Secretos del desierto ardiente es una misión de Arconte, que forma parte de Capítulo III: Acto IV - El Rey Deshret y los tres peregrinos.
Detalles[]
- Espera hasta la mañana siguiente (06-08h)
- Reúnete con los demás en la entrada de la aldea
- Ve al lugar acordado
- Negocia con Los Eremitas
- Habla con Rahman
- Entra en las ruinas misteriosas
- Habla con Cyno
- Sigue adentrándote en las ruinas
- Habla con Alhacén
- Sal de las ruinas
- Dirígete a la base de Los Eremitas
- Habla con los eruditos
- Ve a la casa del jefe de la Aldea Aaru
Recompensas[]
- EXP de Aventura
- Protogema
- Mora
- Recuerdo del verde naciente
- Experiencia del aventurero
- Mineral de refinamiento místico
Notas[]
- Al completar la misión recibirás el logro "¿Nara... Croft?" del conjunto de logros Maravillas del mundo.
- Al completar la misión recibirás el logro "Pirámides y mazmorras" del conjunto de logros Maravillas del mundo.
- Al completar la misión recibirás el logro "El Rey Deshret y los tres peregrinos (Logro)" del conjunto de logros Maravillas del mundo.
Diálogos[]
- (Espera hasta la mañana siguiente (06-08h))
- (Reúnete con los demás en la entrada de la aldea)
- Paimon: ¡Qué pronto han llegado!
- Dehya: Parece que ya estamos todos. Isak, ¿seguro que quieres venir con nosotros?
- Isak: Me quedaré mirando desde una distancia segura. Dehya, quiero estar ahí para traer a casa al abuelo.
- Dehya: Bien. Vayámonos.
- Candace: ¡Espera, Dehya!
- Dehya: ¿Qué pasa?
- Candace: Escuché que ayer fuiste muy imprudente. Nada de eso el día de hoy, ¿de acuerdo? De lo contrario, me enfadaré.
- Dehya: *Suspira*, está bien.
- (Ve al lugar acordado)
- (Negocia con Los Eremitas)
- Alhacén: Vaya, llegaron antes que nosotros.
- Paimon: Oh, oh... ¿Es porque Paimon se quedó cinco minutos de más en la cama?
No hace falta que lo digas en alto...
- Rahman: ¿Todo listo?
- Alhacén: Sí, pero...
- Alhacén: Trajeron menos gente de lo que esperaba.
- Rahman: Tráiganlo.
- Isak: ¡Abuelo!
- Paimon: ¿Por qué solo hay uno de ellos?
- Dehya: Rahman, siempre te he tomado por un hombre de palabra. ¿Qué significa todo esto?
- Rahman: Un rehén por otro. Es lo justo, ¿no crees?
- Rahman: O digamos que... llegar a un acuerdo con los seguidores de la Arconte Dendro ya es la mayor concesión que puedo hacer. ¿No creen que ya han pedido suficiente?
- Alhacén: ...
- Dehya: Hum, ¡quédate en donde estás!
- Las criticas de Rahman enfurecieron a Dehya, quien desenvainó su espada y se enfrentó a Rahman y los suyos. En aquel preciso instante, el suelo comenzó a temblar y las arenas se abrieron, como si quisieran engullirlos a todos hacia el subsuelo. EI todavía confuso erudito comenzó a irradiar energía. De pronto, corrió hacia Isak y lo abrazó con fuerza. Un resplandor verde emanó del cuerpo del erudito y creció hasta convertirse en un escudo protector que los defendió a todos...
- (Habla con Rahman)
- Paimon: Ay... Paimon está mareada...
Hummm...
¿Están todos bien?
- Dehya: Este día va de mal en peor...
- Alhacén: Hum, vaya problema.
- Cyno: La duna acaba de derrumbarse.
- Cyno: Vi una barrera de energía... Fue ese guardián de la aldea quien nos protegió.
- Cyno: Emitía un brillo verde como el elemento Dendro. Como dijiste, lo que había en el cuerpo de ese erudito podría haber sido la energía residual de la Reina Menor Kusanali.
