Llantos en el hospital de eleazar es una misión de Arconte, que forma parte de Capítulo III: Acto IV - El Rey Deshret y los tres peregrinos.
Detalles[]
- Sal de la casa del jefe de la aldea
- Busca a la persona de la que hablaba Alhacén
- Ve al hospital de eleazar
- Derrota a los enemigos
- Oleada 1:
- Oleada 2:
- Habla con Alhacén
- Investiga los monumentos elementales que hay por el hospital
- Entra en el nivel inferior del hospital
- Habla con las personas frente a ti
- Regresa a la casa del jefe de la Aldea Aaru para encontrarte con los demás
- Alcanza a Cyno
- Habla con Cyno
- Sigue a Cyno
- Habla con Cyno
- Sigue a Cyno y continúa investigando
- Habla con Dehya
Recompensas[]
Diálogos[]
- (Sal de la casa del jefe de la aldea )
- Paimon: Primero, vamos a comer algo primero y luego... ¡Guau!
- Paimon habla contigo tan emocionada que no se da cuenta de que Alhacén está aquí.
- Paimon: ¿D-de dónde saliste?
- Alhacén: Como pueden ver, solo estoy aquí sentado revisando nuestras conclusiones.
- Paimon: Desapareciste durante tanto tiempo, ¿y ahora de la nada estás aquí sentando pensando? ¿Dónde has estado?
- Alhacén: ...
- Paimon: ¡Oye! ¿Por qué no hablas?
- Alhacén: Nunca piensas bien las cosas antes de preguntar. Te estoy dando algo de tiempo para que te retractes.
- Paimon: ¡¿Eh?! ¡Hum, Paimon está muy molesta! ¡Paimon te pondrá un apodo horrible!
Adelante, no te voy a detener.
- Paimon: Humm, humm... Olvídalo. A Paimon no se le ocurre nada...
- Paimon: Ese tipo no tiene nada especial... Por eso es tan difícil.
- Alhacén: No han oído nada que los haga pensar que me fui, así que es obvio que me quedé en la aldea a investigar.
- Alhacén: En fin, piensan dejar la Aldea Aaru y seguir buscando la verdad, ¿no?
- Paimon: Sí. No conseguiremos más información si nos quedamos aquí. Será mejor buscar en otra parte.
- Alhacén: ...
- Paimon: ¡¿Por qué otra vez no dices nada?!
¿Nos estás dando tiempo para pensar?
- Alhacén: No, solo me sorprende que él se haya unido a su equipo.
- Cyno: Alhacén, tú no nos has ayudado en nada desde que llegamos a la Aldea Aaru. ¿Cómo te atreves a cuestionar nuestras decisiones?
Tiene razón.
- Paimon: ¡Sí! ¡Solo sabes hablar!
- Alhacén: Mientras ustedes estaban ocupados investigando, yo tenía que encargarme de mis propios asuntos. Y ahora ya terminé.
- Paimon: ¿De verdad? Paimon no te cree.
- Alhacén: En realidad, no somos un equipo, así que no tengo por qué informales de mi paradero.
- Alhacén: Además, gracias a que nos separamos, encontré pistas importantes que ustedes pasaron por alto.
- Paimon: ¿Eh? ¿Aquí en la aldea?
- Alhacén: Así es.
- Cyno: ¿Qué encontraste?
- Alhacén: Voy a presentarles a alguien, pero primero es necesario que entiendan de dónde viene.
- Paimon: ¿Qué significa eso?
- Alhacén: ¿Qué creen que piensan los pobladores de la Aldea Aaru sobre lo que estamos haciendo?
...
- Alhacén: Dicho de otra manera, ¿creen en todo lo que nos han dicho los pobladores?
¡...!
- Paimon: ¿Quieres decir que algunos de ellos nos están mintiendo?
- Alhacén: Ocultar no es lo mismo que mentir. Deben tener sus razones para hacerlo.
- Alhacén: ¿Recuerdan lo que dijo Candace? A la mayoría de los pobladores de la Aldea Aaru no les importa quién está a cargo de Sumeru. Ya sea el Rey Escarlata o la Arconte Dendro, a ellos les da igual.
- Alhacén: Por el contrario, solo les preocupan los peligros de su día a día. No compartirán todo lo que saben sin un buen motivo. Es por eso que ustedes creyeron que no había más información en la aldea.
¿Entonces encontraremos más información preguntando a quienes ya conocemos?
- Alhacén: Me alegra que lo hayas entendido.
- Alhacén: Entre las personas con las que hablaron, hay alguien que les ha ocultado información a propósito. De hecho, ha estado siguiendo sus movimientos desde que llegaron.
- Alhacén: Porque, para alguien que solo quiere vivir en paz, cualquier influencia externa significa inestabilidad.
- Recuerdan al aldeano que vieron antes.
- Shani: ¡Guau! ¡Esa mirada! ¡Esos ojos! Pareces un luchador de verdad.
- Cyno: No cambies de tema.
- Alhacén: Es obvio que se siente intimidada por la autoridad y la fuerza de Cyno.
- Shani: ¡Ah, sí! ¿Te refieres a los guar...? Que diga, ¿a los eruditos dementes?
- Alhacén: Tuvo que decir otra cosa porque sabe que hay gente leal al Rey Escarlata por aquí cerca. Si se muestra demasiado cercana a los guardianes, podría convertirse en el próximo objetivo de los radicales.
- Shani: Creo que llevo varios días sin verlos. Normalmente me acuesto muy temprano, así que rara vez me entero de lo que sucede por la noche.
