Peligro inminente en Fontaine es una misión del mundo de Fontaine.
Detalles[]
- Habla con la Srta. Guijarro
- Ve hacia el ferribús
- Habla con la Srta. Guijarro
- Dirígete a la cafetería
- Dirígete a la cafetería
- Sube al ferribús
- Habla con la Srta. Guijarro
Recompensas[]
Diálogos[]
- (Habla con Srta. Guijarro)
- Srta. Guijarro: No puede ser... No puede ser...
¿Qué estás haciendo?
- Srta. Guijarro: ¡Ah! ¡No! ¡No estaba haciendo nada, no me hagas daño!
- Paimon: ¿Qué le estás contando a Paimon? ¡¿De qué tienes miedo?!
- Srta. Guijarro: ¡Y yo qué sé! Pero no tengo la certeza de que no vayan a hacerme daño.
¿Pero qué le pasa?
¿De qué me estás hablando?
- Srta. Guijarro: Por cierto, ¡por cierto!... Es porque descubrimos su secreto, ¿no es así?
- Srta. Guijarro: ¿Es...? ¿Es porque cuando estaba en la cafetería me llevé un periódico que contenía dentro su carta secreta?
- Srta. Guijarro: ¿Será que descubrí su frase de contraseña sin querer? Esperen, ya sé. ¿No será aquel pescado que me comí anoche que...?
- Srta. Guijarro: Ya decía yo que ese pescado tenía pocas espinas. ¡Fueron ustedes quienes se las quitaron!
- Srta. Guijarro: Sí, sí, ustedes lo que querían es utilizar las espinas de los lados del pescado para transmitir un mensaje... Pero dio la casualidad de que yo compré ese pescado y me lo llevé a casa...
- Paimon: ¿Pero qué está diciendo esta chica? Paimon no se entera de nada...
No vamos a hacerte daño.
¿Qué sandeces estás diciendo?
- Srta. Guijarro: ¿D-de verdad que no pretenden atacarme?
- Paimon: ¡Qué chica! Es la primera vez que nos vemos, ¿por qué íbamos a tener algo en tu contra?
- Srta. Guijarro: ¿E-en serio? E-está bien... Discúlpenme entonces...
- Srta. Guijarro: Últimamente he estado leyendo una novela detectivesca, pero en todo este tiempo no he sido capaz de descubrir qué método utilizaron para cometer el delito.
- Srta. Guijarro: La verdad es que mi mente rumia demasiado... así que ahora me cuestiono cómo se podría utilizar cualquier cosa que veo para cometer un crimen.
- Srta. Guijarro: *Suspira*, por eso estoy tan... nerviosa. Qué vergüenza... Cualquiera diría que estoy paranóica.
- Srta. Guijarro: Estaba a punto de tomar el ferribús para ir a la ciudad a tomar un café. Pero eso fue antes de ver cómo funciona...
- Srta. Guijarro: D-de repente... se vinieron a mi mente mil formas diferentes en las que podría morir si me subía al ferribús... Definitivamente no puedo subirme...
Como has mencionado, quizá estés un poco paranóica...
Seguro que no sucederá nada, no pienses tanto.
- Srta. Guijarro: Tus palabras están en lo cierto, pero no puedo evitar pensarlo, y cuanto más lo pienso, más me aterroriza...
Yo iré contigo...
Yo te escoltaré hasta allí.
- Srta. Guijarro: ¿De veras? ¡Eso es estupendo! Pero ¿qué pasa si me encuentro con ese tipo que me quiere agredir y te ataca a ti también?
Puedes estar tranquila por eso también.
- Paimon: ¡Vamos, vamos! ¡No pienses más! Pase lo que pase, ¡(Viajero) lo resolverá!
- (Acércate al ferribús)
- Srta. Guijarro: Ese es el ferribús. Enseguida podremos subirnos.
- Paimon: Oye, ¡no corras tanto! ¿No te asusta que alguien pueda tirarte una piedra a la cabeza para que te quedes inconsciente de repente?
- Paimon: ... Ya le parecía raro a Paimon que siempre estuvieras en cuclillas en el suelo cubriéndote la cabeza.
- Paimon: ¿Es que temes golpearte la cabeza? Pero si aquí ni siquiera hay techo...
- Srta. Guijarro: ¡Shh! ¡Apresúrense! ¡Échense al suelo también! Este sitio es demasiado peligroso...
- Paimon: Ya ha empezado otra vez...
- Srta. Guijarro: ¡El ferribús no tiene techo! Si colocaran dos postes a cada lado y colgaran un hilo de pescar entre ellas...
- Srta. Guijarro: Cuando el ferribús pase por el medio, ese hilo de pescar sería tan afilado como...
- Paimon: ¡AAH! ¡No digas nada más!
- Srta. Guijarro: No, no, ni siquiera sería necesario colocar dos postes, con una sería más que suficiente...
- Srta. Guijarro: Solo con colgar un hilo de pescar en el extremo superior de un poste con un anzuelo colgando de la mitad...
- Srta. Guijarro: ... Cualquier pasajero del ferribús quedaría colgando del hilo haciendo que parezca un accidente, y entonces...
- Paimon: ¡Paimon no puede oírte! Lalaralarita, lalaralarita...
- Paimon: Después de haberse pasado todo el camino escuchando a esta chica, hasta Paimon tiene miedo...
- Paimon: *Suspira*, bajemos de aquí en cuanto lleguemos a la estación...
- Bajan del barco junto a la Srta. Guijarro con máxima precuación...
- Srta. Guijarro: *Fiu*... Qué bien que salimos de esta. Sigo viva, qué alegría...
