Supongo que me quedaré con las ganas...
Vamos, Kaeya, esto es una charla entre amigos.
- Kaeya: Bueno, está bien, ya que tienen tanto interés... Como decía, en aquel entonces era muy pequeño y me acababan de acoger en el Viñedo del Amanecer.
- Kaeya: Escuché a mi padre adoptivo mencionar durante una reunión que enviarían una caravana de comerciantes a Sumeru.
- Kaeya: Seguramente sepan que es inevitable sentir curiosidad por las raíces de uno mismo. Y mi tierra... es Khaenri'ah. Según dicen, se halla en algún lugar subterráneo cerca de Sumeru.
Khaenri'ah...
- Kaeya: Y por eso me escondí entre la mercancía de la caravana, para que me trajeran hasta Sumeru...
- Kaeya: Pero no pasó mucho tiempo hasta que la noticia de mi desaparición llegara a la caravana de comerciantes. El líder me encontró en un santiamén, y cuando me di cuenta, mi padre adoptivo ya me estaba llevando de vuelta arrastrándome de las orejas.
- Kaeya: Solo fue una pequeña aventura. Siento no poder ofrecerles una historia más emocionante.
Por cierto... ¿qué sabes sobre Khaenri'ah?
- Kaeya: La verdad es que no sé mucho. Me enteré de que Khaenri'ah estaba ubicada cerca de Sumeru porque lo leí en un libro cuando era pequeño.
- Kaeya: Mi vida guardó cada vez menos relación con Khaenri'ah conforme fui creciendo, así que cada vez le presté menos importancia.
- Kaeya: Antes creía que había heredado alguna responsabilidad de mi padre biológico...
- Kaeya: Pero luego empecé a pensar que... quizás él me dejó en Mondstadt porque quería darme una vida mejor.
- Kaeya: Una vida feliz está muy bien, aunque eso suponga distanciarme de... ciertas cosas.
- Kaeya: Todo eso son simples conjeturas mías. En realidad, no creo que yo pueda aportarte información útil sobre este tema.
- Kaeya: Ahora el único lazo que me une a Khaenri'ah es mi apellido, Alberich.
- Dainsleif: Jefe, póngame una muerte después del mediodía.
¿...?
- Dainsleif: Dime... ¿De verdad conoces el significado del apellido "Alberich"?
- Paimon: Dain... ¡Dainsleif!
- Kaeya: Ah, ¿por fin te animaste a unirte a la conversación? Me preguntaba cuánto tiempo más pensabas quedarte escuchando a hurtadillas... Me parece que te he visto antes en Mondstadt. Dainsleif, ¿me equivoco?
- Dainsleif: Conque te acuerdas de mí. Entonces podría decirse que somos conocidos, Kaeya Alberich, descendiente del fundador de la Orden del Abismo.
- Kaeya: ...
¿La Orden del Abismo?
- Paimon: ¡¿QUÉ?!
- Dainsleif: Imagino que no tenías constancia de esto hasta ahora, Kaeya. De ser así, no habrías revelado tu apellido en público así como así.
- Kaeya: Oh, vaya... Cuántas molestias por un simple apellido, ¿no crees? Aunque esto confirma una de mis antiguas suposiciones: mi apellido debe de ser el motivo por el que mi padre me dejó en Mondstadt.
- Dainsleif: No esperaba que me creyeras a la primera y sin una pizca de escepticismo.
- Kaeya: Lo que me has dicho podría ser la respuesta a ciertas preguntas que conservo en la memoria desde hace mucho. Y además... reconozco tus ojos.
- Kaeya: Tienes sangre pura de Khaenri'ah, ¿no es así?
- Dainsleif: Eres un chico listo. Disculpa que haya sido tan directo. Solo espero que esto que acabas de descubrir no influya en lo que le estabas contando al viajero. Si ya te desentendiste de tu pasado, entonces que siga siendo así.
- Paimon: Kaeya... Tú no tienes nada que ver con la Orden del Abismo, ¿o sí?
- Kaeya: Oye, ¿cómo hemos acabado hablando de temas tan serios? Como habitante de Mondstadt, no estoy acostumbrado a que haya tanta tensión en el ambiente.
- Kaeya: ¿Y qué si conozco mi ascendencia? Viajero, ¿de verdad crees que soy de esas personas que están atadas a sus orígenes?
- Kaeya: No te preocupes, estoy encantado de darle una lección a los de la Orden del Abismo. Lo he estado siempre y lo sigo estando.
