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Compañía Dorada es un conjunto de artefactos de Genshin Impact.

Efecto[]

2 piezas
Daño de Habilidad Elemental +20%.
4 piezas
Aumenta en un 20% el daño infligido con la Habilidad Elemental. Además, cuando el personaje está en tu equipo pero no en combate, el daño de dicha habilidad aumenta en un 20% adicional. Este efecto se anula 2 s después de entrar en el campo de batalla.

Personajes recomendados[]

Los siguientes personajes pueden aprovechar el efecto del conjunto de 4 piezas.


Historia[]

Variación de la Serenata Dorada[]

Una flor orgullosamente abierta y fabricada con almejas, madreperlas y pan de oro.

En el pasado, la canción del destino sonaba a través de las vías acuáticas y dejaba oír la armoniosa melodía de la civilización y el orden.
Allá donde caía una nota musical, la civilización eliminaba y remplazaba a la barbarie, de modo que toda primitiva tierra sin orden adquiría un nuevo color.

A medida que la poderosa brisa marina envolvía todo lugar por dnode pasaba, los recién abiertos nenúfares sin raíz salían volando junto a ella.
En una tribu cuya existencia fue tan corta como la de un alga, se conocieron un compositor y un guerrero.
Entre épicas de conquista tan innumerables como estrellas hay en el cielo, esta balada no llamaba tanto la atención.
No obstante, al ver la amistad que había entre ambos guerreros, las olas predijeron su final.

Aunque el joven compositor aún era burdo como los bárbaros, pronto se hizo amigo de un sirviente que pertenecía al bando conquistado.
Aunque ya nadie sabe el auténtico nombre del sirviendo, con el tiempo pasó a ser conocido como “Casiodoro”.
Más tarde, el joven guerrero siguió al joven compositor hasta el Capitolio, la ciudad situada en lo más alto de la dorada capital imperial.
Juntos completaron todo tipo de arduas tareas y estrictas pruebas, tras lo que el dorado rey divino los ascendió a orgullosos amos.

“El orgullo es como una flor de oro que se abre en el pecho de los ciudadanos del glorioso reino. Ni la pobreza y ni la barbarie podrán existir bajo la mirada del rey divino.
El orgullo es el honorable escudo del glorioso reino, su deslumbrante lanza, el incomparable poder con el que defiende al rey divino.
El orden solo puede nacer bajo el control de dicho poder, y allá donde reina el orden florecen libremente el arte y la belleza.
En la hermosa Compañía Dorada, no se tolera ni la debilidad, ni la ignorancia ni la barbarie. Y de existir, o bien se someten al poder, o bien son aniquiladas.

Amigo y hermano mío, deshazte del apego a ese empobrecido pasado y no añores la falsa y vulgar dignidad del pueblo de antaño.
Si ya has abandonado tu burdo cuerpo y tu débil mente y te has convertido en alguien puro como el acero, ¿por qué sigues lamentándote por cosas tan insignificantes?”.
“Amigo y hermano mío, escucha esa melodía inmutable, ese eterno traqueteo mecánico en lo más profundo de tu corazón, pues es el rey divino susurrándote.
Los ojos del reino glorioso solo miran hacia un futuro dorado y perfecto, un futuro que hará sonar el réquiem de la inevitable aniquilación del pueblo de antaño”.

Pluma del Ave Dorada[]

Una pluma de ave hecha de una filigrana de oro y plata. En ella hay incrustado un radiante zafiro.

Cuando la brisa marina comenzó a decaer, el cielo se impregnó del manto rosado del crepúsculo.
Las aves marinas nunca se detenían en el lugar en el que estaban anclados los incontables barcos, sino que tan solo dejaban caer alguna pluma.

La sinfonía, antiguamente armoniosa y grandiosa, también tuvo que terminar, igual que ningún imperio puede mantener para siempre un gobierno pacífico.
Con la expansión de las vías acuáticas, el poder no solo trajo progreso y orden, sino también arrogancia, violencia y explotación.
En la remota ciudad-Estado del “pueblo de antaño”, en el valle de los exiliados ermitaños e incluso al pie del Monte Capitolio...
Los nobles compositores que dirigían las melodías y la armada de acero y armaduras radiantes llegaron para arrebatarle el control a la gente.
Mientras tanto, aquellas personas tenaces que aún no habían sido conquistadas y a quienes aún no les habían arrebatado ni una gota de agua se unieron y juraron resistir hasta la muerte.

