Los secretos de al-Ahmar es una misión del mundo de Sumeru. Es la tercera parte de la cadena de misiones «El Letargo Dorado».
Detalles[]
La misión comienza automáticamente después de completar la misión anterior, «Introducción a la arqueología de interiores».
- Entra en el pasaje secreto que hay tras el mural
- Súbete al ascensor
- Dirígete al Mausoleo del Rey Deshret
- Derrota a los enemigos
- Sigue explorando
- Intenta abrir el féretro (0/4)
- Encuentra un camino hacia el nivel superior
- Dirígete al nivel superior del Mausoleo del Rey Deshret
- Sigue a los miembros del equipo arqueológico
- Encuentra a los miembros del equipo arqueológico
- Derrota a los Fatui
- Encuentra a Benben
- Sigue adentrándote mientras buscas a Benben
- Busca pistas en el campamento de los Fatui
- Derrota a Samail y a los Fatui
- Sigue adentrándote en las ruinas
- Investiga la habitación del fondo
- Investiga el recipiente que hay en medio de la sala
- Derrota a los Fatui
- Sigue el rastro de Benben
- Busca a tus compañeros en la cueva
Recompensas[]
60 Protogema
50 000 Mora
Notas[]
- Completar el paso 9 de esta misión otorga el logro "Crea, intercambia, almacena y usa" de la categoría Maravillas del mundo.
- Completar esta misión otorga el logro "El misterioso poder de las pirámides" de la categoría Maravillas del mundo.
Diálogos[]
- (Después de subir por el ascensor)
- Paimon: ¡Guau! ¡Qué ruinas tan majestuosas!
- Tirzad: Estas no son unas ruinas comunes y corrientes. Si los registros históricos son correctos, este debe ser el Mausoleo del Rey Deshret. Aquí es donde el rey tirano está enterrado.
- Paimon: Oh... Entonces, ¿deberíamos seguir adelante?
- Yebrael: Todas las preguntas tienen respuestas, y todas las respuestas duermen aquí.
- Tirzad: ¡Hum! Entraré, aunque solo sea para demostrar a un ignorante mercenario que está equivocado...
- Paimon: Oh... Viajero, ¡vayamos con cuidado!
- (Acércate al Mausoleo del Rey Deshret)
- Paimon: Paimon se siente cada vez más pequeña a medida que nos acercamos... Tan insignificante como un grano de arena...
- Tirzad: Este también era uno de los métodos de gobierno del Rey Deshret. Construir maravillas descomunales que imbuyeran en sus súbditos un sentimiento de insignificancia y así mantenerlos dóciles y amedrentados.
- Tirzad: Usar mano de obra en cantidades ingentes para erigir estas maravillas en el desierto es prueba fehaciente de la tiranía del Rey Deshret.
- Benben: *Crin*... *Crin*... *Fush-Fush*, *Crin*...
- Paimon: ¡Guau! ¿Hasta una puerta así de grande es capaz de abrir Benben?
- Tirzad: ¡Quién sabe! Puede que se abriera sola y que... y que no tuviera nada que ver con Beben.
- Paimon: Ay, este tipo no da su brazo a torcer...
- Tirzad: Entonces, explícame cómo esta cosa... cómo Benben abrió la puerta. ¿Qué lógica tiene?
- Paimon: Esto... ¡Paimon tampoco lo sabe!
- Yeht: ¿Qué te pasa, Benben? ¿Quieres entrar? ¿Hay algo dentro que te resulta familiar?
- Benben: *Crin*... *Crin*...
- Yebrael: Quizá un grano de arena sea insignificante, pero la fuerza del mar de arena es inconmensurable. Erudito de ciega fe, ¿te atreverás a entrar en la tormenta de arena?
- Tirzad: ¡Ya que hemos llegado hasta aquí, por supuesto que tenemos que entrar!
- Tirzad: ...
- Tirzad: ¡Pero mi intuición de erudito me dice que los peligros que nos aguardan delante no pueden compararse con los que dejamos atrás!
- Tirzad: ¡No confío ni en Yebrael ni en Yeht! ¡Viajero, tienes que mantenerme a salvo!
- Paimon: Eh... Solo tienen algunas diferencias de opinión. Tampoco es como para ponerse así.
