La noche antes del alba es una misión de Arconte, que forma parte de Capítulo III: Acto V - Pulso de Akasha, fuego que arrasa.
Detalles[]
- Espera hasta el día siguiente
- Habla con Candace
- Entra en la casa del jefe de la aldea
- Habla con Candace
- Reúnete con Alhacén
- Dirígete a la base de Los Eremitas
- Reúnete con Cyno en el Caravasar Ribat
- Negocia con los soldados del Caravasar Ribat
- Espera hasta el momento acordado (dentro de dos días)
- Dirígete hacia el este del desierto
- Ayuda a Cyno a arrestar a Los Eremitas
- Oleada 1:
Eremita Hachera × 1
Eremita Espadachín × 1
Eremita Ballestero × 1
- Oleada 2:
Eremita Rompefilas × 2
Eremita Ballestero × 1
- Oleada 3:
Eremita Ballestero × 2
Eremita Hachera × 1
- Oleada 1:
- Habla con Cyno
Recompensas[]
Notas[]
- Al completar la misión recibirás el logro "Eremita ne credite" del conjunto de logros Maravillas del mundo.
Diálogos[]
- (Espera hasta el día siguiente)
- (Habla con Candace)
- Paimon: ¡Candace! ¡Estamos aquí!
- Paimon: ¿Ya llegó todo el mundo?
- Candace: Todos están esperando dentro.
- Paimon: Entonces, ¿a qué esperamos? ¡Vamos nosotros también!
- Candace: Esperen un momento.
¿Sucede algo?
- Candace: Antes de acudir a la reunión, tienen que prometerme una cosa.
- Paimon: ¿Qué cosa?
- Candace: Prométanme que no se involucrarán en nada excesivamente peligroso.
- Paimon: Humm... ¿Qué dices tú, Viajero?
Lo intentaré.
- Candace: Muy bien...
- (Entra en la casa del jefe de la aldea)
- Paimon: ¡Todos llegaron superpronto! Pero ¿por qué están tan callados?
- Alhacén: Ya hemos hablado las cosas.
- Dehya: ¿Dónde estuvieron? ¡Ya los echaba de menos!
- Cyno: ¿Están preparados?
Nací preparado.
- Alhacén: Así me gusta.
- Tras debatirlo, consiguen idear juntos un plan detallado.
- Paimon: ¿Seguro que funcionará?
- Dehya: Tengo que admitir que es muy atrevido. ¡Hasta yo estoy impresionada!
- Cyno: Vale la pena intentarlo.
- Alhacén: El fin de nuestro debate es llegar a una conclusión. Dejémonos de cháchara y pasemos a la siguiente cuestión.
- Paimon: Ay, estás poniendo a Paimon nerviosa...
- La reunión de planificación de la estrategia ha terminado.
- (Habla con Candace)
- Candace: Por fin acabaron.
- Dehya: Tengo unas cosas de las que encargarme. ¡Nos vemos luego!
- Dehya: Vamos, ¿a qué viene esa cara larga? Ya sé lo que me vas a decir. ¡Tendré cuidado!
- Candace: Eso es precisamente lo que quería oír.
- Candace: Viajero, Paimon, con solo verles la cara ya me imagino lo provechosa que resultó la reunión.
- Paimon: ¿Tanto se nos nota?
- Candace: No soy muy buena planteando estrategias, pero soy capaz de sentir las emociones de los demás. Y a juzgar por su reacción, no tengo duda de que las cosas fueron de fábula.
Llevaremos a cabo el siguiente movimiento el Día del Jñagarbha.
- Paimon: Paimon está muy preocupada... ¡Ojalá que no demos con ningún contratiempo!
- Candace: Si les digo la verdad, yo me siento igual... Pero ustedes son de las personas más capaces que conozco. Por eso, tengo plena confianza en ustedes.
- Paimon: Jeje, ¡Candace nos ha elogiado!
- Candace: Sus hazañas hablan por sí solas.
- Paimon: Candace, lo cierto es que vinimos a decirte que, aunque no vengas con nosotros, tendremos siempre presentes tus palabras.
- Candace: Me alegra oírlo.
- Candace: Yo solo me he limitado a recordarles a todos los que marcharon por esa puerta que su seguridad es lo más importante.
- Candace: Solo tendrán éxito en su plan cuando estén a salvo. Así que, por favor, cuídense mucho.
Gracias, Candace.
- Candace: No hay de qué. Y gracias por aceptar mis consejos.
