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Kaveh es un personaje jugable en Genshin Impact.

Perfil[]

Kaveh es el reconocido arquitecto detrás del Palacio Alcazarzaray y el puente de Puerto Ormos, entre otros proyectos. Se graduó de la la Facultad Kshahrewar de la Akademiya de Sumeru con honores. Enseñó una asignatura optativa de arquitectura mientras estaba en la Akademiya y recibió un estipendio de la Akademiya.

A pesar de que el palacio era su obra maestra, Kaveh terminó endeudado después de su construcción debido a que Dori le prestó una gran cantidad de Mora, lo que lo obligó a establecer su residencia con Alhacén, aunque a menudo discute con su compañero de casa debido a su opiniones muy diferentes. También está familiarizado con Cyno y Tignari.

En algún momento antes del comienzo de las Misiones de Arconte de Sumeru, a Kaveh se le encomendó un proyecto en el desierto. Durante los eventos de la Misión de Arconte Capítulo III: Acto V - Pulso de Akasha, fuego que arrasa, regresa a la Akademiya, solo para descubrir que muchos de los sabios han desaparecido.

Apariencia[]

Kaveh tiene el cabello rubio dorado de longitud media distintivo y ojos agudos con iris rojos. Su cabello cuelga por la parte posterior de su cabeza, complementado con unas pinzas rojas para el cabello que lo sujetan y una ligera trenza. Detrás de su oreja izquierda lleva una pluma azul metida debajo de uno de sus mechones de cabello. También luce un par de orejeras angulares doradas con pequeños cuadrados rojos y azules dentro de ellas.

Kaveh viste una camisa blanca con cuello alto y una ventana triangular en el pecho. A lo largo de su cuello lleva un adorno angular dorado junto con su capa. Su capa es una mezcla de negro, dorado y azul, pero principalmente roja. Se divide en dos mitades con patrones intrincados. A lo largo de su cintura, usa una faja azul costera, borlas blancas con adornos dorados y su Visión Dendro a su izquierda. Sus pantalones son de color negro con algunos estampados y su calzado son un par de calcetines blancos con una estructura similar a una sandalia.

Personalidad[]

En marcado contraste con la racionalidad de Alhacén, Kaveh está dirigido por la emoción y opera por lo que siente que es correcto, ante todo. Personajes como Dori y Faruzán lo describen como único entre los eruditos de la Akademiya en cuanto a ser más abierto y original en su forma de pensar, y Alhacén como emocional en la medida en que podría ser visto como frágil o sensible.

Se pone nervioso con facilidad y rápidamente se pone a la defensiva o se enoja como resultado (particularmente cuando trata con Alhacén, o cuando se menciona el tema del dinero) y descarrila conversaciones enteras para desahogar sus frustraciones en presencia de amigos y extraños por igual. El choque de personalidades de Kaveh y Alhacén y los intensos desacuerdos son tales que incluso se filtran en los mensajes en los tablones de anuncios de la Ciudad de Sumeru y en Puerto Ormos.

Sin embargo, a pesar de su tendencia a volverse irritable, Kaveh también se enorgullece de su capacidad de empatía y se acercará a las personas sin dudarlo si sospecha que están en problemas. Alhacén insinúa durante una discusión de rutina que es común para él "trabajar hasta la muerte" para complacer a sus clientes, e incluso cuenta una historia en la que Kaveh, sin pensarlo dos veces, compró una docena de llaveros hechos a mano con el pretexto de que las ganancias ayudarían a alimentar a los niños hambrientos, pasando por alto por completo el hecho de que la atención médica y otras necesidades ya son gratuitas para los ciudadanos de Sumeru. Además, no está de acuerdo con que la Akademiya etiquete a ciertos estudiantes como genios debido a la presión social que conlleva ese título.

Kaveh también es un firme defensor de las artes e idealiza en gran medida las cosas que considera ornamentadas, hermosas o románticas en términos de diseño de interiores o arquitectura.

Historia[]

Plantilla:Historia del personaje

Historia del personaje 1

Incluso hoy en día es frecuente que, al pasear por el Palacio Alcazarzaray o los alrededores de la Academia, se encuentre uno con animadas conversaciones de los estudiantes de la Escuela de Tecnología sobre el ingenio y la imaginación de la flamante estrella de su escuela que se graduó hace ya un par de años. Y es que, tanto para los estudiantes como para el profesorado, Kaveh es uno de los estudiantes más conocidos y un diseñador de reconocido prestigio. Con sus diseños, Kaveh se ha ganado a pulso que su nombre figure en los anales de la Academia. Si uno presta atención a las conversaciones de los estudiantes, podrá descubrir fácilmente algunos de los logros más conocidos de este famoso arquitecto: el diseño exclusivo del Palacio Alcazarzaray, la renovación completa del antiguo y emblemático faro de Puerto Ormos, la reconstrucción del sistema estructural de ascensores y elevadores de carga del puerto, el primer planteamiento de un método de optimización del espacio de los bosques y selvas circundantes, etc.

Con tantos logros a sus espaldas, mucha gente piensa que Kaveh no es un nombre como otro cualquiera, sino todo un símbolo representativo de los méritos de este diseñador. Son muchos los que aspiran a llegar a tener algún día un currículum tan extenso como el suyo. Y es que Kaveh ya comenzó a demostrar su gran talento mientras estaba en la escuela. Nada más graduarse, fue admitido en una escuela de arquitectura que abandonaría para comenzar su propio estudio de arquitectura años más tarde.

Sin embargo, las alabanzas que la gente le rinde van mucho más allá. Qué se oculta tras sus logros pasados y presentes es hoy en día un misterio para muchos, y así es precisamente como lo quiere el propio Kaveh. Aunque es un hecho que posee un talento innato para la arquitectura, este diseñador arquitectónico no vive ni mucho menos la vida de lujo y perfección que todos imaginan.

Según su propia experiencia, Kaveh le restaría importancia diciendo algo como: "Los malentendidos son inevitables en esta vida". Y es cierto que, inevitablemente, la gente se deja llevar por estereotipos de ideas preconcebidas y dejan de guiarse por el raciocinio. Por ejemplo, cuando uno escucha la palabra "arquitecto", lo primero que piensa es que le basta con mover un poco el lápiz para ganar millones de Moras, como si dibujar un par de líneas sobre un papel fuera a hacerle famoso. Así como cuando algunos escuchan el título de "artista", no pueden evitar pensar en una persona egoísta, excéntrica con una personalidad trivial y maníaca que se deja llevar por sus emociones.