No hay duda.
Por fin me crees.
- Cyno: ¿La Arconte Dentro actual?
- Isak: ¿Abuelo? ¡Abuelo! Oh, está confundido otra vez...
- Alhacén: Mira a tu alrededor.
- Dehya: Aquí... ¿había un templo?
- Alhacén: Estos edificios subterráneos se revelaron cuando se derrumbó la duna.
- Alhacén: Los símbolos de la puerta pertenecen a la civilización del Rey Escarlata. Este edificio debe de ser muy antiguo... Con el tiempo, quedó sepultado por las tormentas de arena y se convirtió en lo que ven hoy.
- Alhacén: Podría tratarse de un palacio subterráneo de la antigüedad.
- Rahman: ¡Oh, es un milagro! ¡Alabado sea el Rey Escarlata!
- Paimon: ¿Qué está haciendo él aquí? ¡Y con sus subordinados!
- Dehya: Deben de haber caído con nosotros. Han tenido suerte.
- Mercenario Eremita: Ay... ay...
- Dehya: La mayoría no parecen estar en muy buena forma, excepto él, que sí se libró.
- Rahman: ... Hum.
- Cyno: Cuidado con la cabeza.
- Rahman: Este no es momento de discutir. Nuestro eminente rey nos ha mostrado el camino hasta este palacio sagrado.
- Paimon: No pretenderá entrar de verdad, ¿cierto?
- Alhacén: Qué casualidad, yo también quiero entrar a ver.
- Paimon: ¡¿Qué haces?!
- Alhacén: ¿No te parece curioso? Primero, la Reina Menor Kusanali nos protege con su poder, y luego... aparecen unos restos de la civilización del Rey Escarlata.
- Alhacén: Dos grandes deidades compitiendo por mostrarnos su poder. Sería una pena no verlo.
- Paimon: ¡Paimon pensaba que no te interesaban los dioses!
- Alhacén: Así es. Para mí, los dioses no son más que un tipo seres superiores, o incluso "criaturas".
- Alhacén: Siempre vale la pena explorar cosas nuevas, independientemente de si tienen una conexión con los dioses o no.
- Dehya: Rahman, ¿qué vas a hacer con tus hombres?
- Rahman: Que se queden aquí tumbados. El Rey Escarlata protegerá a sus seguidores. Ahora voy a entrar.
- (Entra en las ruinas misteriosas)
- (Habla con Cyno)
- Cyno: Esta zona está llena de vida.
- Cyno: Es increíble... Desde fuera parecía completamente desolado, pero por dentro la energía fluye a raudales.
- Paimon: Sí, y hay muchas plantas. Es precioso.
- Alhacén: Señor Rahman.
- Rahman: ¿Eh? ¿Me hablas a mí?
- Alhacén: ¿Ves a otro Rahman por aquí?
- Rahman: ¿Te estás burlando de mí? ¿Cómo que "señor"?
- Alhacén: Interprétalo como quieras, pero me gustaría que te fijaras en una cosa. Este edificio pertenece a la civilización del Rey Escarlata y, sin embargo, la energía que fluye a través de ella es la de la Arconte Dendro.
- Rahman: ...
- Rahman: Di lo que quieras. Yo no tengo una Visión.
- Alhacén: No hace falta que te enfades. Tómatelo como un viaje académico.
- Dehya: Es cierto que es un poco extraño. Si ese es realmente el caso... me temo que tendremos que explorar toda esta zona para encontrar una explicación.
- (Sigue adentrándote en las ruinas)
- (Habla con Alhacén)
- Cyno: Esperen.
- Cyno: ¿Qué es eso?
- Paimon: Hay muchas flores... y parece que hay algo más entre ellas.
Parece una tumba.
- Rahman: Son runas del Rey Escarlata.
- Alhacén: Dejaron algo aquí... Sí, es una elegía escrita en una lengua antigua.
- Dehya: ¿Qué dice?
