Fantasía nocturna: La leyenda de la princesa guerrera es una misión de evento de Una travesía estival.
Detalles[]
- Completa el prólogo de la función
- Habla con el director de la compañía de teatro
- Completa el acto intermedio de la función
- Habla con el director de la compañía de teatro
- Completa el acto final de la función
- Habla con el director de la compañía de teatro
- Toma una imagen de grupo con la compañía de teatro
- Habla con el director de la compañía de teatro
Notas[]
- El Manuscrito del director de la Compañía de Teatro Crepúsculo se puede encontrar junto al Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo después de completar la misión, o fuera del telón si el jugador se va y luego regresa al área.
- Si el jugador elige al actor cuervo equivocado, aparecerá un mensaje: "Esta posición no es adecuada. El actor volvió a su posición original".
- Localización de los actos intermedio de la función:
Recompensas[]
40 Protogema
30 000 Mora
Diálogos[]
- (Habla con el Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo)
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: ¡Bienvenidos, bienvenidos!
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: ¡Bienvenidos!
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: ¡Tú debes de ser el renombrado Viajero! Y tú, la mejor compañera de aventuras, ¡Paimon!
- Paimon: ¡Guau! ¿Cómo sabes cómo nos llamamos?
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: Es mi deber conocer el nombre de los huéspedes más apreciados de nuestra isla. Al fin y al cabo, yo soy...
- Paimon: ¿Tú eres...?
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: ¡Soy el famoso director de la Compañía de Teatro Crepúsculo!
Así que hay gente que se refiere a sí misma como "famosa"...
- Paimon: Y si eres tan famoso, ¿cómo es que no hemos oído hablar de ti?
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: ¡No pasa nada! ¡Ahora ya me conocen!
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: Tras todos los preparativos acometidos, ¡nuestra obra de teatro, «La leyenda de la princesa guerrera», está a punto de estrenarse!
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: El espectáculo consta de cinco actos, cada uno de ellos dividido en dos escenas...
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: Distinguidos invitados, ¡llegan justo a tiempo! ¡El espectáculo está a punto de comenzar! Por favor, ¡tomen asiento!
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: Todavía quedan algunas cosas por hacer entre bastidores, así que, si me disculpan...
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: ¡La mejor producción teatral de la Compañía de Teatro Crepúsculo está a punto de comenzar! ¡Disfruten de la función!
- (Completa el prólogo de la función)
- Narrador: Cuando el dragón malvado escuchó que los sueños de las personas eran tan valiosos como el oro, voló hasta el reino en busca de sueños que engullir.
- Narrador: Mientras tanto, el rey y la princesa se debatían entre tomar verduras o carne en la cena.
- Narrador: "¿Eh? ¿Y por qué no comen las dos cosas?" , pensó para sí mismo el fiel escudero de la princesa.
- Narrador: Mas como solo era un don nadie, a nadie le importaba su consejo.
- Narrador: En aquel preciso instante, el dragón malvado apareció.
- Dragón malvado: ¿Esos sueños que valen tanto como el oro tendrán un buen sabor si yo los devoro?
- Dragón malvado: ¡Uf! EI suelo de este palacio es tan irregular que casi pierdo el equilibrio al aterrizar.
- Dragón malvado: ¡Ah, bien, muy bien! Aunque no sean más que unos insignificantes humanos, seguro que tienen sueños ufanos. ¡Esta noche me daré un festín poco cotidiano!
- Rey: ¡Márchate, dragón malvado!
- Dragón malvado: ¿"Dragón malvado"? Qué ridículo.
- Dragón malvado: Un dragón tan instruido como este servidor, sin duda del título "bondadoso" es merecedor.
- Dragón malvado: Los de mi especie siempre han preferido un tesoro, mas yo he descubierto que los sueños de los humanos valen incluso más que el oro.
- Dragón malvado: Me resulta fascinante que cualquier hombre de sueños ahíto esté, aunque sin comer lleve un mes.
- Dragón malvado: Los sueños de los humanos son un bien preciado, o al menos eso he escuchado.
- Dragón malvado: Hoy por fin comprobaré si esos sueños son tan sustanciosos como valiosos dicen ser.
- Dragón malvado: Esta hambre es insoportable. No puedo esperar a devoraros en este mismo instante.
- Dragón malvado: Rey enclenque, si sentís el más mínimo aprecio por vuestra familia y vuestra vida, ¡me ofreceréis el sacrificio que demando y no avivaréis más mi ira!
- Rey: ¿Piensas que soy un cobarde? Esos viles ojos tuyos no deben de ser más que dos piedras que te nublan la vista.
- Rey: Mi nobleza y mis sueños son por cuanto lucho en esta vida. Jamás renunciaré a ellos por ti.
- Rey: ¡Márchate, dragón malvado! ¡Mi reino no se acobardará ante ti!
- Dragón malvado: Pequeño señor, coraje mostráis. Cualquiera diría que a vuestra corta vida valor no dais.
- Dragón malvado: Sacrificio o aniquilación, espero que vuestro juicio os guíe hacia la correcta elección.