Y, sin embargo, el propio Kaveh no se parece en nada a esas descripciones. No basta con unos simples trazos para completar todo un diseño. Al contrario, Kaveh se toma muy en serio todos y cada uno de sus encargos. Aunque se viste como una persona pudiente, nunca ha valorado la importancia de un proyecto en función de la remuneración. Como muchos otros en Sumeru, Kaveh considera que el arte es la fuente que insufla vida a cada diseño, aunque no por ello descuida en ningún momento el concepto humanista y la practicidad a la hora de crear sus diseños. Por eso, Kaveh está dispuesto a renunciar a muchas cosas a lo largo de un solo proyecto, sin importar si se trata de sus horas de sueño, del valor artístico de la obra o de su propia remuneración.

No fue hasta mucho más tarde cuando Kaveh por fin triunfó en su campo. El proyecto del Palacio Alcazarzaray le llevó por fin a la fama en toda Sumeru. El magnificente diseño del enorme palacio de madera causó furor entre todos sus compañeros de oficio. Aquel fue un diseño basado principalmente en la imaginación desenfrenada del diseñador, y en la hermosa congruencia de funciones arquitectónicas de integración de valores y narrativas humanísticas que dieron como resultado un lujoso esquema de artesanía que permite que el edificio en sí sea preciso a la par que exquisito. El diseño de tan majestuosa construcción bastó para reescribir distribución y el carácter del paisaje circundante. Es por todo ello que nadie puede negar el tremendo éxito que dicha obra supuso en su carrera profesional.

Lo que sus colegas desconocen es que, pese a la culminación de tan mayestática obra de arquitectura, una serie de valores personales y desencuentros profesionales llevaron al artista a cargo a la bancarrota. Una verdad que se mantiene bien oculta tras la fachada de sus éxitos gracias a los esfuerzos constantes del joven.

Historia del personaje 2

Kaveh nació en una típica familia de eruditos de Sumeru. Su padre, perteneciente a la Escuela de Iluminacionismo, una vez ocupó un puesto en la Academia; y su madre, al igual que Kaveh, se graduó de la Escuela de Tecnología y después se convirtió en una arquitecta famosa. Sus padres despertaron en él un interés por la arquitectura desde muy temprana edad. Solía sentarse en la sala a jugar con rompecabezas de madera que sus padres le compraban.

Era una familia en el que las palabras no hacían falta. Para Kaveh, el concepto de "hogar" se remonta a estos tiempos.

Sin embargo, estos tiempos llenos de felicidad no durarían mucho tiempo. Antes de que Kaveh ingresara a la Academia, su padre se había inscrito al campeonato interescolar después de ser motivado por su hijo. La competición en sí no era difícil: el padre de Kaveh se encontraba entre los favoritos a ganar. Sin embargo, perdió por un margen pequeño para después desaparecer.

Las malas noticias no tardaron en llegar: su padre había muerto en un incidente en el desierto. Las nuevas tan inesperadas arrastraron a Kaveh y a su madre a la desgracia. Su madre, sensible por naturaleza, sufrió un duro golpe tras el fallecimiento de su esposo, y por mucho tiempo se sumió en el duelo y la depresión. Kaveh, por su cuenta, al cerrar los ojos siempre veía en sueños a su padre salir por la puerta con una sonrisa en el rostro, con la promesa de traer un regalo al volver. El joven Kaveh pensaba que, si no lo hubiera mencionado, su padre nunca habría participado en la competición, nunca habría desaparecido, y no hubiera fallecido. Por más que implorara al cielo, no podía cambiar el pasado; su padre estaba muerto y su madre sufría por la pérdida. Todo por una sencilla frase que salió de su boca. A partir de ese día, Kaveh cargaría con el peso de la culpa. Su madre solía decir que su esposo era un hombre de bien y que vivir a su lado le traía alegría. Después de su muerte, la madre de Kaveh nunca más volvió a sonreír. El "hogar" pasó de ser un santuario cálido y lleno de luz a un salón frío y silencioso. Más de una vez encontró Kaveh a su madre echada en el sofá con la mirada ausente fija en sus manos temblorosas. No dibujaba nada, solo balbuceaba ideas incoherentes. Cuando eso ocurría, Kaveh sentía como si una mano gigantesca lo aplastara contra el suelo. No podía evitar pensar: "de no ser por mí, esta familia no habría acabado de esta manera".

En ese entonces, Kaveh aún era pequeño, así que no había mucho que pudiera hacer. Su sentimiento de culpa lo llevaba a hacerle compañía a su madre y a nunca mostrar tristeza estando a su lado. Kaveh intentaba apoyarla lo más que pudiera, por más insignificante que fuera su ayuda.

Así pasaron los años turbulentos, hasta que Kaveh llegó a la edad de entrar a la Academia. Después de pasar los exámenes, ingresó a la Escuela de Tecnología. Durante esta época, pasar menos tiempo con su madre era inevitable. Para cambiar de aires y despejar su mente, su madre viajaba a Fontaine a menudo. Estando ahí, recibió una oferta de trabajo y, tras volver a Sumeru, le informó a Kaveh de las buenas noticias. Kaveh sabía perfectamente que a partir de entonces viviría solo, pero a pesar de ello, puso una buena cara e incluso acompañó a su madre el día de su partida.

Kaveh siguió de pie en el muelle observando a lo lejos, hasta que el barco desapareció en el firmamento. En el fondo del corazón sabía que extrañaría a su madre, pero también sabía que era mejor para ella alejarse de aquel lugar que solo le traía tristeza. Kaveh se negaba a admitir su soledad a cambio de la felicidad de su madre. Le aseguró que ya había crecido y podía valerse por sí mismo. Incluso si a veces la soledad, la nostalgia o el pensamiento de su familia rota lo embargaban por la noche, era el precio que había que pagar por motivar a su padre a participar en esa competición. Tal era el estigma que debía cargar por el resto de su vida al haberle hecho daño a sus padres.

Debido a estos pensamientos que siempre lo acompañaban, su "hogar" le enseñó a Kaveh a ser bondadoso y disiparon cualquier idea de hacerle daño a los demás. Muchos años después, sus propios ideales se convirtieron en ataduras que lo obligaban a ayudar a quienquiera que pidiera ayuda, sin oponer resistencia alguna a pesar de que en ocasiones hubiera querido negarse. A pesar de todo el bien que hace, el sentimiento de culpa aún lo invade. En ocasiones, cuando sabe que no puede vivir solo de buena voluntad, prefiere pensar que es una forma de castigo que de alguna manera le traerá consuelo.

Si se comparara a Kaveh con una estatua, sería una figura que luce impecable desde cualquier ángulo, pero que se desmorona ante el menor roce en su punto más débil.