Yo te creo, Kaeya.
Si tú lo dices...
- Kaeya: ¡Cómo pasa al tiempo! Tengo que verme con un comerciante de especias para una posible colaboración en un rato, así que tendrán que seguir charlando sin mí.
- Paimon: Oh, bueno, está bien... Ve a ocuparte de tus cosas, Kaeya.
- Kaeya: Nos vemos. Y oye, Dainsleif, la próxima vez que pases por la taberna, avísame. Te invitaré a tomar algo para que no tengas que escuchar a hurtadillas.
- Kaeya se marcha.
- Dainsleif: Hum...
- Paimon: No te fías ni un pelo de Kaeya, ¿no es así, Dain? Ambos provienen de Khaenri'ah, pero son como el agua y el aceite.
- Dainsleif: No lo conozco lo suficiente, así que no tiene sentido que saque conclusiones precipitadas.
- Dainsleif: ¿De verdad hay alguien capaz de no dejarse influenciar por sus orígenes? No termino de creérmelo.
¿Entonces los Alberich fundaron la Orden del Abismo?
Creía que la fundadora era mi hermana...
- Dainsleif: Bueno, me temo que si se refieren a tu hermana como "la princesa", será precisamente porque solo es la sucesora.
- Paimon: Oh, entonces si fuera la fundadora, ¿se dirigirían a ella como "la reina"?
¿Qué te trae por aquí?
- Dainsleif: Investigar el Telar del Destino. Supongo que todavía te acuerdas de ese nombre.
- Paimon: ¡Como para no acordarse! ¡El plan malévolo de la Orden del Abismo que descubrimos en Mondstadt!
¿Has descubierto algo nuevo?
- Dainsleif: No es que sea algo nuevo exactamente... Mis recuerdos siempre han sufrido la erosión del tiempo, pero he estado recuperándome y de repente me he acordado de ciertas cosas.
- Dainsleif: Tu hermana mencionó el Telar del Destino una vez mientras viajábamos juntos...
¿Tanto tiempo hace?
¿Existe desde hace siglos?
- Dainsleif: Eso parece. A mí también me sorprendió cuando recuperé esos recuerdos. Creo recordar que estábamos viajando hacia Sumeru cuando lo mencionó.
- Paimon: ¿Entonces tienes pensado ir al lugar que mencionó la hermana de Viajero en aquel entonces?
- Dainsleif: Así es. Debió de haber alguna razón para que el concepto del Telar surgiera justo en aquel momento. Si mal no recuerdo, fue en alguna parte del Bosque Avidya.
- Paimon: Bueno, ¿y qué hacemos aquí parados? ¡Andando! ¡Puede que nos espere un secreto que ha estado escondido durante siglos!
- Dainsleif: No. Todavía no es el momento.
¿Te preocupa la Orden del Abismo?
¿Tenemos que esperar al momento adecuado?
- Dainsleif: No, es solo que...
- Dainsleif: Todavía no me han servido la copa que he pedido.
- Paimon: Eh...
- Esperan a que Dain termine de beber y se marchan al Bosque Avidya...
- (Dirígete hacia el lugar que mencionó Dain)
- Dainsleif: Espera, este lugar... me es familiar.
- Paimon: ¿Qué tiene de especial? A Paimon le parece un sitio de lo más corriente... ¿También era así hace cientos de años?
- Dainsleif: En efecto. Este sitio no es muy diferente de como lo recordaba. Al fin y al cabo, por esta zona no hay mucha actividad humana.
- Dainsleif: Investiguemos el lugar, quizá encontremos algo.
- Paimon: ¿Esto es un campo de cultivo? Debe de pertenecer a quienquiera que viva en esa casa de ahí...
- Paimon: Parece que la abandonaron hace mucho, hasta podría pensarse que nunca se cultivó nada aquí... ¿O tal vez sí?
- Paimon: Una fogata apagada. ¿Será de algún guardabosques?
- Paimon: A juzgar por los rastros, tiene pinta de que esa fogata se encendió hace mucho, mucho tiempo. También parece que pusieron mucho cuidado en evitar que el bosque pudiera incendiarse. Muy responsable de su parte.
- Dainsleif: No hay nada más que llame la atención en esta área. Solo queda esa casa de allí. Vamos.
- Paimon: Un momento, ¿vamos a entrar sin más? ¿Y si hay alguien dentro?