- Tirzad: ¡Hum! ¡No lo entiendes! ¡Un conflicto de opiniones académicas puede ser tan feroz como una batalla sangrienta!
- Paimon: ¡Guau, cada vez eres más insoportable, Tirzad!
- Yeht: *Ejem*... ¿Terminaron ya de pelear? No es fácil tener retenido a Benben, ¿saben?...
Lo siento.
- Paimon: Parece que Benben quiere entrar cuanto antes. Será mejor que no perdamos más el tiempo aquí.
- (Entra a la sala gigante)
- Yeht: ¡Uf! Menos mal que Benben está bien... ¡Benben, no vayas tan rápido! ¿Que pasaría si te encuentras con algún peligro?...
- Paimon: Humm... ¿Se supone que esto sería una herida o una avería?
- Yeht: ¡Da igual como lo llames, es igual de malo! Aquí cerca no hay médicos ni mecánicos.
- Benben: ¿*Crin*?
- Paimon: Pero sí tenemos un buen puñado de adultos furiosos.
- Yeht: Jeje, eso parece.
- Tirzad: Yo no estoy enfadado. Al fin y al cabo, en este lugar hay pruebas en todos lados que me permitirán probar enseguida que estoy en lo cierto. ¡Solo mira este enorme féretro! *Tch, tch*.
- Tirzad: ... Qué extraño. ¿Como se abrirá esta cosa?
- Paimon: Paimon no tiene claro si tiene exceso o falta de valentía...
- Yebrael: ¿Qué es esto?...
- Paimon: Las enormes estatuas que hay por todos lados... ¿No parecen guardianes? ¡Son muy intimidantes! Tirzad, será mejor que no toques nada de lo que hay aquí...
- Tirzad: Estas estatuas son solo pedazos de piedra. ¿Qué hay que temer de unas piedras?... ¡Ah! Igual por aquí hay algún mecanismo... ¡Déjame ver!
- Yebrael: ... Deberíamos separarnos para buscar pistas.
- (Opcional, habla con Yebrael)
- Yebrael: Qué lástima que Ufairah no pueda ver esto...
- Paimon: (¿Ufairah? Es la primera vez que escuchamos ese nombre.)
- (Opcional, habla con Yeht)
- Yeht: *Suspira*, padre está bastante raro. ¿Qué es lo que le pasa? Benben, ¿sabes tú por qué?
- Benben: ¿*Crin-crin*?
- (Opcional, habla con Tirzad)
- Tirzad: El material que llevo recopilado hasta ahora me debería valer para dos capítulos... Humm, ¿Realmente será suficiente?
- (Enciende todas las antorchas primigenias y abre el sarcófago)
- Tirzad: ¡Oh! ¡Tan impresionante como siempre, Viajero! Te daré el debido crédito si consigo publicar mi tesis.
- Tirzad: *Ejem*. Lo que vamos a hacer ahora puede ser un poco irrespetuoso, ¡pero todo sea en aras de la ciencia! ¡Juro que no es por provecho propio!
- Tirzad: ¿Eh?
- Tirzad: ¡Espera! ¿Eh? Aquí dentro...
- Paimon: ¡No hay nada de nada!
- Tirzad: ¿Cómo es posible? Pero estos diagramas... Espera, espera un momento. Déjenme pensar.
- Tirzad: ...
- Tirzad: Entiendo, debe tratarse de una ilusión.
- Tirzad: Por supuesto, el Rey Deshret sabía que investigadores curiosos como yo vendríamos deseando llegar al fondo de las cosas y descubrir todos sus secretos.
- Tirzad: Es natural que no estuviera dispuesto a que otros los descubrieran tan fácilmente. Así que construyó este mausoleo y dispuso tantas... puertas y salas.
- Tirzad: Incluso preparó ilusiones como esta para despistarnos.
- Tirzad: Seguro que no pondría las cosas más importantes en un lugar tan obvio como este. Y además, este lugar está muy bajo, demasiado bajo...
- Tirzad: Los verdaderos tesoros seguro que se encuentran en un lugar elevado, más cerca del cielo...
- Yebrael: Qué sarta de tonterías.