Historia del personaje 3

Después de graduarse, Kaveh comenzó por ayudar a un compañero de la misma facultad cuyo tutor era distinto al de Kaveh. Con la poca experiencia que tenía, hacerse cargo del diseño era una tarea sumamente estresante. Pero él se consideraba una persona tenaz, y empeñó todas sus energías haciendo toda clase de proyectos sin descanso durante dos años.

Después de adquirir suficiente experiencia, Kaveh dejó de hacer proyectos colaborativos y comenzó a trabajar en construir su propia reputación, consiguiendo así una clientela que se sentía atraída por su estilo. Muchos de ellos le daban comisiones para diseñar edificios, lo que marcó el comienzo de su trayectoria profesional y le permitió ahorrar una suma considerable de Moras tras un gran esfuerzo. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que Kaveh se topara con un obstáculo. Las nociones de diseño que aprendió en la Academia eran muy distintas a las del mundo real. El mundo de allá afuera era más materialista, y superfluo, y las exigencias de sus clientes eran más difíciles de satisfacer en comparación con las demandas de sus tutores. Encima de esto, las tendencias académicas en Sumeru interferían con su trabajo. Kaveh se dio cuenta de que sus ideales y la vida real eran muy distintos y difíciles de conciliar.

Las escuelas de pensamiento de Sumeru estaban en constante cambio, y muchos eruditos se enfrascaban en la introspección y autocrítica, tomando en cuenta los elementos sociales como motor de cambio en su pensamiento, de tal forma que, lo que alguna vez fue elogiado, posteriormente podría convertirse en objeto de críticas, como libros físicos u obras de arte.

Pero a excepción de aquellos que se consagraban a las artes, el resto de Sumeru no tenía idea de las penurias que tuvieron que aguantar los artistas. Conforme el éxito académico se convertía en motivo de más y mayores elogios, los eruditos fueron enalteciendo las habilidades prácticas y el conocimiento académico puro. La postura de los Seis Sabios frente a las artes se radicalizó, y la idea de que eran "carentes de beneficio alguno" se popularizó. Artistas y artesanos fueron marginados, y aquellas disciplinas académicas relacionadas con las artes se desembarazaron de ellas de la noche a la mañana.

Kaveh llegó a involucrarse en proyectos de ingeniería meramente funcionales. A pesar de presentar todo tipo de propuestas con diseños estéticos, todas ellas eran rechazadas con el pretexto de ser "un lindo envoltorio carente de contenido" o "por no apegarse a la practicidad del edificio". En un principio, Kaveh buscaba la comunión entre la estética y la practicidad en sus diseños, pero ahora que las artes se miraban con desdén y que la gente consideraba la estética como una mera frivolidad, ya no había cabida para sus ideas en el mundo actual. Kaveh, quien reconocía la belleza en la arquitectura, se opuso tajantemente a esta perspectiva, pero los requerimientos técnicos y financieros de su oficio le impedían alejarse de esos círculos y de divulgar su punto de vista por miedo a arrastrar a otros consigo.

Con sus sueños y su trayectoria profesional frustrados, Kaveh decidió tomarse un largo descanso. Sin embargo, al volver a casa recibió una carta inesperada procedente de Fontaine. Era su madre, quien decía que había encontrado a alguien en quien confiar por el resto de su vida y que, después de pensarlo por mucho tiempo, había decidido contarle al único miembro de su familia que había decidido volver a casarse.

Kaveh le escribió en respuesta para felicitarla, y le dijo que estaba dispuesto a asistir a la boda en Fontaine. La ceremonia fue muy austera y tuvo pocos invitados. Al ver a su madre sonreír una vez más, Kaveh sintió alegría, pero poco tiempo después se sintió perdido y sin rumbo.

A pesar de que su madre le dejó todos los bienes de Sumeru, tres días después, al volver a casa, un sentimiento de vacío lo envolvió. Bastaba con sentarse en el sofá para sentir una soledad incomparable. Fue en ese momento que comprendió el proverbio que los sabios eruditos solían repetir: "haz lo correcto, sin importar el precio que debas pagar por ello".

Historia del personaje 4

Kaveh continuó trabajando en la industria de la construcción, pero su desprecio por la sociedad fue creciendo. Fue en este momento que su vida tuvo un giro inesperado. La magnate Sangemah Bay lo buscó expresamente para solicitar el diseño de su mansión privada.

Sangemah Bay gozaba de cierta fama, pero Kaveh no tenía ni idea de que se trataba de Dori ni estaba al tanto de sus riquezas hasta que se vieron por primera vez. Solo tenía dos condiciones para la construcción de su mansión: que fuera grande y extravagante. Kaveh la interrogó para saber más detalles sobre el diseño, pero Dori no le dio mayor importancia. De entre todos los clientes que Kaveh había tenido, Dori era la más excéntrica. A pesar de hacer negocios con los eruditos, no parecía importarle lo que ellos pensaran. Lo único que quería era tener una mansión en algún lugar remoto, supuestamente para fines comerciales. Instó a Kaveh a no hacer más preguntas y le pidió que solo se preocupara por diseñar un palacio que dejara a todos boquiabiertos. En cuanto a los pormenores estéticos, Dori no les prestó mayor atención y los dejó en manos de Kaveh.

Kaveh se dio cuenta inmediatamente de la oportunidad única que tenía frente a él: la construcción de una mansión sin restricción alguna en la que podía dar rienda suelta a su creatividad. La parte A ponía el dinero, y la parte B hacía el trabajo. ¡Así es como deberían funcionar los negocios! ¿Por qué restringirse por la opinión de unos académicos? ¿No es eso comenzar la casa por el tejado? Un ímpetu repentino se apoderó de Kaveh, quien trabajó día y noche en el diseño del proyecto y, como parte B del acuerdo, le sugirió a Dori varios ajustes. Para una magnate, una vida en solitario en las montañas no era suficiente. Si quería dejar su huella en la historia, ¡la mansión debía tener proporciones legendarias y una belleza exuberante! No podía faltar un jardín con las flores más selectas, escogidas por botánicos profesionales; el diseño del edificio debía ser más osado, su diseño más sobrio; las habitaciones debían enfatizar el pragmatismo, dejando la exhibición de opulencia en los cimientos. En cuanto a la ubicación... el precipicio en las montañas del norte era un sitio ideal. De esa forma, la magnate Sangemah Bay se despertaría cada mañana con una vista magnífica en su ventana. Dori insistió una y otra vez en que la mansión no tenía que estar en la cima de un precipicio, pero la búsqueda de la excelencia artística de Kaveh la convencía en cada ocasión. Así fue como comenzó la obra de grandes proporciones bajo la supervisión constante de Kaveh.