- Dainsleif: Es poco probable. No parece que nadie viva en esta zona. No debería haber problema en entrar y echar una ojeada.
- Paimon: ¿En serio?... Bueno, pues entra tú primero, Dain.
- (Entra en la casa para investigar)
- Paimon: Oh, pues resulta que no hay nadie... *Cof, cof*, ¡ah, qué sitio tan sucio! ¡Paimon está segura de que nadie ha vivido aquí desde hace siglos!
- Dainsleif: Hay que investigar a fondo. No podemos dejar escapar ni el más mínimo detalle.
- (Investiga el interior de la casa)
- Paimon: Mira, es un cuenco. Eso quiere decir que quien solía vivir aquí cocinaba en casa, ¿no?
- Dainsleif: ¿Huelen eso? Aquí hay un fuerte aroma a hierbas medicinales.
- Paimon: Ohhh, ¿entonces es un cuenco para medicinas? *Snif*, pues tienes razón. ¡Qué buen olfato, Dain!
- (Investiga el interior de la casa)
- Paimon: Esta cama no tiene nada llamativo, y debajo tampoco hay nada.
- Paimon: ¿A quién se le ocurriría vivir en un sitio como este? Es tan oscuro y húmedo... No es muy acogedor que digamos.
- (Investiga el interior de la casa)
- Paimon: Hay una caja aquí, ¿la abrimos para ver qué contiene, Viajero? Ah, y cuando Paimon dice "abrimos" quiere decir que la abras tú. ¡A Paimon le da miedo que dentro haya un bicho que le pueda morder los dedos!
Qué exagerada, ¿qué puede haber dentro de la caja?
Estás pensando en cosas raras, Paimon...
- Paimon: ¿Eh? Es... ¿un espejo?
- Paimon: Y está roto. ¿Sería esto una caja de maquillaje?
Tiene pinta de ser un espejo común y corriente.
Solo está un poco roto.
- Paimon: Hum. Esto es un poco... decepcionante. Por cómo Dain habló de este lugar, Paimon pensó que aquí se escondería un supersecreto.
- (Habla con Dain)
- Paimon: No tiene pinta de que haya mucho que ver aquí. ¿Estás seguro de que este es el lugar correcto, Dain?
- Dainsleif: A pesar de que mis recuerdos están borrosos, mi subconsciente y mi instinto no dejan de decirme que aquí sucedió algo.
- Dainsleif: Sin embargo, acabaremos agotándonos si buscamos sin un objetivo específico... Oigo algo ahí fuera. Salgamos a ver.
- Paimon: ¿Que oíste algo? ¿No será...?
- Dainsleif: No es nada, seguramente solo sean unos monstruos insignificantes.
- (Inspecciona el exterior)
- Paimon: ¡Monstruos! Guau, Dain, tienes un olfato y un oído superagudos. ¡No está nada mal para un tipo que tiene cientos de años!
- Paimon: Humm... Aunque en realidad Dain nunca deja de sorprendernos, así que eso no es nada para él... En fin, ¡vamos a darle una buena tunda a esos monstruos!
- (Derrota a los enemigos que se aproximan)
- (Habla con Dain)
- Dainsleif: Dudo mucho que la aparición de esos monstruos haya sido una casualidad. Definitivamente, algo en esta zona los ha atraído.
- Dainsleif: ¿Quizá se deba a una anomalía de las líneas ley? Humm, no, no parece ser solamente eso.
- Dainsleif: Bien, voy a alejarme un poco para comprobar si hay algún problema con las líneas ley. Quizá me demore, así que espérenme aquí.
- Paimon: ¿Cómo? ¿Pretendes ir tú solo? ¡¿Intentas ocultarnos algún secreto?!
- Dainsleif: Tus sospechas son infundadas. Considero que esta casa es clave para nuestra investigación, así que lo mejor es que alguien se quede vigilando la zona.
- Dainsleif: Además, investigar las líneas ley es algo que podría hacer cualquier guardabosques. Es suficiente con que vaya yo solo.
- Paimon: Hum, pues nada. Viajero, ¿qué tal si montamos un campamento aquí?
- Paimon: Por suerte, allí hay una fogata. ¡Encendámosla para hacernos algo de comer! Paimon está muerta de hambre de tanto flotar de aquí para allá.
- (Enciende la fogata)
- (Habla con Paimon)
-
- Paimon y tú prenden la fogata y, de repente, ya es de noche...
