Wiki Genshin Impact
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Sethos es un personaje jugable de Genshin Impact.

Es el líder del Templo del Silencio y antiguo recipiente de Hermanubis.

Perfil[]

Tendrás la astucia de un zorro, la agilidad de una serpiente voladora, y la sabiduría de Hermanubis te otorgará su favor. Te llamarás Sethos

~ Adivinación de un sacerdote durante el bautizo de un recién nacido.

El vasto e infinito mar de arena a menudo atrapa a los viajeros inexpertos. De no ser por la oportuna guía de un alma bondadosa, su viaje de exploración podría haber llegado a un final prematuro y cruelmente truncado. Todos los que se han perdido y han vuelto con sus compañeros mencionan el mismo nombre: Sethos.

"Posee un gran sentido de la orientación", "apasionado y amable"... Estas son algunas de las impresiones que tienen todos los viajeros a los que Sethos ha guiado. Y, ciertamente, así es. Como habitante del desierto, Sethos conoce los caminos entre los distintos oasis como la palma de su mano. Es muy hábil orientándose con la posición del sol y utilizando distintas técnicas de orientación. A título personal, de vez en cuando le gusta viajar a pie entre la selva y el desierto, por lo que sus habilidades orientativas provienen de su propia experiencia. En cuanto a su carácter entusiasmado y dicharachero, hablando con Eremitas con los que se encuentra de casualidad por el camino o escuchando las fascinantes anécdotas de desventurados eruditos rescatados de pantanos y ciénagas, no solo amplia sus conocimientos y horizontes, sino que también le resulta de lo más divertido. Para Sethos, esas son las maravillas de un viaje.

Tal vez sea por su personalidad, pero independientemente del lugar, desde el desierto hasta la selva tropical, siempre tiene a quienes considerar amigos. Un investigador que conoció en el Caravasar Ribat, que había desarrollado una profunda admiración por Sethos tras quedar impresionado por su particular comprensión de la Academia de Sumeru y su sistema de conocimiento, llegó incluso a sugerir en cierta ocasión que Sethos se presentara al examen de ingreso en dicha institución.

"¿Estudiar en la Academia? Podría ser divertido ver cómo las enseñanzas de la Academia difieren de lo que dicen los ancianos en casa. Lo pensaré".

Apariencia[]

Sethos tiene la piel en tono miel y ojos verdes con motas amarillas. Su cabello está recogido en una cola de caballo larga y desordenada de color marrón oscuro con trenzas pálidas que llegan hasta la parte baja de la espalda.

Personalidad[]

Para la persona común, Sethos parece una persona sencilla y relajada. Como líder del Templo del Silencio, demuestra tomarse su trabajo lo más en serio posible. Sethos se considera una persona sociable que disfruta realizando tareas menores para ayudar a los necesitados. Es conocido por nunca decir "no" a solicitudes simples. Dondequiera que va, parece encontrar amigos y referencias en cada rincón. Aunque prefiere mantenerse fuera del foco de atención y simplemente llevar una vida humilde entre los comunes, no duda en contar historias o salir de su camino por los demás sin esperar pago alguno.

Sethos puede describirse por su confianza y sociabilidad. Hábil en el terreno accidentado del desierto, hablador y entusiasta, deja una impresión duradera. A pesar de ser tan hablador, también es particularmente hábil en guardar secretos. Mientras toma sus deberes a pecho, Sethos mantendrá los secretos del Templo del Silencio seguros bajo su cuidado. Cuando se le recuerda a su abuelo adoptivo, Bamún, tiende a ser bastante sentimental. A Sethos le importan poco cosas como el drama o las opiniones que considera desactualizadas, prefiere seguir adelante que cuestionar cosas que tal vez nunca tengan sentido completo. Para él, ya sea un simple investigador o Bamún mismo, la gente parece estar demasiado fijada y ser terca para cambiar sus opiniones.

Historia[]

Detalles del personaje

Nadie sabe cuándo, pero una cara nueva apareció en la ciudad.

Se trataba de un joven procedente del desierto que quería estar presente en todas las ocasiones. Actuaba de una manera tan natural que la gente solo se daba cuenta de que era alguien nuevo después de haber hablado un rato con él. Tras preguntar por todas partes, por fin averiguaban que el joven se llama Sethos.

“¿Dónde lo conociste? ¿Es un viejo amigo tuyo?”, se preguntaban los unos a los otros, solo para descubrir que hacía muy poco tiempo que conocían a Sethos.

Este se mezcló entre el gentío cual grano de arena que cruza un muro al ser arrastrado por el viento, y empezó a hablar con todo el mundo sobre su hogar natal y sus viajes. Sus ojos verdes y su facilidad para la palabra inspiraban confianza a la gente, que consideraba que podía ser un buen amigo.

Cuando llegaba el anochecer, este nuevo amigo contaba sus historias: cómo Los Eremitas y él evitaban las tormentas de arena del desierto junto a sus animales de carga; cómo acampaban en los oasis para pasar la noche; lo frías que son las noches en el desierto, y cómo al amanecer pensaban que había valido la pena haber aguantado esas bajas temperaturas... Para Sethos, las dificultades solo son una experiencia más, y toda experiencia puede convertirse en una historia. Así, a la gente le gustaba cada vez más escuchar lo que les contaba, y cada vez tenían más ganas de verlo.