- Alhacén: ¿Recuerdan? Ella ha negado estar involucrada en cualquier cosa que suceda durante la noche.
- Shani: Pero la verdad es que me caen bien esos tipos. Aunque actúen un poco raro, me ayudaron en su día. Si no fuera por ellos, mi casa se habría derrumbado hace mucho tiempo.
- Alhacén: Después de hablar con el jefe de la aldea, quedó claro que los guardianes protegieron a la Aldea Aaru durante la noche. Eso significa que esa jovencita estuvo bien despierta.
- Paimon: ¿Y por qué mintió?
- Alhacén: Al involucrarse con extraños, se arriesga a llamar la atención. Tal vez deberían preguntarle directamente por qué es tan cautelosa con esto.
- Cyno: Yo paso.
- Cyno: Dices que ella me teme. Será mejor que no me meta.
- Paimon: ¡Déjalo en nuestras manos!
- (Busca a la persona de la que hablaba Alhacén )
- Alhacén: Srta. Shani, como le había comentado, he traído a alguien.
- Shani: ...
- Shani: Sr. Alhacén, entiendo su posición, ¿pero cómo sé que estas personas piensan igual que usted?
- Paimon: ¿Eh? ¿Qué quiere decir? ¿Acaso tenemos que explicar nuestra postura?
- Alhacén: Vayan a hablar con ella. Les dará la respuesta que buscan.
- Alhacén: Vayan. Gánense su confianza.
- Paimon: ¿Así de simple?
- Shani: ¿Te puedo llamar "viajero"?
Claro. Hola, Shani.
- Shani: Hola, viajero. Quiero hacerte una pregunta.
- Shani: ¿Realmente crees que la resurrección del Rey Escarlata pueda hacer que Sumeru mejore?
... No.
- Shani: ¿Por qué?
Porque solo traerá conflictos.
- Shani: Tu respuesta es muy parecida a la de la Srta. Candace. Sé que son amigos. Por eso he decidido hablar contigo, aunque tenga mis dudas.
- Shani: Antes, ni siquiera me hubiera atrevido a preguntar algo así.
- Shani: Viajero, ¿crees que nuestras vidas mejorarán?
...
No puedo prometerlo, pero haré lo mejor que pueda.
- Paimon: ¡Sí! Es normal que no confíes en nosotros, después de todo, somos de otra nación. Bueno... en realidad no venimos de ninguna nación en específico.
- Paimon: Pero aun así, hemos conocido a gente de muchos lugares y siempre hemos luchado por nuestras convicciones.
- Paimon: Tenemos amigos en Sumeru, encargos que hacer y personas que buscar... Por eso decidimos quedarnos un tiempo por aquí.
- Shani: ...
- Shani: Quiero... confiar en ustedes.
- Shani: Lamento hablarles como si fuera un interrogatorio... La verdad, no esperaba que volvieran por más información.
- Paimon: Alhacén nos dijo que tenías tus motivos. No hay problema, ¡lo entendemos!
- Shani: A decir verdad, yo... Solo una parte de mi familia proviene del desierto. Siento que no encajo en Sumeru.
- Shani: Algunos creen en la Arconte Dendro, otros en el Rey Escarlata. Yo no creo en ninguno de los dos grupos. Soy indeseable para ambos.
- Paimon: Por lo visto, los radicales han dicho que lo que más odian son los traidores... ¿Acaso creen que cualquiera que piense diferente a ellos es un traidor?
- Shani: Sí. Algunas personas son de mente muy cerrada cuando se trata del linaje y sus creencias. No importa lo que diga o cómo me comporte, siempre pensarán que tengo otras intenciones.
- Shani: Con el tiempo, dejé de hablar con otras personas. Fingía que no las escuchaba o que no las veía. Solo quería vivir en paz.
- Shani: Pero luego, sucedió algo inesperado. Los guardianes de la aldea que me habían ayudado desaparecieron misteriosamente y no me atreví a alzar la voz... Hasta hoy.
- Alhacén: Puedes contárselo a ellos. Estoy seguro de que guardarán tu secreto.
- Shani: Está bien. Les diré lo que le conté a Alhacén.
- Shani: En realidad, mi oído es mejor que el de la mayoría de personas. A veces, por la noche, escucho unos llantos extraños.
- Paimon: ¡¿Eh?! ¡¿Fantasmas?!
- Shani: Puede ser. No lo sé. Es un sonido débil pero definitivamente es de alguien llorando. Viene de muy lejos y siempre está cargado de emociones fuertes.
- Shani: Antes, el sonido era mucho más alto y frecuente. Pero desde que ustedes llegaron, ya no lo escucho tan a menudo y, cuando lo hago, es mucho más débil. Ahora tengo que concentrarme para oír algo.
- Alhacén: Lo comprobé preguntando a los guardias de la noche. Uno de ellos tiene un oído muy sensible y también ha escuchado los mismos sonidos.
- Alhacén: Pero, como estamos en medio del desierto, prefiere pensar que son los aullidos de los animales y no fantasmas.
¿Sabes de dónde vienen los sonidos?
- Shani: No hay mucho por la zona... aparte de un viejo hospital cerca de la aldea.
- Alhacén: Creo que se dedicaba a tratar la eleazar, pero hace muchos años que se encuentra abandonado.
¡Tenemos que ir a ver ese hospital!
- Paimon: Sí, ¡vamos!
- (Ve al hospital de eleazar )
- Paimon: ¿Es aquí? Todo está en ruinas... Y hay arena por todas partes.
- Alhacén: EI hospital está totalmente vacío, es perfecto para esconder personas desaparecidas.