- Alhacén: "Aquí descansa nuestro leal sacerdote, Kasala".
- Alhacén: "Su sabiduría fue un verdadero milagro entre los hombres, digna de elogios y admiración".
- Rahman: ¿Sabes leer en la antigua lengua del Rey Escarlata?
- Alhacén: Claro. Todo estudiante tiene que dominar al menos veinte lenguas antes de graduarse.
- Paimon: Está bromeando, ¿cierto?
- Cyno: Hay algo más en este sitio que es extraño... La energía elemental está muy concentrada.
- Cyno: Es el olor a vida... ¿Está tratando de comunicarnos algo?
- Alhacén: ...
- Alhacén: ¿Esto?
- Sonido del sistema: Analizando...
- Alhacén: ...
- Alhacén: Parece que hay un mensaje escondido entre estos restos.
- Alhacén: Excelente. Hay una herramienta de la civilización del Rey Escarlata en esta tumba. Enviaré la información hasta ella para que la vean proyectada.
- Rahman: ¿Compartir el conocimiento no va en contra de las normas de la Academia?
- Alhacén: Sí, pero dadas las circunstancias, prefiero que veas la información con tus propios ojos.
- Alhacén: Lo entenderás cuando lo veas.
- (Comienza una cinemática)
-
- Los registros dejados por su dueño revelan algunos sucesos del pasado...
- Kasala: La civilización nace a raíz del conocimiento
- Kasala: pero dicho conocimiento también puede ser su perdición.
- Kasala: El desastre nos atrapó desprevenidos
- Kasala: pues aquel conocimiento no pertenecía a este mundo.
- Kasala: El Rey Deshret
- Kasala: trajo ese conocimiento prohibido a nuestro mundo
- Kasala: y pronto se propagó como una plaga.
- Kasala: Susurros delirantes inundaron la mente de la gente
- Kasala: escamas de color gris oscuro
- Kasala: se extendieron por sus cuerpos.
- Kasala: Incluso arrebataron la vitalidad de la tierra
- Kasala: lo que dejó un silencio desesperado y sepulcral.
- Kasala: De no ser por la Reina Mayor Rukkhadevata del bosque
- Kasala: los daños habrían sido irreversibles.
- Kasala: Convocó a sacerdotes para que construyeran templos
- Kasala: y les imbuyó del divino poder de la vida.
- Kasala: Así, el desastre fue detenido milagrosamente
- Kasala: y las ascuas de nuestra civilización
- Kasala: se conservaron en la Aldea Aaru.
- Kasala: Pero el milagro no duró mucho.
- Kasala: Mientras existiera un conocimiento prohibido
- Kasala: este mundo seguiría infestado.
- Kasala: Al final
- Kasala: el orgulloso rey del desierto
- Kasala: mi eterno señor
- Kasala: decidió sacrificarse.
- Kasala: Desde entonces, he pasado toda mi vida
- Kasala: protegiendo uno de estos templos
- Kasala: pero ahora
- Kasala: mi deber está llegando a su fin.
- Kasala: Mientras cierro los ojos por última vez
- Kasala: la imagen de esa noble diosa
- Kasala: vuelve a manifestarse frente a mí.
- Kasala: Al ayudar al Rey Deshret
- Kasala: a borrar ese conocimiento prohibido
- Kasala: ella agotó todas sus fuerzas
- Kasala: y tomó la forma de una niña.
- Kasala: Qué extraño.
- Kasala: Cuando pienso en ella
- Kasala: no temo a la muerte
- Kasala: pues siento que
- Kasala: la esencia de la vida residirá en mí
- Kasala: en mi descanso eterno.
- Kasala: Hijos del desierto
- Kasala: no se aferren a los rencores del pasado
- Kasala: sino al recuerdo
- Kasala: de este acto de bondad.
- (Termina la cinemática)
- Dehya: ¿Qué era eso?
- Alhacén: Son los recuerdos del sacerdote.
- Rahman: No... ¡No! ¡No puede ser!