- Candace: ¡Buena suerte en todo! Estaré aquí en la aldea mandándoles mis mejores deseos.
- (Reúnete con Alhacén)
- Rahman: Bien, de acuerdo. Iré a preparar algunas cosas.
- Alhacén: Adelante.
- Rahman se marcha.
- Paimon: ¡Alhacén!
- Alhacén: ¿Ya terminaron con las despedidas?
- Paimon: Sí, y Candace también avisó a todos de que tuvieran cuidado.
- Alhacén: Así es. Pero creo que mi opinión también debería considerarse de nuevo.
- Alhacén: Nuestro plan no es un juego de niños, no conseguiremos nada si no nos comprometemos de lleno.
- Alhacén: Espero que lo tengan claro.
Lo comprendo y lo acepto encantado.
- Paimon: ¿Eh? ¿No se supone que deberías estar diciendo algo más alentador?
- Alhacén: ¿Acaso no nos encargamos ya de eso en la reunión?
- Paimon: ¡Los discursos motivacionales nunca sobran!
- Alhacén: Entonces, que Candace se encargue de mimarlos con su afabilidad mientras yo sigo recordándoles la gravedad de la situación.
- Alhacén: Es como esas personas que se encargan de los asuntos de logística mientras otros combaten en primera línea. Cada uno cumple su función, y no hay ningún problema con eso.
...
Tiene todo el sentido del mundo.
- Paimon: Humm, pues mucho hablar de frentes de batalla... pero tú no tienes pinta de soldado.
- Alhacén: Pues claro. En comparación con los mercenarios, yo no soy más que un erudito delicado.
- Alhacén: Pero la ventaja de no ser un mercenario es que puedo permanecer en un sitio seguro y planear una buena estrategia.
- Alhacén: Piénsenlo. Los mercenarios se exponen constantemente al peligro de perder la cordura.
- Paimon: Bueno... Ser un erudito también es una ocupación sujeta a muchos peligros... ¡Y tú eres un erudito!
- Alhacén: Pero yo no soy como el resto. Incluso dentro de los miembros de un mismo grupo habrá algunos que destaquen más que otros.
- Paimon: Este tipo... Hum, ¡Paimon todavía se acuerda de aquellos mercenarios que te llamaban loco!
- Alhacén: La gente inteligente siempre será lunática a ojos de los ignorantes. Me lo tomaré como un cumplido.
- Alhacén: Y ahora que lo mencionas...
- Alhacén: Viajero, ¿recuerdas el registro que vimos en las ruinas del Rey Deshret? En él se mencionaba el conocimiento prohibido...
Cómo olvidarlo.
- Alhacén: Tienes buena memoria.
Lo siento, no lo recuerdo bien.
- Alhacén: *Suspira*, hace poco, fuimos al desierto para intercambiar rehenes con Los Eremitas. Cuando llegamos, un terremoto hizo que el suelo se derrumbara y caímos sobre unas ruinas.
- Alhacén: Eran un vestigio de la civilización del Rey Deshret. Encontramos unos mensajes que dejó el sacerdote del Rey, y entonces descubrimos la existencia del conocimiento prohibido.
- Paimon: ¡Oh, Paimon ya se acuerda! ¡Gracias por refrescarnos la memoria!
- Alhacén: El conocimiento prohibido es capaz de volver loca a la gente, pero este asunto nunca vio la luz. Ni siquiera yo, que estuve trabajando en la Academia, tenía constancia de ello.
- Alhacén: Creo que esos eruditos y mercenarios locos que nos encontramos en realidad eran víctimas del conocimiento prohibido.
- Alhacén: Pero esto no casa con la visión que mantiene la Academia. Siempre han estado convencidos de que los síntomas de la demencia no eran más que efectos secundarios del contacto con el conocimiento divino.
- Alhacén: Si uno se para a pensarlo, quizás la Academia nunca llegó a comprender la verdadera naturaleza del conocimiento prohibido, y siempre lo enfocó desde una perspectiva errónea...
- Alhacén: Las zonas marchitas, la eleazar, las tormentas de arena... ¿No les parece que lo que está sucediendo ahora en Sumeru guarda semejanza con la contaminación del conocimiento prohibido que sucedió en el desierto hace miles de años?
Es muy probable que así sea.
Una nueva ola de contaminación de conocimiento prohibido...