Sin embargo, el camino para convertir sus sueños en realidad estuvo lleno de tropiezos. A pesar de las cuidadosas consideraciones de Kaveh al seleccionar la ubicación, nunca habría imaginado la velocidad a la que crecería la zona marchita ese año. Cuando el setenta por ciento de la obra estaba acabada, en una noche silenciosa, la zona marchita se infiltró sin hacer ruido, destruyendo todo lo que habían erigido hasta entonces. Al ver los restos de su obra, Kaveh tuvo un arranque de ira que fue igualado por Dori al llegar después de escuchar las noticias y le ordenó que se retirara del proyecto. A pesar de que los guardabosques se apresuraron para acabar con la zona marchita, el daño en el edificio era irrecuperable. Kaveh sabía muy bien que difícilmente encontraría otro proyecto así, por lo que le rogó a Dori que le dejara terminar el Palacio Alcazarzaray. Entonces, Dori señaló con astucia el quid de la cuestión: el cambio en la ubicación del palacio era obra de Kaveh, y ahora que había dilapidado la fortuna de Dori, ¿cómo podría continuar con el proyecto, incluso bajo el supuesto de que Dori no presentara cargos en su contra? Además, asumiendo que lo reconstruyeran, ¿quién asumiría las pérdidas?

Kaveh se sentó sobre la pila de escombros y se puso a reflexionar la noche entera. Aún contaba con los ahorros de la familia y la propiedad dejada por sus padres. Lo que alguna vez fue su hogar ya no era más que un edificio vacío. Después de todo, ¿qué era un hogar? Un arquitecto como Kaveh sabía mejor que nadie que una casa sin familia no era más que cuatro paredes.

Al despuntar el alba, Kaveh regresó a la Ciudad de Sumeru y vendió la casa. Con el dinero de la venta, sumado a sus ahorros, logró cubrir el setenta por ciento de la inversión de Dori, quien asumió el monto restante.

Y así fue como un buen día, la construcción del Palacio Alcazarzaray llegó a su fin. Kaveh invirtió todas sus pertenencias en la culminación de un palacio que no le pertenecía, y no ganó ni un solo Mora en el proyecto. Al contrario, unos gastos extra por aquí y por allá lo dejaron endeudado. A pesar de que, en apariencia, había asumido la deuda a regañadientes, en lo más profundo de su corazón sabía que le debía dinero a Dori. Una vez más, el sentimiento de culpa lo envolvía, y la magnate Sangemah Bay, como la astuta comerciante que era, se dio cuenta enseguida de que Kaveh estaba dispuesto a pagar, no por el cumplimiento de su parte del contrato, sino por apegarse a sus ideales.

Si alguien estaba dispuesto a dilapidar su fortuna en nombre de sus ideales, ¿quién era ella para impedírselo? Después de todo, la construcción del edificio era simplemente un negocio, pero los ideales no tienen precio. En cuanto a cómo Kaveh se quedó sin hogar, esa es otra historia.

Historia del personaje 5

Después de quedar en la bancarrota, Kaveh entró en depresión por un tiempo. El Palacio Alcazarzaray había llenado el vacío dejado en su corazón por las vicisitudes de la vida solo por un instante, por más que pagara en pos de sus ideales, nada era suficiente. Su vida no tenía rumbo en un mundo en el que no podía llegar a ninguna parte sin necesidad de Moras. Estaba acostumbrado a fingir ser valiente desde pequeño, así que no quería que sus amigos y compañeros se enteraran de que había dilapidado sus ahorros a pesar de haberlo vendido todo. Por eso, de vez en cuando iba a la taberna a pedir un par de botellas y beberlas mientras hablaba consigo mismo para consolarse. Después de beberse una botella entera, perdía el conocimiento solo para encontrarse en el mismo lugar al despertar.

Lambad, el dueño de la taberna, reservaba para él un asiento y unas cuantas bebidas por mera generosidad y, como agradecimiento, Kaveh le ayudaba a rediseñar y reacomodar los asientos del piso de arriba de la taberna. De vez en cuando se encontraba con amigos de la Academia. Cuando eso ocurría, fingía estar bebiendo en la taberna para buscar inspiración. Al cabo de medio mes, se encontró con alguien a quien consideraba su amigo, pero cuyo sentimiento no era mutuo.

Al hablar con sus viejos amigos, Kaveh siempre oía hablar de Alhacén, el egresado de la Escuela de Semiótica y actual escriba de la Academia. A pesar de que se inscribió después del resto de su generación, sus notas eran más altas que la mayoría de ellos. Su personalidad era un misterio y nunca se sabía su paradero. Los eruditos más experimentados de la Escuela de Tecnología agitaban sus cabezas al oír su nombre, alegando que era un sujeto sumamente inteligente, pero de trato difícil. Ese año, Kaveh acababa de separarse de su madre y vivía a solas. De vez en cuando se reunía con un estudiante más joven. En medio de una charla casual mencionó a Alhacén, y así fue como llegó a conocer al genio de la Escuela de Semiótica. Sin embargo, una amistad no se da solo porque alguien así lo desee. Kaveh no tardó en darse cuenta de lo diferentes que eran él y Alhacén, ya fuera en sus estudios, ideales, o las relaciones sociales.

Su paso por la Academia le dejó a Kaveh varios recuerdos, de entre los cuales el menos grato es de cuando trabajaron en el mismo proyecto. Ambos reconocían la capacidad del otro, por lo que definieron como tema de investigación la lingüística en edificios e inscripciones antiguas, que Kaveh dejó en manos de Alhacén. Al principio, el grupo se componía de varios estudiantes, pero conforme el proyecto avanzaba, muchos de ellos se quedaron atrás. Fue en ese momento en el que Kaveh se dio cuenta de la diferencia abismal entre el talento de ambos. Era bien sabido que, para la Academia, el vínculo entre talento y recursos era muy estrecho, o en palabras de Alhacén: "Hay cosas en las que el talento define el límite superior, y el esfuerzo el límite inferior. La gente normal y los genios se separan por realidades distintas, por lo que no deberían intentar incorporarse en un grupo al que no pertenecen". Sin embargo, Kaveh tenía la firme convicción de que solo era el resultado de una serie de obstáculos que habían aparecido durante el proceso y que el conocimiento era producto del esfuerzo conjunto de varias personas. Para evitar que más estudiantes desertaran, Kaveh invirtió tiempo y esfuerzo en ayudar a los demás en su trabajo, asumiendo él mismo una carga considerable. La opinión de Alhacén era contraria a la de Kaveh, e insistía en que este era muy idealista. La academia no era un acto de caridad, y salvar a los otros una vez no cambiaría la realidad de las cosas. Fue así como surgió una brecha entre los dos.