Una vez, su público estaba borracho y tumbado sobre la mesa mientras él aún estaba sobrio y girando su copa de vino. Entonces dijo:

“Ustedes siempre dicen que soy muy normal en mis historias. Como protagonista, ¿debería tener una llave dorada con la que abrir cámaras de tesoros antiguas y guiar a la gente hacia lugares misteriosos? ¿Eso les gustaría más?”.
“En mi opinión, así sería muy aburrido. ¡Es mucho más emocionante saber la historia de alguien corriente que vive cosas increíbles! Además, si en el mundo hubiera alguien tan fantástico, no sería tan joven como tú”, dijo el dueño de la taberna metiéndose en la conversación.

“¡Eso mismo pienso yo!”, respondió Sethos, que por algún motivo se había puesto muy contento.

Historia del personaje 1

La gente de la ciudad rara vez ha visto a Sethos correr a su máxima velocidad. De hecho, este joven es tan veloz que solo alguien tan rápido como el viento podría alcanzarlo.

Sethos se enorgullece de ello y suele decir: “Para vivir en el desierto necesitas tener alguna habilidad, así que la mía es correr rápido”.

Es por eso que acepta muchos encargos, aunque técnicamente ni siquiera se podrían considerar trabajos a tiempo parcial. Es solo que, como es tan rápido, sus vecinos le encargan toda clase de tareas, como llevar una carta a la casa de algún anciano enfermo, traerle un libro a algún estudiante que se lo haya olvidado en casa...

También le dan recompensas diferentes. Por ejemplo, algunos estudiantes le entregan Moras, otros le invitan a un café y otros le ofrecen valiosas cartas de Invocación de los Sabios como muestra de agradecimiento.

Por su parte, además de dinero, los ancianos le cocinan o le regalan algún adorno antiguo que tengan.

Sethos, siempre tan amable, no rechaza ninguno de esos regalos, y los clasifica según su valor: dinero, adornos, objetos varios sin ningún uso, cartas de Invocación de los Sabios y “otros”.

“Aceptas todos los trabajillos que te encargan, ¿es que te gusta ser el chico de los recados?”, le preguntó una señora de la Calle Alhaja.

A Sethos le gustaba mucho el pescado frito que hacía esa señora. Al parecer, además de su familia y sus vecinos de la Calle Alhaja, solo él, que la había ayudado con su tienda, había tenido la suerte de comer ese delicioso pescado frito.

Sethos se quedó un buen rato pensando mientras miraba la comida que le había dado la señora.

“La verdad es que... acabo de darme cuenta de que sí me gusta esto de hacer recados”, se percató con sorpresa.

“¿Y por qué no buscas un trabajo mejor? Con todo lo que sabes y lo hábil que eres, podría ayudarte a encontrar algún trabajo a tiempo parcial”, le aconsejó la señora con preocupación.

Entonces, Sethos saludó con la mano a alguien que había pasado volando a lo lejos y preguntó: “Señora, ¿qué cree que hace esa persona?”.

Al alzar la mirada, la mujer vio un objeto ancho y redondo pasar volando, y al bajar la cabeza vio a una persona. Sorprendida, dijo: “Pues estará haciendo también algún recado, ¿no?”.

“Esa persona se llama Don Sombrero y es un estudiante de la Facultad Vahumana. Él también es muy rápido”. Sethos levantó el tenedor y prosiguió: “Pero según tengo entendido, a veces también le encargan enviar cartas a la Academia”.

“¿Quieres decir que le gusta hacer ese tipo de cosas?”.

“No, no. Creo que no le gusta demasiado, pero yo soy distinto. A mí me gusta hablar con la gente y no me importa hacer recados sencillos, igual que a usted no le importa invitarme a comer. Además, no se preocupe, yo ya tengo un trabajo de verdad”.

Los días siguientes, Sethos estuvo atareado con sus asuntos. Un día que había salido a hacer cosas, pasó por una puerta lateral de la Academia y escuchó una voz sarcástica procedente de un árbol: “Debes de tener muchos trabajos distintos para venir a hacer recados a la Academia”.

La persona que había en el árbol no era una cualquiera, sino Don Sombrero. Sethos se rio, alzó su comida y dijo: “Vengo a comer. Me han hecho esta comida, ¿quieres un poco?”.

“Tu trabajo no es hacer recados. Tú tienes otro trabajo”.

Y eso es todo lo que hablaron. Don Sombrero no dijo nada más. Solo se arregló la visera del sombrero y rápidamente desapareció sin decir adiós. En cuanto a quién era realmente Sethos y cuál era su trabajo, no había nadie cerca para escucharlo ni tampoco era algo que le preocupara a los demás.

El joven buscó un sitio tranquilo y con unas vistas bonitas, y se sentó a disfrutar de la comida que le habían dado gratis por diversas razones. Él estaba contento de poder conocer a todo tipo de personas y recibir toda clase de regalos.