- Paimon: Pero... Paimon siempre pensó que la enfermedad del Irminsul era lo que causaba la aparición de zonas marchitas y tormentas de arena.
- Paimon: Al menos eso es lo que nos contó Tignari...
- Paimon: ¡Espera! ¿No será que...?
- Alhacén: Ah, te diste cuenta tú solita. Es posible que la causa de la enfermedad del Irminsul sea la contaminación del conocimiento prohibido.
- Paimon: Pe-pero... si eso es cierto, ¡¿qué vamos a hacer?! Esto no es ninguna broma...
Tenemos que apresurarnos e informar a Nahida.
- Alhacén: ¿Acaso la Reina Menor Kusanali podría brindarnos alguna solución?
Ella sabe cuál es la clave para salvar el Irminsul.
La cura se halla en la consciencia remanente de la Reina Mayor Rukkhadevata.
- Paimon: ¿Quieres decir que guarda relación con lo que viste cuando te desmayaste en el Bosque Avidya? ¿Con eso de "mundo... olvídame..."?
- Alhacén: En ese caso, no tenemos más opción que rescatar a la Reina Menor Kusanali. La única manera de poner fin a las adversidades que enfrenta Sumeru es cooperar con ella y salvar el Irminsul.
Así es.
- Alhacén: Para garantizar que todo marcha sobre ruedas, me gustaría comprobar cómo van los preparativos.
- Paimon: ¿A dónde vamos?
- Alhacén: A la base de Los Eremitas.
- (Dirígete a la base de Los Eremitas)
- Alhacén: Oh, aquí están.
- Paimon: ¿Eh? ¡¿Qué hacen esos dos aquí?!
- Alhacén: Les encomendé algunas tareas técnicas.
- Morghi: Oh, son... el escriba y... ¿el viajero?
- Alhacén: ¿Qué tal va todo?
- Morghi: ¡Ah, sí! ¡Reparamos los dispositivos siguiendo tus instrucciones! Uno de ellos está listo para usarse, los demás, todavía no.
- Paimon: ¿Esos no son los dispositivos que se usan para extraer el conocimiento encapsulado? ¿Qué pretendes hacer con ellos?
- Alhacén: Viajero, mira.
- Paimon: ¡¿M-más conocimiento encapsulado?! ¡¿De verdad pretendes meterle más cosas extrañas en la cabeza?!
- Alhacén: ¿A qué viene esa cara? No me digas que tienes miedo...
- Paimon: Paimon solo tiene un poquito de miedo, ¡pero está furiosísima!
- Alhacén: ¿Ah, sí? Qué respuesta tan curiosa.
- Alhacén: Pero no los utilizaremos todavía.
- Alhacén: Tal y como mencioné en la reunión, esta cápsula de conocimiento contiene un decreto que preparé hace tiempo. La Academia también dispone de una copia y, según lo planeado...
- Alhacén: Viajero, hay algo que me gustaría que grabases en la cápsula.
¿Eh? ¿Yo?
- Alhacén: Viajero, ¿crees que podremos rescatar a la Reina Menor Kusanali?
Por supuesto que sí.
Mis acciones son más poderosas que mi fe.
- Alhacén: Bien. La convicción es la pieza más crucial de todo el plan.
- Alhacén: Ahora, prepárate y ponte el dispositivo.
- Paimon: ¿Quieres que grabemos nuestra convicción en la cápsula de conocimiento?
- Alhacén: Exacto.
- Paimon: P-Paimon está muy preocupada...
- Alhacén: Te comprendo, pero confía en mí, esto es algo que debemos hacer. Todo irá bien si hacen lo que les digo.
- Alhacén: Lograr lo imposible requiere confundir al corazón. Aunque pueda parecer un engaño, la motivación personal puede llevarnos allá donde necesitemos.
- Paimon: Humm... Paimon entiende lo que quieres decir.
Estoy listo.
- Alhacén: Solo imagínatelo. Ideamos nuestro propio plan y logramos rescatar a la Reina Menor Kusanali. Y como consecuencia, conseguimos reformar el paradigma político de Sumeru.
- Alhacén: Todo salió sin problema alguno, todo el mundo reconoce y admira nuestras hazañas.
Bien... Ya está...
- Alhacén: Ahora abre los ojos.
- Alhacén: Mira esto.
- Paimon: ¿Qué es eso?
- Alhacén: Léanlo.
- En el papel hay escritas unas palabras conmovedoras.
