El templo de las lágrimas de arena es una misión del mundo de Sumeru. Es la segunda parte de la cadena de misiones «La elegía de Bilqis».
Detalles[]
- Dirígete al templo en ruinas que hay a las afueras de Gurabad
- Dirígete a las puertas del templo
- Activa el mecanismo para abrir la puerta
- Adéntrate en el templo
- Activa el mecanismo de la sala principal
- Toca el gigantesco mecanismo que hay en medio de la sala principal
- Abre la puerta
- Activa el interruptor para, a su vez, activar alguno de los mecanismos de la sala principal
- Busca otra salida
- Explora el templo
- Encuentra el mecanismo activado
- Dispersa uno de los montículos de arena que bloquean la máquina
- Abre la puerta
- Activa el interruptor para, a su vez, activar alguno de los mecanismos de la sala principal
- Busca un camino de regreso a la sala principal
- Dispersa uno de los montículos de arena que bloquean la máquina
- Abre la puerta
- Activa el interruptor para, a su vez, activar alguno de los mecanismos de la sala principal
- Busca un camino de regreso a la sala principal
- Dispersa uno de los montículos de arena que bloquean la máquina
- Toca el gigantesco mecanismo que hay en medio de la sala principal
- Comprueba la situación fuera del templo
- Dirígete a las ruinas del lado opuesto de la plaza
- Abre la puerta
- Explora las ruinas del templo
- Examina el objeto brillante
- Habla con Yeht
- Derrota a la Creación Primigenia
- Examina el objeto brillante
- Sal por la abertura provocada por el derrumbe
- Sigue avanzando
- Habla con el mensajero
- Atraviesa el cañón del oasis
- Habla con el individuo malintencionado
- Derrota a los Eremitas
- Persigue al enemigo siguiendo sus huellas
- Examina el campamento de los Eremitas hostiles
- Sigue avanzando
- Examina el campamento de los Eremitas hostiles
- Sigue avanzando
- Examina el campamento de los Eremitas hostiles
- Abandona el cañón
- Regresa a la tribu e informa a Babel
- Habla con Azariq y Yeht
Recompensas[]
- EXP de Aventura
- Mora
- Protogema
- Ingenio del héroe
- Mineral de refinamiento místico
Notas[]
- Completar el paso 22 otorga el logro "“Mostraré a los reinos tu vergüenza”" de la categoría Maravillas del mundo.
- Completar el paso 29 otorga el logro "¡Solo es una eternidad de esclavitud!" y "Tierra eres y en arena te convertirás" de la categoría Maravillas del mundo.
Diálogos[]
- (Acércate a la zona marcada)
- Paimon: ¡Guau! ¡Quién iba a pensar que aquí habría unas ruinas tan grandes!
- Yeht: ¡Tachán! ¡Estas son las ruinas de la ciudad!
- Yeht: Leí en los viejos tratados de la tienda de Aderfi que, al parecer, estas son la ruinas de Gurabad, la antigua ciudad maldita.
- Yeht: Aunque, para ser exactos, estas no lo son. Gurabad está escondida entre las paredes del cañón. Estos solo son algunos templos y fuertes exteriores.
- Yeht: ¡Eso es lo que ponía en los libros!
- Yeht: En cualquier caso, parece que quienes construyeron todo esto en su día estaban convencidos de que duraría para siempre.
- Paimon: ¿Estudiar forma parte de la vida en la tribu, Yeht? Ya has mencionado varias veces eso de leer libros...
- Yeht: Jeje, la matriarca Babel nos obliga a estudiar cada día. Pero todos los libros son viejísimos y no tenemos nada más.
- Yeht: “Las hijas e hijos de los Tanit no deberían aprender solo la forma de vida del desierto. Una capa de oro siempre acabará siendo erosionada por el viento y la arena, ¡pero el oro genuino está arraigado a la tierra y al agua de los manantiales!”.
- Yeht: Eso es lo que dijo la matriarca Babel. Así que todo el mundo, ya sean asesi... guerreros o labriegos, tienen que estudiar.
- (Acércate a la entrada del templo)
- Azariq: ¡Eres demasiado lenta, Yeht! Llevo esperándote una eternidad. ¡Por poco me da una insolación!
- (Opcional, utiliza la habilidad Omnisciencia de
Nahida en Azariq)
- Azariq: (... Por fin he llegado... Ni siquiera he podido dormir.)
- (Habla con Azariq)
- Yeht: ¡Pero bueno, Azariq! ¡Ni el mismísimo al-Ahmar podría cortarte el pelo si te sigues vendando la cabeza así! ¡Incluso puede que se riera de ti por cobarde!
- Azariq: ¿Eh? ¿Así es como te diriges a tus mayores, caracalilla? ¿Has olvidado el asunto tan importante que nos ocupa? ¡Llevo esperando una eternidad!
- Yeht: ¡Ja! Así que venir a hurtadillas a las ruinas para tomar el sol y tomarse unos tragos sí es ocuparse de los asuntos que importan, ¿eh?
- Azariq: ¡Hum! ¡Las pequeñas delatoras siempre acaban mal! ¡A ver si voy a tener que meterte esa cabeza de listilla bajo la arena para darte una lección!
- Yeht: ¡Ja, vaya sarta de tonterías! ¡Si desde que me enseñaste a pelear no has podido ganarme ni una sola vez!
Ya veo que se llevan muy bien.
- Paimon: Y que lo digas. Paimon nunca había visto a dos personas insultarse tan alegremente y durante tanto tiempo nada más verse.
- Yeht: ¡Jaja! Este es Azariq. Es como mi hermano mayor entre los Tanit. Me ha ayudado mucho.
- Azariq: Así es. Yeht siempre me trata como a un hermano mayor. ¡Y nuestra relación sería incluso mejor si no fuera porque prefiere la compañía de chicas!
Oh...
- Paimon: ¡Oh...!
- Yeht: ¡Pues sí! ¿Qué pasa? ¿Te molesta?[1]
- Azariq: Está bien, está bien... (Viajero), ¿cierto? Ya que estás aquí, por favor, cuida bien de ella. Aunque es muy capaz, a veces es tan impulsiva como una caracalilla.
- Yeht: ¡¿Qué estás diciendo?! ¡Eso no sonaba a cumplido precisamente!
- Azariq: ¿Lo ves?
Humm, ya me hago una idea...
Cuidaré bien de ella.
- Paimon: Jeje, ¡(Viajero) es un aventurero de primera! ¡Déjanoslo a nosotros!
- Yeht: ¿Cómo? ¿Ahora resulta que soy una niña pequeña?
- Azariq: ¡Jajajaja! *Cof, cof* ¡Está bien, está bien! Vayamos al asunto que nos ocupa.
- Azariq: La matriarca Babel me ha pedido que los guíe para entrar en las ruinas de la ciudad. Yo encabezaré la marcha, no se queden atrás.
- Paimon: Oh, así que de eso se trataba. ¡Por fin Paimon se entera de lo que venimos a hacer!
- Yeht: Bueno, no era seguro revelar más detalles en la tribu. La matriarca Babel sospecha que hasta las paredes oyen y las piedras hablan.
- Yeht: Nuestro objetivo es encontrar un fragmento de la Matriarca de las Genios. Solo con él nos ganaremos el reconocimiento del Oasis Eterno, que se encuentra en el corazón del desierto.
- Azariq: Las genios eran las familiares de la Reina de los Oasis, así que es natural que este les franquee el paso. Su poder era tal que podían crear vergeles en medio del desierto.
- Azariq: Así que nosotros... bueno, nuestra matriarca Babel necesita la ayuda de una genio. Solo así las tierras de los Tanit se harán fértiles y el ganado podrá mantenerse sano.
- Azariq: Además, la genio conserva su consciencia y sabiduría. Con su ayuda deberíamos poder romper el sello del Oasis Eterno.
- Yeht: ¡Exactamente!
- Azariq: Bien. Pero si queremos entrar en las ruinas, primero tenemos que ocuparnos de esos misteriosos mecanismos.
- Azariq: Este, por ejemplo, parece ser capaz de esparcir los montículos de arena soplando en una determinada dirección. Humm, tengo la impresión de que tal vez nos sirva para romper el sello.
