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Ororon es un personaje jugable de Genshin Impact.

Nacido con un alma "incompleta", Ororon forma parte de los Augures Vientonocturno y lleva el Nombre antiguo de "Bidii". Vive una vida humilde fuera de los terrenos tribales, cuidando de sus vegetales y flogistabejas.

El hace su primera aparición durante Avance de Genshin Impact - Ignición: Un nombre forjado en llamas

Perfil[]

Ni el peor de los pacientes es tan terco como él. Una vez que tiene una idea, es imposible hacerle cambiar de opinión. Sin embargo, no me tengo que preocupar por él, ya que tiene su propia forma de pensar. Creo que sabe sobrevivir bien en este caótico mundo.

~ Dice Ifá mientras escribe un informe médico.

En una calurosa tarde cualquiera, un joven cierra la puerta de su casa y se despide de los brotes de verduras que hay en su jardín:

"Que tengan una buena tarde. Tengo que salir un rato, pero espero que a la vuelta se hayan vuelto aún más verdes. Ánimo".

Al cabo, vuelve con un amigo y, al pasar junto al gran árbol que hay en la entrada de su casa, le advierte amablemente:

"Ten cuidado de no tropezar. Últimamente, las raíces de Piñonzote están creciendo como locas".


Natlan es una tierra misteriosa y al buen médico Ifá, que ha vivido aquí desde siempre, ya no le parecen extrañas las cosas que hace Ororon. Ifá recuerda que, una vez, una alpaca de carga llamada "Piñoncita" se estampó contra este árbol, razón por la cual, tal vez, Ororon lo llamó "Piñonzote".

"Pero si ni siquiera es un pino...", pensó Ifá, pero no llegó a preguntárselo a Ororon.

Como tierra misteriosa que es, Natlan acoge tanto a los seres que han tenido un camino libre de obstáculos como a los que lo han tenido más complicado. Todo tiene una causa, unas consecuencias y, finalmente, una utilidad. Por eso, los imperfectos, los astutos, los testarudos... todos ellos arderán y sus llamas convergerán con el espléndido fuego de las almas.

Apariencia[]

Ororon tiene piel pálida, cabello azul oscuro y ojos heterocromáticos, respectivamente de color rosa y cian. Ororon está vestido con jeans grises rotos, botas grandes acampanadas, una camisa negra y una chaqueta a juego con el color de sus jeans. Tiene tatuajes negros en ambos brazos que se asemejan a la forma de orbes estilizados y un tatuaje azul debajo de su ojo cian. Un velo en azul oscuro y negro cubre parte de su cabello y un par de guantes en ambas manos. Ororon tiene alas negras detrás de él y orejas de animal en su cabeza, similares a las de un murciélago.

Personalidad[]

Ororon es un hombre joven en los Augures Vientonocturno. De manera similar a su mentora Citlalí, Ororon es un atípico único en el sentido de que se lo considera excéntrico; No solo recogió algunos de los rasgos de Citlalí, sino que también prefiere vivir solo, lejos de las tierras tribales.

En su juventud, Ororon fue abandonado por sus padres biológicos por razones desconocidas, aunque más tarde se reveló que tiene una constitución única propia: tiene un alma "dañada", que en la tribu se considera que trae malas vibras y desgracias. Como tal, Ororon fue ostracado a pesar de ser criado por la tribu, dejándolo cuestionando el propósito de su vida. La tribu originalmente tenía la intención de sacrificarlo para traer almas perdidas al Reino de la Noche, pero el ritual falló, dejándolo con el deseo de sacrificar su vida para ayudar a los demás. Esto resultó en que estubiera de acuerdo con el plan de Capitano.

Cuando el alma del habitante de Khaenri'ah Godofredo intentó luchar contra el por el control de su cuerpo para servir a Capitano, Ororon se dio cuenta de que su vida tenía más significado de lo que originalmente había pensado y resolvió tener un impacto más significativo. Esto dio como resultado que el Wayob de su tribu fuera reconocido y reconoció que su apoyo inicial al plan de Capitano era defectuoso.

Historia[]

Detalles del personaje

El territorio de los Augures Vientonocturno se sitúa en el corazón de Natlan, al oeste de la Arena Sacrofuego. Al contemplarlo desde la lejanía, podría dar la sensación de ser una nube de niebla púrpura fulgurante entre los valles.