- Aunque no entienden muy bien qué pretende Alhacén, decides seguir sus instrucciones para que nada salga mal.
- Alhacén: Hecho.
Qué experiencia tan mística...
- Paimon: ¿Te duele la cabeza? ¿Te sientes mal?
Estoy bien.
- Alhacén: Solo es una grabación, no debería conllevar efectos secundarios.
- Paimon: Pero ¿para qué sirve que hagamos todo esto? Paimon no lo entiende.
- Alhacén: Tampoco es necesario que lo comprendan. Al fin y al cabo, estas cápsulas no fueron ideadas para personas como ustedes.
- Paimon: ¿Eh? ¿Personas como nosotros?
- Alhacén: ¿Acaso se olvidaron? Nuestro plan debe surtir efecto en aquellos que dependieron del Akasha durante demasiado tiempo.
- Alhacén: Quizás les parezca difícil de creer, pero para ellos, lo que transmite el Akasha es la verdad absoluta.
- Alhacén: Imagínense utilizando un dispositivo como el Akasha desde que nacen, y que fuera su apoyo en los momentos de necesidad...
- Alhacén: Con el tiempo, ¿en qué tipo de personas creen que se convertirían?
- Paimon: Eh... ¿En una cabeza hueca? ¿En una máquina?
- Alhacén: En esclavos a las órdenes de otros.
- Alhacén: Y por esa razón, las normas son tan importantes.
- Alhacén: Además, aquellos que comprenden las normas pueden marcar límites e identificar las zonas grises.
- Paimon: Humm... ¿Y por qué habría que identificar las zonas grises?
- Alhacén: Es solo que esas zonas tan ambiguas me llaman la atención. Además, podrían traernos algunos beneficios extra.
- Paimon: Qué cosas tan extrañas le interesan a este tipo... ¿Todos los eruditos de Sumeru son así?
- Alhacén: Bueno, basta de charla.
- Alhacén: Me llevaré a esos dos a hacer un par de trabajillos. Ustedes pueden partir hacia el Caravasar Ribat y comenzar a prepararse para el siguiente paso.
- Paimon: ¿Trabajillos?
- Alhacén: Vamos a retocar el conmutador Akasha y haremos unas cuantas modificaciones.
- (Reúnete con Cyno en el Caravasar Ribat)
- Rahman: ¿No se supone que teníamos un plan? ¿Cómo puedes echarte atrás?
- Cyno: El plan es demasiado arriesgado y podríamos tener bajas. Le he dado muchas vueltas y... de ninguna manera me convence.
- Rahman: Pero es el mejor plan que tenemos. Como antiguo matra, deberías ser capaz de ver la perspectiva global y contemplar las ventajas de nuestro plan.
- Cyno: Las he contemplado, y por eso mismo me he percatado del peligro que conlleva eso que llaman "ventajas". El plan de Alhacén es incluso más extremo de lo que imaginaba.
- Paimon: ¿Eh? ¿Por qué están discutiendo?
- Rahman: Amigos, llegan en el momento oportuno. ¿Qué tal si me ayudan a convencer a Cyno? No está de acuerdo con nuestro plan.
- Cyno: Acordamos en la reunión idear un plan. Ustedes se harían cargo de los detalles más específicos, ya que, como mercenarios, están familiarizados con el entorno local. Pero entonces acudieron a Alhacén para pedirle consejo...
- Cyno: Si hubiera sabido que Alhacén les iba a brindar ese tipo de recomendaciones, jamás habría tolerado el plan.
- Rahman: Oye, tú sabes que estamos todos en el mismo bando, ¿no?
- Cyno: Los mercenarios conceden gran importancia a las relaciones amistosas. No obstante, tampoco dudan en hacer sacrificios en momentos críticos. Lo siento, pero dadas las circunstancias, no puedo admitir sus principios.
- Rahman: ...
- Rahman: Eres todo un experto en las costumbres del desierto.
- Cyno: Viajero, Paimon... Ustedes también deberían saberlo.
- Cyno: Rahman quiere que aproveche mi posición de matra para cooperar con los guardias del Caravasar Ribat. Entonces arrestaremos a los mercenarios y los escoltaremos hasta la Ciudad de Sumeru.
...
- Paimon: Espera, ¡¿qué es eso de cooperar con los guardias?!
- Rahman: Atravesar el muro no es tarea sencilla, ¿recuerdan? El Caravasar Ribat nunca permitiría que tantos Eremitas no registrados entren en la Ciudad de Sumeru.