- Azariq: En todo caso, aunque no tenemos claro cómo controlarlos, he probado un par de veces y parece que puede cambiar de dirección y crear un flujo de energía si se golpea con una fuerza externa.
- Azariq: Y así podemos dispersar esos montículos de arena tan molestos.
- (Opcional, habla con Azariq otra vez)
- Azariq: Puedes probar a golpearlo con una fuerza externa para que cambie de dirección y cree un flujo de runas. Puede que así se disperse el montículo de arena que bloquea el camino.
- Azariq: ¿Que por qué no lo intento yo? Jaja, lo siento, pero todos los que pertenecemos a alguna tribu desértica tenemos nuestros tabúes sobre estas cosas místicas... Mejor obrar con prudencia.
- (Después de activar el botón)
- Paimon: ¡Bien! ¡Así sabremos qué hacer cuando nos volvamos a encontrar con un cacharro así!
- Azariq: ¡Bien, la puerta está abierta! ¡Ahora podemos entrar a explorar!
- (Entra a la sala grande)
- Azariq: La sala principal parece segura. No veo enemigos, monstruos o mecanismos peligrosos.
- Azariq: Solo está esa... cosa enorme. Humm, interesante.
- Azariq: Según los informes arqueológicos de nuestros antecesores y de las inscripciones en algunas placas antiguas que rescaté de las ruinas con Aderfi...
- Azariq: Ese debe ser el mecanismo principal que se usó en aquel entonces para sellar a la Matriarca de las Genios.
- Azariq: Así a simple vista parece que los mecanismos que la rodean están conectados a ella. Quizás hasta puedan accionarse en conjunto.
- Paimon: Humm... O sea, que para hacer que se mueva la cosa enorme esa que hay en medio, ¿tenemos que encender las otras cosas grandes que hay alrededor?
- Azariq: Sí, más o menos. En cuanto a qué sucederá después, no nos queda más remedio que ir tanteando las piedras del río mientras lo cruzamos.
- Yeht: Aquí piedras no faltan, pero no veo ningún río.
- Azariq: No interrumpas, Yeht.
- Azariq: Podemos hacer lo mismo que con la puerta. Probemos a encender el interruptor.
- (Opcional, habla con Azariq otra vez)
- Azariq: Y bien, ¿hay algún problema?
- Azariq: Humm... Mecanismos gigantescos como este solo los había visto mencionados en algunos tratados antiquísimos. Esta es la primera vez que veo uno de verdad.
- (Activa el mecanismo)
- Yeht: Ya hemos activado el interruptor y dispersado parte de la arena, pero esa cosa gigante sigue sin reaccionar.
- Azariq: ...
- Paimon: Humm... ¿No ha servido de nada?
- Azariq: (Viajero), eres el único de nosotros que puede controlar a su antojo el poder elemental, ¿cierto?
- Yeht: ¿Cómo?
- Azariq: Oh, no me refiero a tomar prestado el poder residual de las genios de antaño, como hacemos nosotros. Tu poder elemental sale de tu interior, ¿verdad?
- Yeht: Así es.
Sí, ¿por?
- Azariq: Podrías probar a tocar esa cosa, a ver qué pasa.
- Paimon: Oh, pero... ¿Qué hacemos si resulta que es peligrosa?
- Yeht: ...
No pasa nada, Paimon.
Será por cosas raras que hemos tocado en nuestras aventuras...
- Paimon: Bueno, bien... ¡Pero ten cuidado!
- (Opcional, habla con Azariq o Yeht)
- Azariq: He hojeado los registros disponibles. Nadie de los que vinieron antes aquí, ya sean mercenarios o usuarios de Engaños, pudo activar esta máquina. Pero en tu caso...
¿Has dicho “Engaños”?
- Azariq: ¿Que he dicho qué?... Humm, no te olvides de limpiarte los oídos a menudo, el viento cálido del desierto siempre lleva arena.
- Yeht: No te preocupes, ¡yo te cubro las espaldas!
- Yeht: Aun así, ten cuidado... Avísame en seguida si notas que algo marcha mal.
- (Opcional, habla con Azariq o Yeht otra vez)
- Azariq: Está bien, vayan a tocar la máquina del centro de la sala. Yeht y yo velaremos por su seguridad desde aquí.
- Yeht: Eso. (Viajero), ten cuidado.
- (Activa la máquina)
- Azariq: Como me esperaba... Parece que el... humm... circuito de carga del mecanismo se ha desbloqueado. Ahora señala la ubicación de los otros tres dispositivos.
- Azariq: Supongo que si seguimos las indicaciones hasta las ubicaciones señaladas, podremos activar los cuatro mecanismos “rompesellos” que hay aquí para que terminen de eliminar la arena acumulada.
- Azariq: Al menos, eso he aprendido explorando ruinas en otras ocasiones.
- Paimon: Guau... ¿Cómo sabes tanto de todo esto si solo eres miembro de una tribu perdida en el desierto?
Paimon, un poco de respeto.
- Paimon: ¡Oh! ¡Paimon lo siente mucho!
- Yeht: Jaja, ¿qué quieres decir con eso? ¡Yo también soy miembro de la tribu!
- Azariq: Está bien, basta de charla. ¡Sigamos las indicaciones para encontrar los otros tres mecanismos!
- Azariq: A ver que piense... ¡Empecemos por allí!
- Yeht: ¿Cómo sabes que tenemos que ir primero en esa dirección?
- Azariq: Jeje, intuición de un habitante del desierto.
- Yeht: ¡Hum! ¡Pues si acabamos perdiéndonos, tú cargarás con la culpa!
- Azariq: Tranquila, mientras tú y yo estemos aquí, siempre podremos salir de cualquier atolladero, ya sea a puño limpio o poniendo pies en polvorosa.
- (Después de la escena)
- Yeht: Aun así, Azariq, ¿cómo es que sabes tanto? Nos has enseñado mucho, así que la matriarca Babel confía especialmente en ti.
- Azariq: ...
- Azariq: Jeje, tampoco es para tanto. No todos los habitantes del desierto son unos reaccionarios. Nosotros tenemos nuestras propias redes de contactos... así como algunos amigos de fuera, eso es todo.
- Paimon: Así que era por eso...
- (Acércate a la primera sala)
- Yeht: De vez en cuando se ven unas ramas secas y muy gruesas que crecen entre las ruinas, es muy extraño...
- Azariq: Eso puede indicar que el clima aquí era más húmedo y la tierra más fértil cuando este lugar fue abandonado... hasta el punto de que las plantas eran capaces de romper a través de los ladrillos de arenisca.
- Azariq: Por cierto, hay un manantial en las profundidades de este cañón. Debe tratarse del vestigio de la antigua corriente de agua que fluía por él.
- Yeht: Bien, ¡ahora tenemos que ir a donde está Aderfi!
- Paimon: Aderfi... ¿Es ese comerciante con tan mal carácter?
- Yeht: Jaja, no le hagan caso, ¡él es así!
- Paimon: Lo que le recuerda a Paimon... Sería genial que Benben estuviera con nosotros...
- Azariq: ¿Benben?... Aderfi todavía está investigando qué problema tiene.
- Azariq: ¡Pero estoy seguro de que pronto volverá a la normalidad!
- (Entra a la sala que tiene el punto de teletransporte)
- Yeht: Guau... ¿Este era el “dios” al que adoraban? Tiene una pinta muy solemne... y un poco aterradora.
- (Activa el mecanismo)
- Yeht: Estupendo, ¡otro interruptor activado!
- Azariq: ¿Eh? La puerta por la que entramos se ha cerrado. Tendremos que buscar otro camino.
- (Acércate a la zona marcada)
- Yeht: Brrr, ¡qué fría esta el agua! Aunque está muy limpia. ¡Montemos el campamento y descansemos un poco!
- Azariq: ¡Ven rápido a secarte! ¡Si no, te secarás como un dátil cuando te dé el sol de lleno en la cabeza!
- Yeht: Sí, sí, ya voy...
- (Entra a la zona con dos Construcciones Primigenias)
- Azariq: Se dice que esta ciudadela no sucumbió ante una invasión extranjera, sino que se debió a una revuelta interna. Y por lo que estamos viendo, parece que es cierto...