- Cyno: Reina Mayor Rukkhadevata... Así que la anterior Arconte Dendro y el Rey Escarlata nunca fueron enemigos.
- Rahman: Pero... ¡Eso no tiene sentido! Claramente, los seguidores de la Arconte Dendro son...
- Paimon: ¿Esa era la anterior Arconte Dendro? Al final se volvió muy pequeña...
(...)
(La Reina Mayor Rukkhadevata vino a salvar al Rey Deshret y a su pueblo, pero para eliminar el conocimiento prohibido necesitó mucho poder...)
(Los seguidores de ambos dioses siempre se han odiado, ignorantes de que sus dioses se apoyaron mutuamente ante la vida y la muerte.)
- Alhacén: Aunque desconfíes del Akasha, no hay ningún motivo para poner en duda la tecnología del Rey Escarlata.
- Alhacén: Esas eran las últimas palabras de su sacerdote.
- Rahman: Yo... Nunca había oído nada de esto...
- Rahman: Los seguidores del Rey Escarlata que sobrevivieron se reunieron en la Aldea Aaru. Nuestro dios no cometió ningún error y nosotros nos negamos a creer en esos rumores.
- Rahman: La muerte del Rey Escarlata, la casi completa aniquilación de nuestra civilización... ¡Todo fue culpa de la Reina Mayor Rukkhadevata!
- Rahman: Para nosotros, la Reina Mayor Rukkhadevata no era más que una traidora que nos apuñaló por la espalda en un momento de crisis, igual que nosotros, los humanos, que nos masacramos, nos peleamos y nos apuñalamos a traición para sobrevivir en el desierto.
- Cyno: Tu juicio estaba nublado por los prejuicios.
- Rahman: Ja... Jaja... Si no lo hubiera visto con mis propios ojos... Si no hubiera oído, visto y sentido sus últimas palabras por mí mismo...
- Rahman: ¿Cómo voy a aceptar esto? La verdad está tan alejada de lo que siempre he pensado. ¿Cómo voy a creer esto después de tantos años? Todo este tiempo buscando venganza... ¿Y de repente mi enemiga es mi salvadora?
- Dehya: Rahman... Basta.
- Dehya: Déjalo. Estás empezando a quedar en ridículo.
- Rahman: Dehya, dime...
- Rahman: Mis Eremitas y yo... ¿Por qué estamos luchando?
- Mientras Rahman se calma, se toman un tiempo para explorar el templo.
- La reacción de Rahman es normal. A cualquier creyente le habría costado aceptar lo que él acaba de presenciar.
- Dehya: ¿Qué tal? ¿Cómo estás?
- Rahman: Me las arreglaré, jeje. Gracias.
- Rahman: Debería irme. No puedo quedarme aquí para siempre.
- Dehya: ¿Qué vas a hacer ahora?
- Rahman: Sé lo que quieres preguntar... y me siento muy avergonzado de todo lo que he hecho. Conseguirán lo que pidieron.
- Rahman: Pero, por favor, denme un poco de tiempo. Después de todo lo que ha ocurrido hoy, necesito encontrar la manera de explicárselo a los demás.
- Dehya: No será fácil...
- Rahman: Eso es problema mío. Dehya, aquí está nuestra base. Recuérdalo.
- Dehya: ¿Cuándo sería un buen momento para ir?
- Rahman: Mañana. Convenceré a todos de que están de nuestro lado.
- Rahman: Les devolveré a todos y cada uno de sus eruditos lo... perdón, de sus guardianes de la aldea, y también compartiré nuestros recursos con ustedes.
- Cyno: Parece que por fin entiendes que nuestro verdadero enemigo son los sabios.
- Rahman: Sí. Los dioses nunca abandonaron a nadie. Los culpables de todo esto son quienes deben acarrear con las consecuencias de sus acciones.
- Paimon: Debe de haberle costado, pero parece que ya entendió las cosas.
- Dehya: *Suspira*, Rahman no es ningún tonto, y ser líder de una facción del desierto no es poca cosa.
