Clorinde es un personaje jugable de Genshin Impact
Clorinde es verduga del justiciazgo, una profesión especial en Fontaine. También es guardaespaldas de Furina y tiene una historia con Navia.
Perfil[]
En la bulliciosa Corte de Fontaine, las disputas son el pan de cada día.
Un dramaturgo podría acusar a un lector ávido de imitar su estilo y adoptar un seudónimo demasiado parecido al suyo, hasta el punto de que ni siquiera los periódicos podrían distinguir quién es el autor original. Un comerciante podría acusar a uno de sus colegas de hacerle competencia desleal, no solo ajustando regularmente sus precios, sino también abriendo deliberadamente una tienda frente a la de un compañero.
Las disputas ordinarias pueden ser resueltas por un guardia que se apresura en llegar al lugar, pero un pequeño número de personas que se creen especialmente listas, pero que en realidad albergan malas intenciones, ven en estas disputas una oportunidad para hacerse un nombre. Llevan los asuntos insistentemente a los tribunales y, si tienen éxito y aceptan su desafío a un duelo, logran aumentar notoriamente su reputación.
Sin embargo, si algún vecino bien intencionado les dijera: "He oído que últimamente la verduga del justiciazgo es la Srta. Clorinde...".
Entonces, esos mismos sabiondos se desinflarían al instante de todos sus aires arrogantes, como un gavión purpuráureo al que han agarrado por el cuello y que simplemente se quedaría callado.
Pues por todos es bien sabido el nombre de la verduga del justiciazgo más poderosa.
Todo acto despreciable y oportunista que se lleve a cabo bajo el disfraz de la justicia quedará al descubierto ante la espada de Clorinde, quien nunca ha conocido la derrota durante un duelo.
"*Ejem*... creo que no es necesario llegar tan lejos".
Esa es la respuesta de uno de estos listillos mientras huye con su plan frustrado antes incluso de poder ponerlo en marcha.
Y así fue como otro altercado se resolvió de forma discreta.
Apariencia[]
Clorinde tiene el pelo azul oscuro, peinado en una coleta baja con parte del cabello cubriéndole parcialmente el ojo derecho. Sus ojos son de un púrpura brillante, también lleva pendientes de un azul apagado en forma de gota de agua y un sombrero bycocket. Lleva una camisa de vestir blanca y una chaqueta azul corta que le cuelga de los hombros. También lleva una cinta púrpura con detalles dorados y azul claro, que se coloca justo sobre sus pechos, así como su Visón Electro púrpura. También lleva un corsé negro con una parte interior azul claro y cuatro botones dorados. Lleva pantalones cortos negros de cintura alta y medias de nailon negras, con un liguero negro en las piernas. También lleva botas blancas y negras con tacón que le llegan hasta los tobillos.
Historia[]
Detalles del personaje
Un pastelero podría acusar al dueño de otra tienda de haber robado su receta secreta habiendo cambiado la piel de burburanja por hojas de menta, lo que ha dañado la reputación de su pastelería de manera irreparable.
Un dramaturgo podría acusar a un lector ávido de imitar su estilo y adoptar un seudónimo demasiado parecido al suyo, hasta el punto de que ni siquiera los periódicos podrían distinguir quién es el autor original.
Y un comerciante podría acusar a uno de sus colegas de hacerle competencia desleal, no solo ajustando regularmente sus precios, sino también abriendo deliberadamente una tienda frente a la de un compañero.
Casi todo el mundo está convencido de ser quien lleva la razón, llamando la atención de todos los transeúntes que pasan por la zona con la esperanza de que se pongan de su lado.
La mayoría de las veces, la Guardia es capaz de mantener la situación bajo control.
No obstante, en determinadas ocasiones, hay personas con malas intenciones que acaban sacando provecho de las circunstancias, haciendo todo lo posible por ganar fama.
Entre gritos de “¡Te denunciaré! ¡Nos veremos las caras en el juicio!”, la escena cobra un tono cada vez más dramático, y el deseo de exponerse frente al tribunal por parte de los participantes del alboroto crece por momentos.
Es entonces cuando un funcionario administrativo irrumpe en el lugar y, tras haber observado que cualquier intento de mediación pacífica será en vano, se dispone a articular palabra:
“Está bien, si usted quiere iniciar un juicio, yo respetaré sus derechos. Antes de eso, necesita preparar con antelación...”
“Después de que se haya publicado el veredicto del juicio, si usted considera que es injusto, entonces deberá solicitar un duelo contra la verduga del justiciazgo”.
“Según tengo entendido, la verduga del justiciazgo a cargo en estos momentos es Clorinde. Usted tiene que...”
En el instante en el que el nombre de Clorinde se incluye en la conversación, la acalorada discusión cesa de inmediato.
Todo el mundo conoce el nombre de la invencible verduga del justiciazgo. Bajo su espada, todo aquel que esté fingiendo recibir un trato injusto o pretenda aprovecharse de la situación para satisfacer su propio interés será desenmascarado en un santiamén. Y es que nadie ha conseguido ganar en un duelo contra la verduga del justiciazgo.
“Ejem... Creo que no merece la pena llegar tan lejos con este asunto”.
Es ahí cuando cualquier conflicto infundado que suceda en mitad del mercado llega a su fin.
Entonces, el funcionario administrativo observa a los comerciantes malhumorados marcharse cada uno por su lado y, con una sonrisa, le comenta al aprendiz que se mantiene de pie a su lado sin comprender lo que acaba de pasar:
“¿Ves? Una espada es mil veces más convincente que cualquier discurso”.Historia del personaje 1
“Antes de tener que enfrentarte a Clorinde, lo mejor es que aceptes el veredicto desde un principio”.
Puedes estar segura(o) de que no están bromeando.
Piensa en todos los contrincantes que se rindieron en el primer minuto del duelo.
Una vez, hubo una chica que se preparó con antelación, y hasta usó tiras de tela para atarse el puño de su espada a la mano.
No obstante, Clorinde cortó las tiras de tela con máxima precisión en cuestión de segundos, y lanzó su arma por los aires invirtiendo el mínimo esfuerzo.
También, en ocasiones, participan caballeros un tanto atolondrados, equipados con todo tipo de armas ocultas: una pistola en el sombrero, un puñal en el zapato, unas medicinas escondidas bajo la manga...
Después de ejecutar unos cuantos movimientos, todos y cada uno de los oponentes acaban siendo arrastrados hasta el otro extremo del campo de combate, enfrentándose al conocido “desacato de la corte”.
Y cómo no, también están aquellos desesperados que tratan de ganarse el favor del tribunal antes de que el duelo haya comenzado tan siquiera.