- Tirzad: ¿Oh? Ilumínanos con tu sabiduría, entonces.
- Yebrael: Aunque no pueda decir exactamente para qué es esta sala, de lo que sí estoy seguro es de que no es como tú dices.
- Tirzad: ¡Hum! ¿Qué derecho tienes a decir que solo me sé aprovechar del trabajo de otros? ¡Si tú no tienes intelecto ni para eso!
- Yebrael: Puede que así sea, pero sigo convencido de que sabes demasiado poco sobre las arenas.
- Tirzad: ¡Y dale con las arenas! ¡La única verdad es la que los ojos ven! Tú... ¡Espera a que encuentre una prueba concluyente que te deje sin palabras!
- Tirzad: ¡Arriba! ¡Vayamos hacia arriba!
- Paimon: Viajero, encontremos pronto un camino para subir. A Paimon le preocupa que Tirzad se encuentre en peligro como esto siga así...
- (Acércate al área marcada)
- Tirzad: En teoría, aquí es donde los órganos del Rey Deshret deben estar guardados...
- Tirzad: Pero al igual que antes, no hay nada material guardado aquí.
- Paimon: ¿Eh?... ¿Qué quieres decir con eso?
- Tirzad: Humm... Tengo una teoría, pero necesito más pruebas para corroborarla.
- Yeht: Padre, ¿qué piensas? Seguro que sabes algo al respecto, aunque no quieras contármelo ni a mí ni a nadie...
- Yebrael: La placa es la llave, pero no puede abrir todas las puertas. Incluso la llave ha de ser “reconocida” primero.
- Benben: ¡*Crin-crin*! *Crin*...
- Tirzad: Oh, está claro que Benben tiene algo que ver con este sitio. Pero eso de que la llave tenga que ser reconocida es ridículo.
- Yeht: Benben, ¿quién crees que tiene razón?
- Benben: *Crin*...
- Tirzad: Ahora que estoy un poco más calmado, puedo comprender por qué Yebrael no para de cuestionar mi punto de vista. Tú misma nos dijiste que él antes era un habitante del desierto...
- Tirzad: Quizá haya tenido algunas experiencias u oído de algunas tradiciones que considera “conocimiento”. Pero eso no es verdadero conocimiento, y por tanto no hay registros académicos sobre ellas.
- Tirzad: Sus supersticiones son excusables teniendo en cuenta de dónde procede.
- Tirzad: Pero Yeht, ¿de verdad crees que las... *ejem*, “palabras” que dice Benben son de fiar? Después de todo, son de origen incierto y no de un verdadero erudito.
- Yeht: ¿Eh? Pero Benben nos ha ayudado mucho durante todo el camino. Pero tú, Tirzad, ¡no has hecho nada más que hablar y darte aires!
- Yeht: Y además, no creo que tus discursitos sean enteramente correctos. Me da la sensación de que mi padre sabe algo, y que si nos lo contara todo...
- Tirzad: ¡Una falacia no se convertirá en verdad aunque la repitas mil veces!
- Tirzad: Viajero, Paimon, ustedes son aventureros de vasta experiencia que han visto de todo. Y además no tienen ninguna conexión con este lugar, no como este padre y su hija... ¿Quién creen que tiene razón?
- Paimon: ¡Guau! ¿Por qué de repente nos pasas la papa caliente?
Humm... ¿Puede que Benben?
- Tirzad: Pero aquí no hay nadie que entienda de verdad lo que “dice” Benben.
Paimon tiene razón.
- Paimon: ¡Eh, espera! ¡Paimon no ha dicho nada de nada!
- Paimon: Por mucho que nos preguntes, tampoco sabríamos contestarte...
- Paimon: En vez de discutir sobre opiniones distintas, ¿qué tal si nos centramos en el problema de verdad? Por ejemplo...
- Paimon: ¡Eso es! ¿No se iluminó la placa antes? Pero sigue teniendo muchos espacios en blanco. ¿Piensan que aquí puede haber pistas relacionadas con ella?
- Paimon: Viajero, saca la placa para que le echemos un vistazo.
- Benben: *Crin*...
- Paimon: ¡Guau! ¡La placa se ha iluminado! ¡Y parece que se ha abierto un nuevo pasadizo!