- (Derrota a los enemigos )
- Paimon: ¡¡Ahh!! ¡Hay monstruos! ¡Cuidado!
- (Habla con Alhacén )
- Paimon: Uff... Eso fue más fácil de lo que Paimon esperaba.
¿Qué esperabas?
- Paimon: Humm... ¿Ladrones superpoderosos? ¿Monstruos gigantes surcando los cielos? Jeje, ya sabes, cosas así.
- Alhacén: ...
- Paimon: Se ve todo serio. ¡No podemos perder contra él!
- Alhacén: ... Es este.
- Alhacén abre el mecanismo bloqueado.
- Paimon: ¡Aaah!
- Alhacén: Entremos a ver.
- Revisan cuidadosamente el hospital abandonado...
- Paimon: Oye, Alhacén, ¡aquí no hay nada! ¿Estás seguro de que no estamos perdiendo el tiempo?
- Alhacén: Tengan paciencia. Shani dijo que el llanto se oye de noche. Esperemos un poco.
- Alhacén: Hasta entonces...
- Alhacén: ... Voy a descansar un momento.
- Paimon: Míralo ahí sentado. ¡¿Incluso trajiste un libro para ponerte a leer?!
- Paimon: ¿Qué estás leyendo? ¡Deja que Paimon lo vea!
- Alhacén: Bueno, está bien.
- Paimon: ...
- Paimon: Humm... "La ‘posición natural’, es decir, la tendencia posicional de un objeto en ‘movimiento natural’, al contrario de un objeto en ‘movimiento forzado’"... ¿Eh? "... cuando está libre de influencias externas, todo objeto muestra la tendencia a seguir su trayectoria natural...".
- Alhacén: ¿Entendiste algo?
- Paimon: ¡Paimon se rinde! Tú continúa leyendo... ¡Adiós!
- Paimon: ¿Cómo puede estar tan tranquilo? Míralo, leyendo un libro imposible de entender en un lugar tan raro como este.
Deberías leer un libro de vez en cuando.
- Paimon: ¡Oye! ¡Paimon es tu guía de viaje en Teyvat! ¡Paimon sabe muchas cosas!
- Paimon: Los libros que la gente lee en Sumeru son demasiado complicados, no es culpa de Paimon.
De acuerdo, de acuerdo, Paimon es la mejor.
Tal vez es hora de que crezcas y te vuelvas más culta.
- Paimon: ¡Oye! ¿Y tú qué ganas con eso? ¡Te estás convirtiendo en uno de esos adultos molestos que van por la vida presionando a los demás para que terminen sus estudios!
Mientras más aprendas, más dinero puedes ganar. Así me mantienes.
- Paimon: ¡Oye! ¡Tú deberías mantener a Paimon!
¿No es lo que estoy haciendo ahora?
- Paimon: Cierto... Bueno, está bien.
- Paimon: Humm, bueno, gracias por trabajar tanto para ganar el Mora de cada día. Si no fuera por ti, Paimon seguiría flotando alrededor de algún río.
- Paimon: ¡Gracias!
¡De nada!
- Paimon: *Bosteza*, Paimon se está quedando dormida...
- Escuchan un llanto a lo lejos.
¡...!
- Paimon: ¿Eh? ¿Qué fue eso?
- Alhacén: ¡Ahí está!
- Alhacén: Viene de esa dirección.
- Paimon: ¿De ahí viene el sonido? Paimon no ve nada.
- Alhacén: ...
- Alhacén: Viene de abajo.
- Paimon: ¡¿Eh?! ¡Pero no se puede bajar hasta ahí!
- Alhacén: Hay algo extraño aquí adentro.
- Alhacén: Humm...
- Alhacén: Como lo sospechaba, hay una construcción oculta.
- Paimon: Guau... Es como si hubiera otro hospital escondido dentro este.
- Paimon: Parece que hay más mecanismos por aquí. ¡Hay que seguir explorando!
- (Investiga los monumentos elementales que hay por el hospital )
- (Entra en el nivel inferior del hospital )
- (Habla con las personas frente a ti )
- Paimon: ¡Miren! ¡Hay alguien allí!
¡Hay que tener cuidado!
- Paimon: Sí, sí, vayamos despacio para no alertarlo.
- Alhacén: ...
- Alhacén: Eres...
- Razak: Eh... Ahh...
- Paimon: No habla y sus ojos parecen perdidos. Pero se ve demasiado joven para ser abuelo.
- Paimon: Y además, ¿por qué está solo aquí?
- Alhacén: Nunca me hubiera imaginado encontrarme con él aquí.
- Paimon: ¿Lo conoces?
- Alhacén: Su nombre es Razak, es un compañero de la Academia unos años mayor que yo.
- Paimon: ¿También es un erudito? ¿Es de esos que se esconden en el bosque a murmurar cosas sobre entrenar?
- Alhacén: No. Ese justamente es el problema.
- Alhacén: A Razak nunca le ha importado nada de eso. Nunca ha entrenado en el bosque, ni ha alcanzado la fase del retiro delirante.
¿Entonces por qué está así?
- Alhacén: Ahora no es el momento de responder esa pregunta... Si está aquí solo significa que hemos llegado demasiado tarde.
- Alhacén: Parece que ya se llevaron a los demás. Por alguna razón dejaron a Razak aquí. Quizás no tuvieron tiempo de volver por él.
- Alhacén: ...
- Alhacén: Hay unas marcas de haber arrastrado algo en el suelo. Junto a la entrada se ven más profundas. Parece como si alguien hubiera empujado un carrito cargado de cosas pesadas.