No obstante, la realidad es que sus intentos jamás surtirían ningún efecto.
Al fin y al cabo, una espada cubierta por una sarta de mentiras no es capaz de efectuar ningún corte.
Pero no todo es negativo.
Esos patéticos impostores también traen una ventaja.
Gracias a ellos, la audiencia puede distinguir los oponentes honrados que realmente están dispuestos a enfrentarse en un duelo y que verdaderamente tienen un motivo para defenderse ante la justicia.
Aunque terminen obteniendo la derrota al final del duelo, la audiencia desea que se les brinde la oportunidad de hacerse oír.
Esto se debe a que, cuando una persona es fiel a sus convicciones, también posee el valor de luchar a capa y espada por ellas.
Hay quien dice que, cuando Clorinde se enfrenta a un oponente así, retrocede unos pasos y nunca golpea con todas sus fuerzas.
Uno de los espectadores que presenció de cerca uno de esos duelos tan poco comunes, asegura que la Srta. Clorinde hizo una mueca con su boca en señal de aprobación.
Para ella, esos duelos son los únicos que tienen sentido.
Pero a Clorinde no le importa si sus duelos conmueven a la audiencia o si despiertan el monólogo interior de los espectadores.
Para una verduga del justiciazgo como Clorinde, el único propósito de un duelo es garantizar un combate justo para su oponente, ya sea el vencedor o el perdedor.Historia del personaje 2
Y es que sus admiradores han analizado al detalle cada movimiento de la verduga del justiciazgo durante sus duelos.
¿Dónde cultivó sus habilidades?
¿Las heredó de una tradición familiar o las adquirió ella sola?
¿Será que es la última heredera de alguna dinastía caída que domina el arte de la espada?
Dicen que, antes de un duelo, Clorinde siempre lleva a cabo el “rito de la espada”.
¿Qué será eso que utiliza para limpiar su espada?
¿Agua pura recogida de la mismísima Fontana Lucine?
¿Alguna poción limpiadora especial?
¿O será que... debido al estrecho lazo que guarda con su espada, la salpica con su propia sangre?
¡No! ¡No puede ser eso!
Al tratarse de una mujer tan poderosa como Clorinde, es probable que ese ritual no sea para purificar su espada, sino para invocar a algún maestro espadachín que posea su cuerpo durante el duelo, ¡por eso siempre logra hacerse con la victoria!
Hubo un tiempo en el que se difundieron numerosas historias sobre la invencible verduga del justiciazgo, lo que despertó una enorme curiosidad hacia ella por parte de los habitantes de Fontaine (sobre todo por parte de los periodistas).
Al final, debido a la frustración continua a la que se veía sometida Clorinde con todos esos periodistas esperando su aparición escondidos entre arbustos y flores, las autoridades de la corte congregaron a todos los periodistas de Fontaine y anunciaron públicamente lo siguiente:
“Las armas que emplean tanto la Srta. Clorinde como el resto de verdugos del justiciazgo en sus duelos son de naturaleza común, al contrario de lo que se establece en los últimos rumores circundantes”.
A juzgar por sus expresiones, los periodistas se mostraron descontentos y poco convencidos de lo que acababan de escuchar.
“Si los rumores anteriormente mencionados acaban influyendo negativamente en la opinión pública, la corte tiene potestad para tomar las medidas necesarias contra los creadores de dichos rumores difamadores”.
Los periodistas fruncieron el ceño ante aquel otro anuncio, sin dejar de capturar imágenes.
“Sin más que añadir, ¡la corte establece que la Srta. Clorinde continuará siendo nuestra verduga del justiciazgo!”.
De repente, los periodistas guardaron silencio.
Entonces, Clorinde, quien estaba presente en aquella reunión, asintió con la cabeza y dijo:
“Ese es mi trabajo”.
No pasó mucho tiempo hasta que los rumores se disiparon por completo.
En la actualidad, los únicos vestigios que quedan de aquel suceso se encuentran en las páginas de algunas novelas.
Sin embargo, si alguien les preguntase a esos novelistas sobre el origen del contenido de sus obras, seguramente negarían cualquier relación que pueda existir con esos rumores del pasado.
Sea como sea, ¡lo importante de esta historia es que los rumores no eran ciertos!Historia del personaje 3
Las habilidades indiscutibles de esta verduga del justiciazgo están estrechamente relacionadas con un grupo de personas que solían ser muy conocidas en Fontaine: los Cazadores Fantasmales.
Según cuenta la leyenda, cuando Fontaine acababa de fundarse, existía un héroe conocido como “el Cazador Dorado”.
Con el propósito de exterminar a todos los monstruos de Fontaine, fundó la comunidad de los Cazadores Fantasmales, reuniendo a un grupo de héroes (entre los que destacan los descendientes de los Caballeros Aguapura) para eliminar a todos los monstruos y malhechores que supusieran una amenaza para la región de Fontaine, dejando tras de sí incontables leyendas heroicas.
Sin embargo, conforme la paz se fue asentando en el lugar, los Cazadores Fantasmales fueron cayendo en el olvido.
En la actualidad, cuando la gente de Fontaine se refiere a los Cazadores Fantasmales, la mayoría de habitantes solo es capaz de recordar el juramento que hicieron en el pasado, y que conocen gracias a su aparición en obras teatrales o literarias.
“A partir de hoy, atravesaré la frontera al mundo de las sombras”.
“Me enfrentaré a los peligros de la noche”.
“Recordaré mi juramento diurno”.
“Recordaré las lágrimas, la vida y la compasión”.
“Y recordaré que el alba siempre llegará”.
“Por eso, nunca abandonaré la esperanza”.
Para la mayoría de habitantes de Fontaine, la historia de los Cazadores Fantasmales no es más que una leyenda rebosante de drama y emoción.
Sin embargo, para Clorinde, las escrituras y los juramentos de los Cazadores Fantasmales suponen una herencia que perdura con vida hasta el día de hoy.
Lo primero que aprendió de su maestra, la Cazadora Fantasmal Petronila, fue que solo se puede aprender a manejar la espada matando a monstruos.
Los Cazadores Fantasmales han de permanecer cerca de su presa para poder golpear ágilmente con la espada en sus puntos débiles.
Para que aprendiera esta técnica, la Srta. Petronila dispuso para Clorinde una habitación con pilares giratorios.
Estos incorporaban espadas de madera cubiertas con sacos de tela.
“Quizá contengan dulces, quizá contengan polvo metálico... O quizá contengan el pelo que he perdido en todo el tiempo que llevo instruyéndote”.
“Puedes romper estos sacos o simplemente esquivarlos. Tú decides qué hacer con ellos”.