Los miembros de los Augures Vientonocturno también suelen dar una impresión similar: distantes, misteriosos y crípticos. Muy pocas veces se dejan ver fuera de la tribu, a no ser que se encuentren en alguna misión médica o adivinatoria.

Ororon es una excepción, aunque eso no significa que le guste mezclarse entre el gentío. Simplemente, encuentra una gran satisfacción en explorar las tierras más agrestes, adentrándose en las profundidades de lugares desiertos que muy pocos humanos han llegado a alcanzar. Ni siquiera diez Tatankasaurios serían capaces de arrastrarlo de vuelta.

Que muy pocos humanos hayan llegado a alcanzar tales lugares va incluso más allá del sentido más literal. Esto se debe a que todos aquellos que han intercambiado un par de palabras con él, pronto se dan cuenta de que seguir sus ilaciones no es tarea fácil, sino una verdadera prueba de talento y esfuerzo.

Sin embargo, nada más lejos de la intención de Ororon. En realidad, la razón por la que hace o dice muchas cosas es bien sencilla, y no resulta para nada indescifrable.

Un ejemplo de esto sería lo siguiente: una vez, un bondadoso viandante se topó con su morada en la naturaleza y le preguntó con cara de preocupación: “¿Estás aquí solo porque has tenido algún desencuentro con los miembros de tu tribu? ¿Necesitas ayuda?”.

“Claro que no”.

Ororon, que se encontraba realizando labores de jardinería, se detuvo un momento, se levantó y señaló hacia las flogistabejas de los alrededores, mientras respondía con seriedad: “Es solo que a estas pequeñinas les gusta este lugar y yo estoy más que contento de poder acompañarlas”.

Historia del personaje 1

Debido a la existencia de los nombres antiguos, los habitantes de Natlan conceden una gran importancia al asunto de los nombres en general. Ororon también se ha visto afectado por la influencia del entorno en el que creció, por lo que encuentra satisfacción en otorgarle nombre a todo tipo de cosas, respiren o no.

Algunos nombres acompañan a sus dueños durante toda una vida: las flores acaban marchitándose, las vasos se hacen añicos... y sus nombres les hacen compañía durante una breve o una larga existencia. Aunque solo durara un minuto, seguiría teniendo un gran valor.

No obstante, otros nombres mutan a mitad de camino, y no porque Ororon cambie de idea, sino porque el dueño del nombre podría haber experimentado ciertos cambios y, naturalmente, necesitaría un nuevo nombre que lo reflejara. Por ejemplo, si un saurio se volviera más rechoncho al crecer, no podría seguir llamándose “Papelín”, ¿verdad?

Aunque a Ororon tampoco le importa demasiado el significado implícito de los nombres, porque, para empezar, los nombres que elige suelen ser muy directos y pueden entenderse con tan solo verlos una vez. Además, Ororon otorga nombres para poder referirse a tales objetos más fácilmente. No poseen otra intención ni están diseñados específicamente para portar sentimentalidad alguna. Un nombre es algo valioso, neutral, que proporciona igualdad y facilita la comunicación.

Ororon incluso ve así su propio nombre. La única diferencia es que desconoce su significado.

El nombre de Ororon venía escrito en el interior de la tela con la que estaba envuelto cuando lo encontraron. Estuvo investigando y leyendo ciertos tomos antiguos, e incluso le preguntó a varios ancianos, pero nadie conocía tal nombre, ni mucho menos su significado.

¿Podría haber sido que la abuela estaba ya mayor y había leído mal las letras borrosas sobre la tela?

Ororon solo podía darle vueltas a aquella pregunta en silencio, pues sabía que si se la hacía a su abuela, se llevaría un buen coscorrón.

Historia del personaje 2

Los habitantes de los Augures Vientonocturno sienten predilección por registrar la historia, los relatos y las leyendas en pergaminos de tela. A diferencia de los registros históricos escritos, al usar tela y patrones bordados se pierden muchos detalles, por lo que lo abstracto y lo conceptual cobran mayor importancia, acompañados de la interpretación y las emociones del artista en concreto.

En otras palabras, el nivel de creatividad necesario para realizar tal tarea es muy elevado. El bordador deberá considerar el tema principal, el contexto, qué destacar y qué simplificar.

La razón de ser de tales características no parece demasiado compleja, pero, para Ororon, era motivo de confusión.