- Paimon: ¿Como si estuviera cargado de... personas?
- Alhacén: Es una posibilidad. Parece que se fueron a toda prisa, como para que no los atrapen. En su apuro no se dieron cuenta de que Razak estaba escondido en un rincón.
- Razak: Ah... Eh, eh...
- Alhacén: Encaja perfectamente. Parece que hemos encontrado una "prueba viviente".
- Paimon: ¿Eh? ¿Por qué dices eso?
- Alhacén: Permítanme refrescarles la memoria. Recuerden lo que pasó en Puerto Ormos.
- Alhacén: ¿No creen que sus síntomas resultan familiares?
...
- Mizri: ¡¡Ahhh!!
- Te acuerdas de Mizri, el miembro de Los Eremitas que conociste en Puerto Ormos.
¡El tipo de Los Eremitas que se volvió loco!
- Paimon: ¡Oh! Ahora que lo dices, ¡se comportan exactamente igual!
- Alhacén: Sí. La Academia está detrás de todo esto.
- Alhacén: No es difícil saber por qué.
- Alhacén: En primer lugar, la Academia difundió el falso rumor de que el Rey Escarlata iba a resucitar, haciendo hincapié en la participación de los guardianes de la aldea, es decir, los eruditos locos desterrados a la Aldea Aaru.
- Alhacén: Estos rumores fueron todo lo que necesitaban los radicales. La gente de la Aldea Aaru tomó medidas inmediatamente. Sin saberlo, al perseguir a los eruditos, en realidad estaban ayudando a la Academia.
- Alhacén: Además de usar a los radicales para sus propios fines, este plan tiene otra ventaja para la Academia: Todos los riesgos y responsabilidades recaen sobre los seguidores del Rey Escarlata.
- Alhacén: La vida de los habitantes del desierto ha sido dura desde que el Rey Escarlata murió hace muchos años. Sus emociones son como barriles de pólvora en el desierto a punto de explotar.
- Alhacén: Muchas personas darían todo lo que tienen por algo mejor. Si alguien quisiera aprovecharse de ellos, solo tendría hacerles un par de promesas vacías.
- Alhacén: Incluso si surgen complicaciones, la gente verá que los implicados son todos seguidores del Rey Escarlata y pensará que todo se debe a la diferencia de creencias. No será difícil, la desconfianza que el resto de Sumeru siente por el desierto y por sus habitantes se hará cargo de ello.
- Alhacén: Nadie se va a imaginar que se trata de un plan de la Academia. Este es un método muy simple pero funciona a la perfección con la situación en la que se encuentra Sumeru.
- Paimon: Oh, tiene sentido. ¡Y también coincide con las suposiciones del jefe de aldea!
- Paimon: Pero queda una pregunta importante sin resolver. ¿No fue la Academia la que envió a esos eruditos a la Aldea Aaru? ¿Por qué ahora los quieren de vuelta?
- Alhacén: Algo cambió durante el proceso: La identidad de los eruditos.
- Alhacén: Al principio eran eruditos, luego eran locos, después eran exiliados y finalmente... se convirtieron en desaparecidos.
Ya veo...
- Alhacén: Un exiliado sigue siendo un ser humano vivo, pero un desaparecido... es difícil decir que lo es.
- Alhacén: Si no puedes encontrar a alguien, no puedes saber qué le pasó. Eso hace que las personas desaparecidas sean un recurso perfecto.
- Paimon: ¿Recurso? ¿Para qué?
- Alhacén: Una posibilidad es que hayan extraído la información de sus cerebros para convertirla en cápsulas de conocimiento.
- Paimon: ¿Que la hayan extraído?... ¡¿Estás diciendo que el conocimiento encapsulado viene del cerebro de la gente?!
- Alhacén: Con la tecnología de la Academia de Sumeru, es posible.
- Alhacén: Tal vez el proceso los hizo sufrir tanto que comenzaron a llorar por las noches cuando nadie los miraba.
- Paimon: Los cerebros... Ay, no, Paimon ya no quiere pensar en eso...
¿Cómo conoces este tipo de tecnología?
- Alhacén: Soy el escriba de la Academia. Estoy familiarizado con sus proyectos.
- Alhacén: En resumen, creo que Razak tiene estos síntomas porque lo usaron para la extracción de conocimiento encapsulado divino pero ocurrió algún problema durante el proceso.
- Alhacén: O quizá no pudo contener su curiosidad y usó la cápsula sobre sí mismo.
- Paimon: Paimon está un poco confundida... ¿Se puede utilizar el cerebro de cualquier persona?
(No, no es posible. La mayoría de los eruditos que se han vuelto locos han estado en contacto con "la consciencia divina" dentro del bosque... Eso es lo que busca la Academia.)
(Incluso se puede decir que estos conocimientos están relacionados con los Fatui, con El Doctor y con Scaramuccia. Lo están usando para convertir a Scaramuccia en un dios.)
- Alhacén: A juzgar por tu expresión, creo que conoces la respuesta.
La Academia necesita personas que hayan contactado a la "consciencia divina".
- Alhacén: Exacto. Para algunos eruditos, el conocimiento divino representa la búsqueda de toda una vida. Extraer conocimiento encapsulado es solo un método drástico para obtenerlo.
- Alhacén: Pero no puedo evitar preguntarme, ¿qué buscan obtener del conocimiento divino?
- Alhacén: La Academia está sobrepasando los límites en su búsqueda de conocimiento prohibido, ¿pero con qué fin?