- Dragón malvado: Puf, ahora iré a descansar al cercano pastizal. Pero esta noche volveré y os engulliré cual manjar.
- Dragón malvado: Si no me ofrecéis lo que busco, yo mismo lo tomaré con gusto. Vuestro palacio mi campo de caza será, ¡y vuestros aposentos en mi cocina se convertirán!
- Narrador: Convencido de que el rey le convidaría a un gran festín, el dragón se marchó del castillo para descansar.
- Narrador: El valeroso rey no pensó ni por un instante en desistir y reunió a sus caballeros para poner fin al dragón de corazón vil.
- Princesa: Yo misma acabaré con la bestia para proteger nuestro reino.
- Rey: ¡Hija mía! ¿Acaso has olvidado quién eres?
- Rey: Las princesas no luchan en las guerras.
- Rey: Tu lugar no está en el campo de batalla, sino en tus aposentos.
- Princesa: No he olvidado lo que me habéis enseñado, padre. No rendiré tan fácilmente mis sueños y mi lealtad.
- Princesa: Caminaré libremente entre el pueblo, como princesa ¡y como guerrera!
- Princesa: Con el dragón ahí afuera, no puedo quedarme de brazos cruzados.
- Rey: Ante todo, eres una princesa.
- Rey: Además, no podría soportar verte poner tu vida en peligro.
- Rey: Asimismo, hace años, tú...
- Fiel escudero: *Ejem*, no os preocupéis, Su Majestad. ¡Yo protegeré a la princesa!
- Rey: ¿Tú que careces de honor y renombre? ¿Y cómo piensas protegerla?
- Rey: ¡No se diga más! Convocaré a los más valerosos caballeros del reino para que acompañen a la princesa.
- Narrador: Había tres renombrados caballeros en el reino, todos dotados de gran talento y conocidos por su pericia en batalla.
- Narrador: Los tres caballeros aguardaban pacientemente a las puertas de palacio, deseosos de entrar a la sala del trono.
- Narrador: El forjador de un gran legado y aclamado guerrero: el hidalgo n.º 1.
- Narrador: Su gloria es inmensa, y sus gestas se cuentan cada día.
- Narrador: En el reino, solo los más necios no aclamaban o no habían oído hablar de este gran héroe.
- Hidalgo n.º 1: ¿Dices que no conoces mis hazañas? Pues ven, ¡te contaré todo sobre mí!
- Narrador: Un estratega irresoluto y sin determinación: el hidalgo n.º 2.
- Narrador: Experto en sobrevivir a cualquier afrenta sin un rasguño.
- Narrador: Algunos lo tachan de paranoico, otros de meticuloso. Aún no hay un consenso al respecto.
- Hidalgo n.º 2: Se requiere tiempo ara diseñar un buen plan. Usa siempre la cabeza, no los puños.
- Hidalgo n.º 2: ¿Crees que tengo miedo? ¡N-no oses dudar de mi pericia en el campo de batalla!
- Narrador: Y por último, nuestro gran matadragones: el hidalgo n.º 3.
- Narrador: "¿Soy el único que piensa que matar dragones es pan comido?"
- Narrador: Este guerrero siempre cuenta todas sus hazañas y muestra sus trofeos de guerra.
- Hidalgo n.º 3: ¿Ves esto? Esta capa tiene una larga historia. Escucha atentamente...
- Narrador: Los guerreros ya han llegado y están listos para la batalla.
- Princesa: Sus nombres son muy largos y complicados. ¿A qué se debe?
- Fiel escudero: Es costumbre utilizar títulos así para inspirar temor y admiración.
- Princesa: ¡Vaya! Debo de ser toda una inculta, pues nunca había oído hablar de semejante costumbre.
- Rey: ¡Bienvenidos, mis valientes caballeros! Espero que seáis tenaces y os mantengáis en pie ante todos los obstáculos que se avecinan.
- Hidalgo n.º 1: ¡Juro por todas mis proezas pasadas que me alzaré victorioso, princesa!
- Hidalgo n.º 1: No temáis, princesa. Conmigo a vuestro lado, el dragón caerá vencido de inmediato.
- Hidalgo n.º 2: ¡N-no eres rival para mí, dragón!
- Hidalgo n.º 2: Mi plan hará que el dragón salga corriendo con la cola entre las patas.
- Hidalgo n.º 3: Muy bien, amigos, tenéis buenas ideas, pero es posible que ni siquiera tengáis que luchar.
- Hidalgo n.º 3: Soy un matadragones aclamado en todo el reino. Haré que el dragón tiemble de miedo.
- Narrador: Así pues, acompañada de su fiel escudero...
- Narrador: ...y los tres célebres hidalgos, la princesa se embarcó en su misión.
- (Habla con el director de la compañía de teatro)
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: ¿Qué les parece? Viajero, Paimon, ¡por favor, díganme su opinión!
Ha estado muy interesante.
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: ¡Genial!
Podría haber estado mejor.
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: ¡Ah! Parece que todavía hay margen de mejora... Me lo apunto.