- Paimon: Viajero, ¡tu buena mano en la cocina nunca decepciona! Paimon sería tu compañera de viaje para siempre aunque solo fuera por lo que cocinas, jeje.
Eso son muchas palabras para una glotona como tú.
Qué fácil es hacerte feliz, Paimon.
- Paimon: Cambiando de tema, Dain está tardando demasiado y ya es de noche. Dijo que podría haber algún problema con las líneas ley, ¿será que sucedió algo grave?
- Paimon: *Suspira*, aunque vinimos todos juntos, solo quedamos nosotros dos. Ahora que Paimon se para a pensarlo, hemos pasado mucho, muuucho tiempo juntos, ¿verdad, Viajero?
- Paimon: *Suspira*, no malinterpretes a Paimon, pero... Eh... ¿Alguna vez te has aburrido de estar con Paimon?
Este viaje es tan divertido porque tú estás conmigo, Paimon.
- Paimon: Aaay, jeje... ¡Qué directo! Vas a hacer que Paimon se ponga colorada como un tomate...
Bueno, menos es nada.
- Paimon: *Suspira*, claro, está bien. Paimon ya sabía que no eres de los que dice cosas bonitas.
- Paimon: Humm... Bueno... Ehmm, Paimon espera que no te moleste esta pregunta, pero Paimon siente curiosidad... ¿Cómo era viajar con tu hermana?
...
- Paimon: ¿Las estrellas?
Solíamos mirar las estrellas juntos, como hacemos nosotros ahora.
Señalábamos con el dedo los planetas a los que queríamos ir.
- Paimon: Guau...
Viajábamos por el mar de estrellas sin separarnos nunca.
Es la primera vez que estamos lejos el uno del otro.
Al menos me gustaría saber qué es lo que sucedió.
Presenciamos las esperanzas y desilusiones del universo.
Es la primera vez que estamos lejos el uno del otro.
Al menos me gustaría saber qué es lo que sucedió.
- Paimon: Sí... Paimon entiende cómo te sientes. Es muy triste no poder saber ni siquiera por qué acabaron separados...
- Paimon: Pero Paimon será tu guía y descubriremos juntos la verdad. ¡Ya te puedes ir preparando, Orden Celestial! ¡Y tú también, Teyvat!
¡Ya verás, Orden Celestial!
¡Encontraré la verdad, Teyvat!
- Paimon: Jeje, ¿sabes qué? Paimon se cansó de tanto hablar de cosas tristes. Mejor cambiemos a un tema más alegre. Si tú estás triste, Paimon también lo está.
No pasa nada, Paimon.
Gracias, Paimon.
- Paimon: Bueno, bueno, ya se hizo de noche, ¿qué tal si vas a descansar tú primero? Paimon vigilará esta noche y no permitirá que ningún monstruo te coma.
Guau, qué raro que no te duermas tú antes que yo.
- Paimon: Oye, tú, no digas eso... A Paimon también le gusta cuidar de ti de vez en cuando.
¡Tengo que aprovechar la oportunidad!
Entonces iré a dormir. Buenas noches, Paimon.
- Paimon: ¡Buenas noches! ¡Vamos, a dormir!
- (Habla con Dain)
- Dainsleif: Buenos días, dormilón. Ya salió el sol.
(...)
(... ¿Dain?)
- Dainsleif: Será mejor que te espabiles pronto, hoy tenemos que...
- Dainsleif: ¿Eh? Tienes los ojos llorosos... Anoche soñaste con tu hermana, ¿cierto?
- Dainsleif: Bien. Puedes quedarte aquí y descansar un rato más. Yo iré al bosque para ver si encuentro algo.
(¿Eh? ¿Por qué se va otra vez al bosque?)
- (Viajero): *Bosteza*...
(¿Acaso he dormido durante toda la noche? Paimon no me despertó para mi turno de guardia... Un momento, ¿dónde está Paimon?)
(Humm, me parece recodar que Dain vino. ¿Será que Paimon se marchó con él al bosque al ver que todavía no me había despertado?)
(Sea como sea, estoy solo. Me levantaré para estirar las piernas e inspeccionar un poco la zona.)
- ¿?: (*Crac*... *Tap*...)
(¿Ese ruido venía... del interior de la casa?)
Paimon, ¿eres tú?
(No me responde... Será mejor que entre.)
No estoy de humor para jugar al escondite.
(No me responde... Será mejor que entre.)
Historial de cambios[]
- Versión 3.5
- Un encuentro predestinado se añadió al juego.