Hermano mío, es tal y como había temido y tal y como había lamentado. Mientras cantabas y tocabas, deberías haber escuchado las voces de los más vulnerables.
No a todo el mundo le gusta que le quiten su hogar y su naturaleza, ni tampoco están dispuestos a aceptar nuestra sinfonía.
Una vez, los llamaste ‘pueblo de antaño’, hermano mío. Pero incluso quienes le son fiel al pasado tienen una determinación y dignididad que no puede ser ignorada.
Pensábamos que podíamos subyugar y dominar a otros, pero entonces, ¿cómo pudo la gloria de nuestro magnífico reino...?”.

“¡Débil! ¡Eres un débil! Tu patética debilidad te está nublando el juicio, ablandándote y haciendo evidente tu punto flaco.
Ya que la barbarie y la ignorancia aún están presentes en toda Fontaine y envenenan sus aguas, ¡exterminaremos ambas cosas!
Si esos bárbaros están dispuestos a integrarse en nuestro grandioso orden dorado, los aceptaremos con los brazos abiertos, igual que nos aceptó nuestro glorioso rey.
Sin embargo, desde que Escila, el dragón ponzoñoso, destruyó nuestras torres y aniquiló a nuestros compositores, no vale la pena salvar a esos bárbaros envenenados.
Así pues, debemos eliminarlos de la faz de la tierra y las aguas, igual que pusimos fin a las plagas y extinguimos el fuego salvaje”.

En ese preciso instante, la Era Dorada se estancó y se sumió en un sinfín de guerras y revueltas.
La sala del trono se llenó de gritos de conquista y aniquilación y de los alaridos de dolor de los bárbaros. Y entonces el rey divino se despertó...

Preludio de la Era Dorada[]

Un elegante reloj de sol hecho con incrustaciones de oro y plata. Para su disco, el tiempo dejó de transcurrir hace mucho.

Libre y jovial brisa marina del alba, llévate contigo esta antigua tonada...
El tiempo dejó de fluir hacia delante para volver a los días pasados de quien cantaba la canción.

Flotó a la deriva junto a las corrientes de agua y pasó por la bóveda dorada del glorioso reino.
Cruzó la verde finca amurallada mientras soplaba la brisa del estío.
Aristócratas que navegaban en sus barcos, bárbaros que habían sido capturados...
Todos ellos se empaparon de la sinfonía de una hermosa era mientras eran embriagados por los recuerdos.

Aquella fue una época próspera y radiante: la gran era del justo y glorioso rey.

“Vengo de un pequeño reino situado en una isla solitaria. Nací en una cabaña y me crie en un pueblo construido con juncos y hierba.
Cuando los guerreros de armaduras deslumbrantes llegaron a mi hogar, declararon que nos conquistarían.
En aquel entonces yo solo era un niño, así que seguí inocentemente a aquellos grandiosos semidioses hasta la capital.
Afortunadamente, gracias a mis diestras manos y mi buena voz, logré sortear el destino de ser esclavizado.
Y entonces, cuando el rey divino reconoció mi valía, vi por primera vez el poder de la civilización y el orden.
Empecé una nueva vida, renuncié a mi nombre y a mi clan, ¡y la gente empezó a conocerme como Boecio!”.

Y así, el niño que había nacido entre los bárbaros quedó asombrado ante el dorado palacio imperial y se sometió a la belleza de un grandioso poderío.
Abandonó y olvidó las viejas costumbres de la barbarie y absorbió nuevos conocimientos como si de un bebé hambriento se tratara.
Todo para empezar una vida nueva, para formar parte de aquella grandiosa civilización, para convertirse en alguien digno de gloria.
Todo por aquella época próspera y radiante: la gran era del justo y glorioso rey sentado orgullosamente en su trono real.

