Una peculiar flor que puede encontrarse en llanuras o mesetas. Se abre si su capullo recibe un golpe cuando está en su periodo de floración. Los habitantes de Natlan llaman “lugar que una vez fue pisado por el gran Ixbalanqué” a las zonas en las que crecen muchas mechacenizas. Su pistilo contiene un néctar tan dulce que puede llegar a quemar los labios y la lengua de quien lo coma. Es una flor muy preciada por la gente de Natlan, que considera que el hecho de que siga brillando antes de marchitarse es un símbolo de entusiasmo y pasión. No se sabe desde cuándo, los guerreros de las tribus adoptaron la costumbre de ofrecer pistilos de mechaceniza en el templo de la Arena Sacrofuego antes de entrar en ella para rezar por la victoria y el honor.