- Azariq: Fíjense, las zonas más dañadas están en el interior. Puede que fuese una insurrección de esclavos o una lucha de poder entre los sacerdotes.
- Yeht: ¿No podría deberse a que ha estado abandonada durante mucho tiempo y a la actividad de los gusanos de arena?
- Azariq: ¿Gusanos de arena?... Lo dudo. No se atreven a acercarse a estas ruinas. Según los ancianos de la tribu, esta ciudad “trae mala suerte”.
- Yeht: Bueno, no quiero seguir escuchando cuentos de fantasmas. Sigamos avanzando.
- (Vuelve a la sala principal)
- Yeht: ¡Uf, estamos de vuelta en la sala principal!
- Azariq: Ahora nos toca resolver el problema del mecanismo principal del centro.
- Paimon: Ay... ¿No están mareados de tanta vuelta?
- (Acércate al mecanismo)
- Azariq: Todas las ruinas que nos hemos encontrado por el camino muestran señales de daños causados por el ser humano... Puede que aquí tuviera lugar una revuelta o una guerra.
- Azariq: No soy ningún erudito, así que no puedo saber más solo con mirar unas marcas. Lo que sí está claro es que el templo no tuvo un final tranquilo.
- Yeht: Según los manuscritos, Gurabad pereció presa del fuego y de la ira de las genios.
- Azariq: ¿Las genios? Puede ser... Pero parece más bien obra de bandidos, soldados o alguna tribu como la nuestra. ¿Quién sabe?
- Yeht: Ya tendremos tiempo de investigar esas cuestiones. Ahora lo que debería preocuparnos es este cacharro enorme de aquí.
- Azariq: Cierto... Puede que las otras salas tengan la misma estructura que hay aquí. ¿Qué tal si las exploramos una por una?
- Yeht: De acuerdo. Me encargaré de marcar el camino.
- Paimon: ¿Marcar? Paimon no te ha visto marcar nada antes.
- Yeht: Uso aceite extraído de las pupas de gusano de arena. Derramo unas gotas por el camino que tenemos que tomar. Así, siempre podemos servirnos del olfato para encontrar el camino de vuelta en caso de perdernos.
- Azariq: El olfato de nuestra caracalilla es muy agudo. Nos es de gran ayuda cada vez que vamos de caza.
- Yeht: ¡Deja de decir tonterías, Azariq!
Deja de meterte con nuestra caracalilla, gigantón.
- Yeht: Eh, no empieces tú también...
Cuidado, que se le ha erizado el pelo.
- Yeht: ¡No se me ha erizado nada!
¿Qué es una pupa de gusano de arena?
- Yeht: Pues es... la pupa de un gusano de arena. Uff, estoy harta de verlas, pero no sabría explicártelo ahora. Ya te lo explicaré cuando regresemos.
- (Después de la escena)
- Azariq: ¡Jajaja! Está bien, sigamos. El siguiente interruptor nos espera.
- Azariq: Es por aquí. Andando.
- Yeht: No es que tenga miedo, pero eso de que decidas el camino a seguir basándote solo en tu intuición...
- Azariq: Ya te lo he dicho, ¡confía en mí!
- (Después de deshacerte del montículo de arena)
- Yeht: ¡Otro montículo menos!
- Azariq: Estupendo. Ahora que nos hemos deshecho del montículo de arena, podemos continuar.
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- (Acércate al obelisco fuera del templo)
- Azariq: ¡Fíjense en eso!
La arena ha desaparecido...
Resulta que debajo del desierto...
- Yeht: Exacto, hay más ruinas.
- Yeht: Una plaza perfectamente cuadrada... Y una nueva entrada que se ha abierto en el precipicio opuesto. ¿Puede que ahí esté nuestro objetivo?
- Azariq: Me temo que tendré que dejarles la exploración a ustedes.
- Yeht: ¿Cómo? ¿No vas a seguir explorando las ruinas con nosotros?
- Azariq: Lo siento, la matriarca Babel solo me encomendó mostrarles el camino. El resto es cosa suya.
- Azariq: Confío en que eres capaz de protegerte a ti misma y a tus amigos, ¿cierto, Yeht?
- Yeht: ¡Hum! No me hables así, ¿te crees que eres mi padre?
- Yeht: Bueno, está bien, ya lo sé... Ten cuidado tú también en el camino de vuelta.
- Azariq: Lo tendré. Entonces, me marcho. (Viajero), ¡cuida bien de Yeht!
- Paimon: Humm... ¿Por qué Azariq se marcha de repente? ¿No va a seguir explorando las ruinas con nosotros?
- Yeht: Lo cierto es que ya se adentró bastante. Casi toda esta parte es zona prohibida para los Tanit. Los miembros de la tribu tienen sus tabúes con respecto a estas cosas.
- Yeht: Como yo soy “medio forastera”, no siento el menor reparo por explorar más a fondo. Y además, ¡no puedo defraudar a mis amigos!
- Paimon: ¡Bien dicho! Si nos has pedido ayuda para llegar a ese oasis tuyo, ¡nosotros tampoco te dejaremos tirada a mitad del camino!
- Yeht: ¡Jaja, muchas gracias!
Bien. Adelante, pues.
A partir de ahora tenemos que cubrirnos las espaldas.
- Yeht: Descuida, ¡yo me ocuparé de la retaguardia!
- Yeht: Los habitantes del desierto llamamos a este cañón la “Gran Grieta”, porque se parece a una gran fisura en la tierra. Un nombre muy descriptivo, ¿no les parece?
- Yeht: También dice una leyenda Tanit que, en los días de la reina Nabu Malikata, esta era una tierra herbosa gobernada por gigantes.
- Yeht: Pero los gigantes eran necios y plantaron enredaderas que llegaban a las nubes en un intento inútil de espiar a los dioses. Como castigo, los dioses abrieron una gran grieta en la tierra que se los tragó a todos.
- Yeht: Los jóvenes no creemos ya en esas leyendas antiguas. Pero, aun así, es mejor mantenerse alejado de estas ruinas cuando viajas por el desierto.
- Yeht: Porque traen mala suerte.
- Yeht: Después de todo, cada viaje por el desierto es un coqueteo con la muerte. Así que nunca está de más ser un poco supersticioso, jeje.
- Paimon: Oh... Por eso Azariq no quiso venir, ¿verdad?
- Yeht: Exacto. Pero yo soy medio forastera, así que me da igual.
- (Entra al templo)
- Yeht: Como, en principio, la sangre forastera no puede mezclarse con la sangre de la tribu, yo soy una excepción en muchos temas tribales.
- Yeht: Además, como yo ya he estado en muchos sitios con “mala suerte”, se quedan bastante tranquilos cuando voy a explorar lugares así.
- Paimon: ¡Eh! ¿Eso no es marginarte?
- Yeht: Tampoco es eso... La tribu es así. Todos son muy buenos conmigo, pero por mis venas corre sangre “forastera”. Es así de sencillo.
- (Acércate a la zona marcada)
- Yeht: Es justo como decían los manuscritos: “La influencia de las genios hace que la tierra que las rodea se convierta en un oasis, aunque en un principio no fuese más que un desierto estéril...”.
- Paimon: ¡Eh! ¿Ven esa cosa que brilla debajo del gran árbol? ¡Seguro que es la genio que estábamos buscando!
- Yeht: ¡Ten cuidado, Paimon! ¡Aún no sabemos si este lugar es seguro!
- (Acércate al río)
- Paimon: ¡Eh! ¿Por qué nos has detenido? Lo que buscamos está justo ahí delante...
- Yeht: ¡Shh!
¿Qué pasa?
¿Por qué nos hemos detenido?
- Yeht: Miren detrás, no estamos solos.
- (Interactúa con la botella)
- Paimon: Guau... ¡Toda la vegetación se ha marchitado! ¡Esto le da a Paimon mala espina!
- ¿?: No hay duda de ello. ¿Y a quién hay que echarle la culpa?
- Paimon: ¿Eh? Mira, (Viajero). ¡Esta lámpara habla!
- ¿?: Pequeña escandalosa... ¿De dónde sacaste esa lengua tan vivaz como inútil?
- Paimon: ¡Aaah!
¿Eres la Matriarca de las Genios?