“Ya que hoy ya has tomado el almuerzo, puedes dedicarte a esto hasta que llegue la hora de la cena. Recuerda reservar algo de energía para poder comer. ¡Vamos, manos a la obra!”.
A través de ese entrenamiento, Clorinde no solo adquirió las habilidades de los Cazadores Fantasmales como puntería, rastreo, camuflaje y agilidad de movimiento, sino que también aprendió a cómo revelar su identidad a otros Cazadores Fantasmales para evitar daños accidentales.
Pero Clorinde no ha hablado con nadie de todas las vicisitudes que tuvo que superar durante su entrenamiento.
Después de todo, ella se ha convertido en una verduga del justiciazgo, no en una Cazadora Fantasmal como los de tiempos pasados.
Ella confía en que su maestra, quien se marchó sin mediar palabra, comprenderá la decisión que ha tomado.
Si los Cazadores Fantasmales solían empuñar sus espadas y eliminar a los monstruos para mantener la paz en Fontaine, es comprensible que Clorinde, hoy en día, se encargue de derrotar a los criminales.
Por más que su maestra tuviera algo que objetar, a Clorinde no le importaría resolver el asunto de acuerdo a las antiguas costumbres de los Cazadores Fantasmales.
Después de todo, fue la propia Srta. Petronila quien le dijo que, si Clorinde lograba derrotarla, entonces estaría dispuesta a considerar su opinión.Historia del personaje 4
Se detuvo a observar a la tan aclamada verduga del justiciazgo.
Se fijó en su sombrero de tres picos, en su uniforme ajustado, en la pistola y en la espada que colgaban de su cintura...
En ese instante, recordó los errores que había cometido en el pasado (también, los errores que en realidad no deberían considerarse como errores) y en su mente aparecieron las imágenes de Clorinde en todos los duelos que había presenciado como espectador.
En esta ocasión, la palabra “¡Bienvenidos!”, que suele pronunciar al saludar a los visitantes, se quedó atascada en su garganta.
Lo único que pudo hacer en aquel momento fue permanecer de pie, con la mirada puesta en Clorinde, completamente anonadado.
“¡Por favor, perdóneme!”... suplicó el administrador por fin, antes de que Navia cruzara la puerta entre risas.
“Jefe, mi amiga quiere probar a participar en los juegos de rol del club, ¿tienen algún guion divertido para nosotras?”.
“¡Tenga en cuenta que ella no es una novata en esto! Es muy selectiva con la calidad de los guiones de los juegos. ¡Muéstrenos el mejor guion que tengan!”.
El administrador, que todavía no les había dado la bienvenida al club, pasó de pedir perdón a exclamar un “¿EH?”.
Acto seguido, se apresuró a mostrarles todos los guiones que tenían disponibles: el del modo de juego más popular, «Juramentos de Bronce»; el de la trama más compleja, «Crónica de la Espiral», el clásico irremplazable «El Valle de los Lobos: tercera edición (expansión n.º 2)»...
Después de aquella conversación, el Club de Juegos de Rol comenzó a contar con una nueva miembro habitual: Clorinde.
Una vez superada la fase inicial de parálisis y nerviosismo, el resto de miembros del club comenzaron a invitar a Clorinde a jugar con ellos los últimos guiones que recibían.
Al percibir el brillo de ilusión que emitían los ojos de aquellas personas, Clorinde no quiso rechazar ninguna de sus invitaciones.
Con el tiempo, la nueva integrante del club demostró poseer destrezas asombrosas para los juegos de rol.
No había pista o detalle que escapara de la perspicacia de Clorinde y, además, lo hacía sin interferir en el transcurso natural de la historia que se representaba en el guion.
Por otro lado, todas las acciones que Clorinde llevaba a cabo cumplían con las normas del guion.
Muchos jugadores comentaban: “Más que ser una simple jugadora, Clorinde parece más bien la moderadora del guion”.
Al escuchar aquello, Clorinde no pudo resistirse a esbozar una sonrisa.
Nunca les revelaría a los demás que, en realidad, ella estaba tan familiarizada con esto porque solía ser la moderadora de los juegos de rol que Navia organizaba en su casa.
Podría decirse que tuvo incontables oportunidades para practicar gracias a las brillantes ideas que se le ocurrían a su amiga.
No obstante, esa era una historia demasiado larga de contar...
Al final, para ayudar a los integrantes del club a manejar la desbordante imaginación de Navia, Clorinde decidió volver a ser moderadora.
Después de haber disfrutado un tiempo como una jugadora más, decidió que, por el bien del administrador del club, de los otros jugadores y de Navia, volvería a tomar las riendas como moderadora.
A fin de cuentas, nadie más en el club sabía mejor que Clorinde lo que era realmente justo.
Incluso si alguien intentara seducirla con pasteles, patatas fritas o burburanjas, ¡jamás podrían alterar su sentido de la justicia!
Ante sus intentos de soborno con aperitivos, la verduga del justiciazgo se limita a hojear el manual de reglas del juego y responde: “Tenemos tiempo de sobra. Piénsenlo mejor”.
Después de haber puesto fin a otro guion más, una funcionaria administrativa comentó entre risas:
“Nosotros pensábamos que Clorinde es una verduga del justiciazgo que se pasa los días trabajando de sol a sol”...
Entonces, mientras recogía las piezas del juego, Clorinde respondió:
“Yo no suelo quedarme trabajando hasta tarde”.Historia del personaje 5
Los Cazadores Fantasmales lucharon por proteger la paz en Fontaine al aniquilar a todos los monstruos que habían invadido el lugar.
Los verdugos del justiciazgo, como representantes de la ley y el orden en Fontaine, tratan de evitar que las personas malintencionadas se aprovechen de los vacíos legales para su propio beneficio.
No solo les conceden la oportunidad de defender su honor mediante un duelo justo, sino que además les permiten expresar su versión de las cosas.
Pero cuando las aguas ya se han calmado, ¿qué hacen aquellos que combatieron y empuñaron sus espadas en nombre de la justicia?
Hubo una vez en la que Petronila le contó a Clorinde la historia de un Cazador Fantasmal que estaba obsesionado con exterminar a los monstruos.
Después de haber realizado su propósito, cuando en la región no quedó ni rastro de sus sombras, el cazador se vio inmerso en una crisis existencial.
Tras haber dedicado toda su vida a perseguir y eliminar bestias, de repente, su existencia dejó de tener sentido. Lo reflexionó profundamente y, al final, decidió que continuaría su vida como había hecho hasta ese momento: cortaría lazos con los Cazadores Fantasmales y seguiría cazando monstruos en solitario.
Petronila no le contó cómo acababa la historia. Tan solo añadió:
“Cuando una espada no puede regresar al interior de su funda, no le queda más remedio que resignarse a la oxidación”.