- Alhacén: He pasado mucho tiempo analizando el contenido del conocimiento encapsulado divino, pero desafortunadamente no he encontrado nada digno de mención. Por lo visto, mi forma de pensar es muy diferente a la de ellos.
- Paimon: ¿Entonces no te interesa en lo más mínimo tener un poco de esa cosa prohibida?
- Alhacén: Los eruditos, por supuesto, buscan expandir los horizontes de su conocimiento. Pero yo no tengo ningún interés en los dioses, no soy tan fanático como ellos.
- Alhacén: Si el progreso académico del que hablan significa ver a las personas como objetos de los cuales extraer conocimientos, entonces será mejor cerrar la Academia de inmediato.
- Paimon: Suena a que estás en contra de este tipo de cosas...
- Alhacén: Por supuesto. Las acciones de la Academia van en contra de sus propias reglas.
- Alhacén: Ciencia, conocimiento... Todo tiene sus límites. Una vez que se transgreden los límites, se destruyen las reglas y el orden de todas las cosas.
- Alhacén: Este tipo de comportamiento debe ser corregido, así como se corrige el error tipográfico de un libro.
- Paimon: Espera, ¿no viniste a ayudar porque sentiste lástima por esa gente?
- Alhacén: No es por ser malo, pero no. No tengo tanto tiempo libre para eso.
- Alhacén: Hay mucha gente que sufre en Sumeru, al igual que en el resto de Teyvat. ¿Qué piensan hacer? ¿Salvarlos a todos?
- Paimon: Humm... No... Paimon no lo sabe...
Tus intenciones son más específicas y personales.
- Alhacén: Puedes pensar así. En pocas palabras, no creo ciegamente en la fuerza o en el heroísmo. Yo hago lo que quiero.
- Alhacén: Quiero investigar el conocimiento encapsulado divino a profundidad, pero eso no significa que esté dispuesto a actuar por el bien de unos desconocidos.
(Puede que rechace la idea de una mayor responsabilidad moral, pero justifica sus acciones porque son fieles a sus motivaciones personales.)
(Quizás alguien así... sería un mejor aliado.)
- Paimon: Paimon lleva ya un rato queriendo decir que en la Academia hay mucha gente mala, pero tú no eres una de ellas. ¡Tú eres un bicho raro!
- Alhacén: ... Puede ser.
- Alhacén: A decir verdad, me gusta mucho la sensación de ser excéntrico.
- Alhacén: La singularidad también es un tipo de ventaja, ¿no?
- Paimon: Guau, es una gran manera de ver las cosas. Paimon admira tu actitud. Si Shani fuera como tú, su vida sería mucho más fácil.
- Alhacén: No es para tanto, solo soy más agradable que ella.
- Paimon: ...
Bueno, ¿qué hacemos con esta persona?
- Alhacén: Morirá si se queda aquí. Nos lo llevamos.
- Alhacén: Hay que regresar primero a la Aldea Aaru, luego pensaremos en un plan.
- (Regresa a la casa del jefe de la Aldea Aaru para encontrarte con los demás )
- Paimon: ¡Hemos vuelto!
- Candace: Deben estar agotados. Beban un poco de agua y descansen un rato.
- Cyno: ¿Averiguaron algo?
- Candace: ¿Eh? ¿Quién es él?
- Alhacén: Es demasiado joven para ser el abuelo de Isak, lamentablemente. Pero es una de las personas que estábamos buscando.
- Le cuentas a todos lo que vieron en el hospital abandonado y las conclusiones a las que han llegado...
- Cyno: Es decir que en el pasado, el hospital de eleazar abandonado fue el lugar donde la Academia extraía conocimiento encapsulado divino.
- Paimon: Sí, esa es más o menos la idea.
- Cyno: El conocimiento encapsulado divino existe desde hace un tiempo, así que este plan debe haberse puesto en marcha antes de que llegáramos a la Aldea Aaru.
- Cyno: Pero todos huyeron en cuanto nos dirigimos a la Aldea Aaru, como si supieran que los estábamos siguiendo. ¿Por qué?
- Paimon: Humm... Sí, ¿por qué?
- Candace: Creo que tenemos un infiltrado.
- Candace: Uno de nosotros podría estar revelando en secreto nuestra ubicación a la Academia...
- Paimon: ¿Eh? ¿Nuestra amistad es así de falsa?
- Cyno: ...
- Alhacén: Parece que ninguno de ustedes sabe dónde está el problema.
¿Has descubierto algo?
- Alhacén: Cyno, ellos pueden anticipar nuestros movimientos porque tú estás aquí.
- Paimon: Espera, ¿a qué te refieres con eso?
- Cyno: Cuidado con lo que vas a decir o te arrepentirás.
- Alhacén: Es una conclusión lógica. Tengo mis razones.
- Candace: ¿Quieres decir que Cyno es el infiltrado?
- Candace: Interesante. Y yo pensaba que tú eras el más sospechoso, Alhacén, porque siempre actuabas solo.
- Alhacén: Lo sé. Tienes razón, pero volviendo del hospital recordé algo. Y es que Cyno no es como nosotros.
- Cyno: ¿Qué quieres decir?
- Alhacén: ¿Aún recuerdas quién eres, Gran Juez Cyno?
- Cyno: ...
- Alhacén: Como matra de la Academia, siempre has tenido acceso a información adicional. No puedes actuar sin conocer todo sobre alguien, incluso los detalles menos agradables.
- Alhacén: Dicho de otro modo, la Academia siempre te ha proporcionado acceso información sensible. Conociendo su forma de actuar, ¿realmente crees que no tomarían precauciones contra ti?