Historia del personaje 2

Los clientes borrachos no pueden recordar al héroe de las historias que cuenta Sethos, pero Lambad sí se acuerda de la misteriosa persona que vigila la llave de la cámara del tesoro. Cuando llegaban clientes a beber a la taberna, él les preguntaba: “Oí decir esto a un cuentacuentos, ¿ustedes creen que puede existir alguien así?”.

En ese momento, la gente intercambiaba miradas, y Dori murmuró mientras pinchaba su rollito de pescado con el tenedor: “Si existiera, hace tiempo que sería ricachón”.

“O ya sería el jefe de alguna tribu. Yo creo que una historia como esa solo puede ocurrir en el desierto”, replicó Candace, que estaba en la mesa de al lado.

Dehya, en cambio, se rio al acordarse de una persona y le preguntó a Lambad: “¿Y por qué no puede existir? Los jóvenes pueden tener orígenes misteriosos. A lo mejor esa persona viene a beber y, al mismo tiempo, busca trabajo”.

En ese momento, Sethos se encontraba en un lugar muy lejano, cargando una mochila en la espalda y corriendo a toda prisa. El sol estaba a punto de esconderse en el horizonte y la distante oscuridad de la noche se iba acercando. Cuando el erudito de la Escuela de Etiología con el que viajaba vio que el sol empezaba a ponerse, le entró mucho miedo. Sethos miró a su empleador y, al ver que no decía nada, le dio un poco de agua para beber.

Para ir al ritmo del erudito, Sethos se esforzó en caminar lento. Por la noche, empleador y guía compartieron espacio en una gran tienda de campaña. El erudito se sentó en un lado de la tienda, montada por Sethos, y se calentó al fuego de una hoguera con una mirada de gratitud.

“No tienes pinta de que te falte dinero, ¿por qué haces de guía para quienes queremos venir al desierto? Además, parece que has vivido mucho tiempo aquí”.

“Porque no tengo nada más que hacer y tú necesitas que alguien te ayude. Crecí en el desierto, no pude acceder a la Academia y tengo curiosidad por lo que investigan los eruditos, así que hacer de guardaespaldas para ellos me permite aprender cosas interesantes”.

Sethos estaba muy tranquilo e, igual que las historias que solía contar en todas partes, no mostraba ningún punto ciego. Al ver lo sincera que era su expresión, el erudito no podía decirle que no, por lo que le contó anécdotas curiosas de la Academia, entremezcladas con quejas sobre sus compañeros de clase y de trabajo y sus investigaciones. Sethos escuchó con mucha atención, pues parecía muy interesado en la vida de su empleador.

A lo largo de la semana, ayudó a aquel erudito de poco renombre a terminar su investigación y lo escoltó sano y salvo hasta la Academia. Al recibir su pago, Sethos apenas miró el dinero, se lo metió en el bolsillo, se despidió y se marchó.

En el camino se encontró con el Gran Juez Cyno, que con solo mirarlo a él y al erudito, ya lejos, entendió lo que ocurría.

“¿Qué tal el trabajo? ¿Ahora sí piensas que lo que investigan los eruditos es interesante?”, preguntó Cyno.

Sethos se apoyó sobre una barandilla, costumbre que había aprendido del Gran Juez, y contempló la puesta de sol.

“El trabajo, bien, pero estos eruditos... son muy tercos. Al que he ayudado no paraba de insistir en que en el desierto había escondida una tribu de sabios. Le dije que, de ser así, seguro que no estaría cerca del Mausoleo del Rey Deshret, pero no me creyó. Luego le conté que mi hogar de nacimiento era un lugar de sabios, pero tampoco me creyó”.

“Dile que Tignari, Collei, Dehya y yo podemos corroborar que procedes de un lugar así”.

“¡Pero entonces pensaría que soy un mentiroso! Alguien así no estaría tan ocioso como para hacer de guía”.

Historia del personaje 3

En Sumeru, tanto los eruditos que estudian la civilización del Rey Deshret como los devotos que se saben de memoria los nombres de los siete pilares de al-Ahmar entienden la importancia del Templo del Silencio.

Se trata de una organización extremadamente antigua y, si la gente supiera cuál es su misión, seguramente usarían palabras como “noble” y “conservación” para hablar de ella.

Ya hace más de mil años que Hermanubis, el sabio supremo, fundó el Templo del Silencio, y es que el objetivo más noble de sus miembros es gestionar un conocimiento que no debe difundirse en el mundo. Aunque la agitación imperó en el desierto durante milenios, el Templo del Silencio logró conservar dicho conocimiento, evitó la guerra, se trasladó a otro sitio y colaboró con el bosque y la Academia durante un tiempo. Sin embargo, como no confiaban en quienes estaban a cargo de la Academia, acabaron olvidados en un rincón.

La persona que contaba sus historias, Sethos, procedía del Templo del Silencio. Al contrario de lo que él suele decir, no es una persona corriente; puede que incluso lo diga como una forma de compensar su propia vida.