Para empezar, no le gustaba la idea de tener que diferenciar entre lo principal y lo secundario. Los personajes y el trasfondo, edificios y naturaleza... para él, todos tenían la misma importancia, por lo que deberían requerir una distribución proporcional del material de bordado. Aunque tuviera que representar una pata de saurio que creciera de la tierra, a Ororon le agradaba mostrar el rocío sobre sus hojas. Lo propio ocurría con las arrugas de los rostros de los abuelos y abuelas de la tribu, que le daban vida a la imagen.

Esto llevaba a un segundo problema: su paciencia tenía límites en cuanto a la confección de pergaminos de tela. Para ser justo, se veía obligado a representar el gran árbol junto a la puerta y las siluetas bajo su copa con la misma cantidad de capas y trazos. Como consecuencia, acababa simplificando todas las cosas que bordaba sobre la tela hasta tal punto que el resultado final no podía considerarse un pergamino de tela, sino una simple toalla con varios patrones.

Ciertas habilidades resultan muy difíciles de enseñar, especialmente aquellas que requieren de un talento artístico considerable. Teniendo en cuenta que el muchacho ya superaba con creces las capacidades de los demás en otros campos, como en el de la percepción de los espíritus y el entendimiento de las líneas ley, los maestros de la tribu dejaron de insistir en que Ororon refinara dicho arte y empezaron a considerarlo como una clase extracurricular, dejando que el chico hiciera un poco lo que quisiera.

Ororon se aprovechó al máximo de esto, y al final optó por no usar siquiera tela e hilo, sino que eligió papel y pincel en su lugar. Al fin y al cabo, si ciertas cosas solo requerían de unos cuantos trazos, ¿para qué esforzarse y sufrir tanto por bordarlas? Además, la realización de pintadas también era uno de los talentos de los habitantes de los Augures Vientonocturno, por lo que, cuando la gente veía a Ororon pintar, llegaban a pensar que se trataba de algún glifo místico ancestral imbuido con misteriosas bendiciones y sus caras mostraban gran reverencia.

Pero, en realidad, Ororon apenas llegó a dibujar nada que fuera demasiado útil. De entre todas sus obras, la que más significado cobró y para la que más esmero puso fue la señal de la clínica de Ifá. Sus trazos eran fluidos y los colores vívidos y, además...

“Me da mucha lástima cuando un saurio se hiere el ala y tienen que vendársela, así que me he esforzado mucho más al pintarlo. Aunque ocupe una parte pequeña de la imagen, he usado la misma cantidad de tinta que cuando te pinté a ti”.

“Está bien”. Ifá observó la mirada resolutiva de Ororon y la calma que desprendía. “Nunca me había visto representado de forma tan vívida. Muchas gracias, querido amigo”.

Historia del personaje 3

Aquellos que muestran amabilidad, asimismo acabarán recibiéndola. Precisamente porque Ororon amaba a todos los seres vivos del mundo natural, las personas y animales del lugar también le devolvían el mismo trato.

Qué gracia, ¿te lo has tragado? En realidad aquella no era la razón. Los humanos trataban a Ororon de forma mayormente amistosa, pero el motivo poco tenía que ver con su amor por el mundo natural.

Uno de los motivos era la compasión: había sido un bebé abandonado que habían rescatado de la montaña, sin familia alguna, al que le habría resultado imposible sobrevivir por su cuenta. Prestarle ayuda, darle algo de comer o alguna prenda de ropa no era un problema, y la satisfacción que podía traer un niño sano al crecer superaba con creces cualquier inconveniente, así que ¿por qué no hacerlo?

Otra de las razones era la opinión favorable que tenían de él: Ororon era obediente (la mayor parte del tiempo), (normalmente) honesto, tranquilo, inteligente, se esforzaba por aprender y nunca llegó a demostrar interés por travesuras como subirse a los tejados y quitar las tejas. Incluso sin maestro, él mismo aprendió a cultivar y criar flogistabejas, tras lo que se volvió completamente autosuficiente. Que el carácter de un muchacho tan joven no diera (normalmente) problemas a los demás le granjeaba la simpatía de los que lo rodeaban.

La última razón, aunque también la menos prevalente, era el sentimiento de culpabilidad. Debido a haber nacido con un alma fragmentada, cuando la tribu acababa de recibirlo en su seno, intentaron aprovechar esta característica única para poner a prueba cierto método para salvar las líneas ley de Natlan. Por suerte o por desgracia, el sacrificio no funcionó, lo que evitó un dilema ético que no podría haberse resuelto, pero algunos ancianos quedaron marcados por un intenso sentimiento de culpa.