Un día, solo dos personas quedaron en el proyecto: Alhacén y Kaveh. Las diferencias entre ambos se fueron acumulando hasta explotar. Kaveh era de la opinión de que Alhacén era muy egoísta y que otros apreciarían su ayuda si estuviera dispuesto a ofrecerla. Por su lado, Alhacén señaló que el idealismo ingenuo de Kaveh era una forma de escapar de la realidad que se remontaba al irrevocable sentimiento de culpa, y que llegaría el día en el que se convertiría en un estorbo. Después de decir esto, sintió una bofetada de quien hasta entonces había considerado su amigo. Alhacén se había dado cuenta de la realidad que Kaveh se había negado a aceptar. Esa fue la primera vez que Kaveh se dio de cara con la dura verdad, lo que hizo que se arrepintiera de haber trabado amistad con ese genio.

Los caminos de ambos se separaron. Alhacén borró su nombre de la tesis, y Kaveh hizo trizas su copia de tesis en un arranque de ira, para después arrepentirse y volver a unir las piezas. Tenía la impresión de que no podría cambiar la forma de parecer de su amigo y viceversa.

Después de eso, las revistas académicas se volvieron un campo de batalla en el que solían tener diferencias de opiniones. Antes de eso, la investigación acerca de la «Interpretación de claves arquitectónicas en las antiguas runas y escrituras halladas en las ruinas antiguas de la civilización del Rey Deshret» había avanzado a grandes pasos. En la disciplina de la lingüística había logrado grandes aportaciones en torno a la lógica gramatical de algunas lenguas minoritarias, mientras que en el área de arquitectura habían mejorado las estructuras de ciertos componentes de soporte en condiciones topográficas particulares, lo cual mejoró la calidad de vida de habitantes de regiones remotas. Incluso la Academia había designado instalaciones particulares para llevar a cabo esta investigación como incentivo. Desafortunadamente, a falta de personal y debido a las diferencias de opinión, el proyecto tuvo que detenerse.

El fracaso de este proyecto pasó a formar parte del pasado inevitable de Kaveh. Durante el transcurso de los años, recibió una y otra vez los duros golpes de realidad que lo llevaron a reconocer que su obstinación no siempre daba los mejores resultados. Solo llegó a comprender el verdadero significado de las palabras de su amigo cuando se quedó sin un solo Mora. Si alguien quiere ascender al cielo pisando los peldaños de una escalera hecha de aire, caerá irremediablemente a su muerte. Kaveh creía ser un genio, pero anhelaba pertenecer a un grupo y temía separarse de él. Esa era la diferencia entre él y Alhacén. De vuelta a la taberna, Kaveh estaba impresionado de ver después de tantos años a Alhacén, quien pasaba por la taberna por una bebida. Para Alhacén, bastó una mirada para comprender el estado lamentable en el que se encontraba Kaveh, quien estaba a punto de desahogarse por tantas decepciones a lo largo de su vida. Después de todo, si no podía esconderse de sus problemas, ¿por qué habría de ocultárselos a quien alguna vez consideró su amigo? Se quejó largo y tendido, callándose finalmente cuando dejaron la taberna a altas horas de la noche mientras posaba la mirada en la lejanía, en aquel lugar que en el pasado llamó "hogar". Alhacén escuchaba atento su historia. Para él, Kaveh era como un libro abierto. Entonces, le hizo una pregunta: "¿Has logrado hacer realidad tus ideales?".

Solo la verdad puede hacer que un investigador vuelva sobre sus pasos, pero Kaveh ya no distinguía la realidad. Ansiaba una fantasía perfecta y bella de la cual nadie quisiera escapar, incluso si el precio a pagar era perderse a sí mismo. Aún creía que sus ideales eran los correctos, pero había ido detrás de ellos por los medios equivocados.

Uno no debe rendirse, incluso si hace el bien como una forma de compensación. Al final, el resultado tiene sentido para algunas personas. A pesar de no alcanzar ese paraíso ideal, el destello y el encanto de esa tierra es innegable.

Esos destellos de realidad, como el por qué terminó en casa de su amigo por azar; o el por qué esa casa a nombre del escriba fue un tema de discusión mientras trabajaban en el centro de investigación de la Academia; o el por qué este activo de la Academia no fue devuelto por medios legales; el por qué, a pesar de que sabía perfectamente que Alhacén nunca había hecho un acto de bondad, la conciencia de Kaveh le dictaba que debía ayudar con las tareas del hogar, solo para que Alhacén se aprovechara de él... Para alguien que ha tocado fondo, todos estos acontecimientos habrían terminado por derrotarlo, pero también son muestra de que un amigo que se niega a cambiar forma parte de un pasado inamovible. Racionalidad y sensibilidad, lingüística y arquitectura, conocimiento y empatía... Aquellas dualidades que no pueden ser integradas conforman dos caras de una misma moneda —y del mundo mismo.

Cuaderno de bocetos viejo

Un grueso cuaderno viejo para bocetos con una cubierta de cuero. Además de garabatos, contiene una gran cantidad de recortes. Su dueño seguramente lo usaba como una especie de álbum de recuerdos.

Página 1: «Nociones básicas de dibujo arquitectónico». Autor: Faranak. P. D.: "El libro de mi madre. ¿Soy yo, o la portada se ha deslavado?".

Página 15: un boceto sencillo de un hombre siendo arrastrado por las arenas movedizas. Está oculto porque las páginas anterior y posterior han sido adheridas con pegamento.

P. D.: "Padre... Perdóname. No sé qué debo escribir. Lo siento, espero que me puedas disculpar".

Página 26: un formulario de solicitud para un tema de investigación. P. D.: "Un buen comienzo. Pocas personas pueden encontrar a un compañero tan brillante".

Página 31: un montón de apuntes académicos y bocetos arquitectónicos. P. D.: "Nuestras ideas se complementan a la perfección". Esta línea ha sido tachada posteriormente.

"Nuestras ideas son diametralmente opuestas, pero es la contradicción misma la que da lugar al pensamiento crítico y a la filosofía".

Página 42: la portada de una tesis que han hecho pedazos y vuelto a unir. Sin comentarios.

Página 47: la sinopsis de una publicación escolar. Se desconoce el texto original. El contenido de la sinopsis es el siguiente:

"Una persona egoísta es incapaz de comprender la finalidad del conocimiento. Aunque todos y cada uno de nosotros afirmamos tener un asiento en la gran sala de la academia, debemos siempre tener en cuenta que somos los humanos, y no el conocimiento, los que conformamos este mundo. Sin un repositorio, el conocimiento no tiene en dónde almacenarse. Los valores universales son llamados así precisamente por su importancia. Negar su sentido general de ninguna manera significa que se enaltezcan las ideas de unos pocos. Tomemos la estética como ejemplo. Es un hecho objetivo que la noción de belleza existe en la mente de las personas, y no porque alguien no lo comprenda pierde su valor intrínseco".