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: En fin... ¡El espectáculo debe continuar! La obra tiene cuatro actos más, que representaremos en varios escenarios de la isla. ¡No se pierdan la obra estrella de la Compañía de Teatro Crepúsculo!
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: Antes de que estrenemos el acto final, ¡podrán ver los tres actos intermedios en el orden que prefieran!
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: Después de esos tres actos, ¡estrenaremos el acto final!: ¡AR! ¡MA! ¡GE! ¡DÓN!
Guau.
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: ¡No se lo pierdan!
- Paimon: Dijo que todavía hay cuatro actos más. Si encontramos algún escenario en la isla, ¿le echamos un vistazo?
- (Completa el acto intermedio de la función)
- Narrador: Con la promesa de derrotar al dragón, la princesa y su séquito siguieron su rastro.
- Narrador: El fiel escudero les siguió el paso y ayudó al matadragones a cargar con el equipaje de todos sin rechistar.
- Narrador: El aguerrido matadragones lo miró con desdén, pero al escudero no pareció importarle.
- Fiel escudero: Él es un matadragones y yo, un don nadie. Lo único que puedo hacer es llevarle el equipaje.
- Fiel escudero: Solo un héroe es digno de blandir esta espada incrustada.
- Fiel escudero: La levantará contra el dragón y entonces se alzará victorioso.
- Narrador: Como si hubiera oído sus pensamientos, el dragón malvado descendió sobre un pueblo a las afueras de la ciudad.
- Dragón malvado: Déjame ver, déjame ver... ¿Dónde estará el sueño dorado que tanto ansío comer?
- Hidalgo n.º 3: Oh, dragón malvado, nadie se reirá de vos si huís ahora despavorido.
- Dragón malvado: Un humano que habla sin razón, ¡más cómico que un enano bufón!
- Hidalgo n.º 3: Sabio y piadoso como soy, no caeré en vuestra trampa.
- Hidalgo n.º 3: Quien avisa no es traidor, luego no os arrepintáis por 10 que habéis dicho.
- Dragón malvado: ¡Jaja! Para ser un insignificante humano, sois verdaderamente osado.
- Dragón malvado: Demostradme, pues, que vuestro lugar está entre los héroes de verdad.
- Narrador: Su Alteza la Princesa por fin alcanzó a su séquito.
- Princesa: Es mi obligación expulsar al dragón del reino.
- Hidalgo n.º 3: Alteza, permitidme cargar contra el dragón.
- Hidalgo n.º 3: Con mi espada y mi experiencia de batalla, me desharé de él.
- Princesa: Permiso concedido. Id con cuidado.
- Hidalgo n.º 3: Una vez, derroté a un dragón ponzoñoso y me llevé su tesoro más valioso.
- Hidalgo n.º 3: Esta capa me permite esconderme de cualquier mirada.
- Hidalgo n.º 3: Mezclado entre la multitud, ¡atacaré por sorpresa en el momento oportuno!
- Dragón malvado: Decís que tenéis talento, pero engañarme no es más que un fútil intento.
- Dragón malvado: ¿Será que intentáis escapar de este apuro, y todo este teatro no es más que mero disimulo?
- Narrador: Oculto en su capa y mezclado entre el gentío, ¿quién podría descubrirlo?
- Hidalgo n.º 3: Vil dragón, ¿cómo osáis manchar mi nombre?
- Hidalgo n.º 3: A pesar de mi paciencia y merced, no habéis demostrado el más mínimo honor.
- Hidalgo n.º 3: Será tarde para lamentaciones cuando aseste el golpe certero.
- Dragón malvado: Os aconsejo que el tiempo no malgastéis. Si tenéis más habilidades, ¡será mejor que las uséis!
- Hidalgo n.º 3: ¡Nos batiremos allá!
- Narrador: El dragón malvado escuchó con una mueca ufana, y sin mediar más palabra, accedió a tal petición.
- Narrador: En un abrir y cerrar de ojos, el dragón aterrizó en el lugar indicado.
- Narrador: La princesa y su fiel escudero raudos lo siguieron.
- Narrador: En cuanto al matadragones, allá quedó dubitando, como si hubiera perdido la confianza en sí mismo.
- Hidalgo n.º 3: ¡Dragón malvado! ¡Pronto sabréis lo que os espera!
- Hidalgo n.º 3: Atravesé páramos, subí montañas y me adentré en mazmorras para derrotar a vuestra codiciosa ralea...
- Hidalgo n.º 3: Así obtuve esta hoja que solo los héroes pueden blandir.
- Hidalgo n.º 3: Mejor será que pongáis pies en polvorosa, ¡O mi hoja hendirá vuestras escamas como si cortase mantequilla!
- Dragón malvado: ¡Jajaja! ¡Con tanto esmero urdió su plan el humano, para resultar semejante esfuerzo ser en vano!
- Dragón malvado: De aquí ni un pie pienso mover. Atacad cuanto gustéis, si es que creéis que me podéis vencer.
- Narrador: Los aldeanos se acercaron a ver tan extraña escena, y algunos decidieron probar suerte.