Cuando Ororon creció, naturalmente, acabó enterándose de dicho asunto. Ocultarlo no habría tenido sentido, es más, habría traído consigo múltiples problemas. Ororon nunca ha albergado resentimiento alguno por tal acto, incluso podría decirse que se sintió bastante satisfecho al descubrirlo, pues, por muy dura que fuera la realidad, era preferible a vivir una mentira.

Él siempre tuvo muy claro los motivos por los que la gente cuidaba de él. Ya fuera por compasión, por afecto, por culpabilidad o por una mezcla de todos estos, él estaba dispuesto a aceptarlo sin condiciones.

Según decía Ifá, las relaciones sociales entre humanos eran extremadamente complicadas, y no merecía la pena gastar energía en conjeturas sobre sus intenciones, sino que era preferible fijarse tan solo en sus conclusiones y acciones. Tal estrategia resultaba mucho menos estresante. Aunque todos cuidaban muy bien de él, Ororon también les mostraba la misma amabilidad a cambio. Sí, las cosas pueden ser así de sencillas.

“Menos mal que soy veterinario”, decía Ifá gesticulando. “Imagina que fuera médico y tuviera que tratar con pacientes... Las cosas serían mucho más complicadas...”.

Al parecer, Ifá continuó enumerando una lista de casos extraños que podría encontrarse con los pacientes, pero la mente de Ororon empezó a volar. ¿Acaso el caso más raro podría compararse con su situación?

Hablando del tema... viendo las cosas desde cierto ángulo, yo también soy un paciente, y uno de los que no pueden tratarse, pensaba Ororon. Además, ya que mis orejas no son como las de los demás, tal vez eso signifique que soy un animal enfermo. Humm... Ahora que lo pienso, ¿son animales los humanos?

Llegando a estas alturas de sus pensamientos, Ororon decidió interrumpir el discurso interminable de Ifá y preguntó: “¿Si yo estuviera enfermo, debería ir a ver a un veterinario?”.

Ifá dejó de hablar y se le quedó mirando durante un buen rato.

“... No has escuchado nada de lo que he estado diciendo, ¿verdad?”.

“No intentes evitar las preguntas que no quieres responder poniéndome a mí en una situación incómoda. Eso no te servirá de nada”.

Historia del personaje 4

Si tienes tiempo y paciencia para revisar los antiguos tomos y pergaminos de los Augures Vientonocturno, te sorprenderá la temática tan vasta que cubren.

Por ejemplo, ¿quién querría leer una serie de novelas ligeras de Inazuma que acabó interrumpiéndose hace siglos?

También está ese registro de predicciones aplicadas y análisis de tres mil seiscientas formas de cenizas de papel quemado... ¿Quién se ocuparía de algo así?

El origen de tales cosas no importa, pero lo triste es que, a día de hoy, es Ororon quien se encarga de leerlas y cuidarlas.

Al principio, solo pretendía investigar si en los registros históricos había alguna referencia a la aparición de alguien con el alma fragmentada, pero después aparecieron en tropel palabras como las líneas ley, la Señora de la Noche y los espíritus. Pronto, le siguieron volúmenes sobre literatura y novelas de fantasía hasta que se le acumularon como cacahuatles un sinfín de documentos que nunca podría terminar de leer. Entonces, Ororon se convirtió en una especie de bibliotecario sin sueldo, sumergido por completo en un océano de conocimientos que no guardaban relación alguna con él.

“En realidad, tampoco tengo tanta curiosidad”... Pensó Ororon exhausto. Pero, pensándolo mejor, tampoco tenía otra cosa que hacer. Además, esta larga entrega a la lectura tenía sus frutos.

Hasta el momento, la explicación más adecuada parecía proceder inesperadamente de un volumen recopilatorio de relatos sobre criaturas místicas con una portada bien ajada. En él, leyó que durante la antigua Guerra de los Arcontes, algunas deidades, con tal de alzarse con la victoria, intentaron combinar sangre de bestias con las personas para conseguir crear guerreros que superaran las capacidades de los humanos normales y corrientes. Los experimentos se dieron por concluidos tras múltiples fracasos, pero unos pocos especímenes defectuosos habían logrado sobrevivir incluso hasta la actualidad.

“Parece plausible, pero solo es una recopilación de relatos”... pensaba Ororon.