Aquella historia causaba confusión en Clorinde, quien no era más que una niña en aquel entonces.
Al percatarse de su expresión, Petronila sostuvo una cucharilla con su mano y apuntó hacia un terrón de azúcar. Entonces, preguntó: “Clorinde, ¿qué crees que es esto? Es una pregunta de importancia crucial. Te daré un vaso de zumo de burburanja si pronuncias una respuesta correcta”.
Clorinde pestañeó, y con cierto tono de inseguridad, contestó: “Eso es... ¿un terrón de azúcar?”.
“Oh, chica lista. Recuerda tu respuesta, Clorinde”, prosiguió Petronila.
“Cuando alguien apunta un terrón de azúcar con una cucharilla, lo que pretende es que concentres tu atención en el terrón de azúcar, no en la cucharilla con la que lo está apuntando”.
“La razón que mueve a los Cazadores Fantasmales a continuar luchando es devolver la paz a los habitantes de este lugar. Y eso nos incluye a nosotras”.
“Ese terrón de azúcar representa la vida tranquila y feliz que tanto anhelamos. En cuanto a la cuchara, simboliza la lucha que debemos encarnar para poder cumplir nuestro sueño”.
“Ten siempre presente aquello por lo que luchas, y jamás permitas que tu objetivo sea el combate en sí”.
“De lo contrario, te convertirás en una boba que mira la cucharilla en lugar del terrón de azúcar, y entonces, después no te quedará más opción que beber un café amargo a más no poder”.
Conforme caía la noche, las farolas se prendieron para iluminar las calles de Fontaine, donde la gente iba y venía, brindando vida a la ciudad entre risas y cálidos abrazos.
Clorinde tomó el último sorbo de su café. Era la última novedad que habían traído al Café Lutecia.
Según le habían contado, estaba preparado con zumo de fruta de temporada recién exprimido, así sustituyeron al endulzante que solían añadir para equilibrar el sabor amargo del café, lo que resultaba en un sabor sorprendentemente delicioso.
“Mañana es día festivo. Dormiré las horas que me apetezcan, por la mañana iré a recoger algunas flores, y después iré a comprar fruta. Por la tarde, iré con Navia a probar el último guion del club de juegos de rol”...
“Hum, mañana tendré mucho que hacer”, pensó la invencible verduga del justiciazgo mientras se llevaba otra cucharada de pastel a la boca.
Tras tomarse su tiempo para saborearlo por completo, se levanta de su asiento y se marcha del café.Legado de los Cazadores Fantasmales
Cuando tenía diez años, su maestra, Petronila, quien la entrenó y solía cuidar de ella, desapareció repentinamente sin despedirse. Clorinde buscó en vano por toda la casa y los lugares donde había entrenado, pero no encontró rastro de ella. Lo único que halló fue una capa estrecha de color azul oscuro en un armario.
Esta capa tenía la insignia de los Cazadores Fantasmales y un colgante con forma de pequeña daga con su nombre grabado en ella, un regalo de cumpleaños atrasado. Aunque inicialmente desconcertada por el gesto, Clorinde decidió quedárselo, preparada para enfrentar cualquier prueba que su maestra le hubiera dejado, incluso si eso significaba esperar hasta el final de sus días.Visión
La expresión de impaciencia que este mostraba al principio, de repente, delataba conmoción.
Aquello dejó boquiabiertos a los otros tres verdugos del justiciazgo que habían acudido al lugar apresuradamente cuando se enteraron de la noticia.
Entonces, la corte, que solía encontrarse fría y silenciosa, dio la bienvenida a una multitud de personas que alborotaron el lugar hasta el punto de rozar lo caótico y estruendoso.
Generalmente, la prueba de duelos consistía en tres rondas, pero, gracias a la amabilidad de la verduga del justiciazgo, aquello se convirtió en el «Desafío de la Arena».
A Clorinde no le importaba en absoluto, así que se limitó a responder con su espada.
Los movimientos de Clorinde fueron ágiles y precisos de principio a fin, y no mostró ni el menor signo de confusión.
A partir de ese momento, Clorinde empezó a adquirir conocimientos y a familiarizarse con las normas necesarias al mismo tiempo que participaba en incontables duelos.
A pesar de que Clorinde gozaba de una intimidante reputación y que la mayoría de oponentes se rendían ante ella antes de que comenzara el duelo, todavía no era una verduga del justiciazgo oficialmente.
“Tus habilidades con la espada son impecables, pero ser una verduga del justiciazgo supone mucho más que dominar las técnicas de combate”, solían alegar los verdugos del justiciazgo veteranos.
“Todavía necesitas tomar parte en un duelo que no consista simplemente en ganar un combate, un duelo... especial. Así podrás demostrar que eres merecedora de esta posición”.
A pesar de que Clorinde no llegaba a comprender a qué se referían exactamente, unos días después tuvo su primer “duelo especial”.
Su oponente era un comerciante rico, y ella ya lo conocía de antes. Aquel hombre había sido acusado de maltrato laboral.
No solo pagaba una miseria a sus trabajadores, sino que, además, los buzos que él había contratado sufrieron heridas y enfermedades que afectaron gravemente a su salud.
Al verse de incapaces de seguir soportando aquel calvario, sus empleados se aliaron para denunciarlo todos juntos y llevarlo a juicio.
El veredicto ya había sido anunciado: Culpable de explotación laboral, sin lugar a dudas.
No obstante, el comerciante prefirió solucionar la trifulca con un duelo, alegando que aquello no había sido más que un intento de difamar su reputación:
“Aparte de mí, ¡¿quién querría contratar a estos inútiles?!”.
“Si me encierran, acabarán muriéndose de hambre. Señoras y señores, ¿de verdad quieren que eso ocurra?”.
“¿Quién de los presentes no sufre de algún malestar físico? ¡A mí me duelen los ojos de tanto verificar el registro de cuentas y de contar los documentos! ¡Yo les compré medicinas y les busqué asistencia médica, pero eso no han querido decirlo!”.
Una ola de artículos invadieron todos los periódicos de Fontaine informando sobre el conflicto. En las calles no se hablaba de otra cosa: aquel comerciante y los empleados relacionados se habían convertido en la comidilla del pueblo.
“Suspira, en realidad tienen toda la razón”...
“Aunque... también es posible que esas personas estén mintiendo”.
Cuando llegó el día del juicio, una gran multitud de personas se dispusieron alrededor del campo de combate de la corte: unas con buenas intenciones, otras con ganas de continuar chismeando.
En el momento en el que el comerciante rico hizo acto de presencia, este alzó sus manos para saludar a los espectadores.