- Narrador: Un granjero dio un paso al frente, ¿podrían sus manos acostumbradas a la horca asir ni siquiera una empuñadura?
- Granjero: Si es por físico, no voy a la zaga de esos caballeros de palacio.
- Granjero: ¡Oh! Creí que era lo bastante fuerte, pero no pude moverla nada.
- Narrador: Por mucha fuerza que hiciera, el granjero no logró mover la espada lo más mínimo.
- Narrador: Tras pensarlo largo y tendido, la princesa y su leal escudero decidieron no probar suerte.
- Narrador: El dragón, que había estado contemplando en silencio, por fin perdió la paciencia.
- Dragón malvado: Ah... Tanta palabrería aburre hasta a un dragón, mostradme vuestra valía, veamos si tiene parangón.
- Dragón malvado: ¡Basta de demora! ¡Desenvainad vuestra arma ahora!
- Hidalgo n.º 3: Un... ¡un matadragones no obedece órdenes de un dragón!
- Dragón malvado: De acabar con dragones no seréis experto, pero para la charlatanería no os falta talento.
- Dragón malvado: ¿Creéis ser un fuerte guerrero? No me hagáis reír. ¡Incluso ese niño desde lejos os ve venir!
- Narrador: ¿Acaso serían ciertas las palabras del dragón, y bajo la armadura solo había un mezquino impostor?
- Niño: Ese dragón malvado es más grande que el de las canciones... ¡pero a mi no me asusta!
- Niño: Esa armadura brillante, ¿por qué traquetea? Abre la boca, pero no dice nada.
- Dragón malvado: Aunque hambre no tenga, ¿cómo rechazar la comida que traen a tu puerta?
- Narrador: Y de un gran bocado, el dragón malvado devoró el sueño del matadragones.
- Dragón malvado: *Ñam, ñam*, vaya... Tal y como pensaba, los sueños descompuestos saben tan horribles como esperaba.
- Dragón malvado: Sus sueños son como una manzana podrida, ¡provocan náuseas con tan solo una mordida!
- Fiel escudero: ¡Ah! ¡El matadragones fue derrotado!
- Princesa: Parece que lo único que tenía afilado era la lengua, y ni eso lo salvó.
- Narrador: El dragón se marchó de la aldea y dejó tras de sí a un matadragones perplejo y sin sueños.
- Narrador: El dragón malvado salió volando y se detuvo a descansar en las puertas del castillo.
- Dragón malvado: A los guardias no diviso. ¿Estarán demasiado asustados como para enfrentar su destino?
- Narrador: El dragón malvado no hizo ademán alguno de huir o esconderse, por lo que la princesa y su séquito pronto lo alcanzaron.
- Narrador: El fiel escudero de la princesa, que siempre iba al frente, fue el primero en divisar a la temible bestia.
- Fiel escudero: ¡La osadía de esta malvada criatura roza la insolencia! Juré a Su Majestad el Rey que mantendría a la princesa a salvo de su presencia.
- Fiel escudero: Quizás nuestro confiable estratega conozca la forma de enfrentar esta amenaza.
- Fiel escudero: Cuenta la leyenda que siempre encuentra la forma de triunfar ante la adversidad.
- Fiel escudero: Mientras nos acompañe su pericia y nos guarde de la imprudencia, no habrá nada que temer.
- Fiel escudero: Sin un plan en mente, no es momento de pasar a la acción.
- Narrador: El fiel escudero, con extrema precaución, susurró el mensaje a sus compañeros.
- Narrador: "Aprovechemos que el dragón está descansando para urdir un plan".
- Narrador: Tras decir esas palabras, la princesa se acercó con cautela para que el dragón no percibiera el sonido de sus pasos.
- Princesa: El estratega está en lo cierto. Precisamos un plan antes de actuar.
- Princesa: Gracias al buen hacer de nuestro escudero, pudimos averiguar el paradero del dragón y tomamos la iniciativa.
- Fiel escudero: No merezco el honor, Su Alteza. Solo cumplía con mi cometido.
- Princesa: Es mi deber, sin embargo, proceder con honestidad y rectitud. Aceptad mi reconocimiento con orgullo, pues por justicia os corresponde.
- Princesa: El estratega no sigue nuestro paso. ¿Cómo puede quedarse atrás? ¿Acaso hay algo que le impide avanzar?
- Fiel escudero: Mencionó tener un plan de contingencia para el desastre causado por el dragón. Quizás esté absorto en sus elucubraciones.
- Narrador: El meticuloso estratega ignoró los comentarios y permaneció en silencio, mientras su semblante denotaba cierta preocupación.
- Fiel escudero: Oh, estratega, con el dragón malvado a nuestro alcance, ruego nos iluminéis con vuestra estratagema.
- Hidalgo n.º 2: ¿ Es-estratagema? La situación actual es de mayor gravedad de lo previsto. Es menester más tiempo para planificar...
- Dragón malvado: ¡Jaja! Este dragón compasivo os concede todo el tiempo del mundo. Hasta caer la noche, disponéis de cada segundo.