- Rahman: Mi plan eliminaría cualquier sospecha, y además nos permitiría entrar en la ciudad todos juntos. Es nuestra mejor opción.
- Cyno: Suena a algo que diría Alhacén, ¿me equivoco?
- Paimon: ¿Acaso Alhacén es consciente de lo peligroso que es su plan?
- Rahman: Por supuesto que sí. Me dijo: "no existe un plan perfecto, pero al menos podremos salir del paso".
- Rahman: También comentó que con la ayuda de Cyno y el viajero, nuestras posibilidades de éxito aumentarían considerablemente.
- Rahman: No deposito mi fe ciegamente en la gente, y siempre he sido capaz de juzgar el carácter de las personas. Creo que algunas cosas de las que dijo tienen sentido, por eso he decidido confiar en ustedes.
- Cyno: Si me ocupo yo solo de los arrestos, podría controlar mi fuerza para evitar hacerles daño... Pero no puedo asegurar que suceda lo mismo con los guardias.
- Cyno: Para que todo esto resulte más convincente, tendrás que resistirte hasta cierto punto, pero no puedo garantizar que no haya bajas.
- Cyno: No lamentaré la muerte de los enemigos, pero ahora que somos aliados, no permitiré que mis compañeros sufran por una causa absurda.
- Rahman: Jaja.
- Rahman: Nunca imaginé que un matra se preocuparía por nosotros. He vivido tiempos difíciles, y sé que tipos como tú no se ven todos los días.
- Cyno: Siempre he tratado a mis aliados con sinceridad y respeto. Tienen derecho a enterarse de este tipo de asuntos.
- Rahman: Ahora me lo estás poniendo difícil...
- Paimon: Oigan, ¿hay algo en lo que podamos ayudar nosotros?
Si no hay más remedio...
Pueden contar con mi ayuda, yo sé lo que hago.
- Rahman: Jaja, sabía que dirías eso.
- Cyno: ...
- Paimon: Podemos echarles una mano "combatiendo" contra algunos de los mercenarios. Así, las probabilidades de que los guardias les hagan daño son menos. ¡Eso debería ayudar un poquito!
Deberíamos respetar la voluntad de Rahman y sus muchachos.
- Rahman: Cyno, en nombre de mis muchachos, te agradezco sinceramente tu amabilidad. Pero ya no hay vuelta atrás. Valoramos las vidas de nuestros amigos sobre cualquier otra cosa, pero la meta que estamos a punto de alcanzar es incluso más importante.
- Rahman: No tememos que haya heridos porque ansiamos la victoria. Por favor, ¡préstennos su apoyo! Les mostraremos de qué estamos hechos la gente del desierto.
- Cyno: Bueno, si lo piden así, no puedo continuar negándome.
- Cyno: Pero recuerda, tienen que seguir el plan y no hacer nada descabellado. Candace ya lo dejó claro. Solo podemos conseguir nuestros objetivos velando por nuestra seguridad.
- Cyno: Ya que tanto tú como yo somos conscientes de la importancia de esta operación, no quiero ver más hostilidad entre los seguidores de la Arconte Dendro y los del Rey Deshret. Las vidas de todos son igual de importantes.
- Rahman: De acuerdo, trato hecho. ¡Hagamos esto por el sueño que todos perseguimos!
- (Negocia con los soldados del Caravasar Ribat)
- Cyno: Guardias.
- Gaete: ¡¿El Gran Juez?! ¿A qué se debe tal honor?
- Cyno: Habla más bajo.
- Cyno: Se trata de una operación secreta. Debo arrestar a una gran banda criminal en esta zona. Según el «Manual de regulaciones de operaciones secretas» de la Academia, tengo autorización para solicitar la cooperación del Caravasar Ribat.
- Gaete: ¡Ah! ¡Por supuesto, por supuesto! ¡Las órdenes del Sr. Cyno son órdenes de la Academia! Díganos qué necesita.
- Gaete: No obstante, ¿a cuántas personas piensa arrestar y cuántas personas necesita? Consideraremos si informar sobre esto a nuestros superiores en función de la escala de la operación.
- Cyno: Son una banda de Eremitas cuyo número casi alcanza al de los Ojos de al-Ahmar de Puerto Ormos. Están involucrados en el robo y la reventa de materiales de la Academia.
- Gaete: ¡¿Tantos miembros como los Ojos de al-Ahmar?! Esto debería clasificarse claramente como operación conjunta.