- Yeht: Pues sí que era una llave.
- Paimon: Pero si miras con atención, sigue teniendo espacios en blanco. ¡Oh! Tirzad, ¿ahora sabrías decirnos qué significan los símbolos?
- Tirzad: Eh... Lo sabré cuando se hayan iluminado todos. Todavía es demasiado pronto. No debo sacar conclusiones precipitadas...
- Yeht: Jaja, tiene sentido. Si antiguamente la gente solía invertir el orden de las oraciones, se podría llegar a una conclusión totalmente equivocada si no se dispone de toda la información.
- Paimon: Eh... ¡Paimon no cree que ocurriera algo así!
- Yebrael: ...
- Tirzad: *Ejem*, ya que se ha abierto el pasadizo hacia una nueva zona, no tenemos más remedio que seguir avanzando.
- Paimon: Humm... ¿De verdad es así de sencillo? A Paimon le parece como si hubiera un poder guiándonos...
Regresar por donde vinimos podría ser una opción...
- Tirzad: ¿Cómo vamos a dar la vuelta llegados a este punto? ¡A mi obra maestra solo le falta el toque final! ¡Solo una insignificante prueba concluyente! Espero que me acompañen hasta el final.
- Paimon: ¿Cómo puedes decir que una prueba concluyente es insignificante?
- Paimon: *Suspira*... Aunque Paimon no sepa quién de los dos tiene razón, si Yebrael o Tirzad, por lo menos obtendremos la respuesta si continuamos, ¿verdad?
- Paimon: Viajero, vayamos con más cuidado a partir de ahora.
- (El Viajero se despierta)
- Paimon: ¡Viajero! ¡Viajero!
¿Qué ha pasado?
- Paimon: ¡Menos mal! ¡Por fin te has despertado!
- Paimon: Ay... Paimon tampoco sabe qué ha pasado. Estábamos aquí cuando Paimon despertó. ¿Habrá sido una trampa?
- Paimon: ... De todos modos, ¡tenemos que encontrar a los demás!
- (Derrota a los Fatui)
- Tirzad: *Solloza*... ¡Por fin llegaron, mis salvadores!
- Tirzad: Cuando me desperté me encontraba en este horrible lugar, y me sentía como si me estuvieran desmembrando...
- Tirzad: ¡Y eso no es todo! ¡Con lo que me costó encontrar a Yeht y a su padre... y encima van y nos atacan los Fatui!
- Paimon: Guau... ¡Qué mala suerte!
- Yeht: Paimon, Viajero, ¿han visto a Benben por el camino? Benben... ¡Benben ha desaparecido! Llevo un buen rato buscándole por los alrededores, pero no hay rastro de él...
- Paimon: Nosotros tampoco lo hemos visto, ¿verdad, Viajero?
No, no lo hemos visto.
- Yeht: Entonces... Seguro que está más adelante. Es el único que está solo. ¡Tenemos que encontrarlo pronto!
- Tirzad: No hace falta que te pongas así. Seguro que esa cosa se perdió porque le encanta corretear de un lado a otro.
- Yeht: ¡Benben nos ayudó tanto por el camino que es como uno de nosotros! ¡No sé tú, pero yo nunca sería tan cruel de dejar tirado a un compañero!
- Yeht: Tengo que encontrarlo, sí o sí...
- Yebrael: Su utilidad es indiscutible, Tirzad. No puedes negarlo.
- Tirzad: ¿Hasta tú, Yebrael?...
- Tirzad: ¡Está bien, ustedes ganan! Busquemos a Benben. ¡Pero no esperen que les acompañe si nos topamos con más Fatui!
- Paimon: Hablando de ellos, ¿qué hacen aquí los Fatui? ¿Es este lugar un sitio arquelógico famoso?
- Tirzad: ¿Eh? ¡Imposible! Nunca habría elegido este sitio si fuese un tema de investigación popular.
- Paimon: Debe ser cierto. Después de todo, tú mismo dijiste que no eras un investigador muy bueno...
- Paimon: ¡Así que no tendrías ninguna oportunidad contra la élite investigadora! ¡Jajaja!
- Tirzad: ... ¡Eh! A eso se le llama evitar batallas perdidas.
