Almas separadas es la última parte de las Misiones de Arconte del Capítulo I: Acto IV.
Detalles[]
- Habla con Dain
- Dirígete a la Guarida de Stormterror
- Habla con Dain
- Vuelve a entrar en las ruinas
- Encuentra la estatua profanada
- Habla con Dain
- Derrota al Emisario del Abismo
- Encuéntrate con Lumina/Éter
- Habla con Paimon
Recompensas[]
- EXP de Aventura
- Mora
- Protogema
- Guía de la libertad
- Guía de la resistencia
- Guía de la poesía
- Ingenio del héroe
- Mineral de refinamiento místico
Notas[]
- Al completar la misión obtendrás el logro "Nos volveremos a encontrar" de Maravillas del mundo.
Diálogos[]
- (Habla con Dain)
- Paimon: Ah, Dain, aquí estás. ¿Viste a la Maestra Jean?
- Dainsleif: Sí, pero la evadí intencionalmente.
- Dainsleif: Ella es la Caballera del Diente de León y la Gran Maestra Intendente. Seguramente tendría algún reparo al hablar conmigo.
- Dainsleif: Si no soy prudente, un día me tomará como el blanco de una de sus investigaciones.
- Dainsleif: Regresando al tema... Acabé con varios monstruos del Abismo, pero no obtuve nada de información. ¿Cómo les fue a ustedes?
- Dainsleif: Ya veo...
- Dainsleif: Entonces ya tenemos una idea de dónde podría estar el primer Labrador.
- Paimon: ¿Eh? ¿De verdad? ¿Con solo escuchar la historia de Boreas?
- Dainsleif: No solo por esta información, también por un análisis más integral.
- Dainsleif: Por ejemplo, la historia que me contaron que escucharon en la Catedral...
¡"La furia del tirano" !
- Dainsleif: Exacto. La historia que te contó aquella hermana. Estaban muy equivocados al creer que se trataba de la maldición de un tirano fallecido.
Las bolas de fuego eran probablemente misiles...
La gente de Mondstadt de esa época no debía saber qué eran esas bolas de fuego...
En realidad, Bárbara solo es la Diaconisa...
- Paimon: ¡Ah, Paimon entiende! ¡"La furia del tirano" era, en realidad, misiles que disparó el Labrador mientras huía del Reino de los Lobos!
- Paimon: Después de haber sido dañado al combatir contra el Lobo del Norte, deambuló hasta llegar a las ruinas de la antigua Mondstadt y se quedó ahí...
- Paimon: Así que, cada vez que alguien se acercaba... ¡bang, bang, bang! Le disparaba. Hasta que, al fin, un día se rompió por completo y por eso las bolas de fuego dejaron de caer.
- Paimon: En esa época, los ciudadanos de Mondstadt todavía no habían tenido tanto contacto con los Guardianes de las Ruinas, ¡así que echaron la culpa a "la furia del tirano"!
- Dainsleif: Todo indica que debemos ir a la Guarida de Stormterror e inspeccionar el área.
No.
No es necesario.
- Dainsleif: ¿Eh? ¿A qué te refieres?...
Acabo de recordar algo...
- Paimon: ¿Eh? Quieres decir que...
- Paimon: ¡Oh, Paimon también recuerda! Cierto, cierto. Ese Guardián de las Ruinas abandonado en lo alto de la torre no es fácil de olvidar.
- (Habla con Dain)
- Paimon: Es este, ¿verdad? ¡Bien, usa tu Visión Elemental para encontrar el ojo!
- Paimon: Oh... ¿Viste algo?
- Paimon: ¿Nada? Paimon estaba tan emocionada...
- Paimon: ¿Qué pasó? ¿Estás seguro de que lo hiciste bien?
- Dainsleif: Necesitamos otro método.
- Dainsleif: La Visión Elemental no sirve con los Labradores porque su poder no es elemental.
- Dainsleif: Déjenme intentarlo a mí.
- Dainsleif: ... Listo.
- Paimon: ¡Guau! Es... Es el...
- Dainsleif: EI ojo del primer Labrador que el Emisario del Abismo ha estado buscando todo este tiempo.
- Dainsleif: Todos los Guardianes de las Ruinas que quedan hoy en día son réplicas de esta máquina. Como era un prototipo, su poder no estaba restringido por nada.
- Paimon: ¿Prototipo? Paimon no conoce esa palabra. ¿Es otro nombre de Khaenri'ah?
- Dainsleif: Según las suposiciones de la Orden del Abismo, el ojo debe colocarse en las manos de la "estatua profanada"...
- Dainsleif: Y si se le adhieren las extremidades de Osial, el Señor del Vórtice, se podrá crear un dios mecánico.
- Dainsleif: De ese modo, imbuirán al dios recién nacido con el poder para "derrumbar los tronos divinos de Celestia".
Una operación extrema y peligrosa...
Debemos detener a la Orden del Abismo.