Clamor de la Noche Dorada[]

Una antigua ánfora de plata que en el pasado contenía vino de color rubí. Ahora, en cambio, en ella solo queda la salada agua del mar.

Un fuerte empujón del sosegado mar bastó para enviar a incontables barcos a un lugar entre la silenciosa finca y el templo.
Bajo la pálida luz de la luna, la dorada bóveda que tan radiante parecía durante el día había perdido todo su color.

Cuando el rey divino despertó abruptamente de su mayestático sueño, ya no había ni rastro del lejano fulgor de las estrellas.
La violencia y el distanciamiento dieron lugar a una oscuridad aún más profunda que la de la noche y cubrieron la bóveda dorada.
Entre el temor y el arrepentimiento, el rey convocó a sus más leales guardias y afinadores.
Una vez reunidos, promulgó su último decreto: que trajeran de vuelta la paz a aquellas tierras fracturadas.

Sin embargo, igual que es imposible frenar una inundación ya desatada, el arraigado orgullo y los prejuicios aplastaron a los afinadores y a las autoridades.
Los malvados echaron por tierra todos los nobles sacrificios y planes altruistas, los cuales quedaron reducidos a escombros.
Tan solo quedaron en pie el barbárico ejército del príncipe dragón y el rey divino, dispuesto a agotar las fuerzas que le quedaban para salvar su imperio.
Sin embargo, al final, hasta ellos fueron arrastrados por la tormenta descontrolada, y sus palacios lujosos y fincas verde esmeralda quedaron totalmente desolados...
Tras perder la guía de la serenata dorada, los habitantes del glorioso reino, antaño caracterizados por su nobleza, se transformaron en gólems llenos de roturas.

Cuando cesó el último clamor de la dorada noche, el afinador Boecio se tumbó entre los escombros del imperio.
Solo aquellos escombros llegaron a oír sus murmuros delirantes, y solo ellos fueron testigo del pecado de la traición.

“Él nos traicionó a todos en un momento de locura.
Pero, al igual que el arrepentimiento de las personas, el orden no cambiará tan fácilmente”.

Condecoración de la Compañía Dorada[]

Una corona muy antigua. Más que una pieza para algún monarca, es un objeto de atrezo para una actuación.

La majestuosa ciudad del glorioso reino se erguía sobre el solemne silencio del fondo marino.
Allí había un castillo de un apagado color dorado que se asemejaba a la triste sombra de un grandioso sueño.
La magnífica ópera de la Era Dorada ya había bajado el telón y no se escuchaba ni un eco de la armoniosa y unísona serenata.
Así pues, el pueblo de antaño levantó una nueva nación sobre unas ruinas que habían sido asoladas por la avaricia y la traición.

“¡Es terrible! La barbarie ha pisado el orden perfecto y ahora los débiles e ignorantes quieren conquistar las antiguas tierras del imperio.
Espíritus y manantiales, manantiales y caballeros... El llanto de los niños ha remplazado a la poesía, y las baladas populares han sustituido a las serenatas.
El poder eterno fue derrocado por un fugaz momento de locura del rey divino, del cual se burla el nuevo reino de los bárbaros...
¿Es que todo grandioso imperio ha de sucumbir ante la barbarie? ¿Acaso la ignorancia y el analfabetismo siempre terminan conquistando la civilización y la racionalidad?”.

En el teatro dorado del castillo apagado, los compositores que habían perdido sus serenatas cantaron elegías sobre un pasado que nunca más regresaría.
Su público, unos gólems taciturnos y hambrientos a la edspera de cazar y devorar almas inocentes.
Cuando la gran serenata dorada volviera a sonar, la Compañía Dorada reclamaría la legítima recompensa que correspondía a aquellos que habían sido fieles.
Cuando el orden perfecto separase a la humanidad en amos y sirvientes, la fortaleza y la belleza restaurarían la gloria del reino una vez más.
Llegado ese día...
... todos los miembros de la Compañía Dorada recibirían el futuro entero como recompensa.


Galería[]

Curiosidades[]

  • Este conjunto narra la historia de la caída del reino de Remuria y la orden establecida por Boecio.

Historial de cambios[]

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