Un bosque en transformación es una misión de Arconte, que forma parte de Capítulo III: Acto I - Tras la bruma y el bosque.
Detalles[]
- Dirígete a la nación de la Arconte Dendro
- Sigue avanzando hacia el bosque
- Sigue a la transeúnte silenciosa sin que te descubra
- Comprueba la situación en la cueva
- Sigue a la voz
- Continúa siguiendo a la voz
- Averigua qué sucedió en los alrededores
Recompensas[]
Diálogos[]
- (Dirígete a la nación de la Arconte Dendro)
- (Sigue avanzando hacia el bosque)
- Paimon: Ahora que ya hemos llegado a Sumeru, nuestro objetivo es llegar a la Ciudad de Sumeru y encontrar una forma de reunirnos con la Reina Menor Kusanali.
- Paimon: Hablando de la Reina Menor Kusanali, aunque no hemos oído hablar demasiado de ella, no parece ser la misma deidad que se llevó a tu hermano...
- Paimon: Aun así, la gente llama a Sumeru la "Nación de la Sabiduría". Si tenemos la oportunidad de conocer a la Diosa de la Sabiduría, tal vez pueda darnos algo de información útil.
Tienes razón.
- Paimon: Pero, eh... Paimon no conoce el camino a la Ciudad de Sumeru... ¿Tal vez podamos subir hasta donde está la Estatua de Los Siete? Eso nos dará una mejor vista panorámica.
- Paimon: Aunque no podamos ver exactamente dónde está la ciudad, al menos podremos comprobar si hay algún asentamiento más pequeño cerca.
- Paimon: Espera... ¡Mira, hay alguien ahí!
- Paimon: Qué oportuno. Ahora podemos pedir indicaciones en lugar de vagar como aventureros perdidos.
- Paimon: Hola, eh... no somos de por aquí y parece que nos hemos perdido. ¡Nos gustaría pedirte algunas indicaciones!
- Paimon: ¿Acaso no escuchó a Paimon? ¡Oye! ¿Podrías darnos algunas indicaciones?
- Paimon: ...
- Paimon: ¿Qué está pasando? No hay forma de que no haya podido oír a Paimon. ¿Nos estará ignorando? ¡¿Cómo se atreve?!
Tranquila. Seguro que no hay por qué enfadarse.
¿Quizá tenga alguna razón para ignorarnos?
- Paimon: ¡Hum! Bueno, en cualquier caso, puede que se dirija a algún lugar con más gente a la que podamos preguntar. ¡Mantengamos la distancia y sigámosla!
- Paimon: Cuando tengamos la oportunidad, podemos pedirle indicaciones a otra persona.
- (Sigue a la transeúnte silenciosa sin que te descubra)
- (Comprueba la situación en la cueva)
- Paimon: ¿Eh? ¡Pasó cerca de esa cascada y desapareció! Vayamos a echar un vistazo más de cerca.
- Paimon: Paimon pensó que esta cascada sería el acceso a algún tipo de pueblo o algo similar, pero parece que no es así.
- Paimon: Mira, está sentada allí. Espera, no vive aquí, ¿o sí?
- Paimon: Humm... ¿Qué hacemos ahora? ¿Le pedimos indicaciones de nuevo?
Podemos volver a intentarlo.
- Paimon: De acuerdo. Tampoco es que tengamos muchas más alternativas... Aunque no sea muy sociable, solo necesitamos que nos señale la dirección.
Es mejor no molestarla.
- Paimon: Humm... Parece que está meditando o algo así. Si la molestamos ahora, no será tan amable.
- Paimon: ¿Eh? Mmm... ¡Qué bien huele!
- Paimon: Viene de ese incensario de allí. Este no es el típico lugar al que llamar hogar, ¡pero al menos huele bien! Humm, tal vez vivir aquí no sea tan malo después de todo...
¡Ah!...
- Paimon: ¿Estás bien? No tienes buen aspecto...
Este olor...
Algo no está bien...
- Paimon: ¿Cómo? ¿Te sientes mal por ese olor? Qué raro, Paimon no siente nada...
(¡Hay que salir de aquí!)