Sethos nació en el desierto. Su madre era una comerciante y su padre, un mercenario. Siguiendo varios indicios, la gente acabó deduciendo que ambos procedían de una tribu muy poco poblada del desierto. Sin embargo, por desgracia, Sethos no recuerda nada sobre sus padres biológicos, ya que fue acogido por Bamún desde que tenía uso de razón y se quedó en el Templo del Silencio como su nieto adoptivo.

Años más tarde, la gente se dio cuenta de que Sethos tenía una constitución especial capaz de aceptar los fragmentos del Ba. Entonces, un grandioso poder lo poseyó y lo unió a lo divino.

Mientras tanto, otra persona que en su infancia había vivido algo similar, el Gran Juez Cyno, era respetado por la gente de Sumeru desde hacía tiempo. Sethos no quería ser tan famoso ni llamar tanto la atención como Cyno, así que se comportó como una persona corriente para mantener un perfil bajo en la Ciudad de Sumeru.

Se inventó un contexto familiar normal y razonable y se buscó un sitio en el que vivir. A veces hacía de guía en el desierto, otras ayudaba a las caravanas de comerciantes, y cuando estaba aburrido, mataba el tiempo haciendo amigos y charlando con ellos.

Pero eso solo era cuando no tenía nada que hacer. Cuando estaba ocupado, las cosas eran muy distintas. La Reina Menor Kusanali lo invitaba de vez en cuando para hablar de las distintas cuestiones en torno a la cooperación entre ambas organizaciones. Como Sethos ya había sustituido a Bamún como administrador del Templo del Silencio, volvería a establecer una relación de cooperación con la Academia.

Ahora no solo era un nuevo habitante normal de la Ciudad de Sumeru, sino también el nuevo líder del Templo del Silencio: dos identidades muy distintas, pero que coexistían en su vida.

Cuando alguien le preguntaba qué vida le gustaba más, él nunca elegía y respondía: “Ayyy, pero ¿por qué tengo que elegir una? Con tantas decisiones que hay que tomar, ¡normal que la gente esté tan cansada! A ver, si tengo una botella de vino y una taza de café, ¿por qué debería deshacerme de una de ellas si ambas son mías?”.

Historia del personaje 4

Bamún, el anterior líder del Templo del Silencio, es conocido como “aquel que carga con el peso de la sangre”. Sethos, sin embargo, ni sabe ni le importa de dónde viene ese sobrenombre.

Como miembro del Templo del Silencio, tiene una forma de ver las cosas muy especial y contraria a los demás jóvenes, y necesitó unos cuantos años para entender qué importancia tenía su organización para el mundo.

Pero entonces, ¿cuál era el peso con el que cargaba su líder, Bamún? Sethos creía que lo sabía, pero la realidad iba más allá de lo que imaginaba.

La imagen que él tenía de Bamún no era la de un líder con mano de hierro, sino más bien la de un abuelito amable y paciente. Cuando estaba mejor de salud, incluso le solía llevar al desierto.

Allí acampaban, exploraban, cazaban... Hacían cualquier cosa que pudiera ser entretenida. Por ejemplo, fue por aquella época cuando Sethos aprendió a cocinar y a rastrear, y también cuando su abuelo Bamún le enseñó a montar tiendas de campaña.

Por aquel entonces, Sethos era un chico muy travieso. Perseguía plantas rodantes y no paraba hasta averiguar qué había enmarañado dentro de ellas. Aunque Bamún le dejaba libre durante el día, lo atrapaba cuando el sol se ponía entre las montañas para meterlo en la tienda de campaña y leer algunos libros o textos complicados.

Sethos se sentaba en cuclillas mientras miraba de reojo, y entonces Bamún decía: “Puedes mirar sin problema, ¿sabes? Tampoco es que sea un libro raro y antiguo. ¿O es que crees que lo he sacado de ‘ahí’?”.

La conservación de textos antiguos en el Templo del Silencio era una labor de suma importancia, y ni siquiera su líder podía sacar uno así como así. Los libros que Bamún llevaba a la tienda eran en su mayoría de su colección privada, y otros se los había comprado a los comerciantes del desierto.

Nieto y abuelo leían juntos, palabra por palabra, y aunque Sethos no entendía lo que leía, escribía de memoria en la arena los acertijos que había visto en los libros o los proverbios que le enseñaba la gente.

Una vez, le preguntó a Bamún: “¿Qué es un ‘conejo’?”.

A lo que Bamún respondió: “Es el alimento de algunas bestias salvajes, así como un depredador de heno”.

Sethos volvió a preguntar: “¿Y un ‘aerofidio’?”.

Su abuelo se rio y dijo: “Es una criatura que trae bendiciones. Los sacerdotes suelen decir que hay que ser ‘astuto como un zorro y ágil como un aerofidio’”.

Al día siguiente, Sethos se llevó toda clase de armas a una colina para practicar sus habilidades de combate. Primero practicó el combate a distancia, y luego el cuerpo a cuerpo. Tuvo distintos profesores de tiro con arco, mientras que la lanza se la enseñó a usar el mismo Bamún.

Sethos le preguntó: “¿Esta es tu arma preferida, abuelo?”.