- Cyno: Entonces sugiero que informes a tus superiores lo antes posible, y que lo contemplen como una operación de alta prioridad. Necesitaré que envíen personal.
- Gaete: ¡Recibido! Espere un momento. Los contactaré de inmediato.
Qué formal te ves cuando estás trabajando.
- Cyno: Porque son asuntos de trabajo.
Eres mucho más simpático con nosotros.
- Cyno: Ustedes son mis amigos.
- Paimon: Paimon no puede creer que se pongan a charlar en un momento así. ¡Paimon está muerta de miedo!
- Paimon: ¿No estás ni un poquito preocupado? ¿Qué pasa si esos guardias se enteran de que traicionaste a la Academia y de que ya no eres el Gran Juez?
- Paimon: Puede que ese guardia no esté enterado, pero seguro que sus superiores lo saben, ¿no crees?
- Cyno: Ya tratamos este tema, ¿recuerdas?
- Durante la reunión de estrategia...
- Alhacén: La operación "Caravasar Ribat" es extremadamente importante. Pero no te preocupes, esos guardias no tienen ni idea de que Cyno abandonó su puesto.
- Dehya: ¿Cómo estás tan seguro?
- Alhacén: Para empezar, los otros matra no saben por qué Cyno se marchó, lo que demuestra que la Academia ha estado ocultando el asunto.
- Alhacén: Además, es un momento decisivo para que la Academia pueda llevar a cabo su plan de crear un dios. Cualquier problema que pueda surgir en torno al Gran Juez atraería atención indeseada.
- Alhacén: Da igual cómo se mire, no tiene pinta de que les convenga sacar a la luz la noticia de la salida de Cyno.
- Cyno: Humm... Una conjetura razonable. Estoy de acuerdo.
- Alhacén: Siguiente tema. Estoy convencido de que algunos de ustedes estarán preguntándose si la función predictora del Akasha afectará a nuestra operación.
- Cyno: El Akasha todavía está en funcionamiento, así que debo mantenerme alerta.
- Cyno: En realidad, considerando el poder del Akasha, es extraño que no haya interferido todavía en mis acciones.
- Alhacén: Yo también le he estado dando vueltas al asunto. Por ahora, no creo que tengas que preocuparte.
- Alhacén: Por si no lo recuerdan, cuando llegaron a la Aldea Aaru, el Akasha predijo todas sus acciones y rutas. Incluso proporcionó esa información a quienes raptaron a los guardianes de la aldea.
- Alhacén: Pero ese tipo de cosas no volvieron a suceder después de encontrarnos con Viajero.
- Cyno: ...
- Cyno: Es cierto. Pero ¿por qué?
- Alhacén: Piénsalo de otra forma. ¿Por qué crees que el Akasha predice tus acciones?
- Cyno: Porque mis datos están registrados en el Akasha.
- Alhacén: Así es, lo están. Ahora la cuestión es: ¿hasta qué punto es capaz el Akasha de predecir el comportamiento de las personas?
- Alhacén: ¿Nunca te lo has preguntado? Para empezar, ¿cómo es capaz de hacerlo?
- Cyno: Porque el Akasha controla toda Sumeru.
- Alhacén: En la Academia, generalmente se defiende que las acciones humanas son lógicas.
- Alhacén: Al distribuir y analizar los datos, el Akasha puede detectar un comportamiento lógico y predecir las acciones de aquellos que encajan en esa lógica.
- Alhacén: No es que quiera sonar como un defensor de falacias, pero ¿de veras los humanos pueden considerarse en todo momento como "seres lógicos"?
- Alhacén: Nuestras emociones también forman parte de nuestro comportamiento lógico. No obstante, ¿quién puede asegurar que cada emoción se vive con la misma exacta intensidad? ¿Cómo podrían predecir nuestros sentimientos y puntos de vista con total precisión?
- Cyno: ...
- Alhacén: Cyno, tú siempre trabajaste solo. Ya que no había nadie que pudiera interferir en tus pensamientos, las predicciones del Akasha eran semejantes a tus principios de comportamiento en la vida real.
- Alhacén: Movido por tu decisión y tus principios, estabas acostumbrado a resolver los problemas tú solo. Y por eso mismo el Akasha era capaz de predecir tus movimientos.
- Alhacén: Pero ahora, te uniste a un equipo. Y pienso que el Akasha todavía desconoce qué tipo de personas lo conforman.