Algunos habían sido contratados por él, y aquel gesto era una señal para que comenzaran a exclamar: “¡Están acusando a este señor injustamente!”.
Otras personas, comenzaron a hablar entre susurros:
“Yo creo que esa gente no está diciendo la verdad”...
Ante aquellos gritos y cuchicheos, el resto de los miembros de la audiencia también empezó a dudar sobre la culpabilidad del comerciante.
De repente, sus opiniones cambiaron radicalmente y, sin apenas darse cuenta, acabaron dejándose arrastrar por los comentarios de los demás.
“¿Acaso la finalidad de este duelo es hacer daño a un hombre inocente?”.
La joven Clorinde, al presenciar las reacciones de la audiencia, no pudo evitar sentir confusión y azoramiento, como si se hallara perdida, a la deriva, en algún punto inexplorado del océano.
Acarició la empuñadura de su espada inmersa en la incertidumbre, pues no estaba segura de si debía desenvainarla o no.
Él ya tuvo su oportunidad, y el veredicto no ha dejado lugar a dudas.
Pero, todo el mundo asegura que es inocente...
“Ya los ha oído, Srta. Clorinde. Yo soy un hombre virtuoso, generoso y bondadoso”.
“Si en Fontaine no hubiera personas como yo, hace mucho que se habría ido a pique”.
Cuando el comerciante alzó su espada, las piezas de oro y las gemas preciosas incrustadas en la superficie de esta relucieron con tanta fuerza que deslumbraron a todo aquel que la estuviera mirando.
Por si fuera poco, sobre el filo de esta se mostraba el reflejo de la mirada de su amo.
Clorinde se fijó en el reflejo de sus ojos, y solo pudo percibir orgullo, vanidad, y fanfarronería barata.
Era obvio que jamás conseguiría derrotarla con una espada como esa. Los tipos que portan un arma así, carecen de poder de convicción alguno.
Todas esas gemas y decoraciones ostentosas no tenían otro fin que el de encubrir sus mentiras.
Era como ver a un perro callejero colmadode ramas y espinas, haciendo un patético intento de lucir como una bestia intimidante.
En un instante, Clorinde partió aquella lujosa espada en dos de un solo golpe y, al igual que el esplendor de la espada, los murmullos de la audiencia se desvanecieron de inmediato. Estaba claro que ese combate había terminado.
“La justicia me ha revelado la auténtica verdad, y mis ojos me han mostrado la realidad tal y como es”.
“Aquí, solo puedes demostrar tu honor con tu espada”.
Clorinde pronunció aquellas palabras empuñando su arma, mientras el comerciante observaba su rostro rebosante de terror, reflejado en la Visión que había aparecido repentinamente en el pecho de la verduga del justiciazgo.
“¿Acaso nunca has tenido el coraje de luchar verdaderamente por tu honor?”.Información de combate[]
Talentos[]
- Credo fantasmal Ataque normal
Ataque Normal: Realiza hasta 5 ataques consecutivos con espada.
Ataque Cargado: Consume cierta cantidad de Aguante para disparar unas Flechas precisas en forma de abanico con su pistola.
Ataque descendiente: Se lanza desde el aire para golpear el suelo, dañando a los enemigos cercanos e infligiendo Daño en el AdE en el momento del impacto.
- Caza noctámbula Habilidad elemental
Prepara su pistola y entra en el estado de “patrulla nocturna”, en el que combina el combate con espada y pistola. En este estado, Clorinde pasa a atacar con su pistola y su Ataque Normal se transforma en “caza galopante”, de manera que su daño se convierte en Daño Electro, el cual no puede sustituirse imbuyéndose de otro elemento, y no puede realizar Ataques Cargados. Por otro lado, su Habilidad Elemental se transforma en un “ensartamiento noctámbulo”, con el que arremete hacia delante con su espada para infligir Daño Electro. El daño infligido de esta manera se considera daño de Ataque Normal.
Caza galopante
- Cuando el pacto vital sea superior o igual al 100% de la Vida Máx., ejecuta un disparo de pistola.
- Cuando el pacto vital sea inferior al 100% de la Vida Máx., al ejecutar un disparo, Clorinde obtiene cierto pacto vital en función de su Vida Máx. y dispara unas balas penetrantes que infligen un mayor daño a los enemigos que haya en su trayectoria.
Ensartamiento noctámbulo
- Los efectos del ensartamiento noctámbulo varían dependiendo del porcentaje del pacto vital actual de Clorinde:
- Cuando el pacto vital es del 0%, ejecuta una arremetida con su espada.
- Cuando el pacto vital es inferior al 100% de su Vida Máx., Clorinde recupera Vida en función del valor de su pacto vital, y aumenta tanto el AdE como el daño que inflige el ensartamiento noctámbulo.
- Cuando el pacto vital es superior o igual al 100% de su Vida Máx., ejecuta un ensartamiento noctámbulo: mandato que restaura aún más Vida a Clorinde y aumenta aún más el AdE y el daño del ensartamiento noctámbulo.
- Además, mientras Clorinde esté en el estado de patrulla nocturna, ninguna curación (exceptuando la del ensartamiento noctámbulo) surtirá efecto, y en su lugar le otorgará un pacto vital equivalente a cierto porcentaje de la Vida restaurada.
- El estado de patrulla nocturna se elimina cuando Clorinde se retira de combate.
Arjé: ousía
- Cada cierto tiempo, cuando Clorinde golpee a un enemigo con caza galopante, en la ubicación de dicho enemigo caerá un filo fluyente que inflige Daño Electro cargado de energía ousía.
- Destello final Habilidad definitiva
Obtiene un pacto vital en función de su Vida Máx. y, tras ello, esquiva y golpea con su espada y su pistola al mismo tiempo para infligir Daño Electro en el AdE.
- Llama devastanoches Pasivo 1
Cuando un personaje cercano del equipo causa una Reacción Elemental Electro contra un enemigo, el Daño Electro del Ataque Normal y de Destello final de Clorinde aumenta en una cantidad equivalente al 20% de su ATQ. Este efecto dura 15 s, puede acumularse hasta 3 veces y la duración de cada acumulación se calcula de manera independiente. Como máximo, el daño de los anteriores ataques de Clorinde puede aumentar en 1800 pts. de esta manera.
- Retribución legítima Pasivo 2
Si el pacto vital de Clorinde es superior o igual al 100% de su Vida Máx., cuando aumente o disminuya el valor de dicho pacto, la Prob. CRIT de Clorinde aumenta en un 10%. Este efecto dura 15 s, puede acumularse hasta 2 veces y la duración de cada acumulación se calcula de manera independiente.