El anciano dijo: “Es la más adecuada para mí. Las lanzas son la insignia de los expertos en combate, así como el emblema de los grandes guerreros. Hasta Ciro usaba lanza, aunque no sabría decir si él era un guerrero”.

Antes de que su abuelo pudiera decir una conclusión, Sethos se fijó en la expresión de su cara y supo que él jamás consideraría un cobarde a Ciro, aunque realmente esa era su duda.

Más tarde, Sethos obtuvo una lanza. Curiosamente, se veía a primera vista que no la había hecho alguien del desierto. Sin mucha explicación, Bamún dijo que esa era la lanza de Ciro, una buena arma que podía probar.

Para entonces, Sethos ya era lo suficientemente espabilado como para entender lo que significaban las palabras de Bamún.

Reflexionó mucho sobre si su abuelo realmente odiaba a Ciro. Tal vez no era odio lo que sentía, sino furia porque su amigo se haya marchado, ya que, si de verdad lo odiara, no habría conservado sus pertenencias. Lo cierto es que Bamún sacó aquella lanza y habló de ella como si de un objeto común y corriente se tratara.

Las necesidades del Templo del Silencio eran las necesidades de Bamún, pero el sentir de este no era necesariamente el mismo que el del primero. Como líder de la organización, sentía que debía odiar a Ciro, pero como su amigo, le llenaba de alegría que hubiera sido tan valiente.

Una contradicción como esa ni podía ni iba a sostenerse mucho más en el tiempo, pues algún día, Bamún tendría que poner fin a esa pequeña discrepancia que tenía con el Templo del Silencio.

Él era el tipo de persona que cuidaba sus relaciones igual que se poda un árbol o se repara un camino. Sin embargo, aunque para Sethos siempre sería alguien amable y paciente, sabía que cargaba con el peso de la sangre.

La próxima vez que Bamún tuviera que sacrificar a alguien, sería a sí mismo. Sethos lo sabía, y Bamún tenía la intuición de que su nieto lo entendería tarde o temprano.

Así, nieto y abuelo hicieron un acuerdo tácito. El día en que dicho acuerdo se cumpliera, ya no serían un simple abuelo y su nieto adoptivo, sino dos personas situadas en una bifurcación de la historia.

Historia del personaje 5

Durante muchas noches, hubo una palabra que Sethos no paraba de repetir: “amigo”.

Aquellas personas llamadas “amigos” aparecían en todas las historias, pero cada uno era diferente en aspecto, edad, género e identidad. Él nunca decía el nombre de ningún amigo; solamente decía que sus amigos eran buenas personas y que su vida sería muy aburrida sin ellos.

Se podría decir que el Gran Juez Cyno fue el primer amigo de Sethos. Técnicamente, su amistad ya tenía cierta historia, pues cuando Cyno aún estaba en el Templo del Silencio, Sethos ya había intercambiado alguna conversación con él. Después, ambos fueron sujetos al experimento de implantación de fragmentos del Ba y perdieron una parte de sus recuerdos debido a los efectos de la posesión. Comparado con el caso de Cyno, que fue más grave porque apenas podía recordar su vida en el Templo del Silencio, el de Sethos fue un poco mejor y solo perdió algunos recuerdos sobre ciertas personas.

Aun así, no sabía muy bien qué había olvidado: a sus padres biológicos, cómo eran los amigos con los que jugaba cuando era pequeño... Bueno, a excepción de Cyno, todos esos amigos eran del Templo del Silencio, así que volver a recordar sus caras tampoco sería tan complicado. En cuanto a Cyno, al cual olvidó durante un tiempo, volvería a acordarse de él cuando lo viera posteriormente y se harían buenos amigos. Sethos estaba muy contento de tener un amigo tan cercano.

Tras marcharse del desierto, Tignari, un buen amigo de Cyno, también entabló una gran amistad con Sethos. Este guarda forestal de sangre tignaria vivía en el Bosque Avidya, y sabía mucho sobre este, las plantas y la gente que se perdía en la jungla. Como Sethos procedía del desierto, un lugar con muy poca vegetación, sentía mucho interés por el trabajo de Tignari. De vez en cuando iba a cocinar a su casa junto a Cyno y hasta le pedía a Collei que hiciera de jueza en una competición de montar tiendas de campaña.

Dehya, la mercenaria confiable, y Candace, la custodia de la Aldea Aaru, también se hicieron amigas de Sethos poco después. Candace lo invitaba a la Aldea Aaru y le decía a los aldeanos que su amigo era un caminante del desierto.

Sethos sentía curiosidad por esta forma que tenía Candace de presentarlo, a lo que ella le dijo: “Como siempre estás muy ocupado andando de acá para allá, creo que esa es la mejor forma de describirte. Debe de ser genial ir por el camino que te has establecido tú mismo”.

En un día tranquilo, Sethos regresó al Templo del Silencio.

Llevaba consigo algunas tareas que encargar a los demás, así como unos cuantos objetos típicos del bosque. Muchos miembros del Templo ya habían ido al bosque, pero no por ello dejaban de sorprenderse ante cosas que no habían visto antes.