- Dainsleif: Exacto.
- Paimon: E-entonces, ¿qué haremos con este ojo?
Esconderlo en un lugar donde nadie lo encuentre.
Ponerlo bajo custodia en la Iglesia de Favonius.
- Dainsleif: No. Lo guardaré yo.
- Paimon: ¿Ah? ¿Tú? Dain... no vas a hacer nada raro con él, ¿o sí?
- Dainsleif: Pueden dudar de mi si desean, pero debo asegurarme de que su poder no caiga en manos equivocadas.
- Dainsleif: Lo van a encontrar dondequiera que intentemos esconderlo. Además, la Iglesia de Favonius... no es de mi confianza.
- Paimon: Humm...
- Dainsleif: Pero nuestro trabajo no ha concluido. Todavía debemos encargarnos de esa estatua profanada.
¿Y cómo hacemos eso?
¿Eso sí se lo podemos dejar a la Iglesia?
- Dainsleif: No podemos involucrar a la Iglesia. Encarguémonos nosotros mismos. Y cuando digo "encargarnos de ella", me refiero a destruirla.
- Paimon: ¡¿D-destruirla?! ¡Pero es una Estatua de Los Siete! Además de ser una reliquia cultural muy importante, también es divina...
- Paimon: Hicimos bien en no contárselo a Bárbara. De lo contrario, ¡se volvería loca !
- Dainsleif: Humm... No me digas que Los Siete esperan que yo cuide de sus cosas...
- Dainsleif: Vamos, regresemos a esas ruinas a destruir esa estatua profanada. Si tenemos suerte, tal vez nos encontremos también al Emisario del Abismo.
- Dainsleif: Mientras yo esté ahí, no podrá desaparecer otra vez.
- (Vuelve a entrar en las ruinas)
- Paimon: Así que, después de estar corriendo por todas partes, nos encontramos aquí otra vez.
- Paimon: Con lo que nos costó escapar la última vez, y ahora regresamos a la boca del lobo por nuestra cuenta.
- Paimon: Ah, somos los aventureros más valientes de todo Teyvat, o los más tontos.
- Paimon: Para llegar a esa extraña estatua...
- Paimon: Solo debemos seguir el mismo camino que usamos para escapar la última vez. Con eso la encontraremos.
- Paimon: ¡Si! Ahora, vamos, pero siempre alerta.
- (Habla con Dain)
- Dainsleif: Parece que hemos llegado.
- Dainsleif: Una cámara tenebrosa, marchita y desagradable. Ya comprendo lo que me mencionaste sobre la atmósfera maligna.
- Paimon: Ay... A Paimon le da mucho miedo este lugar...
- Dainsleif: Tengan cuidado, no dejen que el poder de la estatua los afecte. EI Emisario del Abismo está justo aquí.
- Emisario del Abismo: Jejeje... Tus sentidos son muy agudos...
- Emisario del Abismo: Eres tan molesto como siempre, Dainsleif, enemigo del Abismo!
- Emisario del Abismo: Puedo percibir el olor a sangre que llevas contigo, quizás de tus peores pesadillas... A menos que... ¿oh?
- Emisario del Abismo: Humm... Y algo realmente peligroso. Apestas a una corrupción que me es muy conocida.
- Emisario del Abismo: Así que somos iguales. Los dos somos peligrosos, pero los peligros que no le pertenecen a la Orden del Abismo deben ser confinados...
- Dainsleif: *Tch* ...
- Dainsleif: Es tu lengua venenosa la que apesta a corrupción...
- Dainsleif: ¡Ya es hora de cortarla!
- (Derrota al Emisario del Abismo)
-
- Dain y tú unieron fuerzas para contener al Emisario del Abismo, pero justo cuando llevaban la ventaja, alguien muy familiar apareció para detenerlos. Esa persona era... ¡tu hermana, a quien tanto tiempo llevabas buscando!
- (Encuéntrate con Lumina)
- Paimon: ¿A-acaso es...?
¡Hermana!
- Lumina: Viajero...
¡Al fin te encuentro!
¡Vámonos de aquí! ¡Esto es muy peligroso!
- Paimon: E-espera, acaba de bloquear el ataque contra el Emisario del Abismo...
- Paimon: Tu hermana y el Abismo...
- Lumina: Viajero, ¿por qué estás con Dain?
¿Qué?
¿Estás preguntando... sobre Dain?
- Paimon: ¿Eh?
(Hemos estado separados por tanto tiempo...)
(¿Por qué preguntas algo tan irrelevante?)
- Paimon: ¿Tu hermana conoce a Dain?
- Dainsleif: ...
- Dainsleif: Nos encontramos otra vez, Lumina.
- Paimon: ¡¿Qu-qué está pasando aquí?! ¡Dain también la conoce!
- Lumina: Viajero, no deberías estar con ese hombre.
- Lumina: Es mi enemigo.
- Dainsleif: Lumina...