"Considerarse a uno mismo como un grandioso repositorio de conocimiento es precisamente tener una visión estrecha como investigador. El conocimiento no existe para estar a merced de los individuos. La lógica de este mundo coexiste con la naturaleza, y esto no cambiará por una simple interpretación. Un exceso de fe en lo objetivo revela una falta de confianza del individuo en el tema. Además, una persona segura de sí misma no usaría apelativos plurales como 'nosotros' una y otra vez. Uno debe ser capaz de defender sus propias convicciones por sí solo".

Página 56: un boceto de la Academia. P. D.: "No creo que vuelva a trabajar aquí, pero espero que un día sea invitado como profesor para dar una ponencia".

Las siguientes veinte páginas están llenas de horarios de trabajo y apuntes con ilustraciones. Los trazos, hechos con esmero en un principio, se vuelven gradualmente descuidados en señal de que el tiempo apremia y el autor está cada vez más ocupado.

Página 85: un boceto tan exquisito que puede considerarse un boceto. Al parecer, se trata de una obra maestra de la arquitectura en miniatura. P. D.: "Es viable, pero requiere de muchos recursos. Aún se deben considerar los detalles".

Página 91: garabatos descuidados por toda la hoja. Sin comentarios.

Página 92: un comprobante de transferencia de título de propiedad. P. D.: "Tal vez sea muy arriesgado de mi parte, pero no puedo rechazar la oportunidad de cumplir mis deseos. Espero que todo salga bien".

Página 101: unos garabatos pequeños. P. D.: "¡Estoy acabado! No puedo dibujar más. Terminaré mañana".

Página 107: bocetos de diseños de interiores. Al parecer, es el piso superior de la taberna de Lambad. P. D.: "¿Puedo hacer algo mejor?".

Página 112: registros de alquiler. P. D.: "Podría ser peor... ¿Pero cómo acabé así? Ese tipo no aceptaría a alguien sin nada a cambio... ¿Qué querrá de mí?".

Página 115: un boceto de un maletín. P. D.: "'Mehrak' es una palabra antigua. He decidido utilizarla como nombre para mi maletín. Significa 'pequeño destello de luz'. Solo espero que entienda lo que le digo".

Visión

Cuando era estudiante, Kaveh había participado en varias excursiones junto con sus compañeros. A pesar de que en aquel entonces todos eran muy jóvenes y no podían adentrarse en las profundidades de las tumbas, los logros que conseguían juntos eran dignos de elogio.

Sin embargo, por más experiencia que tuvieran los investigadores, aventurarse en el interior de las ruinas siempre estaría ligado a riesgos. Una vez, durante un estudio de campo, algunos compañeros se encontraron con una auténtica situación de peligro. Si no hubiera sido porque Kaveh dio todo de sí para extraer a dos de sus compañeros de los escombros, es muy probable que no hubieran vivido para contarlo. Y aunque Kaveh consiguió salir airoso con apenas unos rasguños de una situación tan grave, sus compañeros siguieron pensando de la misma manera y no aprendieron ninguna lección. Kaveh pensó que, si ayudaba a los demás, podría ganarse su reconocimiento, pero la realidad es que la mayoría de las personas se sienten confundidas por la situación o porque sus habilidades no son lo suficientemente notables, y por eso acaban ignorando lo sucedido. Kaveh sabía que las Visiones existen. Creía que se manifiestan en situaciones críticas, pero cuando estuvo al borde de la muerte durante sus investigaciones, los dioses no se fijaron en él ni una sola vez, por lo que siempre tuvo que servirse de todas sus fuerzas para rescatar a otros.

Años más tarde, Kaveh se graduó, abandonó la Academia y comenzó a trabajar. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que pensó en las Visiones y en qué tipo de personas eran bendecidas con ellas. Le contaron que solo aquellos que tenían un deseo realmente poderoso podrían captar la atención de los dioses. Quizá él nunca sería uno de los elegidos.

Después de aquello, el tiempo transcurrió con la fluidez del agua. Kaveh se hallaba ocupado con un diseño, ocupado a más no poder, lamentando que nadie reconociera sus creaciones... Sentía ansiedad. Su madre creó una nueva familia en Fontaine y dejó una casa y otras propiedades a su único hijo... Pero esa es otra historia que no merece la pena contar.

Hasta que un día, la primera versión del Palacio Alcazarzaray acabó destruida por la repentina aparición de una zona marchita. Kaveh se sentó sobre sus ruinas para reflexionar durante una noche entera. De la noche a la mañana, todas las ideas emergieron en su mente, y decidió enfocar todo su ser en perseguir aquel sueño que tenía ante sus ojos. Sin más dilación, regresó a casa, y entonces se apresuró en buscar el departamento correspondiente para realizar los trámites burocráticos necesarios. Dio la casualidad de que aquel día las transacciones fueron como la seda, por lo que a Kaveh solo le llevó medio día traspasar su residencia y así hacerse con fondos que invertir en su próxima construcción.

Tras hacerse cargo de todos los asuntos más engorrosos, Kaveh regresó por última vez al lugar que durante tantos años había sido su hogar. Utilizó unos panecillos dulces para construir una versión simplificada del Palacio Alcazarzaray. La puso en un plato y le echó sirope y yogur por encima, y obtuvo como resultado un delicioso postre.

No era una receta difícil para él, se la enseñó su padre cuando era niño. Después de su muerte, no volvió a prepararla, pero aquel día algo revivió su deseo de volver a saborear ese postre que hacía tanto que no comía. En realidad, aquel no era el postre preferido de Kaveh, pero cuando partió la torre de panecillos para comérsela, no pudo evitar sentir cierto amargor en la garganta.

El interior de aquella torre de panecillos escondía una Visión.

Kaveh la contempló con incredulidad. Después de haberla esperado durante tantos años, por fin la tenía ante sus ojos. Brillaba tanto... como un reino de fantasía en mitad del cielo. En un instante, todo lo que podría anhelar se hallaba ante él.

Información de combate[]

Talentos[]

  • Talento Boceto esquemático Boceto esquemático
    Ataque normal

    Ataque Normal
    Usa a Mehrak para realizar hasta 4 tajos de espada consecutivos.

    Ataque Cargado
    Consume Aguante de manera constante para realizar golpes de espada continuos.
    Cuando termina el Ataque Cargado, hará un golpe aún más poderoso.

    Ataque Descendente
    Se lanza desde el aire para golpear el suelo, dañando a los enemigos cercanos e infligiendo Daño en el AdE en el momento del impacto.

  • Talento Genio de la arquitectura Genio de la arquitectura
    Habilidad elemental

    Usa la habilidad de elaborar planos de Mehrak para atacar y ejecutar un escaneo radial que inflige Daño Dendro en el AdE y provoca la explosión inmediata de todos los núcleos Dendro que se encuentren en el área de escaneo.