- Dehya: Es una pena que estuviera cegado por su creencia en el Rey Escarlata. Pero ahora que eso ha cambiado, tenemos algunos aliados más.
Las cosas cambiaron para bien.
- Alhacén: Al menos es un buen final.
- Paimon: Nosotros también deberíamos irnos. ¡Comeremos una buena comida y dormiremos largo y tendido! Tenemos que estar al máximo de energía para mañana.
- Cyno: ...
- Paimon: ¡Cynoooo! ¡Nos vamos!
- Cyno: No hace falta que griten.
- (Sal de las ruinas)
- (Dirígete a la base de Los Eremitas)
- (Habla con los eruditos)
- Dehya: Rahman, ya estamos.
- Rahman: Todo está listo. Más tarde vendrá alguien para llevar a los guardianes de vuelta a la Aldea Aaru.
- Dehya: Supongo que solo puedo decirte que... gracias por acceder a ayudarnos.
- Rahman: No hay de qué. Creo que podemos estar de acuerdo en que no fue nada fácil.
- Rahman: Pero ahora tenemos intereses comunes, así que, de aquí en adelante, somos aliados.
- Cyno: ¿Dónde están los culpables?
- Rahman: Los llevaré hasta ellos. Síganme.
- Alhacén: Así que esta es la gente que raptó a los guardianes de la aldea.
- Morghi: ¡¿Escriba?!
- Alhacén: No hace falta que grites. Tampoco es que haya alguien para ayudarte.
- Paimon: ¡Hemos recorrido todo el desierto en busca de ustedes!
- Cyno: Es cierto.
- Morghi: ¡¿Gran Juez?! ¡No, no! ¡Que sea rápido e indoloro, por favor!
- Paimon: Guau, en cuanto ven a Cyno, se vuelven pálidos como si hubieran visto un fantasma.
- Cyno: Debieron de haber sabido que venía por ustedes.
- Morghi: ¡E-espere! ¡Solo estábamos siguiendo órdenes! Usted sabe de lo que hablo, ¿no? ¡Jamás podríamos haber hecho todo esto por nuestra cuenta!
- Yudar: Oh, no, Cyno no... ¡Nos va a aplastar como a escarabajos!
- Cyno: Si quieren, puedo ser aún más cruel.
- Morghi: P-por favor, ¡tenga piedad!
- Cyno: Hablen. O de lo contrario, tendré que recurrir a... otros métodos.
- Alhacén: Bien, sus superiores les han tenido muy ocupados últimamente, ¿cierto? ¿Por qué? ¿Cuál es su objetivo?
- Yudar: Humm... Querían... ehmm... conseguir conocimiento encapsulado.
- Alhacén: No te hagas el tonto, sabes lo que te estoy preguntando de verdad.
- Alhacén: Quieren extraer conocimiento encapsulado, ¿y luego qué?
- Morghi: Yo... Eh... De verdad que no sé cómo explicarlo...
- Paimon: ¡Eh! ¡Compórtate o te arrepentirás!
- Dehya: No quieres hacer las cosas más complicadas de lo que son, ¿cierto?
¿Puedo preguntarles algo?
- Cyno: Adelante.
Los sabios están intentando crear un nuevo dios, ¿no es así?
- Cyno: ¡...!
- Alhacén: ...
- Dehya: ¿Eh? Eso no es solo una elegante metáfora. Lo estás diciendo en serio, ¿cierto?
- Morghi: ¿C-cómo lo sabes?
- Yudar: Ya no hay necesidad de seguir ocultándolo... Sí, tienes razón.
- Yudar: La Academia está trabajando en un importante proyecto que posiblemente cambiará el mundo. Están creando un nuevo dios... Un dios propio de ellos y de la gente de Sumeru.
- Yudar: Aunque parece que el mundo académico de Sumeru es muy próspero, desde la muerte de la Reina Mayor Rukkhadevata, los avances académicos han sido muy pocos.
- Yudar: Además, el marchitamiento del Irminsul es cada vez más grave. Los sabios han intentado casi todo, pero nada ha funcionado. A menudo les oigo decir cosas como "si la Reina Mayor Rukkhadevata aún estuviera con nosotros"...
