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El Dragón de las Plantas diseñó un borrador de una vida salida de un mundo de fantasía para su pueblo, hasta que el verdor se convirtiera en arena y llegara el fin de los días. Los sueños debían convertirse en el impulsor para la vida. Cuando los caminos se dividieron, su orgulloso cuerpo ya había decaído. En contraste, los nuevos amos que pusieron pie en Teyvat eran hermosos y radiantes...
Hogar de los inicios es un dominio de reminiscencia que se desbloquea después de completar el Acto II de la misión legendaria de Nahida: Vuelta a casa. Los jugadores pueden revivir su lucha contra el Guardián del Oasis de Apep y recibir abundantes recompensas.
Los Dominios de Reminiscencia contienen oponentes inusualmente poderosos. Después de completar con éxito el desafío, puede obtener abundantes recompensas.
Los jugadores pueden completar este dominio tantas veces como quieran, pero solo pueden recolectar recompensas una vez por semana usando 30 Resinas original para abrir la Flor ley para los primeros tres Jefes Semanales y 60 Resinas original posteriormente. Las recompensas se actualizan con el reinicio semanal del mundo.
Para ingresar a los niveles más altos del dominio, debe tener un cierto Rango de Aventura.
Para poder jugar los niveles más altos del dominio se necesita una cierta cantidad de Rango de Aventura.
Nivel
Rango de Aventura
Nivel de equipo
Materiales de Ascensión
Artefactos
Materiales
3★
4★
5★
Ascensión
Talento
I
35
60
300
7,100
60
4–5
1–2
0–1
4–6
—
II
40
70
300
7,600
65
3–5
2–3
1–2
4–7
1
III
45
80
300
8,000
70
Recompensas anteriores +
4–5
2–3
1–2
5–7
1–2
IV
50
90
300
8,100
70
4–5
2–3
1–2
5–8
2–3
Enemigo[]
En la antigüedad, Apep nadaba como pez en el agua junto a sus muchos vástagos por el mar de plantas fragantes, árboles y enredaderas. Sin embargo, al final, la vegetación se marchitó y se convirtió en polvo, mientras que muchos seres, diminutos como granos de arena, erigieron en el hogar de Apep una frágil nación.
Junto a sus muchos vástagos, Apep transformó el desierto en una insurgente arena hirviente que arrasó con torres y edificios, los cuales cayeron como si de hojas de árboles se trataran. Cuando el nuevo rey del desierto y el rey que había perdido su hogar se reconciliaron, las dunas bañadas por la áurea luz del sol pasaron a pertenecer a los humanos y a los dioses, mientras que los oasis de los dragones tuvieron que recluirse en sus corazones.
En la antigüedad, Apep compartió con sus muchos vástagos el conocimiento sobre la evolución, ya que estar en constante transformación era la única forma de evitar marchitarse y derrumbarse como los árboles. Sin embargo, cuando implementó el pacto que había hecho con el Rey del Desierto, alcanzó la sabiduría suprema y, desde entonces, solo era capaz de divisar el fin de los tiempos, el apocalipsis infinito.
En el pasado, Apep se sumió en solitario en el paisaje del fin del mundo. En él, todas las personas, deidades, dragones, bestias andantes, aves y peces, todos los recuerdos, la sabiduría, las palabras y el odio se transformaban en polvo. Por su parte, el brillo de la última fase de la luna se convirtió en una lluvia de llamas blancas que descendía sobre la tierra asolada.
...
Para Apep, las profundidades del desierto eran su tumba, y no el palacio del rey sin hogar. La ponzoña de la sabiduría pronto le liberaría del odio y de la ira acumulados durante un sinfín de lunas. Apep estaba cansado de ese apocalipsis descolorido... Sin embargo, la joven diosa y la viajera(el viajero) de cabellos dorados le hicieron recordar que, aunque la tierra esmeralda que antes gobernaba se había convertido en un páramo dorado, aunque tanto Apep como sus vástagos tuvieron que mutar y convertirse en seres horrendos, en su corazón siempre atesoró el paisaje de aquel oasis.