- Princesa: ¿El dragón habló? Con que no estaba durmiendo realmente... ¡Fue una artimaña para que bajáramos la guardia!
- Hidalgo n.º 2: ¡Aah!
- Narrador: Fue tal el sobresalto del hidalgo n.º 2 que a punto estuvo de arrodillarse a rogar clemencia.
- Narrador: Entre murmullos de disculpa, huyó hacia las puertas de la ciudad sin pensárselo dos veces.
- Narrador: La princesa y su fiel escudero partieron de inmediato en busca del estratega, mientras el dragón no pudo evitar reír ante tal escena.
- Dragón malvado: Que el rey intentara apaciguarme fue suficiente para saciarme.
- Narrador: La princesa confió al fiel escudero la labor de encontrar al estratega que huía, mientras ella se quedó para mantener al dragón en vigía.
- Princesa: Mucho alardeaba el estratega de su astucia, mas ahora soy yo quien debe urdir un plan para salvar el reino.
- Princesa: Perdimos el factor sorpresa. Ahora es el dragón el que nos espera.
- Princesa: El estratega, presa del pánico, salió huyendo, y mi fiel escudero partió en su búsqueda.
- Princesa: Los guardias, que debían estar vigilando, no estaban por ninguna parte, y las puertas estaban abiertas de par en par.
- Narrador: Un guardia veterano llegó. Aunque su embriaguez resultaba evidente, la firmeza de su paso era a su vez sorprendente.
- Guardia veterano: *Hic*... Si me preguntáis, ¡no hay nada como disfrutar del vino, la comida y las mujeres en tiempos de paz!
- Guardia veterano: Esos pudientes aristócratas, ¡qué sabrán ellos lo que es trabajar de sol a sol!
- Guardia veterano: ¿Dragones, estrategas? ¡No son más que patrañas!
- Guardia veterano: Mi vista está cansada, tengo los oídos ensordecidos y me tiembla el pulso... ¿Por qué diantres me mandarían a mí dar caza a un dragón?
- Narrador: El joven guardia, a pesar de haber sido instruido por su superior, no había perdido su determinación de proteger el reino.
- Joven guardia: ¡Lucharé por Su Alteza la Princesa!
- Joven guardia: Ahora que todos se fueron, ¡soy la última línea de defensa!
- Joven guardia: Ante el peligro, daré un paso al frente y salvaré al reino de... de...
- Joven guardia: Arg... Mi estómago... ¿No me digas que... ? ¡No! ¡Justo ahora no!
- Narrador: ¿Eh? ¿Se fue? Debe de haberle sentado mal la comida ...
- Narrador: ¡El espectáculo debe continuar! ¿Tal vez debería buscarle un sustituto...?
- Paimon: ¿Eh? ¿Por qué salió corriendo el guardia? ¡La función aún no ha terminado!
- Paimon: EI narrador dijo que habría que buscar a un sustituto... Viajero, busquemos nosotros también.
- Paimon: ¡Ah! Parece que ahí hay un guardia de verdad, ¿qué tal si le preguntamos?
- Paimon: Perdona, ¿has visto a un actor corriendo por aquí?
- Arnold: ¡Claro que lo he visto! ¡Maldición! ¡Ese tipo ha desaprovechado una gran oportunidad!
- Arnold: ¡Ojalá hubiese sido yo! *Solloza*... Siempre he querido actuar, pero nunca he tenido la oportunidad...
- Paimon: Oye, ¡pues es la oportunidad perfecta!
Necesitan a alguien para reemplazar al guardia que huyó.
- Arnold: Bueno... Los he visto ensayar, pero en realidad no soy actor...
- Paimon: ¡Pero eres un guardia de verdad!
- Paimon: EI tipo que huyó dijo algo así como "ante el peligro, daré un paso al frente"... ¡y de repente desapareció!
Ahora no hay nadie que pueda salvar al reino.
- Paimon: ¡Así no puede ser!
- Paimon: También es deber de los guardias velar por el deseo del público de disfrutar del espectáculo. ¿No te parece?
- Arnold: Es cierto, pero...
- Paimon: Esta es tu oportunidad de actuar en un escenario, ¡como siempre has soñado! Todo el mundo está esperando, ¡no hay tiempo que perder!
- Paimon: ¡Viajero, llevémoslo con nosotros!
- "Joven guardia": Hum... ¿Cuál era mi línea...?
- "Joven guardia": ¡Aquí, dragón!
- Dragón malvado: ¡Jajajaja! ¡Muy bien! ¡Veamos si tenéis lo que hay que tener!
- Narrador: Momentos antes de que comenzara una brutal batalla, el escudero fiel finalmente regresó.
- Fiel escudero: Perdido el rastro del estratega, el joven guardia deberá asumir la carga.
- Fiel escudero: Oh, ¡llego demasiado tarde! ¡Yo tenía el deber de proteger a la princesa!
- Narrador: Mientras el rezagado escudero se lamentaba de su impuntualidad, la llama del ímpetu del dragón se encendía por momentos.