- ¿?: ¿Genios? Jaja... Sí, soy una de ellas. En cuanto a “matriarca”... Bueno, he sido “madre”, si no te parece una nimiedad en comparación.
- ¿?: Pero ¿Matriarca de las Genios? ¿Es que esos beduinos ignorantes quieren hacerme reír? Pues poca gracia tiene la chanza. Bien poca...
- Yeht: Venimos en nombre de los Tanit. Queremos pedirle humildemente que utilice su enorme poder y nos ayude a encontrar el lugar donde duerme Nabu Malikata...
- ¿?: Oh, eres de la gente del desierto. Jaja, me gustas, muchacha... Conoces las costumbres y hablas de forma divertida. Hasta me has hecho reír.
- ¿?: Sin embargo... Retírate un momento, solo hablaré con tu amo.
- Yeht: ¿...?
- ¿?: Humm... Una fragancia de lugares remotos y desconocidos... Una esclava y una mascota que puede volar...
- ¿?: Seguro que sois un príncipe exiliado, ¿me equivoco?
No, no lo soy...
Sí, lo soy, pero...
- Lilúpar: Lilúpar. Podéis llamarme Lilúpar.
- Yeht: ¿Lilú... par...? ¡Ah! ¡Eres esa que mencionan los libros! ¡Esa que...!
- Lilúpar: ¡No interrumpas cuando tus superiores hablan, necia esclava!
- Yeht: ¡...!
¡Oye, que es mi amiga!
- Paimon: ¡Eso, Yeht no es ninguna esclava! ¡Te has pasado de la raya!
- Lilúpar: Oh... ¿De veras? Qué aburrido...
- Lilúpar: Ay... Si no fuese por lo deslavazado de mi conciencia, reuniría poder suficiente para adoptar cualquier bella forma que pudiese complaceros.
- Lilúpar: Ya sea una núbil bailarina, un apuesto mozo, un arhat o un Yaksha. O incluso una adorable bestia que muriera tiempo ha bajo la luz de luna. Todas esas formas adopté, todos esos papeles representé y siempre a mi señor complací.
- Yeht: ¿Tu “señor”?
- Lilúpar: Sí. Otrora tuve un señor así al que confié mi nombre verdadero... Y hoy me parece tener a su sombra frente a mí.
- Yeht: ¿Quieres decir que...? ¡Alto ahí!
No me he enterado de nada.
¿Qué pasa, Yeht?
- Yeht: Lo que quiere decir es... Humm, que las genios establecen pactos con los humanos dando sus nombres verdaderos. Mientras sepas su nombre verdadero, puedes dar órdenes a placer a una genio.
- Lilúpar: Oh, ¿una habitante del desierto que tiene experiencia de primera mano? Vuestra esclava es todo un hallazgo.
- Yeht: Aunque casi todos los que han hecho pactos así con una genio han sufrido su terrible venganza... Porque las genios odian a los mortales.
- Lilúpar: ¡Hum! ¡“Odiar” es una palabra un tanto excesiva!
- Paimon: Entonces, ¿lo que ha dicho Yeht no es cierto?
- Lilúpar: ¿Odias tú a los sapos y a las criaturas ponzoñosas?
- Paimon: Eh...
- Yeht: ... Y se llama Lilúpar, exactamente el mismo nombre que la aterradora genio que ahogó en miel a Ormazd, el rey mortal de Gurabad, y a toda su familia.
- Yeht: Desde entonces, la historia de Gurabad ha estado velada por oscuros secretos. Al menos eso es lo que leí en los manuscritos.
- Yeht: No lo entiendo. ¿De verdad que Babel quiere encontrar a esta genio tan peligrosa?
- Lilúpar: Ese cuento que acaba de contar la muchacha es sumamente curioso. ¿Esa es la imagen con la que me retratan en sus leyendas?
- Lilúpar: Te turba que le cause mal a tu amo... Quiero decir, a tu “amigo”, si hago un pacto con él, ¿cierto?
- Lilúpar: ¿Pero no querías ir al lugar donde duerme Nabu Malikata? ¡Jaja, pues no te ayudaré! ¡Ni a ti ni a tu... “matriarca”!
- Lilúpar: No me interesan en absoluto sus juegos políticos, y tampoco tengo intención de participar en ninguna conspiración. Pero si es por servir a tu amigo, estaré dispuesta a ofrecer mi nombre verdadero.
- Yeht: Por... ¿Por qué estás dispuesta a decirle a (Viajero) tu nombre? ¡Seguro que tienes algún motivo oculto!
- Lilúpar: Es porque me gusta.
- Paimon: ¿Eh? Aunque es verdad que (Viajero) tiene carisma y don de gentes...
- Yeht: ¿Tú...?
- Lilúpar: ¿Tan raro es? Me gusta, aunque solo sea por el aroma que desprende. Oh, y por su buen gusto para elegir esclavos y mascotas... Propios de un príncipe.
- Lilúpar: Bien, no me hagan malgastar saliva. ¿Estáis preparado, vuesa merced?
- Paimon: Esclavos y mascotas... ¿Se refiere a Yeht y a Paimon? ¡Hum! ¡Qué grosera!
- Paimon: ¡Paimon está de acuerdo con Yeht! ¡Esta tipa no es trigo limpio! Deberíamos dejarla aquí tirada...
- Yeht: (Viajero), creo que será mejor que...
Lo que sea por una buena amiga.
- Yeht: Pero... tú...
- Yeht: Bueno, no importa. Si esta es tu decisión...
Sí que es un poco sospechosa...
- Lilúpar: Jeje, presiento que vos no sois de los que juegan seguro o se amilanan. El peligro os atrae sobremanera aunque sea mortal para vos, ¿voy errada?
...
- Lilúpar: Si de verdad necesitáis una razón... o una excusa, fingid que es por amistad. “Por amistad”, ¡qué bien suena eso!
- Lilúpar: Oh, qué adorable...
- Lilúpar: Pues bien, vuesa merced, sostenedme junto al oído para que os susurre mi nombre verdadero...
- Paimon: (Viajero)...
No te preocupes por mí.
- Yeht: ... Si tú lo dices.
(Hacer lo que dice Lilúpar.)
- Acercas cuidadosamente la lámpara mágica a tu oído...
Escuchas cómo alguien te susurra en una lengua incomparablemente dulce y elegante mientras ríe quedamente...
Cada palabra que dice es tan incomprensible como la brisa nocturna, pero todas y cada una quedan grabadas en tu memoria.
Cuando la voz calla, solo notas una sensación fría y húmeda en tu oreja, como el beso de una serpiente.
- Lilúpar: Bueno, así queda sellado el pacto. Mi señor, os defenderé contra las amenazas del desierto, de los vientos ardientes, de las epidemias y de las conspiraciones. Siempre estaréis seguro bajo mi protección.
- Yeht: ...
- Paimon: Entonces, ¿esta lámpara también se va a poner a flotar junto a (Viajero)?
- Lilúpar: Jaja, lamentándolo poco, así es.
- Yeht: Estupendo. Ahora que tenemos a la genio, pongámonos en marcha. Ya hemos perdido bastante tiempo aquí.
- Yeht: (Viajero), parece que se ha abierto un nuevo camino ahí detrás. ¡Vayamos por ahí!
¿Cómo es posible que se haya abierto un camino?
¿Se abriría el camino por la pelea de antes?
- Yeht: ¡Ni lo sé ni me importa! ¡¿Vienes o no?!
- Paimon: ¿Por qué Yeht parece tan enfadada de repente?
- Lilúpar: Humm... Las chicas que aún no han sido madre suelen ser así.
- Paimon: ¿Eh?
- (Acércate a la parte de arriba de la cascada)
- ¿?: ¡Ah, Yeht! ¡Y nuestros invitados! ¡Resulta que aquí estaban!
- Yeht: ¿“Resulta que”? ¿Te conocemos de algo? ¿No ves que estamos muy ocupados? ¡Será mejor que tengas un buen motivo para detenernos!
- Mensajero: Oh, esto... No es lo que piensan. Me envió la matriarca Babel para que les entregara una carta. Te buscaba para un asunto urgente y... bueno, quiere que regreses al asentamiento antes de seguir...