- Alhacén: Nuestros pensamientos y nuestra lógica se entrelazaron para dar como resultado un enrevesado y caótico desorden. Hasta podríamos tener grandes discrepancias entre nosotros.
- Alhacén: Al Akasha le falta información sobre nuestras interacciones, por lo que es imposible que pueda predecir tu futuro yo basándose en tus acciones pasadas. Al final, la capacidad de control basada puramente en datos es limitada.
- Alhacén: Por eso, desde mi punto de vista, puedes estar tranquilo.
- Dehya: Tiene sentido, estoy de acuerdo. El Akasha no es un ser vivo, no creo que podamos ser controlados totalmente por algo que ni siquiera tiene consciencia.
- Cyno: Ya veo.
- Cyno: Hay cosas que ni el Akasha es capaz de calcular, y las personas no se quedan estancadas en el pasado.
- El recuerdo llega a su fin.
- Paimon: *Fiu*... ¡Paimon está tan contenta de que se haya aclarado todo!
- Cyno: Presta más atención en nuestra próxima reunión.
- Paimon: Ah, sí, así lo hará Paimon...
Sé que podemos hacer esto.
- Cyno: Pero recuerden no bajar la guardia.
- Paimon: ¡Eh! ¡Se oyen pasos!
- ¿?: ¡Gran Juez Cyno! No le esperábamos por aquí.
- Luxembarbo: Soy el oficial de seguridad del Gran Desierto Escarlata. Me llamo Luxembarbo.
- Cyno: Ah, este es Viajero, mi ayudante. Va a trabajar conmigo. Y esa máquina flotante es su asistente de trabajo.
- Paimon: ¡*Biiip*! ¡Máquina! ¡*Biiip*!
- Luxembarbo: Es un placer conocerte, Viajero. ¡Tu pelo dorado es tan resplandeciente como el sol! Y... Humm... ¿Esta cosita de aquí es la última tecnología de la Academia?
¡Encantado!
- Cyno: ¿Ya tomó una decisión sobre lo que comenté con su subordinado?
- Luxembarbo: Parece un asunto alarmante. Por supuesto que pueden contar con nuestra cooperación. Si le soy sincero, siempre quise participar en una misión con alguien de tan reconocido prestigio.
- Cyno: Puede ahorrarse los cumplidos.
- Luxembarbo: ¡S-sí, señor!
- Cyno: Lleve consigo a su mejor pelotón y sígame a la zona este del desierto. Realizaremos la operación allí.
- Luxembarbo: ¡Entendido!
- Cyno: *Suspira*, el mapa.
- Luxembarbo: ¡Apresúrense y traigan el mapa!
- Un guardia llega con un mapa. Cyno marca con un círculo la zona de la operación.
- Cyno: En dos días se enfrentarán a Los Eremitas de Rahman y los capturarán a todos.
- Cyno: ¿Alguna pregunta sobre la hora o la ubicación?
- Luxembarbo: Ninguna, señor.
- Cyno: Bien. Nos vemos en dos días.
- Luxembarbo: ¡Sí, señor!
- Los guardias se retiran.
- Paimon: Ser amigos del Gran Juez tiene lo suyo, ¿eh? Todo el mundo nos trata con el máximo respeto.
Me siento importante.
- Cyno: Todo este respeto se debe a la autoridad absoluta de la Academia. Y ahora, vamos a rebelarnos contra esa gran estructura de poder.
- Cyno: Prepárense, marcharemos dentro de dos días.
- (Espera hasta el momento acordado (dentro de dos días))
- Paimon: Ha llegado el momento de comenzar la operación. ¡Vayamos al desierto a buscar a Cyno!
- (Dirígete hacia el este del desierto)
- Paimon: ¡Mira! ¡Nuestros ayudantes ya están aquí!
- Paimon: ¡Démonos prisa!
- Cyno aparece detrás de ti.
- Cyno: Esperen un momento.
- Paimon: ¡Aaaah! ¡Pero si eres tú!
- Cyno: Ustedes son mis ayudantes, ¿ya se olvidaron?
Como para olvidarse...
- Cyno: Como ayudantes, deben permanecer a mi lado. Ahora, dirijámonos hacia allá.
- Gaete: Ah, ¡pero si es el Gran Juez y sus amigos!
- Luxembarbo: ¡Nos vemos de nuevo!
- Cyno: Llegaron temprano.
- Luxembarbo: Es para mostrarles lo comprometidos que estamos con esta operación tan importante.