- Cyno: Continúa.
- Yudar: En ese momento, un miembro de los Fatui apareció. Lo llamaron "El Doctor". Traía una Gnosis y dijo que quería usar las instalaciones de investigación de la Academia.
- Yudar: El Doctor fue expulsado de la Academia hace tiempo. Al principio, los sabios lo miraron con desdén, pero cuando dijo esa frase, a todos les cambió la cara.
- Yudar: Les preguntó: "¿Desean crear un dios?".
- Alhacén: Eso es el colmo de la arrogancia y la ignorancia académicas.
- Yudar: Primero, la Academia dedicó mucho tiempo a construir un "recipiente divino" basado en una sofisticada marioneta humanoide.
- Yudar: Y después, cosecharon sueños a través del samsara del Festival Sabzeruz para maximizar el rendimiento del Akasha.
- Yudar: Con la ayuda de El Doctor y el Akasha funcionando a máximo rendimiento, lograron utilizar este sistema para extraer el poder de la Gnosis y convertirlo en un "núcleo divino".
- Yudar: Después, dijeron que el nuevo dios debía poseer una "sabiduría divina", para lo cual necesitaban una enorme cantidad de conocimiento encapsulado divino.
- Dehya: Todo está relacionado...
- Alhacén: Pero ¿cómo determinas si el conocimiento extraído es divino?
- Morghi: Digamos que es una suposición informada. La Academia ha estado investigando durante siglos el origen exacto de la locura de los eruditos, pero sin ningún resultado.
- Morghi: Nadie puede explicar las causas de este fenómeno. Escriba Alhacén, sabe lo que eso significa, ¿cierto?
- Morghi: Si se trata de un conocimiento que ningún mortal puede comprender, es porque solo lo pueden entender los dioses. En otras palabras, esa sería la fuente de la omnisciencia y la omnipotencia de la Diosa de la Sabiduría.
- Alhacén: ...
Pero la creación final de los sabios no será la Reina Mayor Rukkhadevata.
La creación final de los sabios es Scaramuccia.
- Alhacén: Seguro que ya te has dado cuenta de que a la Academia le da igual quién sea su dios. Solo le importa la capacidad de controlar el conocimiento y la sabiduría.
- Alhacén: Es como si estuvieran malditos con unas ansias de omnisciencia y omnipotencia que les quema por dentro.
- Alhacén: Algunas criaturas poseen fototaxia, por lo que buscan fuentes de luz toda su vida. Para los sabios, su única esperanza es la existencia de una deidad que represente el cénit de la sabiduría.
- Alhacén: Eso también es un tipo de fototaxia. Para muchos eruditos, la ausencia de un Dios de la Sabiduría significa que tendrán que vivir a tientas en la oscuridad durante todas sus vidas.
- Cyno: Entonces, ¿qué es para ustedes la Reina Menor Kusanali?
- Cyno: ¿No es una verdadera Arconte existente en este mundo? Si ya tienen una diosa, ¿por qué quieren crear otra?
- Morghi: Desde el principio, la Academia nunca la ha tratado como su diosa.
- Morghi: Cuando encontraron a la Reina Menor Kusanali, la recién nacida Diosa de la Sabiduría, los sabios esperaban que fuera tan sabia como la Reina Mayor Rukkhadevata, pero tras evaluarlo...
- Morghi: Vieron que la sabiduría que poseía en ese momento no era mayor que la de un niño humano común y corriente. Esto abrió los ojos a los sabios, que se dieron cuenta de que la Reina Mayor Rukkhadevata había muerto de verdad.
- Morghi: Es más, todo este tiempo, han estado usando la Gnosis de la Reina Menor Kusanali para mantener el Akasha en funcionamiento. Por sí misma, ella no tiene ni el poder de un Arconte ni el conocimiento que se espera de una Diosa de la Sabiduría...
- Morghi: Por eso, poco a poco, la gente empezó a olvidarse de su existencia.