  • Talento Bóveda policromada Bóveda policromada
    Habilidad definitiva

    Libera toda la energía de Mehrak para crear un espacio cúbico de escaneo que inflige Daño Dendro en el AdE contra los enemigos situados en él, provoca la explosión inmediata de todos los núcleos Dendro dentro de dicha área y fortalece las habilidades de combate de Kaveh durante un tiempo determinado:

    • Aumenta el alcance de los Ataques Normales, Cargados y Descendentes de Kaveh y transforma el daño de dichos ataques en Daño Dendro, el cual no puede sustituirse imbuyéndose de otro elemento.
    • Aumenta el daño de explosión de los núcleos Dendro creados por tus personajes del equipo con la reacción de Florecimiento.
    • Aumenta la RES a interrupción de Kaveh.

    Estos efectos se eliminarán cuando Kaveh abandone el combate.

  • Talento Deber arquitectónico Deber arquitectónico
    Pasivo 1

    Cuando Kaveh es golpeado por el daño que infligen los núcleos Dendro (incluyendo el daño infligido con Crepitar y Sobreflorecimiento), recuperará Vida en una cantidad equivalente al 300% de su Maestría Elemental. Este efecto solo se puede activar una vez cada 0.5 segundos.

  • Talento Ideas curiosas de un alarife Ideas curiosas de un alarife
    Pasivo 2

    Mientras Bóveda policromada está activa, cuando Kaveh golpea a un enemigo con un Ataque Normal, Cargado o Descendente, su Maestría Elemental aumenta en 25 pts. Esto solo puede activarse una vez cada 0.1 segundos y acumularse un máximo de 4 veces.
    Este efecto se anulará una vez terminada la duración de Bóveda policromada.

  • Talento El arte de la presupuestación El arte de la presupuestación
    Pasivo 3

    Al fabricar edificios, patios y decoraciones de paisaje, se recuperan parte de los materiales usados.

1 → 10 para un talento

Constelación[]

Cada activación de constelación necesita un Stella Fortuna.


  • Constelación Modales pudientes Modales pudientes Constelación Niv. 1

    Durante 3 segundos tras usar Genio de la arquitectura, la RES Dendro de Kaveh aumenta en un 50% y el Bono de Curación recibida, en un 25%.

  • Constelación Camino del Gran Tronco Camino del Gran Tronco Constelación Niv. 2

    Mientras Bóveda policromada esté activa, la Vel. de Ataque Normal de Kaveh aumenta en un 15%.

  • Constelación Oblación de Dur Untash Oblación de Dur Untash Constelación Niv. 3

    Aumenta el nivel de habilidad de Bóveda policromada +3.
    Puede ser aumentado hasta Niv. 15.

  • Constelación Festín hipóstilo Festín hipóstilo Constelación Niv. 4

    Aumenta en un 60% el daño de explosión de los núcleos Dendro creados por Kaveh con la reacción de Florecimiento.

  • Constelación Galería sagrada Galería sagrada Constelación Niv. 5

    Aumenta el nivel de habilidad de Genio de la arquitectura +3.
    Puede ser aumentado hasta Niv. 15.

  • Constelación Canon del paraíso Canon del paraíso Constelación Niv. 6

    Mientras Bóveda policromada está activa, cuando Kaveh golpea a un enemigo con un Ataque Normal, Cargado o Descendente, libera una luz empírea en la ubicación de dicho enemigo que inflige Daño Dendro en el AdE en una cantidad equivalente al 61.8% del ATQ de Kaveh y hace explotar todos los núcleos Dendro activos en dicha AdE. Este efecto solo puede activarse una vez cada 3 segundos.

Ascensión[]

Ascensión Nvl. Máx. Costo Material Elemental 1 Material Elemental 2 Especialidad Local Material Común
1 20 20,000 Ninguno
2 40 40,000
3 50 60,000
4 60 80,000
5 70 100,000
6 80 120,000
Máx 90 Nivel máximo

Estadísticas[]

NivelVidaAtaqueDefensaMaestría Elemental
Antes de ascenderDespués de ascenderAntes de ascenderDespués de ascenderAntes de ascenderDespués de ascenderAntes de ascenderDespués de ascender
110021962
202601335050655065
4050695601991099910924
50647371821261401261402448
60806385951571671571674848
709484100161851951851954872
8010915114472132232132237296
901235324177596

Gachapón[]

La siguiente lista muestra los 4 banners en los que Kaveh ha aparecido como personaje promocional, en orden del más reciente al más antiguo.

Banner Revoloteo de los lotos (3)
17 de julio al 06 de agosto de 2024
Banner Juramento de las rosas (2)
17 de julio al 06 de agosto de 2024
Banner Latido inmaculado
02 de mayo al 23 de mayo de 2023
Banner Flotando a la deriva (4)
02 de mayo al 23 de mayo de 2023

Vestuarios[]


Galería[]

Arte de cumpleaños[]

Diseños de Paimon - Emoticonos[]

Misiones y eventos[]

Misiones de Arconte[]

Misiones legendarias[]

Encuentros[]

Eventos[]

Eventos web[]

Menciones de personajes[]

Historias de personajes[]

Personaje Alhacén

Alhacén: Historia del personaje 4

Este es un fragmento de la historia del personaje.

Los antiguos compañeros de clase que se acuerdan de Alhacén saben que no le gustaban las actividades en grupo. La única vez que participó en una investigación conjunta, aunque el resultado fue un rotundo éxito, al final el proyecto acabó en una discusión y cada integrante se fue por su lado. La gente no sabe que uno de los protagonistas de esta historia fue Alhacén, pero sí conoce a la persona con la que colaboró en aquella ocasión y con quien acabó a gritos: Kaveh, arquitecto de la Escuela de Tecnología.

Sin embargo, este incidente académico no tuvo tanto eco como cabría imaginar, ya que, al fin y al cabo, en la Academia no eran raros los casos de genios que, por personalidades y opiniones distintas, no podían seguir colaborando. Y aunque la relación laboral fuera mala, ninguno de los dos podía negar que el otro tuviera una forma de pensar novedosa. Esa investigación conjunta se archivó y, conforme a la normativa, se le asignó como bien perteneciente a las personas que la propusieron inicialmente.