- Narrador: Aunque el joven guardia luchó valientemente, el dragón devoró sus sueños sin complicación.
- "Joven guardia": *Solloza*... Si hubiera entrenado más duro, otro bardo cantaría hoy...
- Dragón malvado: Aunque no fue suficiente para saciarme, este aperitivo logró contentarme.
- Dragón malvado: Modesta la cantidad, pero pingüe la calidad.
- Dragón malvado: Si tan interesante fue el aperitivo, ¡el plato principal será más divertido!
- Narrador: El dragón malvado se relamió tras degustar su plato, ignorando los gritos de los humanos, y sin más, se fue volando.
- Narrador: Más allá de las puertas de la ciudad hay una gran campiña junto al lago, donde la brisa sopla suavemente sobre el exuberante pasto.
- Narrador: EI dragón malvado aterrizó en busca de algo de tranquilidad.
- Dragón malvado: Desde lejos, el castillo parece un pájaro en una rama posado. Me pregunto si esos humanos mi festín ya habrán preparado.
- Dragón malvado: EI sol brilla en lo alto y la tierra rezuma calor. Tal vez debería buscar un lugar menos abrasador.
- Dragón malvado: Durante día he viajado y ayunado, todo por probar tan delicioso bocado.
- Dragón malvado: Espero que esos humanos me conviden a un manjar de calidad. Mi paciencia se agota y no estoy dispuesto a esperar más.
- Narrador: Así pues, el dragón buscó descanso bajo una sombra. En aquel momento, un 'comerciante se acercó desde el otro lado del claro.
- Comerciante: ¡Qué suerte la mía! ¡Me han timado incluso antes de cerrar mi única venta!
- Comerciante: Soy un comerciante que ha recorrido un largo camino. ¿Así es como trata este reino a las personas como yo?
- Comerciante: Nunca en todos mis años de comerciante había visto a un hombre tan molesto y raro como ese.
- Comerciante: Para él, todo cuanto le ofrezco es un timo a mano armada o simples bagatelas de dudosa calidad.
- Comerciante: Y pensar que le tomé por un experto cuando al final lo único que hizo fue engañarme...
- Comerciante: Nunca le interesó cerrar ni un trato. ¡Solo me veía como un "desafío" y se negaba a "perder"!
- Narrador: Mientras el comerciante continuó soltando sapos y culebras, otra persona de ánimo irritado entró en escena.
- Aventurero: ¡Diantres! ¿Por qué tiene que cruzarse en mi camino ese tipo? Mi misión es localizar al dragón, ¡no hay tiempo que perder!
- Aventurero: Como aventurero, ¡mi deber es enfrentarme al mal de este mundo! ¡Solo de pensar en él, ya me hierve la sangre!
- Aventurero: Lo único que he dicho es que nunca había oído hablar de él antes. ¡¿Qué tiene eso de malo?!
- Aventurero: Encima me acusa de querer robarle la gloria, como si mi encomienda no fuera más que alguna clase de artimaña...
- Hidalgo n.º 1: ¡Dragón malvado, mostraos! ¡Es inútil que os resistáis!
- Comerciante: ¡Pero si es él!
- Aventurero: ¡No hay duda, es él!
- Dragón malvado: Los humanos son seres verdaderamente ruidosos. Aún no alcanzo a verlos y ya escucho sus gritos aquejosos.
- Narrador: Aquel que persigue al dragón no es sino el aclamado guerrero del reino, que, incluso con este sol abrasador, continúa con arrojo su persecución.
- Hidalgo n.º 1: ¡Ja! Parece que la grandiosidad de mi fama ya es suficiente para irritar al vil dragón.
- Dragón malvado: Un dragón de mi condición no tolerará semejante falta de educación.
- Hidalgo n.º 1: ¡Ah! ¡Dragón malvado! ¡No pensé que os atreveríais a salir a mi encuentro!
- Dragón malvado: Un pequeño humano de pose amenazante, ¿serán vuestros sueños tan osados como vuestro talante?
- Dragón malvado: Oh... Humm.
- Hidalgo n.º 1: ¿Os quedasteis mudo, malvado dragón? ¿Acaso mis sueños son tan grandiosos que os resultan imposibles de devorar?
- Narrador: Mientras el valiente caballero se 'enfrentaba al dragón, la princesa y su séquito aparecen por fin en escena.
- Narrador: El escudero sin fama observaba el campo de batalla. Las palabras del guerrero despertaron su fuego interior.
- Fiel escudero: Admiro su postura intrépida. Me encantaría tener la oportunidad de demostrar algún día mi valor.
- Hidalgo n.º 1: ¡Dragón malvado! ¿Acaso habéis perdido el habla? ¿Os habéis dado cuenta de que deberíais rendiros?
- Dragón malvado: Los humanos no me provocan la más mera inquietud. Vuestros sueños aparentan ser grandes, pero están hechos de ineptitud.
- Dragón malvado: Me debato entre si devoraros o no por vuestra ingratitud.