“... Y aun así, siendo solo una recopilación de historias, parece plausible”... volvía a cavilar.

Desde un punto de vista pragmático, él solo podía depender de una cabeza de veintipocos años para pensar, y no sería capaz de averiguar la verdad por muchas vueltas que le diera. Algunas veces, la gente debía admitir y aceptar que era incapaz de realizar algo o no sabía lo suficiente, aunque también estaba la opción de inventarse una historia por pura diversión.

Al final, como Ororon no quería seguir leyendo, pasó unos minutos pensando en una excusa concisa y sencilla.

Era como un rompecabezas: cuando querías unir dos piezas que no encajaban, tendría lugar cierta distorsión, un choque, e incluso se produciría cierto daño. Y, un buen día, hacía veintitantos años, él había sido aquella pieza dañada que había tenido la mala suerte de caer sobre una piedra fría.

Historia del personaje 5

Cierta noche de clima apacible, Ororon se encontraba sentado en el campamento de los Fatui escuchando en silencio sus historias.

En realidad, él era el único que permanecía callado. Bueno, él y Capitano, que se les unió después. Los guerreros no se contenían y hablaban de cualquier tema con libertad, ya que sabían que él era aliado de su comandante y, aunque solo estuvieran charlando de asuntos triviales y riendo, no se cohibieron ante su presencia. Incluso, tras preguntarle su edad, uno de ellos le entregó una bebida transparente llamada ognev.

La probó con la curiosidad propia de un explorador y luego se la terminó de un trago, pues eso es lo que habían hecho los soldados, y después obtuvo una ovación resonante. Sin saber muy bien cómo, se sintió mucho mejor.

Los guerreros charlaban a su lado sobre nimiedades de sus seres cercanos, y a veces se arrancaban a entonar canciones que todos conocían. Ororon no pronunciaba palabra; simplemente se quedó allí sentado, observando la hoguera o contemplando el firmamento. Con lo lejos que estaba el cielo de la tierra, las pequeñas estrellas parecían semillas blancas. La niebla también estaba formada por semillas... “Bruma de estrellas” era un buen nombre, pensaba Ororon sin motivo alguno.

Más tarde aprendió que no todos entre los Fatui pertenecían a un equipo como aquel. Él había conocido al equipo de élite que lideraba el primero de Los Once, y todos eran veteranos de cierta edad y experiencia. Además, su comportamiento y ética eran impecables. Sin embargo, aparte de aquel escuadrón, en realidad muchos otros miembros de los Fatui eran aún más jóvenes que él y, al escuchar las cosas que hacían, no podía evitar fruncir el ceño.

Pero en aquella noche sin viento en la que se podían observar claramente las estrellas, aún no se había visto incomodado por aquel conocimiento. Tan solo se permitió olvidarse de sus preocupaciones momentáneamente, dándose el gusto de disfrutar la buena compañía y una copa de un licor de extraño sabor.

Una noche así no volvería a repetirse. Tuvo aquella sensación incluso en aquel entonces, como cuando quería volver a tomar una copa y Capitano insistió en que no lo hiciera. A pesar de que con la primera copa no se sentía diferente y parecía tolerar muy bien el alcohol, era mejor no profundizar en ciertas cosas.

Aunque, evidentemente, Ororon no era una persona obediente. Más tarde, buscó en secreto al soldado que le había dado el licor y le preguntó la forma de destilado del ognev. Si lograba preparar por su cuenta aquel licor que reflejaba el cielo nocturno, llamaría a la primera botella “Bruma de estrellas”.

Caja de refrigerios

No eran refrigerios para personas, sino para los animales salvajes. Disponía y clasificaba los diferentes tipos de aperitivos en cajas con compartimentos según los gustos de cada animal.

La mayoría de los animales eran bastante inteligentes y, según las observaciones de Ororon, la diferencia entre humanos y animales no era tan grande como muchas personas creían. Los humanos podían vivir tranquilamente precisamente porque habían heredado la sabiduría de sus antecesores, pero aquellos animales que encontraban la vía de la supervivencia en entornos hostiles le resultaban aun más increíbles.

Además, tras convivir con los humanos, muchos animales habían aprendido a tomar el atajo de pedirle ayuda a los primeros. A veces, Ororon se encontraba caminando distraído cuando de repente alguno se posaba sobre su espalda. Si reaccionaba con lentitud, su capa acababa con un par de nuevos rasguños de algún esciúrido volador.