Además, el estado de patrulla nocturna de Caza noctámbula se fortalece, de manera que mientras está activo, la curación convertida en porcentaje de pacto vital aumenta hasta el 100%. - Recompensa noctámbula Pasivo 3
Muestra la ubicación de los objetos típicos de Fontaine cercanos en el minimapa.
1 → 10 para un talento
Constelación[]
- Cada activación de constelación necesita un Stella Fortuna.
- Constelación Niv. 1
Mientras esté activo el estado de patrulla nocturna de Caza noctámbula, cuando Clorinde golpea a un enemigo con el Daño Electro de sus Ataques Normales, invoca en la ubicación del enemigo una sombra noctívaga que ejecuta dos ataques coordinados, los cuales infligen Daño Electro equivalente al 30% del ATQ de Clorinde.
Este efecto solo se puede activar una vez cada 1.2 s, y el daño infligido de esta manera se considera daño de Ataque Normal. Desde hoy, cruzaré la sombra de las velas
- Constelación Niv. 2
Fortalece los efectos del talento pasivo “Llama devastanoches”. Cuando un personaje cercano del equipo causa una Reacción Elemental Electro contra un enemigo, el Daño Electro del Ataque Normal de Clorinde y de Destello final aumenta en una cantidad equivalente al 30% de su ATQ. Este efecto dura 15 s, puede acumularse hasta 3 veces y la duración de cada acumulación se calcula de manera independiente. Al tener 3 acumulaciones, la RES a interrupción de Clorinde aumenta. Como máximo, el daño de los anteriores ataques de Clorinde puede aumentar en 2700 pts. de esta manera.
Es necesario desbloquear el talento pasivo “Llama devastanoches”. Desde hoy, afrontaré los peligros de la noche
- Constelación Niv. 3
Aumenta el nivel de habilidad de Caza noctámbula +3.
Puede ser aumentado hasta Niv. 15. Recordaré mi juramento diurno
- Constelación Niv. 4
Al infligir daño a un enemigo con Destello final, dicho daño aumenta en un 2% por cada 1% de valor de pacto vital que tenga Clorinde. Como máximo el daño de Destello final solo puede aumentar en un 200% de esta manera.
Recordaré las lágrimas, la vida y la compasión
- Constelación Niv. 5
Aumenta el nivel de habilidad de Destello final +3.
Puede ser aumentado hasta Niv. 15. Y recordaré que el alba siempre llegará
- Constelación Niv. 6
Durante 12 s tras usar Caza noctámbula, la Prob. CRIT de Clorinde aumenta en un 10%, y su Daño CRIT aumenta en un 70%. Además, mientras el estado de patrulla nocturna esté activo, aparecerá bajo ciertas condiciones una “sombra brillovela” que persigue a los enemigos para infligirles Daño Electro equivalente al 200% del ATQ de Clorinde. El daño infligido de esta manera se considera daño de Ataque Normal.
La sombra brillovela aparecerá en las siguientes situaciones:- Cuando Clorinde vaya a ser golpeada por un enemigo.
- Cuando Clorinde ejecute un ensartamiento noctámbulo: mandato.
Solo se puede invocar una sombra brillovela por segundo de esta manera y, mientras el estado de patrulla nocturna esté activo, se podrán invocar un máximo de 6 sombras.
Además, mientras el estado de patrulla nocturna está activo, el daño que recibe Clorinde se reduce en un 80% y su RES a interrupción aumenta. Este efecto se elimina 1 s después de que termine la duración de patrulla nocturna o tras invocar 6 sombras brillovela. Por eso, nunca abandonaré la esperanza
Ascensión[]
Ascensión | Nvl. Máx. | Costo | Material Elemental 1 | Material Elemental 2 | Especialidad Local | Material Común |
---|---|---|---|---|---|---|
1 | 20 | 20,000 | Ninguno | |||
2 | 40 | 40,000 | ||||
3 | 50 | 60,000 | ||||
4 | 60 | 80,000 | ||||
5 | 70 | 100,000 | ||||
6 | 80 | 120,000 | ||||
Máx | 90 | Nivel máximo |
Estadísticas[]
Nivel | Vida | Ataque | Defensa | Prob. CRIT | ||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Antes de ascender | Después de ascender | Antes de ascender | Después de ascender | Antes de ascender | Después de ascender | Antes de ascender | Después de ascender | |
1 | 1008 | 26 | 61 | — | ||||
20 | 2591 | 3455 | 67 | 89 | 67 | 89 | — | — |
40 | 5121 | 5735 | 133 | 149 | 133 | 149 | — | 4% |
50 | 6568 | 7387 | 170 | 192 | 170 | 192 | 4% | 9% |
60 | 8221 | 8835 | 213 | 229 | 213 | 229 | 9% | 9% |
70 | 9667 | 10282 | 251 | 267 | 251 | 267 | 9% | 14% |
80 | 11115 | 11729 | 289 | 305 | 289 | 305 | 14% | 19% |
90 | 12562 | 327 | 760 | 19% |
Gachapón[]
La siguiente lista muestra los 2 banners en los que Clorinde ha aparecido como personaje promocional, en orden del más reciente al más antiguo.
Vestuarios[]
Galería[]
Arte de cumpleaños[]
Dias festivos[]
Menciones de personajes[]
Historias de personajes[]
Hasta la fecha, Wriothesley nunca ha trabajado hasta caer rendido y, de hecho, incluso consigue sacar tiempo libre.
Una vez, Clorinde, la verduga del justiciazgo célebre en toda Fontaine, visitó el Fuerte y le preguntó: “¿Por qué tengo la sensación de que tienes incluso más tiempo libre que yo? ¿Es que compraste tu título de duque o qué?”.
“Un momento, por favor”, dijo Wriothesley al ver que lo cuestionaban. Entonces empezó a rebuscar en tres cajones, sacó unos documentos tremendamente gruesos y respondió: “A ver, a ver... ‘Por sus excelentes habilidades de gestión... y su impecable historial de pago de impuestos... le hacemos entrega de este título’... Vaya, vaya, ¿quién lo iba a decir? ¡Puede que hasta tengas razón!”.
En Fontaine, donde priman la imparcialidad y la abnegación, ningún título se puede comprar con dinero. Wriothesley y Clorinde solo se estaban vacilando en aquella conversación que tuvieron durante un descanso del tedioso trabajo.
A Clorinde, quien ha recibido de los mejores entrenamientos y ha heredado la técnica de los Cazadores de Fantasmas, “le encanta lisonjearse con el optimismo que desborda Navia en cuanto al combate”.