- Alhacén: Si quieres criar a un lobo, tienes que asegurarte de ser capaz de evitar que te muerda.
- Cyno: ¿La Academia está vigilando mis movimientos?
- Alhacén: No es tan simple. La Academia vigila todo lo que sucede en Sumeru, pero contigo usan métodos especiales.
- Alhacén: Cada cierto tiempo, se celebra el Día del Jñagarbha. Cuando llega el día, la Academia ingresa información nueva al Akasha a través de cápsulas de conocimiento.
- Alhacén: Un vez encontré un gran cuaderno al lado de una estación de control. Todo su contenido era sobre el Gran Juez: sus movimientos diarios, métodos preferidos de ejercer la ley... Todo.
- Cyno: ¿Dices que la Academia introdujo información sobre mí en el Akasha?
- Cyno: ¿Qué sentido tiene? Lo que hago no es tan importante como para ingresar esa información en el Akasha.
- Alhacén: El Akasha es capaz de hacer operaciones.
- Cyno: ¡...!
- Alhacén: El algoritmo del Akasha es capaz de predecir tus movimientos con la información que han ingresado. Pueden saber cuándo vas a salir, el camino que tomarás, a dónde irás... Todo.
- Cyno: ¡Predijeron todos mis movimientos!
- Alhacén: La Academia te ha estado observando desde hace mucho tiempo. Y el hecho de que pensaras en renunciar demuestra que sus predicciones no se equivocaban.
- Candace: Así que eso es... Cyno es tan fiel a sus principios que lo ven como una piedra en su camino.
- Candace: Ellos no necesitan personas fieles a sus creencias ni con una voluntad inquebrantable. Necesitan eruditos que sean fáciles de convencer y que vayan sin pensar por cualquier cosa de la que puedan sacar provecho.
- Candace: Cyno, no te lo tomes personalmente. Esto solo demuestra que eres un compañero digno de confianza.
- Cyno: ...
- Cyno: Fue por mí que pudieron escapar.
- Paimon: No te culpes, ¿quién podría haber imaginado algo así?
Exacto.
- Cyno: Tengo una idea.
- Cyno: Si ellos pueden predecir mis movimientos, entonces yo también debería saber dónde están.
- Dehya: ¡Guau! ¡Te recuperaste muy rápido!
- Alhacén: Una vez que pasa el peligro, siempre llega una oportunidad para la seguridad.
- Paimon: ¡De eso se trataba! ¡Paimon ya lo entiende!
- Paimon: Si es de Cyno de quien huyen, entonces el lugar más seguro es...
Donde ha estado Cyno.
- Paimon: ¡Correcto!
- Cyno: Solo tienen que ir en dirección opuesta a la de mis movimientos.
¡Te has vuelto más inteligente, Paimon!
- Cyno: Tengo que irme.
- Alhacén: Hay algo más que quiero investigar.
- Paimon: ¡Vamos! ¡Tras ellos!
- Isak: ¡Esperen! ¡Yo también quiero ir!
- Candace: ¿Tú también quieres ir? Si vienes, tienes que prometer que tendrás cuidado.
- Isak: ¡Quiero encontrar al abuelo! Prometo tener cuidado, no le causaré problemas a nadie.
- Candace: Está bien. Les encargo a Isak.
Cuenta con nosotros.
- Paimon: ¡Yuju, vamos! ¡No olvides llevar provisiones!
- Paimon: Paimon siente que nos falta alguien... Humm...
- (Alcanza a Cyno )
- (Habla con Cyno )
- Paimon: ¿Hacia qué dirección tenemos que ir ahora?
Cyno, ¿recuerdas qué recorrido hiciste?
- Cyno: Sí. Después de salir de la aldea, seguí recto por el desierto.
- (Sigue a Cyno )
- Isak: Conozco el desierto como la palma de mi mano.
- Paimon: ¿Porque vienes aquí a jugar?
- Isak: ¡Sí! Una vez el abuelo casi se pierde en el desierto pero lo encontré y lo traje de vuelta.
- (Habla con Cyno )
- Cyno: Aquí hay algo.
- Cyno: ¿Qué es...?
- Alhacén: Está enterrado... Tendremos que hacer un poco de ejercicio y empezar a cavar.
- Paimon: ¡Paimon pensaba que andar de un lado para otro contaba como ejercicio!
No es momento de quejarse, Paimon.
- Paimon: Bien, ¿entonces tendremos que cavar? Parece que está enterrado a bastante profundidad.
- Después de mucho esfuerzo, encuentran los objetos escondidos bajo la arena...
- Alhacén: Deben ser fragmentos de algún aparato desarrollado por la Academia, algo como un casco.
- Alhacén: Parece que hubo más de un guardián de la aldea. Debieron escoltarlos por este camino porque hay fragmentos por todos lados.
- Alhacén: Hay que separarnos para investigar el área. Deben haber más cosas cerca.
- El grupo se separa y comienza a cavar la arena.
- Por suerte, no tardaste mucho en desenterrar otro instrumento cerca.
- Paimon: ¿Esto es lo que estábamos buscando? Da un poco de miedo...
- Alhacén: Definitivamente es un instrumento utilizado para extraer conocimiento divino.
- Cyno: ¿Cómo terminó bajo la arena? No creo que haya sido parte del plan.
- Cyno: Seguro fueron atacados en el camino.
- Paimon: Espera, ¡¿qué?!
- Isak: Abuelo... Espero que estés sano y salvo...
- Paimon: No te preocupes, seguro que tu abuelo estará bien.
- Alhacén: Razak no mostraba signos de hambruna o sed. Eso significa que no se fueron hace mucho.