Ororon creía firmemente que, entre los animales, también existía una red de comunicación fija. Los mensajeros animales eran quizá aun más increíbles que los humanos, pues no solo debían surcar los cielos y la tierra, sino que además necesitaban conocer las lenguas de los diferentes animales... Ororon no podía evitar sonreír al imaginarse que en todos los idiomas animales de Natlan existiría la frase: “¡Ororon lleva comida deliciosa en los bolsillos!”.

Por eso, aunque conocía métodos de sobra para expulsar a los intrusos que se acercaban a comer sin invitación, Ororon nunca llegaba a usarlos. Fuera a donde fuera, los animales siempre lo consideraban como a uno más, y no todos contaban con tal honor.

Por supuesto, cada animal tenía su propio carácter, por lo que su forma de dar las gracias podía ser muy diferente.

Por ejemplo, Ahau, el dragón de Kinich, se comportaba de forma muy extraña. Siempre mostraba una actitud de superioridad, pero en realidad, no parecía capaz de separarse de los humanos. Ororon solía ignorar sus palabras y sacudía la comida frente a él mientras veía cómo los ojos de Ahau la seguían tras sus lentes de sol (Esos puntos de luz son sus ojos, ¿verdad?). Si Ahau no pronunciaba algo amable en el momento oportuno, Kinich le privaba de la libertad de hablar antes de poder obtener la comida.

Por el contrario, Cacucu tenía el don de ganarse a los demás con sus palabras. Aunque no conocía muchas expresiones humanas, lo que decía siempre estaba lleno de emoción: “¡Eres el mejor, colega!”.

Visión

La primera noche soñó con una gruta gélida.

Se giró y vio que a sus espaldas se encontraba la entrada de la caverna por la que se colaba la luz de la luna, como un haz de arena blanca. Ni un ápice de luz penetraba más allá de las profundidades de la cueva, de donde provenía una especie de murmullo, como si una bruma azabache habitara en su interior. Las gotas de agua caían desde el techo sobre sus manos extendidas, y se le antojaron un tanto pegajosas.

Podía sentir la humedad y, con ella, los nutrientes en el aire. Asintió para sí, como diciéndose que allí podía crecer vida.

En aquel momento, despertó. Aquello no le había parecido un buen sueño, pero tampoco una pesadilla. Había sentido frío, ¿tal vez porque la temperatura había descendido durante la noche? Se dijo que el día siguiente se taparía con un edredón bien grueso.

Como consecuencia, la segunda noche soñó con un viento ardiente.

Todo lo que alcanzaba a ver eran columnas de piedra pálida y nubes de bordes escarlatas. Como había nubes, debía encontrarse en las alturas. Pero no veía el sol, ni tampoco fuego alguno y, sin embargo, el aire era sorprendentemente sofocante, como si fuera a carbonizar su mismísima alma.

No sabía dónde estaba su cuerpo, pero, por algún motivo, sabía que aquello era el final. Tan solo tenía que dar un paso más, solo un paso más...

Despertó de improvisto. La gente solía sentir predilección por la calidez, y a él le agradaban las llamas de Natlan, pero la temperatura de aquel sueño lo había colmado de terror. No había sido una buena decisión, pensó sacudiendo la cabeza, sin saber muy bien si renegaba del sueño o de la realidad. Resultaba que taparse con una manta de lana de alpaca de carga durante aquella estación era un tanto exagerado.

Finalmente, la tercera noche soñó con un universo negro como el carbón y un laberinto de espejos. En aquella superficie que se desdoblaba y lo rodeaba por completo, se encontró cara a cara con múltiples Ororones.

Luego oyó una voz imaginaria decir: “¡Cuando tu sombra se refleje las veces suficientes, tal vez puedas formar un ‘yo’ completo!”. El tono no parecía demasiado amistoso, pero tampoco se le hacía hostil. Tan solo la mofa de un observador sin nada en juego.

Pero ¿cómo podía un reflejo crear algo que no existía en un principio? Además, ¿qué era lo que se movía por los espejos en aquel espacio de oscuridad?

Un tanto irritado, una emoción no muy común en él, Ororon gritó: “¡Para poder recomponer una sombra, debe haber luz primero!”