- Hidalgo n.º 1: ¡¿Cómo os atrevéis a humillarme, vil criatura? ! ¡Y solo por el mero hecho de ser adversarios!
- Hidalgo n.º 1: Os consideraba un oponente digno, ¡pero usáis tan viles artimañas!
- Hidalgo n.º 1: Yo, el aclamado guerrero del reino, no caeré en vuestros sucios trucos. ¡Me repugnáis!
- Narrador: Las decididas palabras del aclamado guerrero consiguieron avivar una llama hasta en el oprimido corazón de la princesa.
- Princesa: Ya estoy hastiada de la calma de mis aposentos. ¡Lucharé codo con codo con mis valientes guerreros!
- Dragón malvado: No veo razón suficiente para darles una buena lección, mas si los humanos insisten, pondré fin a tan osada actuación.
- Dragón malvado: Abusar de los entrantes podría arruinarme el apetito, pero hoy me permitiré tentar el estómago con un bocado de este humano exquisito.
- Narrador: Para sorpresa de todos los presentes, el dragón engulló el sueño del caballero de un solo mordisco.
- Dragón malvado: Es justo y como imaginaba que sería el sabor. Crujiente por fuera, pero frívolo y trivial en el interior. No hay textura mejor.
- Princesa: ¡Así sin más, ha derrotado al bravo caballero! Puede que fuera audaz, pero nunca un verdadero guerrero.
- Fiel escudero: Su arrogancia fue su final. Su verdadero poder no estuvo a la altura de su fama.
- Narrador: El dragón aún no se sentía saciado. Bajo la atenta mirada de la princesa y sus caballeros, salió volando sin destino aparente.
- (Habla con el director de la compañía de teatro)
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: ¡Hola, distinguido invitado!
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: Ya ha visto los cuatro actos, ¿cierto? ¡Espero que le haya gustado la función!
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: ¡El escenario está listo para el acto final! ¡Qué emoción! ¡Qué intriga! ¡Qué... ah!
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: Aún quedan preparativos por hacer entre bastidores, así que ruego que me disculpe por no poder llevarle personalmente hasta el escenario. ¡Nos vemos de nuevo en el acto final!
- (Completa el acto final de la función)
- Princesa: Parece que se acerca el ocaso y pronto saldrá la luna.
- Princesa: Se nos acaba el tiempo, y el mal aún pervive.
- Princesa: Los reputados héroes retaron al dragón para ser derrotados uno tras otro.
- Princesa: Cuando todo esto comenzó, hice un juramento.
- Princesa: Pero ahora temo que ese juramento ha tornado en farsa...
- Fiel escudero: Como su más fiel escudero, debo aligerar su carga.
- Fiel escudero: Solo soy un don nadie, pero gracias a ella encontré un lugar en palacio.
- Fiel escudero: Conozco muy bien lo gentil y diligente que es Su Alteza.
- Fiel escudero: No entristezca, princesa. Podemos aprender de los yerros de esos tres.
- Princesa: Das buen consejo, deja que recuerde cada una de sus palabras y acciones.
- Narrador: La princesa rememoró... ¿Quién se daba aires de grandeza y alzó la voz para luego no hacer nada?
- Hidalgo n.º 1: Alardeé de ser un gran guerrero, pero el dragón vio a través de mí y sobrestimé mis capacidades.
- Hidalgo n.º 1: Sabía que no era rival para tamaño enemigo, pero me pudo el orgullo.
- Hidalgo n.º 1: Dicen que suelo faltar al respeto, pero es por temor a que otros no me respeten.
- Princesa: Como dijo el dragón, el sueño del caballero aparentaba ser grande, pero estaba hecho de ineptitud.
- Princesa: Mucho coraje, pero nada de habilidad.
- Narrador: La princesa rememoró... ¿Quién juró tener un plan para cualquier reto, pero a la hora de la verdad huyó en volandas?
- Hidalgo n.º 2: Para salvarme el pellejo, hui y dejé que otros ocuparan mi lugar.
- Hidalgo n.º 2: Mi plan se desvaneció y salí corriendo cuando tuve enfrente al dragón.
- Hidalgo n.º 2: Todos saben que sobreviví muchos aprietos, pero no saben que lo hice abandonando a mis compañeros.
- Princesa: Era un estratega sin plan ni sentido del deber.
- Princesa: Es justo ser prudente, pero huir ante el peligro para que lo afronten otros es de cobardes.
- Narrador: La princesa rememoró... ¿Quién parloteaba de glorias pasadas, y a enfrentar lo presente no acertaba?
- Hidalgo n.º 3: Mis trofeos de lides pasadas prueban que no hablo en vano, pero ahora no puedo encarar enemigos que me superan en tanto.
- Hidalgo n.º 3: Es natural buscar provecho y evitar males. ¿Por qué debería dar mi vida por el reino?
- Princesa: Sean verdad o mentira, estancarse en glorias pasadas no es motivo de alarde.
- Princesa: Tiempo ha que su espíritu se pudrió, hasta llegar a enorgullecerse de olvidar la nobleza y los sueños.