- Cyno: Aún podemos alcanzarlos.
- Alhacén: Algo más: si el dispositivo estaba completamente enterrado...
- Alhacén: Creo que el ataque ocurrió antes de la tormenta de arena.
Estoy de acuerdo.
- Cyno: Sigamos. No deben estar lejos.
- (Sigue a Cyno y continúa investigando )
- Paimon: Ay, pero correr sobre la arena es agotador...
- Isak: Pero estás volando, ¿no? ¿Volar sobre la arena también cansa?
- Paimon: Hum, ¡por supuesto!
- (Habla con Dehya)
- Cyno: No se acerquen más. Nos descubrirán.
- Alhacén: ¿Dehya y Los Eremitas? Interesante... Escuchemos qué dicen.
- Dehya: ... Si me hubieran avisado antes, podríamos...
- Rahman: ... Eres de los nuestros... Nunca te engañaríamos...
- Dehya: Eruditos... Ustedes no saben todo lo que yo sé... Necesitan que yo...
- Rahman: Jaja, lo sabía... Esa es la Dehya que conocemos...
- Isak: Dehya... ¿Por qué...?
- Isak: ¡¡Dehya!!
- Paimon: ¡Oye! ¡¿Qué haces?!
- Dehya: ¿Eh?
- Isak: ¿No dijiste que me ayudarías a encontrar a mi abuelo? ¿Por qué...? ¿Por qué estás con ellos?
- Rahman: Jaja, miren quién está aquí. Esto se puso interesante.
- Dehya: *Suspira*... esto lo complica todo.
- Cyno: ¿Traicionaste a la Aldea Aaru?
- Rahman: Conque este es el famoso Gran Juez, jaja.
- Rahman: Dehya, te conviene más ser mi ayudante que unirte a esos buenos para nada. Ya viste que tengo los medios. Además, mis ideales son más nobles y más gloriosos que los de ellos.
- Dehya: No soy de los que se dejan impresionar fácilmente, Rahman. Deberías saberlo mejor que nadie.
- Paimon: Espera. ¿Dehya, qué está pasando? ¿De qué lado estás?
- Dehya: Cállate, Paimon.
- Rahman: Eso no importa. Quién está con quién no afectará nuestra gran misión de resucitar al Rey Escarlata. Cuando el antiguo rey regrese a esta tierra, todo podrá comenzar de nuevo.
- Dehya: Despierta, Rahman, sabes mejor que yo que es imposible que eso pase. Tú que has sido un mercenario durante años, ¿cómo puedes poner tus esperanzas en un gobernante?
- Rahman: Soy un habitante del desierto y un fiel seguidor del Rey Escarlata. Si tengo que vivir al filo de una espada o en paz, no importa. Me mantendré fiel a mis convicciones.
- Dehya: Aún no es tarde para liberar a los prisioneros. Esos guar... quiero decir, esos eruditos locos, no van a resucitar al Rey Escarlata.
- Rahman: Aún no lo entiendes, señorita. Seguir la fe es nuestro propósito en la vida. Incluso si solo hay una posibilidad en un millón, tenemos que intentarlo.
- Dehya: ¿Incluso si eso significa exponerte a los ojos de la Academia? ¿Incluso si al final terminan destruyendo a Los Eremitas? ¿Los Eremitas por los que has trabajado con tanto esfuerzo todos estos años?
- Rahman: Sí.
- Rahman: Hemos esperado a que llegara este día por mucho tiempo. El sol y la luna ya no brillan en este lugar. Puedes ver por ti misma las grietas de esta tierra árida. Pero ahora el destino ha puesto en mis manos la oportunidad de hacerle frente a la Academia.
- Rahman: Con estos eruditos bajo nuestra custodia, aplastaremos las fuerzas de la Academia y penetraremos el Muro de Samiel.
- Dehya: Eres tan ingenuo... La Academia controla toda Sumeru. El poder que ustedes tienen es insignificante.
- Dehya: Si no me creen, pregúntenle a esos dos hombres. Ellos también se oponen a la Academia, pero no son tan arrogantes como ustedes.
- Rahman: Ja, a mí me parece que son peones de la Academia. ¿Por qué debería escuchar a los seguidores de la Reina Mayor Rukkhadevata?
- Rahman: Vulgares traidores... Su diosa traicionó al Rey Escarlata. Nosotros, la gente del desierto, nunca volveremos a confiar en gente como ustedes.
- Cyno: No se puede hablar con alguien tan hostil.
- Cyno: Tal vez deberíamos...
- Alhacén: ¿Crees que podrás negociar con la Academia solo por secuestrar a los eruditos?
¿Eh? ¿Alhacén?
- Alhacén: Estas personas no tienen ningún valor como para negociar por ellas. Yo podría tomar su lugar como rehén.
- Alhacén: Estos eruditos fueron exiliados de la Academia. Yo, en cambio, soy su escriba. Sería más valioso para ustedes.
- Dehya: Espera, no estás hablando en serio, ¿o sí?
- Rahman: ¿Quieres cambiar de lugar con los rehenes?
- Alhacén: Exactamente. Si fueras inteligente, aceptarías mi propuesta.
- Paimon: ¡¿En qué estás pensando?! ¿Qué pasa si te matan?
- Alhacén: Pues, tendría muy mala suerte.
- Alhacén: Pero podría aprovechar esta oportunidad para vigilar a los eruditos. Quizás pueda descubrir la verdad.
- Cyno: ...
- Rahman: ¿Crees que puedes convencerme con esa mirada confiada que tienes?