- Cyno: ¿Ese es el camino que han tomado los sabios?
(Incluso en una situación como esta se niegan a reconocer a la Reina Menor Kusanali.)
(Nunca imaginé que a una divinidad se le podría someter a algo tan cruel...)
- Dehya: Bueno, tranquilicémonos. Como ninguno estamos de buen humor, hablemos en otro lado.
- Dehya: Rahman, préstame a algunos hombres para escoltar a los guardianes de la aldea de vuelta a la Aldea Aaru. Y estos dos eruditos también vienen.
- Rahman: Está bien, como quieran.
- (Ve a la casa del jefe de la Aldea Aaru)
- Candace: Los guardianes que encontraron ya están de vuelta en sus casas, y a cada uno lo está cuidado un profesional. A los dos nuevos eruditos se les está vigilando muy de cerca. Buen trabajo, amigos.
- Paimon: Ay... Qué atmósfera tan deprimente...
(Después de lo que ha pasado, no es raro estar triste.)
(La Reina Menor Kusanali, que ha hecho tanto por todos, no es más que una causa perdida abandonada en el Santuario Surasthana por la Academia.)
(Y las personas a las que protegía nunca pensaron que pudiera haber una niña Arconte en este mundo.)
- Paimon: ¡Oye, di algo! ¡Tierra llamando a Viajero!
- Dehya: Vamos, ¿es que nadie va a decir nada más? En ese caso, tomemos algo de agua e intentemos pensar en algo más.
- Candace: O puedo ir a buscar algunos aperitivos...
- Paimon: Bueno, ¡Paimon irá contigo! Jejeje...
- Cyno: Viajero, ¿qué planes tienes?
- Dehya: Por Los Siete, no estarán hablando de trabajo, ¿o sí?
Me gustaría compartir con ustedes lo que sé.
- Alhacén: Así que aún te estabas guardando información, ¿eh?
Sí. Lo siento, tenía mis razones.
Pero ahora sé que estamos juntos en esto.
- Mientras conversan, Candace y Paimon traen comida y té.
- Dehya parece muy relajada, como si no le hubiera afectado la pesada conversación.
- A Cyno se le ve muy solemne. Parece haber tomado una decisión sobre algo.
- Siempre fiel a sus creencias y en busca de lo correcto, parece haber encontrado una respuesta.
- Alhacén también muestra su disposición a escuchar.
- Después de eso, cuentas toda la historia.
- Compartes todas tus experiencias, emociones y secretos vividos en Sumeru.
- Compartir esta información con ellos significa que ahora todos son aliados y que, de hoy en adelante, luchan por un objetivo común.
- Paimon: Aunque hemos vivido todo eso de primera mano, se siente superextraño oírte hablar de ello otra vez.
Eso es todo lo que hemos vivido hasta ahora en Sumeru.
- Dehya: ¡Qué historia tan emocionante! Contenía la respiración mientras te escuchaba.
- Alhacén: Parece que en el futuro nos encontraremos con más problemas de lo que anticipé.
- Cyno: ...
- Dehya: Pero ahora es el momento perfecto para ponernos en acción. Ahora que Rahman se a unido nosotros, seremos más fuertes.
- Cyno: Es hora de diseñar un plan.
- Alhacén: Efectivamente, todo esto es una transgresión descarada de las reglas en todos los sentidos. No podemos permitir que siga así.
- Candace: Bien, ¿estamos todos de acuerdo?
- Cyno: Aplastar a los sabios y salvar a la Arconte. Ese es nuestro objetivo final.
No importa lo que nos espere, lo daré todo.
Me esforzaré al máximo ante lo que nos espere.
- Alhacén: Bien, pensemos un poco más en qué otros recursos tenemos a nuestra disposición.
- Dehya: Debemos tener un buen plan para la próxima vez que nos reunamos aquí.
- Paimon: ¡Sí! ¡Seguro que funcionará!
Historial de cambios[]
- Versión 3.1
- Secretos del desierto ardiente se añadió al juego.