Navia se lo toma como un cumplido. Conoció a Clorinde en mitad de su adolescencia, cuando ya era una mujercita (o eso piensa ella), y desde el comienzo ya se acostumbró a su forma de hablar. “¡Nadie hace cumplidos tan apropiados como Clorinde!”, piensa Navia.
Hace muchos años, Navia sacó su juego preferido el día en el que celebraban su cumpleaños.
Ya que aquel día representaba su transición a la adultez, vinieron a jugar más invitados que en otras ocasiones. En aquella atmósfera festiva, a excepción de la cumpleañera, todos los invitados se devanaron los sesos para dar vida a personajes que no tenían nada que ver con ellos.
Melus, de carácter serio, interpretaba el papel de un cliente torpe e imprudente, e invitó a todo el mundo a que lo ayudara a resolver (o más bien a encargarse de) la maldición que tanto atormentaba a su familia. Siguiendo lo acordado, Sonny, de naturaleza sensata y elegante, representó el papel de un saqueador, para lo que hizo el gran sacrificio de quitarse la chaqueta de color claro que siempre había llevado puesta. Silver, que se unió a la partida cuando pasaba por allí y que en aquel entonces era muy joven y se había unido a la organización hacía poco tiempo, hizo que a todos se les pusieran los pelos de punta cuando decidió encarnar el personaje de un mago grandioso y poderoso.
Pero la más temible fue Clorinde, que a pesar de que acostumbraba a ser la mediadora de la partida, esta vez escogió representar a una famosa aventurera con el sobrenombre de “Señorita” y, siguiendo el ejemplo de los demás, decidió que sería una doctora privada que fallaba con la pistola tantas veces como disparaba. Ante esto, alegó que siempre hace falta alguien que se encargue de curar a los otros. Ya contaban con un buen elenco, pero faltaba un presentador, dejando justamente al señor Calas como único candidato para desempeñar el papel. Se alejó de las butacas de espectadores (un banco de madera) y se sentó entre el resto de participantes (sofá).
Navia estaba más que satisfecha con aquel inicio.
El juego tuvo un comienzo un tanto abrupto: justo en el cumpleaños de la señorita, un cliente desconocido irrumpió por la puerta. Debido a una precipitada decisión, acabó con su cabeza incrustada entre los tres niveles de la tarta, dejándole sin respiración, ante lo que faltó poco para que él mismo pusiera fin en tan solo cinco minutos a la maldición que durante tantos años había condenado a su familia. Navia le pidió a la comedida doctora que asistiera al hombre, pero esta respondió mientras tiraba unos dados que eso supondría estar ayudando al enemigo.
El presentador mostró una expresión indiferente al escuchar aquello y, con resolución, susurró cumpliendo con su deber: “El joven vino a toda prisa a causa de la lluvia, y acabó calado hasta los huesos, incapaz de controlar el temblor de sus manos”.
“Trató de deshacerse rápidamente de los restos de nata que tenía por la cara y el cuerpo, sin lograr limpiarse por completo”.
“Gracias, gracias por ayudarme a luchar contra esta horrorosa maldición, son muy buenas personas”.
La segunda parte del juego comenzó con una dosis de buena suerte. Si hay un problema que se quiere resolver, lo primero que hay que hacer es averiguar su origen. De acuerdo a las conjeturas del mago, lo que sucedió es que alguno de sus familiares se vio obligado a firmar un pacto con un demonio en el pasado. “Si tuviéramos más claros los números, podríamos averiguar la razón”, musitó el mago con pesar. “Entonces, lo que sucedió con el idiota de su antepasado es que firmó un préstamo con el demonio, ¡qué poco considerado con los sucesores de su familia!”, exclamó el saqueador con desdén. “¿Eso significa que podemos robarle todo cuanto posee y acabar con él?”, propuso la señorita.
El presentador, que no tenía mucha experiencia en la tarea que se le había encomendado, seguramente se estaba arrepintiendo de no haberles parado los pies momentos atrás. El saqueador tenía una suerte envidiable.
“La señorita era versada en una gran multiplicidad de estratagemas, pero el saqueador contaba con una larga experiencia”.
“Nadie habría imaginado que se harían con el contrato tan rápido... No obstante, la tarea más ardua sería descifrar su contenido”.
El juego concluyó con un final inesperadamente satisfactorio. Y sucedió así gracias a la contribución del presentador, tan trabajador y afable (aunque también un poco raro). Por fin, los compañeros, que apenas se mantenían con vida gracias a las intervenciones de la señorita, divisaron a lo lejos a un antiguo demonio. El combate fue tan caótico como de costumbre: el mago fue el primero en perder la consciencia y la doctora no acertó ni un solo tiro. Al ver que todos los miembros de su equipo tenían la Vida en las últimas, no tuvo más opción que intervenir. Invirtió todas las energías que le quedaban en aproximarse al demonio para ejecutar un ataque de frente. Entonces, el demonio, que ya estaba desesperado por morirse, exclamó: “¡¿Y no es mejor que me dispares y acabes conmigo de una vez?!”.
Sin esperar a que el presentador interviniese, la doctora lanzó los dados. Calas contó los números en silencio y respiró profundamente tres veces.
“Las balas atravesaron el punto débil del demonio, y aquella absurda maldición despareció de una vez por todas”.
“¡Hurra! ¡Hurra por la valiente aventurera y por el desdichado que padeció aquella maldición!”.
No se sabe si fue por acompañar la retórica del presidente o por la emoción del momento, pero todos acabaron aclamando al unísono. En mitad de la algarabía, el señor Calas fue el único que se dispuso a recoger y ordenar las cosas del lugar, y entonces, quedó absorto en sus pensamientos por un momento, como si de repente hubiera recordado algo. De la caja donde se guardaban los dados, sacó un diamante dorado. “Navia, quiero que esto sea tuyo”.
A pesar de todas las personas presentes, esa Visión pertenecía a nadie más que Navia, pues bastó un simple pensamiento de ella para cortar la tarta junto a la mesa que la sostenía en dos, con un poderoso filo Geo.
Cuando ya había caído la noche, el lugar donde se celebró el cumpleaños y las emociones de Navia volvieron a la normalidad. Permaneció tumbada sobre la cama, sin poder recordar nada de lo que pasó por su cabeza en el momento en el que obtuvo la Visión. ¿Estaba suspirando por las infinitas penurias a las que se enfrentaron antes de hacerse con la victoria? ¿O acaso estaba pidiendo un deseo para que sus amigos y seres queridos volvieran a acompañarla en su siguiente cumpleaños?
Si hubiese sido lo primero, eso supondría que para tener un final espectacular hay que atraer montones de dificultades primero... Por eso, prefirió quedarse con la segunda suposición.
Entonces, si bajo esas circunstancias una persona era libre, ¿quería decir que nadie la necesitaba?