- Yebrael: En cualquier caso, la situación puede ponerse más complicada de lo esperado. Avancemos con precaución.
- (Acércate al punto de teletransporte)
- Yeht: ¿Por qué nos envió hasta aquí la trampa o lo que sea que hubiera en esa sala?
- Tirzad: Expulsar a los intrusos es una práctica muy común en este tipo de sitios. Si quieres saber los detalles técnicos, tendrás que esperar a que regrese y pregunte a algunos expertos de la Escuela de Tecnología...
- Yeht: Oh... Pero según tú, el Rey Deshret era un tirano, así que podría perfectamente haber preparado mecanismos más letales...
- Tirzad: ¡Es pura suerte que no nos hayamos encontrado con uno de ellos, simplemente! Y espero que sigamos sin encontrárnoslos...
- Tirzad: ¡Miren! Podemos proseguir con la expedición arqueológica por este camino. No quiero abandonar a mitad de camino después de conseguir al fin pistas sobre la placa.
- Yebrael: *Shh*... Esos de ahí abajo no son amigos. Si queremos seguir, no tenemos otra opción que dar un rodeo para evitarlos, o quizás...
- Paimon: ¡Son otra vez los Fatui y Los Eremitas! Viajero, Paimon cada vez está más convencida de que fueron ellos quienes se llevaron a Benben...
- Yeht: ¡Tenemos que darnos prisa y rescatarlo!
- Yebrael: ¡Yeht! ¡Tranquilízate!
- Tirzad: ¿Están locos? Yo solo soy un simple erudito. ¡Vine a resolver problemas académicos, no a pelear!
- Paimon: Pero nunca habríamos llegado hasta aquí de no haber sido por Benben... Y tú no tendrías ningún problema académico que resolver sin su ayuda, Tirzad.
- Yeht: ¡Exacto! ¡Tenemos que rescatarle, aunque solo sea para poder seguir explorando! Tú no tienes miedo, ¿verdad, Viajero?
- Paimon: No te preocupes, Viajero tiene mucha experiencia en tratar con los Fatui. ¡Pero aun así, hay que ir con cuidado!
- (Acércate al campamento Fatui)
- Samail: ¡Ja! ¡Me preguntaba cuándo asomarías la cabeza, Yebrael!
- Tirzad: ¿Eh?
- Samail: Y aquí estás, fiel a la cita sin haber sido llamado. ¿Cuánto ha pasado desde la última vez que hablamos cara a cara?
- Samail: Me faltan dedos para contar tantos años. ¿Y tú? ¿Te acuerdas, Yebrael?
- Yebrael: ...
- Paimon: Guau... Este tipo es un poco raro, pero parece que conoce a Yebrael.
- Samail: Cuánta indiferencia. Después de tantos años sin vernos, ¿no merece un brindis nuestra reunión?
- Samail: Ya sabes que no te guardo rencor por las cosas del pasado, y si no, no me llamo “Samail, palabra de honor”.
- Samail: Todavía hay un lugar para ti en Tutmosis. Solo dilo y todo puede volver a ser como era antes. Y no solo eso, podemos ir juntos a reclamar la deuda que nos debe Babel.
- Tirzad: ... ¡Lo sabía! Sabía que Yebrael no era trigo limpio... Resulta que es viejo amigo de un... de un tipo como este.
- Yeht: ¡No digas tonterías! Aunque es verdad que hay cosas que mi padre no me ha contado... ¡estoy segura de que tiene sus motivos!
- Samail: Jaja. Yeht, eso que dices me duele de verdad.
- Yeht: ¿Eh? ¿Me conoces?
- Samail: ¿Cómo no iba a conocerte? Yebrael, tienes un corazón más frío que el hielo, no me extraña que tu hija sea tan desalmada como tú.
- Samail: Querida Yeht, puede que tú me hayas olvidado, pero afortunadamente, yo me acuerdo a la perfección.
- Samail: Yo solía tenerte en brazos cuando no eras más que un bebé. Con la luz de la luna en un lado y la de la hoguera en el otro, al igual que tus padres.
- Yeht: ¿Cómo...?
- Samail: Parece que tu padre no te ha contado nada de nada, ¿no es así, Yebrael? Mira que no contarle la verdad ni a tu propia hija...