(Creo que me voy a des... mayar...)
- Paimon: Viajero, ¿qué te ocurre? No es momento de echarse una siesta. Vamos, ¡despierta...!
- (Sigue a la voz)
- (Continúa siguiendo a la voz)
- (Averigua qué sucedió en los alrededores)
- Paimon: ¿Segura que no es nada grave? Lleva así ya un buen rato...
- Collei: Sí, no te preocupes. Mi maestro es muy sabio. Si dice que va a estar bien, seguro que no hay ningún problema.
- Collei: Oh, ¿estás despierto?
- Paimon: ¡Menos mal, Viajero! ¡Estás despierto!
¿En dónde estoy?
- Paimon: Estamos en... eh... Buena pregunta. ¿En dónde estamos? Paimon estaba tan preocupada cuando te desmayaste que se olvidó de preguntar.
- Collei: Esto es la Villa Gandharva. Fue construida originalmente por los eruditos de Sumeru como lugar de descanso en la selva. Ahora lo utilizan principalmente los guardabosques como base de operaciones.
- Collei: Hola, me llamo Collei. Soy una guardabosques en prácticas. Mi maestro y yo te encontramos inconsciente mientras patrullábamos, así que te trajimos aquí.
Gracias por tu ayuda.
- Collei: Oh n-no, ¡no me des las gracias! No he hecho nada, de verdad. Por cierto, ¿cómo te encuentras? ¿Algún malestar?
No me duele nada, pero...
¡Tengo un sabor muy amargo en la boca!
- Collei: Oh, jaja... Es la medicina de hierbas del maestro lo que estás saboreando. Te dio un poco a beber mientras estabas inconsciente.
- Collei: Antes de que se me olvide, el maestro dijo que tenías que tomar un poco más de medicina al despertar.
- Collei: ¡Oh, no...!
- Tignari: Collei, ¿qué pasa? ¿Querías alcanzar la medicina? Te he dicho que debes tener cuidado. Lo haré yo mismo cuando termine con este asunto.
- Collei: Lo siento, maestro...
- Tignari: *Suspira*... Bien, la «Guía de hongos comestibles del Bosque Avidya» está en el tablón de anuncios. Pero si Farbod se vuelve a olvidar de qué setas debe evitar, no tendré más remedio que poner la guía en otro lugar más visible, como pegársela en su frente, para que otros puedan recordarle que tenga cuidado.
- Paimon: Es la segunda vez que se intoxica este mes. ¡Me aseguraré de darle una buena regañina!
- Tignari: Aunque si lo que le gusta es ver hadas de colores bailando frente a él, olvida lo que acabo de decir. Pero la próxima vez que venga por medicina, asegúrate de cobrarle como es debido.
- Tignari: ¿Cómo estás? ¿Te encuentras mejor?
- Collei: Este es mi maestro, el guarda forestal Tignari. Es el jefe de los guardabosques en la Villa Gandharva.
- Tignari: Ya informé a Paimon por qué caíste inconsciente, pero ahora que estás despierto, deja que te lo explique.
- Tignari: Es una práctica habitual que los eruditos de Sumeru de ciertas escuelas practiquen la meditación en zonas aisladas, especialmente en los bosques cercanos. Mientras meditan, utilizan un incienso conocido como borneol espiritual para ayudar a calmar sus mentes mientras entran en un estado de meditación profunda.
- Tignari: Siguieron a una erudita hacia una cueva con la intención de pedirle direcciones, pero el incienso que olieron era el borneol espiritual que acabo de mencionar.
- Tignari: Ese incienso no suele provocar secuelas en la mayoría de la gente, pero puede afectar al estado cognitivo de algunas personas, como fue en tu caso. ¿Me he explicado bien?
Sí, perfectamente.
- Tignari: Muy bien. Entonces, dime, ¿sentiste algo después de desmayarte? ¿Alguna experiencia extracorporal? ¿O viste algo mientras estabas inconsciente?
- Describes lo que viste mientras estabas inconsciente.
- Tignari: Humm...
- Tignari: Collei, avisa a los demás de que no vengan a registrar su patrullaje por el momento.