- Yeht: Esto... bueno... ¿Qué te pasa en la lengua? ¿Necesitas que te la recorte un poco? ¿Qué más dijo la matriarca Babel?
- Mensajero: Quiere hablar contigo a solas. Lo siento, no sabía que estabas de mal humor...
- Yeht: ¿De mal humor? ¡Estoy de un humor excelente! Tengo estupendas noticias para ella, hemos encontrado a la Matriarca de las Genios.
- Yeht: ¡Así que estoy supercontenta, la genio está supercontenta, y su “señor” está supercontento también porque ha conseguido una nueva esclava bastante capaz! ¿Verdad, (Viajero)?
...
- Yeht: ...
- Yeht: La matriarca Babel tiene algo que contarme, así que me voy. ¡Disculpadme por retirarme sin vuestro consentimiento, vuesa merced!
- Yeht: Bien, andando. Llévame a ver a la matriarca Babel.
- Mensajero: E-está bien... En cuanto ustedes, solo tienen que seguir este cañón para llegar al Asentamiento de la tribu.
- Lilúpar: ...
¿Qué pasa?
- Lilúpar: No, no es nada. Es que creo que esa muchacha es realmente interesante.
- Paimon: Paimon también lo cree. Y además, vaya carácter tiene...
- Paimon: Humm... ¿Y no será que está celosa de cierta “mala genio”?
- Lilúpar: ¿Qué intentas sugerir con eso de “mala genio”? Aunque es bastante probable, la verdad.
- Lilúpar: En todo caso, es una buena chica. Es de fiar... aunque sea un poco atolondrada.
No hables así de ella, es mi amiga.
- Lilúpar: Ja, ¿veis? Por eso me gustáis cada vez más, mi señor.
- Paimon: Uf... Viniendo de ti, eso suena bastante aterrador.
Es un poco impulsiva, nada más.
- Lilúpar: No me malinterpretéis. Me gusta la impetuosidad sincera de esa joven.
- Lilúpar: Pero aprenderá la lección, mi señor... Creedme, la aprenderá.
- Paimon: Aun así, ¡(Viajero) y Paimon la ayudarán cuando lo necesite! ¡Para eso están los amigos!
- (Después de la escena)
- Lilúpar: Ay... No me esperaba que todo hubiese cambiado tanto mientras dormía.
- Paimon: ¿Eh? ¿Y cómo era este lugar antes?
- Lilúpar: ¿Antes, dices? Había hileras de palmeras y manadas de antílopes correteando. Las trovadoras, de largos cabellos mirrados y piel melada, remaban en delicadas barcas por el río de aguas zafíreas mientras sus cantos resonaban en el cañón...
- Lilúpar: También había lotos, y las flores que mi señora tanto adoraba florecían por doquier...
- Lilúpar: Pero las cosas mundanas están abocadas al declive. No es de extrañar que ahora todo tenga este aspecto ruinoso.
- Paimon: Oh... Eres solo una lámpara, ¡pero sabes mucho!
- (Acércate a la zona marcada)
- Lilúpar: Esperad, mi señor. Hay algo extraño ahí delante...
- Paimon: ¡Ah! Entonces, ¿tenemos que pasar por ahí?
- Lilúpar: No importa. Es el único camino de vuelta, no hay otro.
¿Hay algún peligro ahí delante?
¿Qué has notado?
- Lilúpar: Mi señor, seguro que vos también habéis percibido la maldad que acecha ahí delante... Pero quizás podamos tomar la iniciativa y preparar un contraataque si averiguamos quién intenta tendernos una emboscada.
- Lilúpar: Puede que un gran peligro se cierna sobre nosotros, mi señor, mas ya que he depositado mi destino en vuestras manos, os acompañaré para enfrentarlo juntos.
- Paimon: Descuida, (Viajero) es duro de roer. Además, no importa a qué peligro se enfrente, ¡siempre podrá contar con Paimon! ¿Verdad?
- Lilúpar: *Ejem*, como iba diciendo, debéis prepararos bien, mi señor.
- Paimon: Eh, ustedes... ¿No eran amigos de Yeht?
- Paimon: No asusten a Paimon de ese modo... ¿Por qué no dicen nada?
- Lilúpar: Mi señor, ya que hemos llegado a esto, procurad dejar a alguien vivo para que nos revele sus intenciones...
- Lilúpar: Bastará con saber hacia dónde quiere huir para atrapar a sus cómplices y a su familia, y así acabar de un golpe con todas las serpientes del nido.
- (Después de derrotar a Los Eremitas)
- Lilúpar: ¡Así me gusta! ¡Huye! ¡Huye, perro sarnoso! ¡Jajajaja! ¡Sigámoslo! ¡Sigámoslo hasta su madriguera!
- Paimon: Uf... ¡Cálmate un poco! ¡Qué miedo das!
- Lilúpar: Lo que nos aguarda... es como la larva de la hormiga león esperando en su hormiguero a sus invitados.
- Lilúpar: Si mi esencia estuviera completa tal y como estaba miles de años atrás, ni qué decir tiene que allanaría el camino para vos en un santiamén.
- Paimon: ¡(Viajero), mira! ¡Los malos dejaron un rastro!
- Lilúpar: Humm... Se adentraron en el agua, esperando lavar cualquier olor sospechoso de sus cuerpos...
- Lilúpar: Avancemos a contracorriente siguiendo las huellas. ¡En algún momento tendrán que volver a la orilla!
- (Investiga el campamento)
- Recibo de mercancía: “Que quede constancia por la presente de que hemos proporcionado todos los suministros necesarios para ejecutar esta emboscada y pillaje. Como muestra de amistad, los regalos de agradecimiento serán enviados mediante una caravana de animales de carga contratada especialmente para dicho propósito”.
- Recibo de mercancía: “La tribu Tanit envía sus saludos a la tribu Afiyah. Que todo les vaya bien y que sus almacenes siempre rebosen alimento”.
- Paimon: ¡Un momento! ¿Esto es de la tribu Tanit?
Es de la tribu de Yeht...
- Paimon: O sea, ¿que los Tanit contrataron a esos tipos malos?
- Lilúpar: ¿Desde cuándo la gente del desierto aprendió a usar contratos escritos? Ja... Esto es nuevo. Parece que después de todo valió la pena despertarme.
- Paimon: ¿Pero cuál era su objetivo en este lugar?
- Lilúpar: Lo ignoro. Eran nuestros enemigos, y con eso basta.
- Lilúpar: Humm... Ya que hemos encontrado prueba escrita, debería haber más por el campamento.
- Paimon: ¿Cómo puedes estar segura?
- Lilúpar: Los sapos no ponen una hueva cada vez. Al igual que, en los lugares fríos y húmedos, alacranes y escolopendras tienden a vivir amontonados.
- Paimon: Uff... Qué miedo dan tus metáforas.
- Lilúpar: El caso es que ya no nos son de utilidad vivos. Bastará con dirigirnos al siguiente campamento.
- (Investiga el siguiente campamento)
- Órdenes manuscritas del jefe de la tribu Afiyah: “Monten un campamento nada más llegar, bloqueen el cañón para impedir la entrada a cualquier extraño. Solo a los Tanit y a sus tribus secundarias se les permitirá el paso”.
- Órdenes manuscritas del jefe de la tribu Afiyah: “Si descubren a alguien llevando una lámpara mágica con una genio, arrebátensela de inmediato. El botín se repartirá según lo acordado”.
- Paimon: Humm... ¿Así que evitaron atacar a Yeht a propósito?
- Lilúpar: ... Interesante.
- Lilúpar: Mi señor, no os precipitéis. Barramos primero el siguiente campamento.
- (Investiga el siguiente campamento)
- Nota pulcramente escrita: “Características del viajero que viene de fuera: cabello y pupilas dorados, extraña vestimenta extranjera y está acompañado de una pequeña hada flotante”.
- Nota pulcramente escrita: “Si tienen una genio en su posesión, arrebátensela. Si aún no, elimínenlos”.
- Nota pulcramente escrita: “Persona de contacto: Aderfi”.
- Paimon: ¡...!
Era Aderfi...
- Lilúpar: Oh... ¿Es alguien que conocen?
- Lilúpar: Mi señor, quizás debierais sopesar mejor quiénes son vuestros amigos. Tenemos un viejo dicho para los de su ralea...