- Samail: Bueno, supongo que tampoco es de extrañar, al fin y al cabo eres “arena traidora”.
- Samail: Cuando mis subordinados me comunicaron las respuestas de los comerciantes forasteros que había en el oasis, empecé a preguntarme quién les había impartido semejante sabiduría, y por qué solo les dijo cómo proceder sin explicar el motivo.
- Samail: No me imaginaba que la pequeña Yeht te importase tan poco como esos comerciantes desconocidos.
- Samail: Ni siquiera le contaste tu historia. ¿Por qué razón? ¿Temías que te despreciara tras saber tu pasado traidor?
- Yeht: Padre...
- Yebrael: Para ser sincero, es un alivio saber que sigues tan dicharachero como siempre, Samail.
- Yebrael: ... Así no tendré ningún remordimiento cuando te dé tal paliza que salgas corriendo con el rabo entre las piernas.
- Samail: ¡Jaja! ¡Así que tienes miedo, Yebrael! Tienes miedo de que este fantasma de tu pasado venga a pedirte que pagues la deuda que tienes pendiente.
- Samail: ¡Tengo todo el derecho! ¡Los secretos de al-Ahmar pertenecen a Tutmosis! Y al traer la llave, ¡nos has traicionado a nosotros! ¡Has traicionado a toda la arena!
- Samail: ¡Mírate ahora! ¡Rodeado de niños y cobardes! ¡Ja! ¿Dónde dejaste tu fiereza? ¿Se te ha escapado como la arena entre los dedos?
- Yebrael: Cierra el pico y danos a Benben.
- Samail: ¿Benben?... Oh, ¿te refieres a esa criatura mecánica?
- Samail: ¡Jajajaja! ¡Eh, oyeron eso! ¡Yebrael llama a esa cosa “Benben”!
- Samail: Qué pena que estos de Snezhnaya no sepan cómo eras antes, si no, esta escena sería cien veces más cómica.
- Yebrael: Danos a Benben, de lo contrario...
- Samail: ¿De lo contrario, qué? Yebrael, ¿hace falta que nos comportemos como extraños? Un ultimátum detrás de otro... ¿Acaso has cambiado de parecer y estás dispuesto a sentarte conmigo a rememorar tiempos pasados?
- Samail: Por cierto, ¿te acuerdas de lo que le pasó a Ufairah? Jaja, seguro que no te has olvidado, ¿verdad?
- Samail: No importa, puedo ayudarte a recordarlo aunque te hayas olvidado. Una y otra vez...
- Paimon: ¡¿Qué tonterías dice este tipo?!
- Samail: También tenemos otra forma de comunicarnos, ¿verdad? Yeht, y tú, el de ahí, no pasa nada si quieren echarle una mano a Yebrael. ¡Después de todo es solo una sombra de lo que era antes!
- Paimon: Viajero, este Samail parece duro de pelar... ¡Pero por Benben, tenemos que darle una buena tunda!
- (Derrota a los Fatui)
- Yeht: ¡Benben! ¿Estás bien?
- Benben: ¡*Crin-crin*! *Crin*...
- Paimon: Parece que está bien, aunque da la impresión de estar un poco decaído...
- Tirzad: ¡Eh, Yebrael! ¡T-tienes que decirnos la verdad ahora mismo! ¡Si no, cada uno irá por su lado!
- Tirzad: Salta a la vista que ese Samail no era ningún santo... Pero se mostraba muy familiar contigo y hasta con Yeht. ¿No será que... están juntos en esto?
- Tirzad: Lo sabía... ¡Lo sabía! Cuando aceptaste el encargo tan rápido sin ni siquiera preguntar los detalles, era porque tenías tus propios planes, ¿verdad?
- Tirzad: ¡Lo tenías todo planeado con ese Samail! ¡Pretendían engañar a un erudito simple e ignorante como yo para que les desvelara los secretos que hay aquí!
- Tirzad: Con tal de conseguir tu objetivo, incluso usaste a tu propia hija para ganarte mi confianza, ¿cierto?
- Tirzad: ¡Y tú, Yeht! Ese aire de inocencia e ignorancia no era más que puro teatro que te enseñó tu padre, ¿verdad? ¡Serías una actriz formidable!