Tras terminar lo que tenía que hacer, se fue con su vieja cantimplora, su cítara preferida y la hoja de un árbol del Bosque Avidya. Por la noche prendió una hoguera y durmió al lado de la tumba de Bamún.

No lo hizo porque estuviera triste o perdido, sino porque simplemente quería estar con su abuelo, la persona que lo había criado. Estando a su lado, le invadió una inmensa sensación de calma.

“Un amigo me regaló esta hoja. No tiene nada de especial, pero me parecía bonita y quería mostrártela.

Por cierto, otra amiga dice que soy un ‘caminante’, ¿qué opinas tú sobre eso? Tú también fuiste un caminante, abuelo, pero la gente decía que no habías ido a suficientes sitios. Ahora lo soy yo y aún tengo mucho tiempo por delante, así que creo que seré aún más digno de ese título”.

Tras decir esto, lanzó la hoja a la hoguera y el fuego se avivó de golpe, como si estuviera saludándole.

Sethos removió un poco la leña y dijo entre risas: “Muy bien, me tomaré eso como tu forma de decirme que estás de acuerdo”.

Cantimplora vieja

Una vieja cantimplora hecha de cuero animal. Tiene más años que el propio Sethos, el cual la aprecia tanto que siempre la lleva consigo.

Se la dio su abuelo, y dicen que algunas tribus consideran que una buena cantimplora es un premio que se concede a los grandes guerreros. Aunque Bamún nunca dijo eso él mismo, le regaló esta cantimplora a Sethos cuando este acertó con una flecha a un pájaro que volaba a lo lejos.

Su abuelo inscribió con sus propias manos el nombre de su nieto en la correa.

Visión

Aunque la caza suele empezar una vez que ha terminado el desastre, puede haber excepciones.

Hubo una vez en la que, por un error de un compañero, unas bestias rodearon a Sethos, Bamún y otros dos miembros del Templo del Silencio. Estuvieron toda la noche luchando contra ellas y consiguieron matar a varias cuando llegó el amanecer.

Sethos mostró proactividad y valentía en ese combate. Sabía que Bamún ya tenía una edad muy avanzada, que había resultado herido en combates anteriores y que hacía tiempo que no podía hacer de líder en combate. Es por eso que, al día siguiente, la primera persona en clavar una flecha en el cráneo de una de esas bestias fue Sethos.

Aquella flecha, tan rápida que pareció atravesar el viento, agitó la batalla cual gota de agua que cae sobre una olla con aceite.

De repente, el suelo empezó a moverse. Las bestias, concentradas en rodear a los humanos, no se percataron a tiempo y, cuando lo hicieron, ya no tenían escapatoria; las arenas se tragaron a varias de ellas en un abrir y cerrar de ojos.

Liderando a los suyos para salir de allí, Sethos usó una cuerda y otros objetos con los que poder escalar hasta el punto más alto. Por su parte, las bestias que aún no habían sido arrastradas por las arenas movedizas e intentaban escapar también se percataron de ese lugar elevado. Intentaron abalanzarse sobre él, pero Sethos las derribó a todas con sus flechas.

Tras aquel momento de caos, las bestias que sobrevivieron huyeron y los hombres supervivientes dieron un largo suspiro de alivio. Pero justo en ese momento llegó una tormenta que en un instante cobró una tremenda fuerza.

En medio de los vientos huracanados, Sethos casi no pudo agarrar a sus tres compañeros. En un intento desesperado, ató la cuerda a sus cinturas mientras se amarró el otro extremo a sí mismo, y entonces tiró y tiró con todas sus fuerzas para sacarlos de allí.

Después de un tiempo, los vientos cesaron y Sethos tiró de la cuerda con firmeza para llevar a sus compañeros a donde se encontraba.

Tras observar las condiciones meteorológicas, confirmaron que todo estaba bien y volvieron por donde habían venido. En el camino, Sethos advirtió dos bestias, una grande y otra pequeña, que habían muerto tras caerse de un precipicio.

Bamún las vio a lo lejos y dijo: “Seguramente sean padre o madre e hijo. La grande intentaría salvar a la pequeña y, al no tener un punto de apoyo, el viento las tiraría a las dos”.

“¿Entre las bestias de hace un momento no había también varias pequeñas? Si la grande se sacrificó para salvar a la pequeña, las demás no tendrán a nadie que las proteja. No fue una apuesta muy sabia por su parte”, dijo un compañero negando con la cabeza.

Parecía imposible que hubiera podido salvar a su cría de las arenas movedizas. En ese momento, Sethos se dio cuenta de que Bamún se había quedado mirando ese lugar. Parecía estar pensando algo, pero no dijo ni una palabra.

Los supervivientes se marcharon a paso lento, mientras que Sethos se quedó atrás mirando cómo aquella criatura bajo el precipicio no había podido salvarse.

Al acabar de vivir él también un momento de vida o muerte, en su bolsillo apareció de repente una pesada Visión.

Sethos la envolvió en un trozo de tela y comprendió profundamente que, en un momento así, no importaba el proceso, solo el resultado.