- Paimon: ¡Pues claro que estamos bien! Ya te dijimos que todo eran imaginaciones tuyas.
- Srta. Guijarro: No, todavía no hemos llegado a nuestro destino final. Aún no podemos sacar conclusiones.
- Srta. Guijarro: ¿Y si...? No. Vamos, caminemos lo más rápido que podamos.
- (Acércate a la zona marcada)
- Paimon: ¿Qué haces otra vez escondiéndote? En esta zona no hay nada...
- Srta. Guijarro: ¿No han visto ese Mecagendarme de ahí? ¡Está justo delante de nosotros!
Y... ¿qué pasa con él?
Oh... ¿Entonces?
- Srta. Guijarro: Uff, vayámonos de aquí cuanto antes. ¿Qué pasa si de repente pierde el control y se vuelve loco?
- Srta. Guijarro: O... quizás su núcleo acabe explotando de repente... ¡o tal vez haya alguien controlándolo a distancia para que nos ataque!
Yo veo que funciona con normalidad.
- Srta. Guijarro: Es una de las cosas que más temo. Que un dispositivo que aparentemente funciona con normalidad acabe asesinando al primer inocentón que pase por su lado...
- Srta. Guijarro: Nadie podría hacerse responsable de un accidente así, hasta sería imposible encontrar a la mente criminal que ideó todo el plan... ¡Esos cachivaches son todo un peligro!
- Paimon: Ya se ha ido, puedes salir.
- Srta. Guijarro: Oh, de verdad no se ha vuelto loco. Eso sí que no me lo esperaba. Siento como si hubiéramos vuelto a renacer.
Es prácticamente imposible que pueda suceder algo así.
Ha funcionado a la perfección en todo momento.
- Srta. Guijarro: Yo me estaba refiriendo a... un “accidente provocado por humanos”.
- Srta. Guijarro: Un momento. Si no hay ninguna mente criminal organizadora del crimen, entonces nadie podría responsabilizarse del delito...
- Srta. Guijarro: ¡Eso es! ¡Me vino la inspiración! ¡Rápido, vamos! Vayamos a una cafetería, ¡tengo que apresurarme a escribir sobre esto!
- Paimon: Oye, ¡no corras tanto! ¿No te asusta que alguien pueda tirarte una piedra a la cabeza para que te quedes inconsciente de repente?
- (Acércate al café)
- Srta. Guijarro: Sí, así es, efectivamente...
Se te va a enfriar el café.
Casi me terminé la bebida.
- Srta. Guijarro: Está bien, gracias, (Viajero). Gracias por haberme escoltado todo el camino.
- Paimon: ¿Escoltarte?... En realidad nosotros solo hemos caminado a tu lado, no hemos hecho nada más.
No ha ocurrido nada malo.
No tuvimos que enfrentar ninguna amenaza.
- Srta. Guijarro: Así es. Parece que estaba pensando demasiado.
- Srta. Guijarro: Este café está muy rico, jajaja...
- Srta. Guijarro: ... ¿Tú crees que alguien podría haber puesto veneno en mi café?
*Suspira*...
(Lo que hay que oír...)
- Paimon: ¿De dónde has sacado esa idea? Si ya casi nos lo hemos terminado... y no ha pasado naaada de nada.
- Srta. Guijarro: No, no, no, quizá hay una... forma especial de añadir el veneno.
- Srta. Guijarro: Primero, el autor del crimen ha disuelto el veneno en nuestro café.
- Srta. Guijarro: Pero ese veneno por sí solo no sería suficiente para provocar un efecto en la víctima.
- Srta. Guijarro: Una vez hayamos terminado nuestras bebidas, el autor del crimen nos seguirá allá donde vayamos...
- Srta. Guijarro: Esperará a que nos hayamos dormido, y entonces se colará en la habitación para echar la segunda dosis de veneno en el interior de nuestra cantimplora.
- Srta. Guijarro: Entonces, cuando al día siguiente salgamos de casa y bebas de la cantimplora, los dos tipos de veneno surtirán efecto.
- Srta. Guijarro: Y luego nosotros...
- De repente, escuchan unos pasos que se acercan apresuradamente...
- Arouet: ¿De qué habla esta cliente?
- Arouet: ¿Café? ¿Envenenado? Oiga, no haga ese tipo de bromas en mi cafetería.
- Arouet: Si los otros clientes llegan a escucharle, ¡tendré que pedirle que salga de aquí!
Jefe, déjeme que se lo explique...
¡Oye, que es mi amiga!
- Le explicas a Arouet la situación de la Srta. Guijarro. Entonces, se marcha sin tener más remedio.
- A modo de disculpa, la Srta. Guijarro compra otras tres tazas de café...
- Paimon: Has visto con tus propios ojos cómo el mesero preparaba el café, no pensarás que le habrá echado algo...
No digas más disparates, ¿eh?
- Srta. Guijarro: Ya sé, ya sé... Pero en nuestro paseo ha florecido de nuevo mi inspiración.
- Srta. Guijarro: Con algunos retoques, ¡estoy seguro de que lograré retratar el crimen perfecto en el que sea imposible encontrar ni una evidencia!
- Srta. Guijarro: Cuando haya terminado la novela, serás el primero en recibirla.
- Srta. Guijarro: Pero antes de eso, me terminaré esta taza de café. Esta... taza de café...
- Srta. Guijarro: ¿Eh? (Viajero), ¿crees que...?
¡Cierra ese pico!
¡Basta ya!
- Srta. Guijarro: ¡¿Este café está envenenado?!
Historial de cambios[]
- Versión 4.0
- Peligro inminente en Fontaine se añadió al juego.