Justo cuando pensó en eso, llegó su primera visita inesperada: la verduga del justiciazgo Clorinde.
Esta se quedó anonadada al ver las condiciones en las que vivía Furina, por lo que le dijo que estaba dispuesta a poner su propio dinero para que pudiera vivir en un mejor sitio. Furina intentó por todos los medios quitarle esa idea de la cabeza, pero Clorinde siguió insistiendo, así que al final acabaron deshaciendo el equipaje y ordenando la habitación.
Después, Clorinde explicó la razón de su visita. No solía asistir a eventos sociales, pero esa noche iba a reunirse con unos viejos amigos que también conocían a Furina y, como hacía tiempo que la verduga no la veía, quiso invitarla a la reunión.
En el pasado, Furina habría rechazado la invitación porque, al tener que esconder su identidad, no debía tener amistades demasiado cercanas con los demás.
Miró a Clorinde con una mirada que denotaba culpabilidad, lo que hizo a la verduga sonreír, puesto que hacía tiempo que entendía a Furina y sabía lo que estaba pensando en ese momento.
“¿Y bien? Ya no hay razón para que rechaces la invitación, ¿no crees?”.
“Es que... no se me dan muy bien estas cosas y... no quiero ser una aguafiestas”.
Esa misma noche, Furina por fin entendió lo que se sentía al beber y pasar un buen rato con unos amigos. Al principio estaba un poco callada, pero tras dos copas ya era la de siempre. De hecho, hasta se habría subido a la mesa de no ser porque Clorinde la paraba.
Ella, que no era de muchas palabras, no sabía que la auténtica Furina era tan explosiva.
Esta, por su parte, puede que aún no supiera hacia dónde tenía que ir, pero lo que sí tenía claro es que la libertad significaba no estar sola.
Diálogos de personajes[]
Personaje | Diálogos |
---|---|
Charlotte |
Sobre Clorinde...: La Srta. Clorinde es la verduga del justiciazgo más famosa y misteriosa de la Corte de Fontaine. Mis fuentes me han dicho que tiene un enigmático ritual para darle mantenimiento a sus armas. ¿A lo mejor esa es la razón por la que nunca pierde? En cualquier caso, no creo que pueda preguntárselo en persona, porque ya ha dicho que no acepta entrevistas... |
Chevreuse |
Sobre Clorinde...: Es una verduga del justiciazgo muy conocida en la Corte de Fontaine. No voy a entrar a valorar su trabajo, pues es de una naturaleza muy distinta al mío, pero estoy convencida de que acepta batirse en duelos debido a su propio sentido de la justicia. |
Émilie |
Sobre Clorinde...: No creo que haya mucha gente que no conozca a esa formidable verduga del justiciazgo en la Corte de Fontaine. Sin embargo, yo no opino que la Srta. Clorinde sea difícil de tratar. Cuanto más fuerte es alguien en combate, más fácilmente fluye la conversación. |
Fréminet |
Sobre Clorinde...: Aunque la Srta. Clorinde me salvó la vida, me dijo que no le debía nada. No me gusta nada esta sensación de haberle causado problemas a alguien y solo poder agradecérselo con palabras vacías... |
Furina |
Sobre Navia - Interior: Es una persona muy fuerte, y la gente como ella se recupera muy pronto de las desgracias. Hacen como si nada hubiera ocurrido para no ser una carga para los demás. Pude presenciar el duelo entre Calas y Clorinde, y te puedo asegurar que Navia... se parece cada vez más a su padre.
Sobre Clorinde...: Tengo la impresión de que Clorinde no es muy habladora, pero confío plenamente en ella, pues en muchas ocasiones ha permanecido a mi lado y me ha protegido. Humm, la verdad es que la echo de menos, pero no tengo ninguna razón para ir a visitarla. ¡Oh, ya sé! ¿Qué tal si la invito a una hora del té? |
Lynette |
Sobre Clorinde...: Una vez recibí la orden de observar uno de sus duelos. Incluso desde la distancia, pude sentir la arrolladora frialdad que emana su persona... No quiero ni imaginarme cómo se sentiría enfrentarse a ella en un duelo cara a cara y, sinceramente, espero no tener que descubrirlo nunca. |
Lyney |
Sobre Clorinde...: Clorinde es una renombrada verduga del justiciazgo, aunque por lo que dicen los periódicos últimamente, parece que está metida en algún tipo de embrollo. Todos los reporteros están pendientes del tema y... Bueno, digamos que a ella no le hace especial ilusión esa clase de atención. |
Navia |
Sobre Clorinde...: Aunque es una mujer poco expresiva y de pocas palabras, siento que es una persona muy emocional. El incidente de mi padre se interpuso en nuestra relación y... bueno, nos distanciamos un poco. No me gustaba nada que se anduviera con pies de plomo conmigo, así que prefiero como nos llevamos ahora. |
Neuvillette |
Sobre Clorinde...: Clorinde ha llegado a ser la verduga del justiciazgo más fuerte de Fontaine valiéndose únicamente de su extraordinario poder. Es la sucesora de los antiguos Cazadores Fantasmales y, gracias a ella, podemos garantizar aún mejor la igualdad ante el tribunal. Además, es más humana de lo que aparenta. |
Wriothesley |
Sobre Clorinde...: Clorinde es la mejor verduga del justiciazgo que conocerás. Su fuerza habla por sí misma. Yo nunca he luchado contra ella, y tampoco es algo que quiera hacer. |
Curiosidades[]
- Se ve a Clorinde blandiendo una Espina de Hierro.
- Clorinde es la sucesora de los antiguos cazadores fantasmales según la línea de voz de Neuvillette sobre ella.
- Clorinde es más joven que Navia, como lo demuestra el hecho de que Navia tenía aproximadamente diez años cuando Petronila las presentó, y ya se conocían bien en el momento del décimo cumpleaños de Clorinde y la desaparición de Petronila.
Etimología[]
- Es posible que el nombre de Clorinde se deba a uno de los muchos buques de guerra franceses llamados Clorinde, la mayoría de ellos de la primera mitad del siglo XIX, época en la que se inspira Fontaine.
- Su nombre también puede ser una referencia al personaje principal del mismo nombre en la ópera trágica francesa Tancrède. En ella, el personaje de Clorinde (interpretado por la famosa cantante de ópera Mademoiselle de Maupin) es asesinado por su amante Tancrède, quien la confunde con un hombre mientras ella está disfrazada con una armadura.
Historial de cambios[]
- Versión 4.7
- Clorinde se añadió como personaje jugable junto al gachapón Rayo de la noche.
- Versión 4.0
- Clorinde se añadió al juego.