Información de combate[]

Talentos[]

  • Talento Arquería de carrizo regia Arquería de carrizo regia
    Ataque normal

    Ataque Normal
    Realiza hasta 3 ataques consecutivos con su arco.

    Ataque Cargado
    Realiza un Disparo Preciso que inflige mayor daño y tiene mayor precisión.
    Al apuntar, el poder del trueno se acumulará en la punta de la flecha antes de ser disparada. Sus efectos variarán según la duración de la carga:
    Carga 1: dispara una flecha imbuida del elemento Electro que inflige Daño Electro.
    Carga 2: dispara una flecha perforasombras capaz de atravesar las defensas de los oponentes e inflige Daño Electro a los enemigos que encuentra a su paso. Cuando la flecha perforasombras esté completamente cargada, Sethos no podrá moverse.

    Ataque Descendente
    Dispara una lluvia de flechas desde el aire mientras desciende rápidamente, infligiendo Daño en el AdE al impactar contra el suelo.

  • Talento Rito ancestral: Rugido atronarena Rito ancestral: Rugido atronarena
    Habilidad elemental

    Concentra el poder del trueno para infligir Daño Electro en el AdE y realizar una retirada con presteza. Si este ataque causa una reacción de Electrocargado, Superconductor, Sobrecarga, Aceleración, Intensificación, Sobreflorecimiento o Torbellino Electro, Sethos recupera cierta cantidad de Energía Elemental.

  • Talento Rito secreto: Luz perforasombras Rito secreto: Luz perforasombras
    Habilidad definitiva

    Lleva a cabo un rito para entrar en estado de “meditación sombría”, durante el cual los Ataques Normales de Sethos se convierten en flechas sombrías perforadoras que infligen Daño Electro a todos los enemigos a su paso y causan daño adicional en función de la Maestría Elemental de Sethos. Mientras este estado está activo, Sethos no podrá realizar Disparos Precisos. El daño infligido por las flechas sombrías se considera daño de Ataque Cargado. Este efecto desaparece si Sethos se retira de combate.

  • Talento Alegoría del milano negro Alegoría del milano negro
    Pasivo 1

    Al ejecutar un Disparo Preciso, el tiempo de carga se reduce en 0.285 s por cada punto de Energía Elemental que tenga Sethos actualmente. Dicho tiempo de carga podrá reducirse hasta un máximo de 0.3 s de esta manera, contabilizando hasta 20 pts. de Energía Elemental. Si dispara una flecha perforasombras, consumirá la cantidad contabilizada de Energía Elemental; y si dispara una flecha de carga 1, consumirá un 50% de dicha cantidad.

  • Talento Obsequio del Rey del Desierto Obsequio del Rey del Desierto
    Pasivo 2

    Sethos obtiene el efecto de “sombra abrasarena”, el cual aumenta el daño de la flecha perforasombras en una cantidad equivalente al 700% de su Maestría Elemental. Este efecto se cancelará cuando se cumpla alguna de las siguientes condiciones:

    • Cuando hayan transcurrido 5 s después de que una flecha perforasombras haya golpeado a un enemigo por primera vez.
    • Cuando Sethos haya golpeado a los enemigos con 4 flechas perforasombras.

    Al golpear a un enemigo por primera vez con una flecha perforasombras bajo el efecto de sombra abrasarena, Sethos volverá a obtener este efecto transcurridos 15 s.

  • Talento Reflejo revelador Reflejo revelador
    Pasivo 3

    Muestra la ubicación de los objetos típicos de Sumeru cercanos en el minimapa.

1 → 10 para un talento

Constelación[]

Cada activación de constelación necesita un Stella Fortuna.


  • Constelación Salmo del santuario sellado Salmo del santuario sellado Constelación Niv. 1

    La Prob. CRIT de la flecha perforasombras aumenta en un 15%.

  • Constelación Papiro de los secretos del silencio Papiro de los secretos del silencio Constelación Niv. 2

    Cuando Sethos cumple con alguno de los siguientes requisitos, su Bono de Daño Electro aumenta en un 15% durante 10 s. Este efecto puede acumularse hasta 2 veces y cada acumulación tendrá una duración independiente:

    • Consumir Energía Elemental con un Disparo Preciso. Cumplir con este requisito requiere desbloquear el talento pasivo “Alegoría del milano negro”.
    • Recuperar Energía Elemental al causar una Reacción Elemental con Rito ancestral: Rugido atronarena.
    • Usar Rito secreto: Luz perforasombras.
  • Constelación Oda al sabio de la luna creciente Oda al sabio de la luna creciente Constelación Niv. 3

    Aumenta el nivel de habilidad de Ataque Normal: Flechas de carrizo regias +3.
    Puede ser aumentado hasta Niv. 15.

  • Constelación Colección de las plumas casuarias Colección de las plumas casuarias Constelación Niv. 4

    Al golpear a 2 o más enemigos con una flecha perforasombras o con una flecha sombría, la Maestría Elemental de todos los miembros del equipo cercanos aumenta en 80 pts. durante 10 s.