Tras aquella disputa, Alhacén y Kaveh dejaron abandonada esa investigación a pesar del éxito que tuvo en su etapa inicial. Sin embargo, terminó demostrando el talento académico del escriba, de tal modo que, cuando la Academia evaluó la distribución de propiedades y recursos, olvidó que aquel proyecto había sido cancelado y lo tomó como referencia para otorgarles a él y a su investigación una muy buena residencia. Por su parte, Kaveh, el otro investigador, en un principio no discutió con Alhacén la distribución de recursos, ya que más tarde se averiguó que le pidió a un empleado que le dijera a la Academia y a Alhacén que él ya tenía una residencia y, por tanto, no necesitaba esa propiedad.

Cuando volvieron a verse tras un tiempo sin hablar, Kaveh estaba en bancarrota. Lo que Alhacén pensaba de este antiguo amigo era que su forma de pensar y su capacidad eran una total contradicción. Tenía opiniones tan distintas sobre tantas cosas... Cosas en las que, hasta hoy, siguen sin estar de acuerdo.

La decisión de que Kaveh se quedara temporalmente en la casa de Alhacén fue un tema de lo más interesante. Desde el punto de vista legal y social, si una persona que posee una parte de una propiedad renuncia voluntariamente a ella, al vivir en casa de Alhacén debería pagar el alquiler. Pero desde un punto de vista académico, pagar ese alquiler sería más o menos similar a negar todo el esfuerzo que invirtió en la investigación; sería ir en contra del espíritu académico.

Reflexionar sobre eso era muy interesante, pero a Alhacén le daba igual la respuesta. Como era lógico, si acogía a su antiguo colaborador por estar en quiebra, este tenía que pagarle una parte del alquiler. Y no solo eso, sino que también le encasquetó algunos quehaceres diarios.

Sabía que Kaveh se quejaría, pero poco le importaba. Para el escriba, hablar con una persona que, igual que él, no tenía familia, comprenderse mutuamente y, al mismo tiempo, ser eruditos tan distintos era como ver la otra cara de un espejo. Nadie tiene una percepción perfecta, pero se puede alcanzar a través de la percepción de otra mente brillante. Partiendo de esa base, podría observar el mundo desde otra perspectiva y comprender cosas que hasta entonces había sido incapaz de entender.

Diálogos de personajes[]

Personaje Diálogos
Personaje Alhacén
Alhacén
Buenas noches... (II) : Espero que mi compañero no se pase la noche dando golpes con otra de sus maquetas... La verdad es que preferiría que no viniera a casa y punto. No me gusta dormir con el cancelador acústico.

Sobre Kaveh - Un grano de arena : Siempre tiene que preocuparse por todo y por todos los que lo rodean, y siempre hace una montaña de un grano de arena. Tal vez se deba a su susceptibilidad emocional...


Sobre Kaveh - Víctima de estafas : Una vez, unos tipos montaron un puesto junto a la calle en el que vendían llaveros artesanales. Decían que por cada llavero que vendieran, un niño pobre podría comer ese día. Kaveh compró al menos una docena.
La cuestión es que, en Sumeru, la sanidad es gratuita... En fin, sobran las palabras.

Sobre Tignari... : Al parecer, muchos piensan que tiene mal temperamento, pero yo no creo que sea un mal tipo. A Kaveh se le ocurrió construir una casa sobre una zona marchita y al final resultó un problema para los guardas forestales, pero Tignari no se molestó en absoluto con él. Al contrario, lo invitó incluso a su casa a comer. Humm, tal vez Kaveh haya sido capaz de sobrevivir tanto tiempo en este mundo porque hay mucha gente amable en él...

Personaje Collei
Collei
Sobre Kaveh... : El Gran Juez lo trajo una vez a comer con nosotros. Cuando nos trajeron la fruta a la mesa, empezó a quejarse de lo testarudo y antipático que es su compañero de habitación. Ni siquiera nos dejó participar en la conversación. Tuvimos que concentrarnos en asentir y contener la risa todo el rato. Fue muy complicado.
Personaje Cyno
Cyno
Sobre Kaveh... : Tignari y Collei nunca me lo han dicho a la cara, pero las anécdotas personales de Kaveh les parecieron más entretenidas que los chistes que yo había preparado. Se les veía en la cara. ¿Eh? ¿Que qué pienso yo de eso? Pues que me hace gracia que se rieran de algo como eso.
Personaje Dori
Dori
Sobre Kaveh... : Es uno de los tipos de la Escuela de Tecnología con los que colaboro. Comparado con los zopencos de mente cerrada de la Academia, al menos él lucha por sus sueños, y eso es algo que yo respeto. Le presté algo de Mora (bueno, un montón de Moras) para construir mi Palacio Alcazarzaray. Te aseguro que, si no fuera por mi magnanimidad, Kaveh no habría llegado a donde está ahora.
Personaje Faruzán
Faruzán
Sobre Kaveh... : Kaveh es un muchacho con un gran potencial. Recuerdo que hablamos una vez sobre los principios de construcción de mecanismos y... Humm, ¿cómo decirlo? Es un romántico empedernido, pero tiene ideas de lo más originales, y eso no es frecuente hoy en día. He oído que lo ha pasado mal últimamente, así que me gustaría invitarle a comer un día de estos. Pronto, lo prometo.
Personaje Nahida
Nahida
Sobre Kaveh... : Entiende casi a la perfección lo que significa que Sumeru sea la Nación de la Sabiduría. Por desgracias, ese concepto que tiene nunca será aceptado de manera generalizada. ¿Eh? ¿Que es compañero de habitación de Alhacén? Guau... El mundo está lleno de sorpresas...
Personaje Nilou
Nilou
Sobre Kaveh... : Escuché que él fue quien construyó el magnífico Palacio Alcazarzaray. Seguro que para él fue maravilloso hacer tal obra de arte, como cuando yo estoy en un ensayo de danza. El mero hecho de pensar en bailar frente a la gente me hace muy feliz y me motiva.
Personaje Tignari
Tignari
Sobre Kaveh... : Kaveh es un famoso arquitecto de Sumeru. El Palacio Alcazarzaray es su obra más representativa. Vino a verme durante la planificación de la obra para hacerme un par de preguntas sobre la vegetación decorativa que podía usar en el lugar. No se cómo o por qué, pero acabó hasta el cuello de deudas al terminar la construcción del palacio. Su discípulo, Alhacén, le permite quedarse en su casa para ayudarlo, aunque yo no tengo claro si eso es una bendición o una maldición...
Personaje Sethos
Sethos
Sobre Alhacén y Kaveh...: Una vez los vi a los dos en una taberna, y en otra ocasión los vi en un café... De hecho, creo que también los he visto en el Gran Bazar. El arquitecto habla en un tono muy discreto, como si no quisiera que nadie se enterara, pero... Bueno, no es que los haya estado escuchando a escondidas, es solo que... es difícil mirar a otro lado cuando esos dos están juntos.

Historial de cambios[]

Versión 3.6
Kaveh se añadió al juego.

Navegación[]

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