- Luxembarbo: Ya que se trata de un gran caso de la Academia, haremos nuestro mejor esfuerzo.
- Cyno: Me alegra que estén tan decididos. Recuerden, debemos capturarlos con vida.
- Cyno: Son la única pista que tenemos para el caso. Si mueren, será imposible continuar con la investigación.
- Luxembarbo: ¡Entendido!
- Gaete: ¡Atención todos! ¡Los Eremitas se acercan por el oeste!
- Luxembarbo: ¡Prepárense, el combate comenzará en cualquier momento!
- Se topan con Rahman y sus hombres.
- Luxembarbo: ¡Alto ahí!
- Rahman: Oh, pero qué maravillosa bienvenida. ¿Qué es lo que quieren?
- Rahman: A juzgar por esas armas tan centelleantes que empuñan, no parece que estén aquí para hacer negocios.
- Cyno: Rahman, los de Academia ya saben del contrabando y las ventas ilegales. Si le tienes aprecio a tu vida, mi consejo es que te rindas de inmediato.
- Rahman: ¿Quién se supone que eres tú? ¿Un matra de la Academia? Jaja, no me puedo creer que vinieras hasta aquí solo para atraparnos...
- Cyno: No estoy aquí para charlar.
- Rahman: ...
- Rahman: Nadie se ha molestado en dedicarme tanto tiempo desde que me convertí en un mercenario.
- Rahman: ¡Muchachos! ¡Bañaremos nuestras espadas con su sangre para agradecerles el detalle! ¡Vamos a mostrarles lo que pasa cuando provocan a Los Eremitas!
- (Ayuda a Cyno a arrestar a Los Eremitas)
- (Habla con Cyno)
- Cyno: ¡Se acabó!
- Rahman: ¡Aaah!
- Gaete: ¡Los detuvimos! La operación queda concluida, ¡todos los mercenarios Eremitas y sus cómplices han sido arrestados!
- Rahman: ¡Bah! Malditos perros falderos de la Arconte Dendro... ¡Se arrepentirán de esto!
- Cyno: Me parece que se arrepentirán ustedes primero.
- Rahman: El Rey Deshret los maldecirá y todos ustedes se...
- Cyno: ¡A callar!
- Rahman: ¡Bah!
- Luxembarbo: ¡Átenlos y llévenselos a todos de vuelta al Caravasar Ribat! ¡Revisen que no falte ni uno y luego envíenlos a la Academia tal y como ordenó el Gran Juez!
- Gaete: ¡Sí, señor!
- Los guardias escoltan a Rahman y a sus hombres...
- Luxembarbo: Gran Juez Cyno, es hora de que me vaya. Si tuviera alguna otra petición, solo tiene que venir a verme al Caravasar Ribat. Pregunte por Luxembarbo.
- Cyno: De acuerdo. Puedes marchar tranquilo.
- Paimon: Ya se marcharon...
- Cyno: Hablemos en otro lugar.
- Encuentran un sitio donde nadie pueda oírles para conversar con calma.
- Paimon: ¡Esta parte del plan fue viento en popa!
- Cyno: Sí. Todo salió a la perfección.
- Paimon: ¡Eso es fabuloso!
- Paimon: Y ese golpe que le diste a Rahman resultó de lo más convincente.
- Cyno: Cuando acabemos aquí, volveré al Caravasar Ribat para inspeccionar el traslado. Les prometo que todos llegarán a Sumeru vivos y coleando.
Gracias, Cyno.
- Paimon: ¡Eso! ¡Gracias a ti todo salió como lo planeamos!
- Cyno: Es pronto para celebraciones. Ahora que la operación ha terminado, supongo que Dehya estará esperando.
- Cyno: Vayan con ella. Seguramente los esté esperando para que le presenten a Tignari.
- Paimon: Hablando de eso, ¿seguro que es apropiado no contarle todo el plan a Tignari? ¿Y si no nos cree y se niega a colaborar con nosotros?
A mí también me preocupa...
- Cyno: Tengo una muy buena relación con Tignari, así que creo que mi palabra bastará para convencerle. Sabe de sobra que yo no bromeo con estas cosas.
- Cyno: Si necesitamos ayuda, Tignari es nuestra mejor opción.
- Cyno: Estén listos para la siguiente fase del plan. No les hagan esperar.
Historial de cambios[]
- Versión 3.2
- La noche antes del alba se añadió al juego.