- Paimon: ¡Tirzad, te estás pasando de la raya! Paimon está segura que Yeht no sabía nada de esto, pero Yebrael...
- Tirzad: ¡Paimon! ¡Y tú también, Viajero! ¡Espabilen! Me embaucaron en su farsa de padre e hija porque soy una persona honesta y crédula, ¡que no les engañen a ustedes también!
- Yeht: ¿De qué actriz hablas? No soy tan hábil como me pintas...
- Yeht: ¡Padre! Ahora no es el momento de mantener secretos. Yo también quiero saber la verdad...
- Yebrael: No me disculparé por mi “traición” y tampoco pienso que mi elección haya estado mal.
- Paimon: Paimon recuerda que Samail llamó algo así a Yebrael...
“Arena traidora”.
- Yebrael: Sí, no tengo nada que ocultar al respecto. Una vez fui miembro del pueblo de la arena, de la banda de Tutmosis. No importa cómo fuera antes, ahora...
- Yebrael: En todo caso, Samail es un auténtico maniaco. Un loco dispuesto a todo con tal de lograr su objetivo.
- Paimon: A juzgar por su aspecto, no es de extrañar...
- Yebrael: Él mató a mi mujer, la madre de Yeht.
- Yeht: Así que por eso nunca hablabas de mi madre...
- Yebrael: Tu madre... también era una erudita. Si no hubiese sido por mí, habría tenido un futuro prometedor...
- Yebrael: Al menos, no habría perdido la vida siendo tan joven...
- Yebrael: Tirzad.
- Tirzad: ¿Qu-qué? No pienso creerme ninguna de tus excusas.
- Yebrael: Es razonable. La culpa es solo mía por haber ocultado mis motivos desde el principio.
- Tirzad: ¡Hum! Por lo menos te has dado cuenta.
- Yebrael: Pero pase lo que pase, te seguiré protegiendo hasta que este encargo termine.
- Tirzad: ¡Ni de broma! Está claro que ese Samail te la tiene jurada, y si sigues pegado a mí... ¡Yo no quiero tener nada que ver con tipos como ese!
- Yeht: Tirzad, otra vez estás diciendo idioteces. Aunque mi padre y Samail tengan cuentas pendientes, está claro que ahora su principal objetivo son los tesoros del Rey Deshret. Si no, ¿para qué iba a secuestrar a Benben?
- Yeht: Así que al final vendrá por ti esté mi padre o no, porque llevas encima la clave para resolverlo todo.
- Tirzad: ¿... La llevo encima?... ¡¿La placa?!
- Tirzad: Menos mal que se la dejé a Viajero para que la guardara... ¡Ya sabía yo que esa cosa no era segura!
- Paimon: ¡Eh!
- Yebrael: Y no solo la placa, también está tu conocimiento. Él codicia todo lo que sabes como erudito.
- Tirzad: ¡Y-yo no quiero estar tan solicitado!
Haré bien mi trabajo.
- Paimon: Eso es. Con Paimon y con Viajero aquí, no tienes de que preocuparte, Tirzad.
Con Yebrael aquí, no habrá problema.
- Yeht: Mi padre no puede perder contra ese tipo. Además, ¡también estoy yo! Yo... yo no permitiré que vuelva a hacerle daño a nadie más.
- Yebrael: No tenemos tiempo que perder. Cuanto más nos demoremos, más tiempo tendrá él de prepararse.
- Yebrael: Es como una víbora que se oculta en las sombras, y sus espadas están afiladas como sus colmillos. No podemos mostrarle ninguna debilidad, si no, las consecuencias pueden ser fatales...
- Tirzad: ... Espero que cumplan su palabra.
- Paimon: Bueno, ahora que por fin tenemos a Benben de vuelta, ¡razón de más para que permanezcamos unidos! Miren, todavía queda mucho camino por delante, ¿verdad?
- Paimon: Pero es muy extraño. ¿Qué hacía Samail aquí? Lo que buscan debería estar arriba, ¿no?
- Yebrael: Seguro que tiene sus propios planes. O quizás por aquí cerca haya alguna pista que se nos ha pasado por alto...