- Collei: ¿Eh? ¿Cómo...?
- Tignari: Ambos se quedarán aquí los próximos días. Pueden quedarse con mi habitación, yo compartiré habitación con Amir. Ahora ve y asegúrate de hacer lo que te he dicho.
- Collei: ¡Entendido, maestro Tignari!
- Paimon: ¡Espera un momento! ¿Qué está pasando?
- Tignari: Les contaré: en un principio tenía pensado que se marcharan una vez que terminaras de tomar tu medicina. Pero ahora creo que deberían quedarse un tiempo más en la Villa Gandharva para hacer un mejor seguimiento de tu recuperación.
- Paimon: ¿"Seguimiento de la recuperación"?
Pero tengo que ir a la Ciudad de Sumeru...
- Tignari: No hay que precipitarse. Si eres alguien capaz de juzgar el bien y el mal, te prometo que entenderás la gravedad de la situación una vez que te lo explique todo.
- Tignari: A juzgar por lo que viste tras oler el incienso y perder la consciencia, podemos concluir que experimentaste una fuerte alucinación, lo que sugiere que tu estado mental no está en la mejor forma.
- Tignari: Si no me crees, huele esto.
¡Ah!
- Paimon: ¡Oye! ¿Estás bien?
- Tignari: Estás teniendo una sensación similar a cuando te desmayaste, ¿verdad?
- Tignari: Así que, aunque tu estado es estable por ahora, si te dejara ir antes de tiempo, podrías volver a desmayarte en cualquier sitio.
- Tignari: La selva tropical alberga muchos animales feroces y zonas peligrosas. Si algo te llegara a pasar, me temo que no correrás la misma suerte.
- Tignari: Por ahora, te sugiero que sigas tomando tu medicina a diario y que evites deambular por tu cuenta, al menos hasta que dejes de tener reacciones adversas a este tipo de olores, ¿de acuerdo?
De acuerdo...
- Tignari: Bien. Ahora sigue descansando mientras te preparo otro tazón de medicina.
- Paimon: *Suspira*... Acabamos de llegar a Sumeru y ya tenemos problemas a diestro y siniestro...
- Paimon: Viajero, Paimon sabe que nos propusimos ver a la Reina Menor Kusanali lo antes posible, pero no te ves muy bien... Es mejor que te recuperes primero.
- Paimon: ¿Hola? ¿Estás escuchando a Paimon? Paimon está preocupada por ti, ¿sabes?
Creo que hay algo raro...
- Paimon: ¿Raro? ¿Te refieres a cómo te sientes?
Sí, me siento un poco raro, pero no me refiero a eso.
Creo que lo que vi no fueron alucinaciones.
- Paimon: ¿Te refieres a la visión de las raíces del árbol y el cielo rojo? Si no eran alucinaciones, ¿qué eran entonces?
No lo sé.
(Cuando tuve esa visión, sentí como si estuviera en las profundidades de la tierra. Pero el cielo rojo... ¿habrá sido Khaenri'ah?)
- Paimon: Bueno, teniendo en cuenta lo especial que eres, Paimon confía en tu criterio. ¿Pero por qué no le dijiste nada a Tignari?
- Paimon: Si cometió un error de diagnóstico, ¿no empeorará tu condición?
No creo que se equivoque.
Probablemente no haya dicho la verdad.
- Paimon: ¿Eh? ¿Estás diciendo que Tignari sabe que lo que viste no eran alucinaciones? ¿Por qué nos lo ocultaría?
Es por eso que tenemos que llegar al fondo del asunto.
- Paimon: Ahora Paimon entiende por qué no hablaste casi nada antes.
- Paimon: Bueno, está decidido. Nos quedaremos aquí a descansar y averiguar qué pasa con tus alucinaciones.
- Paimon: Pero parece que preguntar a Tignari no es una opción. ¿Qué crees que deberíamos hacer?
Hablemos con Collei.
- Paimon: Buena idea. Collei es muy simpática, podemos preguntarle mañana sobre la Arconte Dendro y las costumbres de Sumeru.
- Ambos se toman un merecido descanso...
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