Aparentemente, la gente puede oír sonidos en sueños, pues Ororon acabó despertándose por su propio arrebato. No volvió a intentar encontrar la razón de ser del sueño, porque ya no podía usar la excusa de la temperatura o el edredón. Incluso tras recuperar la lucidez del todo, aún podía sentir un ápice de ira y cierta pesadez a la que no estaba acostumbrado.

Pero lo que tenía encima no podía ser más ligero. Presionado contra su pecho, se hallaba aquello a lo que muchos se referían como la mirada de los dioses.

Información de combate[]

Talentos[]

  • Flecha albergaespíritus
    Ataque normal

    Ataque Normal
    Realiza hasta 3 disparos consecutivos con arco.

    Ataque Cargado
    Realiza un Disparo Preciso que inflige mayor daño y tiene mayor precisión.
    Al apuntar, la flecha se imbuirá del elemento Electro y, cuando esté completamente cargada, infligirá Daño Electro al dispararla.

    Ataque Descendente
    Dispara una lluvia de flechas desde el aire y desciende rápidamente mientras ataca a los enemigos a su paso, infligiendo Daño en el AdE al impactar contra el suelo.

  • Amparo de la noche
    Habilidad elemental

    Ororon manifiesta una técnica arcaica de los Augures Vientonocturno en la forma de un orbe espiritual oscuro que lanza contra el enemigo para infligirle Daño Electro de naturaleza noctámbula.
    Si en las cercanías hay más enemigos, el orbe espiritual rebotará en ellos y les infligirá Daño Electro de naturaleza noctámbula. Cada enemigo solo podrá ser fijado como objetivo una vez por cada vez que se use “Amparo de la noche”.
    El orbe espiritual desaparecerá tras rebotar 3 veces o si en las cercanías no hay ningún enemigo que pueda servir como objetivo.

  • Eco de la oscuridad
    Habilidad definitiva

    Ororon realiza un antiguo ritual para infligir Daño Electro en el AdE de naturaleza noctámbula e invocar un ojo sonicoespiritual.

    Ojo sonicoespiritual
    • Provoca constantemente a los enemigos cercanos para atraerlos y que lo ataquen.
    • Gira continuamente y emite ondas sónicas que infligen Daño Electro de naturaleza noctámbula a los enemigos cercanos.
  • Sinestesia noctívaga
    Pasivo 1

    Cuando un personaje cercano del equipo causa una explosión noctámbula, Ororon obtiene 40 pts. de noctambulismo. Durante 15 s tras usar la Habilidad Elemental, cuando otro personaje del equipo golpea a un enemigo con un ataque Hydro o Electro, Ororon obtiene 5 pts. de noctambulismo. Este efecto solo se puede activar una vez cada 0.3 s y solo puede ocurrir 10 veces mientras esté activo. El máximo de pts. de noctambulismo que puede tener Ororon es 80.

    Además, cuando un enemigo cercano recibe daño de la reacción de Electrocargado o cuando otro personaje cercano del equipo inflige daño de naturaleza noctámbula, si Ororon tiene al menos 10 pts. de noctambulismo, consumirá dicha cantidad para entrar en estado de bendición noctámbula y activar el efecto de “ultrapercepción”, el cual inflige Daño Electro de naturaleza noctámbula a un máximo de 4 enemigos cercanos en una cantidad equivalente al 160% del ATQ de Ororon. Este efecto solo se puede activar una vez cada 1.8 s.

    Bendición noctámbula: Ororon

    Como máximo, el estado de bendición noctámbula de Ororon dura 6 s.

  • Presencia manifiesta
    Pasivo 2

    Tras golpear a un enemigo con el orbe espiritual de su Habilidad Elemental, Amparo de la noche, Ororon obtiene el efecto de “sello presencial” durante 15 s.

    Sello presencial

    Cuando un personaje en uso cercano del equipo golpea a un enemigo con un Ataque Normal, Cargado o Descendente, dicho personaje recupera 3 pts. de Energía Elemental. Si Ororon está en tu equipo pero no en uso, también recupera 3 pts. de Energía Elemental. Este efecto solo se puede activar una vez por segundo y solo puede ocurrir 3 veces mientras esté activo.

  • Salto brumasombra
    Gracia de la noche

    Al encontrarse en una zona con alguna mecánica de flogisto de Natlan, se podrá utilizar Transmisión noctambular: Ororon. Cuando el personaje en uso esté en el aire, al cambiar a Ororon, este saltará muy alto. Tu equipo solo puede activar Transmisión noctambular una vez cada 10 s.