- Lilúpar: “El único morador del desierto leal es el que está engrilletado”.
- Lilúpar: Creo que ya hemos exterminado a toda esa calaña. Ya podemos volver, mi señor.
- (Sal del cañón)
- Paimon: ¡Este camino es muy peligroso! ¿Seguro que Yeht estará bien?
- Lilúpar: Tranquilízate, Yeht no es su objetivo. Nosotros lo somos.
- (Opcional, utiliza la habilidad Omnisciencia de
Nahida en Babel)
- Babel: (... Primer paso completado. Parece que han logrado traer consigo a la genio...)
- (Habla con Babel)
- Babel: ¡(Viajero), Paimon! ¡Regresaron!
- Babel: Dejen que les limpie el polvo con el que se han manchado la ropa en el camino. Yeht y Azariq también los están esperando.
Trajimos lo que querías.
- Babel: Ya me lo dijo Yeht. Muchas gracias por su ayuda.
Nos emboscaron en el cañón en el camino de vuelta.
- Babel: ... ¿Qué? ¿Qué acabas de decir?
- Paimon: ¡Que tus hombres nos tendieron una emboscada mientras regresábamos! ¡Había un montón de gente en el cañón esperando para interceptarnos!
- Paimon: ¡Fue terrorífico! ¿Sabes por qué?
- Babel: ...
- Babel: No, no tengo ni idea.
- Babel: Es bastante normal que los traidores y exiliados de la tribu infesten los caminos y se dediquen al pillaje, pero por lo visto han alcanzado incluso ese cañón... Creo que los he subestimado.
Esto está relacionado con Aderfi.
- Babel: ¿Perdón?
- Paimon: ¡Oh! ¡Y descubrimos esto!
- Le entregan a Babel la nota de Aderfi...
- Babel: Aderfi... Esta es su letra, y el contrato incluso lleva su firma. No hay duda de que ha traicionado a la tribu.
Pero... ¿Y si le han tendido una trampa?
- Babel: Sigue habiendo mancillado el honor de la tribu con su nombre. Así que tendrá que aceptar obedientemente el castigo.
- Babel: Aunque... Humm, hace algún tiempo que se fue del asentamiento. Dijo que iba a salir a abastecerse... Lamento no haber estado alerta.
- Babel: Pero me aseguraré de exiliar a ese detestable traidor. No volverá a poner pie en los terrenos de caza de los Tanit... A menos que lo haga como un preso encadenado.
- Babel: No se preocupen. Investigaré este asunto a fondo en nombre de la tribu. No permitiré que algo así vuelva a suceder.
- Babel: En cuanto a la Matriarca de las Genios... ¿Puedo verla?
Está justo aquí.
Claro, adelante.
- Babel: Venerada y distinguida Lilúpar, amada servidora de Nabu Malikata, fundadora de Gurabad, prisionera eterna en Ai Janum... Yo, Babel, humilde miembro de los Tanit, solicito audiencia.
- Lilúpar: *Bosteza*... Humm... ¿Eh? ¿Qué dijiste? ¿Me llamabas? No me acuerdo bien de todos esos nombres.
- Babel: Así es. Venerada Lilúpar, solo le pedimos que indique el camino a nuestra tribu para encontrar el Oasis Eterno y que podamos tener una audiencia con la reina durmiente.
- Lilúpar: *Bosteza*, qué sueño... Mi señor, ¿me habéis despertado solo porque esta esclava quería verme? ¿Cómo es que os gusta tanto mezclaros con estos bárbaros del desierto?
- Lilúpar: Bien, Babel, ¿sabes bailar? Si nos complaces, puede que te concedamos tres deseos.
- Babel: ...
- Lilúpar: ¿Eh? ¡Ah, mis disculpas! Tú debes de ser la madre de la tribu, ¡jajajajaja!
- Lilúpar: Mil perdones. Es solo que, al ver tu actitud servil, no pude evitar querer verte bailar y ver si lograbas complacernos.
- Babel: Yo solo soy su humilde servidora, dispuesta a obedecer su voluntad. Acataré con total reverencia cada noble orden de la Reina de los Oasis, Nabu Malikata. Nunca me atrevería a desobedecer.
- Lilúpar: ¡Ja! ¡Pues no seré tan grosera! Mejor será que retires tu petición, pues ya tengo señor y no tengo intención de aceptar ningún esclavo, así que tus maquinaciones fueron en vano.
- Babel: ...
- Paimon: (Guau... Quién habría imaginado que la matriarca Babel se rebajaría hasta ese nivel...)
- Lilúpar: ¡Hay muchas cosas que aún no has visto!
- Lilúpar: Mi señor, dado que solo vos conocéis mi nombre verdadero, obedeceré solo vuestros designios.
- Lilúpar: De modo que decidid vos. No estoy dispuesta a cruzar más palabra con la mugrienta escoria del desierto.
- Babel: ¿“Señor”? ¿Su “señor”?
- Lilúpar: Sí, este noble príncipe es mi señor. No hace falta que te postres.
- Babel: ...
- Paimon: (Ay... ¡Di algo! ¡Se está poniendo blanca!)
- Babel: Comprendo. En tal caso... (Viajero), ¿estás dispuesto a ayudarme?
Les ayudaré a llegar al Oasis Eterno.
Vine para ayudar a Yeht a cumplir su deseo.
- Lilúpar: Si esa es vuestra voluntad, accederé de buen gusto a acatarla.
- Lilúpar: Así pues... ¡yo también asistiré en la tarea! ¡Un placer colaborar contigo, mujer del desierto!
- Lilúpar: Pero he de advertirte de algo. Salvo la muerte, no hay nada que pueda romper un pacto sellado con nombres verdaderos.
- Lilúpar: Te mantendré vigilada para velar por la seguridad de mi señor. Y no oses siquiera pensar que tienes potestad alguna para controlarme.
- Babel: ... Comprendo.
- Lilúpar: Está bien que lo entiendas, mujer del desierto. No vuelvas a perturbar mi descanso.
- Babel: ...
- Babel: De modo que... ¿ya estableciste un pacto con ella?
Así es...
Lo hice para que pudiéramos seguir avanzando.
- Babel: Ajá... Entiendo. Hiciste muy bien.
- Babel: Las genios son criaturas arrogantes y anárquicas. Que pudieses atarla mediante un pacto supera con creces mis expectativas.
- Babel: Pero está bien así. Ahora podremos encontrar el Oasis Eterno más fácilmente.
- Babel: Por tanto, (Viajero), te pido respetuosamente que te asegures de conservar la lealtad de Lilúpar...
Lo haré.
Claro, tampoco quiero buscarme problemas.
- Babel: Bien, te estoy profundamente agradecida.
- Babel: Oh, ya volvieron Yeht y Azariq. Los jóvenes pueden reunirse y charlar. Yo todavía tengo que procesar toda la información que me han traído. Si me disculpan...
- Paimon: Babel siempre está muy ocupada.
- (Opcional, habla con Yeht)
- Yeht: ¿Ya hablaste con la matriarca Babel?
- Yeht: Entonces... descansemos un rato.
- (Opcional, utiliza la habilidad Omnisciencia de
Nahida en Yeht)
- Yeht: (¡Aquí, por aquí! ¡Estoy aquí!)
- (Opcional, utiliza la habilidad Omnisciencia de
Nahida en Azariq)
- Azariq: (... El forastero rubio y su minicompañera con forma de nube. Hum, ¿pero dónde está la genio?)
- (Habla con Azariq o Yeht)
- Azariq: ¡Estamos aquí! Vengan, busquemos un lugar para sentarnos y comer algo.
- Yeht: ...
- Paimon: ¡Hola, Azariq! ¡Hola, Yeht!
¡Cuánto tiempo sin vernos!
- Azariq: ¡Jaja, pues sí! ¡Es estupendo verlos sanos y salvos! Estábamos hablando precisamente de ustedes.
- Paimon: ¿Ah, sí? ¿Y de qué hablaban?
¿Sigue Yeht enfadada?
- Azariq: ¿Eh? ¿Enfadada?
- Yeht: ...
- Azariq: ¡Oh! Me dijo que tuvo una pequeña discusión con ustedes. La caracalilla a veces se deja llevar y no sabe expresar bien sus emociones, ¡jaja!