- Paimon: ¡Oh! Entonces no podemos dejar que nuestras diferencias entorpezcan la expedición. ¡Pongámonos en marcha!
- Paimon: ¡Viajero y Paimon irán delante! ¡No se queden atrás!
- (Acércate al centro de la sala y activa la
Placa escarlata )
- Yeht: Este debe ser el último...
- Paimon: Viajero, saca la tabla para que le echemos un vistazo. Si pasa lo mismo que antes, aquí debería haber alguna pista relacionada con ella.
- Tirzad: ¿Qué es esto?...
- Yeht: Como era de esperar, la placa se iluminó. Y también hay... ¿un mapa?
- Paimon: Tirzad, estos símbolos que hay en la placa corresponden a tu área de especialidad, ¿no? ¿No puedes explicarnos qué significan?
- Tirzad: Humm, estas inscripciones son seguramente escrituras de alabanzas. A alguien de elevada posición como el Rey Deshret seguro que le gustaban cosas de este estilo.
- Tirzad: Fíjense, todas estas maravillas son un intento de enaltecer su reinado.
- Paimon: ¿“Enaltecer”?... Paimon recuerda que antes dijiste otra cosa.
¡Dijiste “régimen opresor”!
- Paimon: ¡Exacto! Hablaste de sumisión y terror, ¡y lo dijiste muy convencido!
- Tirzad: E-esta es la conclusión que he sacado tras un meticuloso análisis y razonamiento. Fíjense, ¿que puede ser si no un intento de ensalzamiento?
- Tirzad: Es muy común que los gobernantes realcen sus acciones. Ya que estas ruinas las construyó el mismo Rey Deshret, no es difícil inferir que esa era su intención, ¿no?
- Tirzad: ¿Cómo iba a reflejar sus propias carencias en una obra hecha por él?... Jaja, aunque sí que es algo bastante común entre los eruditos.
- Tirzad: Bueno, aunque se limiten a unas pocas frases cargadas de hipocresía entre los agradecimientos.
- Tirzad: Solo fingen ser modestos, ¿saben? ¿Qué erudito que se precie pensaría de verdad que es un ignorante y un incompetente?
- Tirzad: ...
- Paimon: Viajero, a Paimon le parece que Tirzad está tirando piedras sobre su propio tejado...
- Tirzad: *Ejem*, he de reconocer que el análisis de Yebrael me dio algo de inspiración...
- Tirzad: Pero todo investigador de provecho debe reconocer las opiniones de los demás cuando son correctas. La obstinación sería un impedimento a la hora de lograr grandes avances académicos, ¿no les parece?
- Paimon: Ya dijiste todo lo que había que decir, con ironía o sin ella, ¿qué más podemos añadir nosotros?
He aquí la habilidad de un erudito para tergiversar las cosas...
- Tirzad: ¡No es ninguna tergiversación! ¡A esto se le llama profundizar en el conocimiento! Ay, si no son capaces ni de entender esto, quiere decir que aún les queda mucho camino por delante...
- Yeht: Hablando de camino, ¿nuestro próximo destino es el lugar marcado en el mapa?
- Tirzad: Sí. Creo que ahí es donde se encuentran todos los tesoros y donde todos los secretos terminan.
- Tirzad: Por supuesto, ¡ese será el final de nuestra odisea y el penúltimo capítulo de mi gran obra maestra!
- Tirzad: Pero a pesar de estar más que dispuesto mentalmente a obtener todas las respuestas en este instante, físicamente estoy agotado.
- Yeht: Nachtigal y los demás están en el oasis... Oh, cierto, los subordinados de Samail le informaron sobre algunos comerciantes. ¿Crees que los habrán atacado?
- Tirzad: ¡Casi se me olvida!
- Yebrael: Ya les dije cómo tenían que proceder en caso de que algo así ocurriera. Deberían... estar bien.
- Paimon: Guau... Es la primera vez que Paimon te ve tan dudoso sobre algo.
- Paimon: Humm... Será mejor que regresemos con Nachtigal y los demás cuanto antes. Sería terrible que se metieran en un problema del que no puedan salir por sí mismos.
Historial de cambios[]
Se añadió en la Versión 3.1