  • Constelación Anales de las arenas ardientes del dios desolado Anales de las arenas ardientes del dios desolado Constelación Niv. 5

    Aumenta el nivel de habilidad de Rito secreto: Luz perforasombras +3.
    Puede ser aumentado hasta Niv. 15.

  • Constelación Tomo del templo del sol errante Tomo del templo del sol errante Constelación Niv. 6

    Tras golpear a un enemigo con una flecha perforasombras, regenera la Energía Elemental consumida por el talento pasivo “Alegoría del milano negro”. Este efecto solo puede ocurrir una vez cada 15 s. Es necesario desbloquear el talento pasivo “Alegoría del milano negro”.

Ascensión[]

Ascensión Nvl. Máx. Costo Material Elemental 1 Material Elemental 2 Especialidad Local Material Común
1 20 20,000 Ninguno
2 40 40,000
3 50 60,000
4 60 80,000
5 70 100,000
6 80 120,000
Máx 90 Nivel máximo

Estadísticas[]

NivelVidaAtaqueDefensaMaestría Elemental
Antes de ascenderDespués de ascenderAntes de ascenderDespués de ascenderAntes de ascenderDespués de ascenderAntes de ascenderDespués de ascender
18201946
202128274149634963
4041474582961069610624
50529658761221361221362448
60659770321531631531634848
70776081951801901801904872
80893093662072172072177296
901010723457796

Gachapón[]

La siguiente lista muestra los 4 banners en los que Sethos ha aparecido como personaje promocional, en orden del más reciente al más antiguo.

Banner Florecimiento fugaz (5)
29 de octubre al 19 de noviembre de 2024
Banner Iluminación verdeluna (4)
29 de octubre al 19 de noviembre de 2024
Banner Confidencia exhortativa (3)
05 de junio al 25 de junio de 2024
Banner Rayo de la noche
05 de junio al 25 de junio de 2024

Vestuarios[]


Galería[]

Menciones de personajes[]

Historias de personajes[]

Sethos no aparece en la historia de otros personajes.

Diálogos de personajes[]

Personaje Diálogos
Personaje Candace
Candace
Sobre Sethos... : El pueblo del Rey Deshret siempre ha sido muy orgulloso, al igual que él. He oído hablar de su historia y de cómo la gloria de Hermanubis convive en un recipiente digno. Tengo entendido que últimamente ha estado muy activo en la Ciudad de Sumeru. Incluso le habló a Cyno y a los demás de la Aldea Aaru y de que tenía pensado visitarla. Qué ganas tengo de tenerlo como invitado.
Personaje Dehya
Dehya
Sobre Sethos... : Ah, sí, yo también me enteré hace poco de que pertenecía al Templo del Silencio. Ah, lo siento, no soy experta en organizaciones misteriosas como esa. Lo he visto alguna que otra vez por el desierto. Es muy comunicativo. Una vez, cuando mis chicos se metieron en problemas en el desierto, tuvo la amabilidad de compartir su agua potable con ellos. Es un buen tipo.
Personaje Faruzán
Faruzán
Sobre Sethos... : Ah, ¿te refieres al recién llegado? Sí, ha llegado en el momento perfecto. Aún no sé a qué facultad pertenece, pero últimamente me lo encuentro a todas horas: por la calle, de tiendas, en los restaurantes... Es como si estuviera en todas partes a la vez. La forma en que asiente con la cabeza cuando habla, es como... no sé, como si fuera... un cachorrito, sí. Pero es un joven elocuente, y parece buen chico. De todos modos, ¿lo conoces? Si es así, deberías animarlo a que se apunte a mis clases. Dile que doña Faruzán cuidará bien de él.
Personaje Tignari
Tignari
Sobre Sethos... : ¿Sethos? Es un tipo muy interesante. Parece ser un pariente lejano de Cyno o algo así, y además es muy fácil tratar con él. La última vez que vino a la Villa Gandharva, insistió en mostrar sus habilidades para montar tiendas de campaña y organizó una competición de pesca con Cyno. Collei estaba bastante disgustada, porque pensaba que ya no tenía nada que hacer...
Dicen que a Sethos se le da bien divertirse, y la verdad es que parece muy alegre, aunque se toma su trabajo muy en serio. Humm, aunque tampoco sé hasta qué punto a lo que él hace se le podría llamar “trabajo”. Creo su labor para con el Templo del Silencio es más bien un deber. De todos modos, si alguna vez necesitas ayuda en el desierto, estoy seguro de que sería una buena persona a la que acudir.
Personaje Trotamundos
Trotamundos
Sobre Sethos... : ¿Qué te hace pensar que lo conozco? ¿Es porque siempre está siguiéndome y diciéndome que quiere ver mi sombrero? No hemos hablado mucho. La primera vez que nos vimos, se acercó y me preguntó si yo era Don Sombrero... Hasta donde sé, juzgar a alguien por su aspecto es muy superficial. Hum, parece que ahora todo el mundo conoce ese nombre..

Historial de cambios[]

Versión 4.7
Sethos se añadió como personaje jugable.
Versión 4.6
Sethos se añadió al juego.

Navegación[]

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