- Azariq: Pero tú tampoco te libras, (Viajero). A Yeht le preocupa mucho tu seguridad, deberías tener más en cuenta su opinión.
Siento no haberte hecho más caso, Yeht.
Lo haré.
- Yeht: No... El problema es mío, lo siento. Tengo un carácter demasiado infantil.
- Yeht: Está claro que Lilúpar es una pieza clave para nuestra misión, y aun así me enfadé tontamente con todos...
- Paimon: Bueno, es cierto que Lilúpar tiene una forma muy particular de hablar, y a veces emplea unas metáforas terroríficas...
- Paimon: Pero ha estado cuidando de nosotros todo el camino. Humm... No se parece a la gente con la que nos hemos encontrado hasta ahora, ¡pero no parece que sea mala!
- Paimon: El caso es que no importa, porque (Viajero) es muy importante para ti, ¿verdad, Yeht?
- Yeht: Claro, ustedes son mis mejores amigos.[2]
- Lilúpar: ...
- Paimon: Qué seria te has puesto de repente, Yeht. No sabemos ni qué decir...
- Yeht: ¡Ah! ¡Tampoco es para sentirse así de incómodos! ¡No volveré a tener una rabieta! ¡Pueden contar con ello! ¿De acuerdo?
- Azariq: ¡Jajaja! ¡Eso está mejor!
- Azariq: Ah, se me olvidaba. Sobre la Matriarca de las Genios... ¿La han traído?
Sí, aquí la tengo.
- Yeht: ¡Azariq! ¿No nos advirtió la matriarca Babel que no mencionáramos este asunto así como así?
- Azariq: ¡No pasa nada, Yeht! Después de todo, yo los guie más de la mitad del trayecto, ¡todos somos compañeros!
- Lilúpar: ¿Compañeros? Yo no estaría tan segura.
- Azariq: ¿Eh? ¡La lámpara está hablando!
- Lilúpar: ¡Mentecato insolente! ¡Si no eres capaz de reconocerme, mejor será que guardes silencio!
- Azariq: Guau, qué fiera... ¿Es esta la Matriarca de las Genios?
- Lilúpar: Será mejor que vigiles tu lengua, ¡esclavo del desierto!
- Yeht: Este es Azariq, es mi hermano entre los Tanit.
- Lilúpar: Humm... No está mal, parece fornido. Lástima que le sobre de lengua todo le que le falta de cerebro.
- Yeht: Ay... A ver cómo logro hablar con ella sin que me saque de quicio...
Ya te acostumbrarás...
Te entiendo perfectamente...
- Paimon: ¿No te parecía que Benben era entrañable, Yeht? ¿Qué tal si te la imaginas como un Benben que habla? Después de todo los dos son pequeños y vuelan, ¿verdad? Jiji.
- Azariq: ¡Jajaja, no importa! Ya que se trata de la genio legendaria, podemos soportar que sea un poco impertinente.
- Azariq: Al fin y al cabo, ¡me siento mucho más tranquilo sabiendo que está de nuestro lado!
- Lilúpar: ¿“De su lado”? ¿He oído bien?
- Lilúpar: Lo siento, pero nunca estaré del lado de una mascota sin dueño que solo aparenta ser aliado de mi señor.
- Azariq: ...
- Yeht: ...
- Lilúpar: Mi señor tendrá sus motivos para confiar en ti, pero yo mantendré la cautela, Azariq.
- Yeht: *Ejem*, lo siento, supongo que así son las genios...
- Azariq: ... No importa.
- Azariq: Bien... Ah, sí, ¿qué pasó después de separarnos? Me muero de curiosidad.
- Yeht: Oh, yo también quiero saber qué me he perdido.
Bueno...
- Les cuentan la emboscada en el cañón y cómo Aderfi abandonó el asentamiento...
- Yeht: ...
- Yeht: Un traidor de la tribu con cómplices de otras tribus secundarias. Deben ser los mismos a los que les seguía la pista... Y es muy posible que se hayan confabulado con forasteros peligrosos como los Fatui.
- Paimon: ¿Qué?
- Azariq: Nada mal, Yeht. Con tan poca información y ya has deducido quién es el enemigo.
- Yeht: Tampoco es muy difícil. Últimamente, he estado rastreando y... encargándome de los traidores para ayudar a la matriarca. Es natural que pueda hacerme una idea de sus movimientos y de por dónde andan.
- Yeht: Además, cuando iba de aventuras con mi padre, tuve la oportunidad de tratar con esos norteños que se hacen llamar “Fatui”... Se podría decir que los conozco bien.
- Yeht: *Suspira*, estaba demasiado enfadada contigo durante el camino como para pararme a pensar en que esos tipos harían de las suyas... Lo siento mucho, fue un descuido.
- Paimon: Dejemos eso a un lado, tampoco es que fuera culpa tuya...
- Azariq: Eso, no te mortifiques, Yeht. Se les ordenó específicamente que no te atacaran, así que es normal que hayas bajado la guardia.
- Yeht: Pero, si Aderfi ha huido, eso demuestra sin lugar a dudas que es un traidor. Nadie que haya violado los derechos de nuestros invitados y haya alzado sus armas contra ellos puede esperar clemencia de los Tanit.
- Yeht: (Viajero), te prometo que capturaremos a ese tipo y lo traeremos vivo de vuelta. No podrá escapar al castigo de la matriarca.
- Azariq: ...
- Paimon: Vaya... ¡Yeht se ha puesto seria!
- Yeht: ¿Qué pasa? ¿Crees que antes no hacía nada en serio?
- Azariq: Jaja, la pequeña Yeht se parece cada vez más a un miembro de la tribu.
- Yeht: ¿Qué insinúas? ¿Que no soy miembro de la tribu?
- Azariq: Claro que no quise decir eso. Lo que quiero decir es que me alegra ver cómo te preocupas tanto por tus amigos.
- Yeht: Esto también es un asunto de la tribu...
- Azariq: Humm... Cada vez hay más forasteros en el desierto, y en el seno de la tribu también se empiezan a ver los primeros indicios de deslealtad... Los forasteros avivan los conflictos dentro de la tribu y empiezan a surgir diferencias.
- Azariq: Somos la mano derecha de la matriarca Babel. Debemos tomarnos a pecho este asunto.
- Yeht: Sí.
- Azariq: Ah, sí, quería comentarles otra cosa. En esta época del año, los gusanos de arena están más activos, y últimamente han empezado a aparecer túneles por toda esta zona del desierto.
- Azariq: Son lugares extremadamente peligrosos. A partir de ahora tenemos que extremar las precauciones al aventurarnos ahí afuera. No debemos acercarnos a esos túneles.
- Yeht: Pero si solo son gusanos de arena... Solemos ir a cazarlos y no suponen ninguna amenaza.
- Azariq: ¡Eso no es motivo para bajar la guardia!
- Yeht: Bien, bien. Entendido.
¿Qué son los gusanos de arena?
- Yeht: ¿Eh? ¿No lo sabes? Cada año la tribu suele hacer batidas para cazarlos. Luego extraemos la grasa de sus cuerpos para hacer esencias aromáticas. Aunque no se obtiene mucha cantidad, se suelen vender a buen precio.
- Azariq: Gracias a ello podemos decir que nos va bien. Mientras gestionemos bien los cotos de caza de los gusanos, podremos pastorearlos a largo plazo.
- Yeht: A la gente de la ciudad le gusta ese olor tan penetrante. Pero para nosotros es otra historia... Tenemos que cazar presas para sobrevivir, pero el olor de los gusanos las ahuyenta.
- Azariq: Así que nuestros perfumistas no pueden ser cazadores... ni asesinos.
- Yeht: En cambio, las pupas de gusano de arena tienen un olor mucho más sutil que el de los ejemplares adultos. Así que solemos usarlos para rastrear y no perdernos dentro de cuevas o ruinas.
- Azariq: Jaja. Yeht los usó precisamente cuando estábamos en las ruinas de Gurabad.
- Paimon: Oh... ¿Pero son muy peligrosos?
- Yeht: No son peli...
- Azariq: Para forasteros como ustedes, podrían resultar muy peligrosos.