    Al mantener pulsado para apuntar, Ororon entrará en estado de “espiritismo”, en el cual puede interactuar con pintadas e inscripciones místicas para extraer la información y el poder que contienen. Para interactuar con estos objetos, se seguirán las mismas reglas de interacción de los Iktomisaurios.

    Además, al mantener pulsado para saltar, Ororon consumirá 75 pts. de Aguante para dar un salto. Si se encuentra en una zona con alguna mecánica de flogisto de Natlan, Ororon consumirá con prioridad 5 pts. de flogisto para saltar aún más alto. Cuando está en el aire, Ororon puede mantener pulsado el Ataque Normal para apuntar consumiendo flogisto o Aguante.

  • Cambiapieles
    Pasivo 3

    Aumenta en un 15% la Vel. de Vuelo de tus personajes del equipo.
    No se puede acumular con otros talentos pasivos que tengan los mismos efectos.

1 → 10 para un talento

Constelación[]

(Por añadir...)

Ascensión[]

Ascensión Nvl. Máx. Costo Material Elemental 1 Material Elemental 2 Especialidad Local Material Común
1 20 20,000 Ninguno
2 40 40,000
3 50 60,000
4 60 80,000
5 70 100,000
6 80 120,000
Máx 90 Nivel máximo

Gachapón[]

La siguiente lista muestra los 4 banners en los que Ororon ha aparecido como personaje promocional, en orden del más reciente al más antiguo.

07 de mayo al 27 de mayo de 2025
07 de mayo al 27 de mayo de 2025
20 de noviembre al 10 de diciembre de 2024
20 de noviembre al 10 de diciembre de 2024

Vestuarios[]


Galería[]

Días festivos[]

Menciones de personajes[]

Historias de personajes[]

Citlalí: Historia del personaje 3

Este es un fragmento de la historia del personaje.

“La abuela sigue siendo la abuela, tenga doscientos años o más”, respondía Ororon cada vez que le preguntaban los demás. Como él había sido criado por ella desde muy joven, tenía un concepto más claro sobre el carácter insondable de su edad.

Diálogos de personajes[]

Personaje Diálogos

Citlalí
Sobre Ororon... : ¡Hum!

Más sobre Citlalí (V): Estas botellas de vino me las trajo la Asociación de Reliquias Sáuricas... Oh, e-esto... Sí, Ororon se las terminó y las dejó tiradas por cualquier lugar... Yo no tengo nada que ver. Eso, ¡Ororon, sal y admite lo que has hecho! Yo tengo una buena tolerancia al alcohol y no me emborracho fácilmente. ¡E incluso si me emborrachara, no dejaría la basura por ahí! Además, la Asociación dijo que las encontraron en la naturaleza, y que no molestaban a nadie, pero da igual porque no fui yo quien las tiró... Oh, creo que no me he explicado bien, ¡tienes que creerme!


Mavuika
Sobre Ororon... : En mi opinión, la verdadera personalidad de Ororon es muy distinta de la que proyecta al exterior, como si fuera magma cubierta de una capa de hielo. Su tribu y sus amigos le aportan paz, pero su impulso por protegerlos y su necesidad de convertirse en héroe le causan inquietud. No es sabio actuar de forma impulsiva, pero igualmente son cualidades valiosas.

Xilonen
Sobre Ororon... : Si menos por menos es más, entonces un tipo raro en un grupo de raros debería ser alguien normal, pero está claro que Ororon no sigue esta ley.
Aunque no es mal tipo, incluso le pidió a Ifá que trajera montones de fruta y miel a los Vástagos del Eco, tal vez porque pensara que nos había traído muchos problemas. La verdad es que no sabía que las flogistabejas producían una miel tan dulce. Parece que tiene talento de verdad.
*Suspira*... ¿Cómo puede dársele tan bien a la gente criar seres vivos?

Curiosidades[]

Etimología[]

  • Es probable que Ororon reciba su nombre de Olorun, la deidad suprema de la religión yoruba.
  • Aunque el yoruba y el maorí no están relacionados, el nombre de Ororon también puede estar parcialmente basado en la palabra maorí oro, que significa "resonar, hacer eco, resonar", ya que los murciélagos son conocidos popularmente por su uso de la ecolocalización.
  • Su constelación, Vampyrum Spectrum, es el nombre científico del murciélago espectral, un tipo de falso murciélago vampiro que vive en México, América Central y América del Sur.

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