- Princesa: *Suspira*, si ellos no pudieron vencer al dragón, entonces yo...
- Princesa: Yo solo tengo mi determinación y este espadín, ¿como podría luchar contra el dragón?
- Fiel escudero: Solo soy un espectador en palacio, Alteza.
- Fiel escudero: Pero sé que sois honesta y tenéis los pies en la tierra.
- Fiel escudero: Nunca sois egoísta o cruel.
- Fiel escudero: Todos conocen vuestra iniciativa y diligencia, así como vuestros sueños que refulgen como oro.
- Fiel escudero: Alteza, no os dejéis amilanar. Confiad en vos misma, confiad en vuestro sueño...
- Fiel escudero: ¡Confiad en que podréis derrotar a ese dragón devorasueños!
- Narrador: Se acercaba la hora del manjar acordado. EI dragón malvado, ahora más hambriento que malvado, no podía aguantar más.
- Dragón malvado: A lo largo de la tarde tomé varios aperitivos, pero no degusté ningún manjar distintivo.
- Dragón malvado: Un aperitivo solo es una distracción banal, pues a nadie complace un bocado insustancial.
- Dragón malvado: Estos aperitivos, lejos de ser un manjar, más bien me dan ganas de vomitar.
- Dragón malvado: Me temo que solo un verdadero sueño dorado es capaz de satisfacer a un paladar tan refinado.
- Narrador: El fiel escudero se acercó con sigilo a observar al dragón. Por el bien de su princesa, él no le temía a nada.
- Fiel escudero: Por mi promesa con el rey...
- Fiel escudero: Y para hacer feliz a Su Alteza, aunque parezca imposible.
- Fiel escudero: ¿Eh? El dragón se ve extraño. ¿Por qué se cubre el pecho? Escuchemos qué está murmurando...
- Dragón malvado: No debí menospreciar a los humanos, o tal vez debí vigilar este apetito innato...
- Dragón malvado: Con el estómago revuelto, para enfrentarme al rey de fuerzas carezco.
- Narrador: El fiel escudero saltó de gozo al oír esto, y corrió hasta la princesa a decírselo presto.
- Princesa: Mi corazón rebosa valor. Empuñaré mi espadín con orgullo.
- Fiel escudero: ¡Mirad! ¡En el pecho del dragón hay un punto que no tiene escamas!
- Fiel escudero: ¡Debemos aprovechar ahora que está débil!
- Princesa: ¡Dragón malvado! ¡Por la paz de mi reino, os desafío! ¡En guardia!
- Dragón malvado: ¡Ahh! ¡Humana despreciable!
- Narrador: Y así, poniendo todo en una estocada, la princesa cumplió su promesa.
- Princesa: EI mundo abrirá siempre sus puertas a quienes no olviden su nobleza y sus sueños.
- Princesa: Y gracias por toda tu ayuda, fiel escudero. Nunca más serás un don nadie.
- Princesa: Según las costumbres de nuestro reino, te nombraré...
- Narrador: "Sombrío Ayudante Alado Destructor de la Desesperación y Servidor de la Princesa de la Retribución".
- Narrador: Al final, la princesa al dragón malvado expulsó, y por fin la paz en el reino restauró.
- Narrador: ¡Regocijémonos! ¡Regocijémonos!
- (Habla con el director de la compañía de teatro)
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: *Solloza*... La obra fue un auténtico éxito.
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: ¡Gracias a todos los actores del elenco, y a nuestro maravilloso público! ¡Y por supuesto a Viajero y a Paimon!
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: Gracias por su fogosa atención. *Solloza*, fue tan abrasadora como el fuego del dragón malvado.
El título de la obra...
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: ¡Es «La leyenda de la princesa guerrera»!
Pero si solo blandió la espada un momento al final...
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: Bueno... es como el cuento de «Los tres caballeros», que en realidad eran cuatro...
O como mi compañera de viaje, que la llamo "comida de emergencia".
O como cierto Capitán de Caballería que no tiene ni un caballo.
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: Claro. Al final, lo importante no es si blande o no la espada, Fino la valía de su ardiente corazón !
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: Volviendo al tema, la obra ya cerró el telón y nos gustaría pedirles a Viajero y a Paimon que se unan al elenco para capturar una imagen.
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: ¡Digan que sí! ¡Vamos!
- (Toma una imagen de grupo con la compañía de teatro)
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: ¿Todos listos? Tres, dos...
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: ¡Uno! ¡Allá va!
- Paimon: ¡Guau! ¡Estás muy emocionado!
- (Habla con el director de la compañía de teatro)
- Paimon: ... ¿Estás seguro de que está bien con esa imagen?
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: ¡No importa! ¡A una imagen de recuerdo Siempre le viene bien un toque peculiar!
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: ¡Gracias de nuevo, Viajero y Paimon!
- Director de la Compañía de Teatro Crepúsculo: ¡Ah, el verano! ¡Es maravilloso! Pero lo bueno no dura para siempre. Ojalá estos días fueran como un espectáculo que nunca acaba...
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