- Yeht: Pero no importa. ¡Nos aseguraremos de protegerlos bien!
- Lilúpar: *Pfft*...
- Paimon: ¿Eh? ¿Qué es tan gracioso?
- Lilúpar: No es nada. Ay, cuán bajo han caído los descendientes de Apep...
- Paimon: Ahora que Paimon se fija... Llevabas un buen rato sin decir nada, Lilúpar.
- Lilúpar: Y yo estaba a punto de preguntarles si no se habían olvidado de alguien. Bien, ¿quieren escuchar alguna historia?
- Paimon: ¡Jeje, claro! Siempre que tengas alguna que contar, a Paimon le encantará escucharla.
- Lilúpar: Ay, es una pena que haya estado dormida tanto tiempo. No sé qué temas le interesan a la gente de hoy en día... Solo puedo relatarles algunas historias de antaño. Espero que no le disgusten, mi señor.
Cuenta, cuenta.
- Yeht: Sea lo que sea, ¡me taparé bien los oídos!
- Paimon: Paimon también se los tapará... ¡Espera! ¿Por qué te vas a tapar los oídos?
- Yeht: Según nuestros textos, hay magia en las palabras de una genio, ¡y las historias que cuentan tienen el poder de maldecir a la gente!
- Lilúpar: ¿Y no hablan tus textos de cómo aprender modales? ¡Deja de interrumpir, muchacha!
- Lilúpar: A ver... ¿Por dónde debería empezar?
- Mientras la luna pinta de blanco las piedras y el aire se torna más frío, la genio relata su historia entre el crepitar de la lumbre y el eco de aves nocturnas procedente de dunas lejanas...
- Esta es una historias de hace milenios. Por aquel entonces, el desierto no era tan baldío y los oasis lo salpicaban como esmeraldas.
En esa época, las genios poblaban la tierra, y moraban en medio del plateado viento nocturno, en las arenas en movimiento, en las ondulaciones del insondable océano, y en el tintineo de manantiales selváticos...
- Nosotras, las genios, no somos criaturas ordinarias, sino las familiares de la Maestra de las Flores.
No nos mueve una mundana avaricia ni somos esclavas de deseos materiales. Es la misma “vida” lo que nos fascina especialmente.
Las flores que se abren y se marchitan, los pájaros que se congregan y se dispersan... Esas son las cosas que nos causan emoción.
Aparte de esto, solo nuestros nombres verdaderos pueden atarnos.
- Mientras la Maestra de las Flores estuvo con nosotras, vivíamos felices y despreocupadas, gozando de un paraíso eternamente exuberante, disfrutando del favor y del consuelo divino.
Mas con la llegada de la catástrofe, el paraíso sucumbió junto a nuestra señora. Toda dicha se tornó pena, y todo lo que era bello y bueno, la amargura lo convirtió en bilis.
- Y de esta guisa, le ofrecimos a al-Ahmar nuestros nombres verdaderos y nos convertimos en sus servidoras... Solo por la promesa que nos hizo de que nos devolvería a nuestra compañera eterna, a nuestra verdadera señora.
Con esa esperanza y fe falsas, servimos a su reinado con nuestra libertad como pago y lámparas de plata como jaula...
Pero lo que perdimos se fue para siempre y nunca regresará.
- Por supuesto, no crean que las genios aceptamos la servidumbre a la ligera.
Solo un amor tan intenso, rayando en la locura, puede hacer que una genio ofrezca su nombre verdadero.
Por eso, fue el profundo amor a nuestra señora lo que nos hizo entregarnos por completo al desierto.
Mas al ver la necedad desbocada de este mundo cuando despertaron de su trance, las hoscas genios no pudieron sino enamorarse irremediablemente del pastor...
- Lilúpar: Oh... Despertásteis...
¿El pastor?
- Lilúpar: No me refería a vos, pero os parecéis mucho, mi señor... Os parecéis mucho a como él era antes.
- Yeht: ...
- Lilúpar: ¿Cómo? ¿De nuevo celosa?
- Yeht: Nada de eso, es solo que esta historia me resulta muy familiar...[3]
- Lilúpar: Es porque, si esta historia sucedió una vez, bien podría haber sucedido de nuevo.[4]
- Yeht: Humm...
- Lilúpar: Ay... Para una genio, el amor es un yugo terrible. Las que se abandonan a él están dispuestas a sacrificarse, como si fueran insectos parasitados por hifas...
- Paimon: Ay... ¡Tuviste que decir otra de tus horripilantes metáforas!
- Lilúpar: Jaja, las genios carecen del sentido de la vergüenza mortal, así que es natural que no se azoren al hablar sobre el amor... o sobre declararse a su amado.
- Yeht:
- Ejem, ejem*.[5]
- Lilúpar: Pero una genio que ame locamente no tolerará que su amor sea traicionado. Ante la traición, una genio pagará con un odio y una venganza tres veces más terribles de lo que fue dicha traición.
- Lilúpar: Ese fue precisamente el trágico final de Gurabad... Pero esa es otra historia.
- Yeht: Si me permites, hay algo que quería preguntarte. ¿No será que tienes otro motivo para haber revelado tu nombre verdadero?
- Lilúpar: ¿Eh? Jaja, es bueno ser precavida.
- Lilúpar: Humm... Ciertamente, tengo una petición. Al igual que ustedes, yo también deseo llegar al Oasis Eterno. Tengo unos asuntos pendientes allí.
¿Qué asuntos?
- Lilúpar: Mi señor, permitidme que os comente poco a poco los pormenores más adelante, durante el trayecto. Ahora mismo no es el momento oportuno.
- Lilúpar: En cualquier caso, me siento afortunada de haberos encontrado.
- Yeht: Ya que tenemos el mismo objetivo, espero que nos llevemos bien. ¿Brindamos?
- Lilúpar: ¿Y qué usarás para brindar? ¿A mí?
- Paimon: ¡Jajajajaja!
- Azariq: Bueno, ya está bien. ¡Se acabaron las historias extrañas! Hablemos de algo más ameno.
- Azariq: Por cierto, (Viajero), ¿juegas a las cartas?
No, lo siento.
- Lilúpar: Oh, está bien... No me importaría una forma de entretenimiento más refinada.
- Azariq: Bueno, es un pena. ¿Qué tal si cada cual habla de sus experiencias?
- Cada uno de los presentes relata anécdotas e historias increíbles. Cuentan tanto aventuras fantásticas vividas en persona como rumores descabellados que han oído...
Brindan juntos por hazañas pasadas, se desternillan con las historias ridículas, y suspiran con los relatos trágicos mientras se enjugan las lágrimas.
Al final, Azariq cuenta un chiste como traca final con el que todos se parten de la risa.
- Justo cuando la luna se alza en medio del cielo, Azariq cuenta un chiste bastante vulgar sobre un espinodrilo y un animal de carga, lo cual lo destierra de la alfombra que compartía con Yeht y contigo.
Yeht te sigue relatando divertidas anécdotas...
Seguro que ha tenido una vida plena entre los Tanit desde la última vez que se separaron.[6]
- La noche transcurre veloz entre animadas conversaciones.
A la mañana siguiente, se despiertan junto a la fogata apagada tras haber dormido a pierna suelta.
Referencias[]
- ↑ Para la viajera, la línea es así: "¡Jaja! ¡Deja de decir tonterías! No querrás que mi amiga se haga una idea equivocada, ¿verdad?".
- ↑ Para la viajera, la línea es así: "Bueno, siempre te he considerado... mi mejor amiga. P-pero me da un poco de miedo que... Ehmm, no es nada...".
- ↑ Para la viajera, la línea as así: "¡Yo no estoy celosa!"
- ↑ Para la viajera, esta línea es así: "Tus sentimientos se palpan en el aire. Yo también tuve una hija... Puedo percibir con claridad esta clase de cosas".
- ↑ Para la viajera, la línea es así: "De repente me alegro de que solo seas una lámpara".
- ↑ Para la viajera, la línea es así: "Yeht te sigue relatando divertidas anécdotas... De su cuerpo emana una leve fragancia a especias, y todas las historias posteriores a su última separación contigo parecen llevar impregnadas una tristeza similar."
Historial de cambios[]
Se añadió en la Versión 3.4