- Alhacén: No quiero convencerte. Es solo una forma de unir fuerzas en contra de la Academia.
- Rahman: Tú eres su escriba. ¿Por qué estás en contra de la Academia?
- Alhacén: No todos los habitantes del desierto creen en el Rey Escarlata, ¿cierto? Lo mismo sucede con la Academia. ¿Por qué todos los que persiguen el conocimiento deberían estar de acuerdo con sus métodos?
- Rahman: Ja... ¡Jajaja!
- Rahman: ¡Escoria de la Academia! No son más que unos hipócritas, igual que todos los que están del otro lado del Muro de Samiel. Ya lo he dicho, no creo ni una sola palabra de ningún seguidor de la Arconte Dendro.
- Dehya: No tan rápido.
- Dehya: Alhacén, ¿estás seguro de lo que acabas de decir?
- Alhacén: No prometo nada en vano.
- Dehya: Sabes que es una decisión peligrosa, ¿verdad?
- Alhacén: Sí, lo sé.
- Dehya: ¡Bien! Escucha, Rahman. Estas personas son mis amigos. Tal vez no confías en los seguidores de la Arconte Dendro, pero ¿qué hay de mí? ¿Confías en mí?
- Rahman: Te conozco desde hace muchos años, claro que sí.
- Dehya: Bueno, pues apuesto mi brazo derecho por la honestidad de estas personas.
- Rahman: ...
- Dehya: Rahman, no seas cobarde. Si quieres enfrentarte a la Academia, tienes que ser fuerte. No tengas miedo.
- Rahman: ¡Ja! ¿El brazo de la "Leona Ardiente"? Suena interesante.
- Rahman: Pero ¿qué hago si te niegas a pagar la deuda? Todos sabemos lo inteligentes que somos los mercenarios, Dehya. Si no eres inteligente, no vivirás mucho.
- Dehya: Tienes razón. Pero esta vez es diferente. Les prometí a mis amigos que salvaríamos a los guardianes de la aldea.
- Rahman: ¡Ja! Entonces hagámoslo a tu manera. Entrega tu brazo derecho como prueba de tu determinación.
- Dehya: ...
- Paimon: ¡No le hagas caso! ¡No quiere negociar, solo quiere complicar más las cosas!
- Dehya: Está bien.
- Paimon: ¡¿Has perdido la cabeza?!
- Dehya: Hemos venido a salvarlos. Un brazo a cambio de tantas vidas vale la pena. Rahman, acepto tu condición, no me decepciones.
- Rahman: Bien. Vamos, córtenle el brazo derecho y tráiganmelo.
- Isak: ¡No!
- Paimon: ¡Dehya! ¿Qué hacemos? ¡Piensa en algo! ¡Rápido!
- Alhacén: No tienes porqué hacerlo.
- Dehya: Esta decisión no depende de ti.
- Rahman: ¡Hazlo!
¡Dehya!
- Paimon: ¡Dehya, corre!
- Cyno: ¿Eh?
- Dehya: ...
- Rahman: ¡Detente!
- Dehya: ¿Qué pasa? ¿No te atreves a hacerlo?
- Rahman: Leona Ardiente, tú y yo somos habitantes del desierto. Cortarte el brazo sería como cortarme los dedos. Somos compatriotas, no tiene sentido descuartizarnos los unos a los otros.
- Cyno: *Tch*...
- Rahman: Ya me has demostrado tu determinación. Vete con tus amigos y ven a verme en el desierto mañana al mediodía.
- Dehya: ¡Uff!
- Dehya: Como lo pensé, no lo haría.
- Isak: ¡Dehya!
- Paimon: ¡Estás loca de remate! ¡¿Acaso todos han perdido los estribos?! ¿Y si de verdad te cortaba el brazo?
- Dehya: Humm, pues empuñaría mi mandoble con la mano izquierda.
¡No vuelvas a asustarnos así!
¡Harás que me preocupe por ti!
- Dehya: Lo siento. Pero si vas a arriesgarte, es mejor darlo todo, ¿no?
- Cyno: La próxima vez no hagas ese tipo de promesas. Yo puedo hacerme cargo de ellos.
- Cyno: En el peor de los casos, no habrías perdido.
- Dehya: Te creo, Cyno, pero no se trata solo de nosotros. Hay más como ellos.
- Dehya: Si eliminas a un grupo de radicales, habrá otros. Deshacernos de ellos no resuelve el problema.
- Cyno: ... Como tú digas.
- Isak: ¡Lo siento, Dehya! Debí quedarme callado y escuchar. Debí confiar en ti...
- Dehya: No pasa nada. Prometí ayudarte a encontrar a tu abuelo. Cueste lo que cueste.
- Alhacén: ¿"Cueste lo que cueste"? Serías una gran erudita.
- Dehya: ¿Lo dices en serio?
- Alhacén: Los Eremitas una vez dijeron que yo estaba loco. Quizás se necesita un poco de locura para ser un investigador exitoso.
- Dehya: Siento que me da un cumplido solo para presumir de sí mismo.
Creo que solo estaba diciendo la verdad.
Él es así.
- Dehya: Muy bien, no nos quedemos aquí parados. Vamos a la aldea a descansar. Lo de hoy solo ha sido una prueba. Mañana es el gran día.
- Todos regresan a la Aldea Aaru para descansar y prepararse para el intercambio de rehenes de mañana.
- Pero ¿cuáles son las posibilidades de éxito? ¿Saldrá todo bien? Hay tanta incertidumbre...
Historial de cambios[]
- Versión 3.1
- Llantos en el hospital de eleazar se añadió al juego.