¡Un momento!
¡Deja de decir cosas que no entiendo, Lumina!
- Lumina: ...
- Lumina: Es algo que debo decir. No traten de detenerme. No traten de detener al Abismo.
- Lumina: Ese hombre, Dainsleif, era el "Espadachín del Crepúsculo", uno de los guardias reales de la última dinastía de Khaenri'ah. Y hace quinientos años no pudo evitar su destrucción.
- Lumina: Lo maldijeron con la inmortalidad para que vagara eternamente por el mundo... mientras observa a las personas que debía proteger convertirse en monstruos del Abismo.
- Paimon: ¡¿Estás diciendo que Dain es de Khaenri'ah?! ¡¿El mismo Khaenri'ah que fue destruido hace quinientos años?!
- Paimon: Y dijiste que la gente se convirtió en monstruos... ü Eso significa que la Orden del Abismo no solo está relacionada con Khaenri'ah, sino que son sus mismos habitantes?!
- Paimon: Además, Paimon está confundida con eso que dijiste de que Dain es tu enemigo...
Antes que nada, ¡ven conmigo, Lumina! ¡Regresemos a casa!
Luego me cuentas todo esto. Volvamos a nuestro hogar!
- Lumina: Nuestro hogar...
- Lumina: Claro. Nuestro hogar es donde sea que estemos juntos.
- Lumina: Pero no puedo ir contigo al siguiente mundo a encontrar un nuevo hogar... Al menos, no por ahora.
- Lumina: Mi guerra con el Orden Celestial no terminará hasta que el Abismo engulla los tronos.
¿Guerra con... el Orden Celestial?
- Lumina: Escúchame, Viajero.
- Lumina: Yo ya he viajado por este mundo una vez. Cuando llegues al final de tu viaje, como lo hice yo, verás por ti mismo la verdadera naturaleza de este mundo.
- Bajo la protección del Emisario del Abismo, tu hermana volvió a separarse de ti. Sus palabras de despedida reverberan en el aire mientras tú permaneces quieto en las vastas ruinas sin poder recuperarte de lo que has visto.
- (Habla con Dain)
- Paimon: Se fueron...
- Paimon: Oh... Viajero, no te desanimes... ¡Volveremos a encontrarla! Mira el lado positivo, ¡al menos esta vez encontramos pistas muy útiles!
No... no estoy desanimado.
- Paimon: ¿En serio? ¿Estás seguro?
Tienes razón, Paimon. Aún hay esperanza.
- Paimon: ¡Claro que sí!
- Paimon: Al menos ahora, aparte de Los Siete, Dain también es una pista clave para encontrar a tu hermana.
Cuando lleguemos a Inazuma, también debemos estar atentos.
Ahora se nos ha añadido un objetivo más de viaje.
- Paimon: Cierto. Paimon no entendió muy bien lo que dijeron. ¿Tú lo entendiste?
Más o menos.
Estaba concentrado en mi hermana y no presté atención.
- Paimon: Oh... Entonces será mejor que repasemos.
- Paimon: En primer lugar, el Emisario del Abismo llamó "Princesa" a tu hermana.
- Paimon: Parece que tu hermana dirige la Orden del Abismo e incluso el Emisario del Abismo le obedece... Pero no sabemos con seguridad si es la líder de la organización.
- Paimon: Además, tu hermana dijo que quiere "engullir los tronos" y que estaba en guerra con el Orden Celestial. ¿Qué significa eso? ¿Acaso quiere destruir a Los Siete y arrasar las Siete Naciones?
- Paimon: ¿Qué más?... Parece que los monstruos de la Orden del Abismo son en lo que se convirtió la gente de Khaenri'ah cuando su nación fue destruida. ¡Esta historia da miedo!
- Paimon: ¡Y Dain también es de Khaenri'ah! Presenció su destrucción hace quinientos años. Pero no se convirtió en un monstruo y ahora lucha contra la Orden del Abismo...
- Paimon: Por eso tu hermana dijo que Dain es su enemigo, ¿verdad?
- Paimon: Pero... si los monstruos de la Orden del Abismo son las mismas personas que Dain protegió hace mucho tiempo, ¿por qué ahora la Orden del Abismo es su enemiga?
- Paimon: Además, llevamos todo este tiempo buscando a tu hermana y resulta que está del lado de la Orden del Abismo. ¿Qué está pasando?
Muchas preguntas, pocas respuestas.
Darle vueltas en la cabeza no sirve de nada.
- Paimon: Humm... Tienes razón.
- Paimon: ¡No te desanimes, Viajero!
- Paimon: ¡Nuestro viaje aún no ha terminado! i Tenemos que ponernos en marcha! Es hora de salir de este horrible lugar y volver a la superficie, donde brilla el sol.
- Paimon: Si tu hermana quiere que llegues al final de tu viaje... ¡Demuéstrale lo que vales!
- Paimon: ¡Vamos, viajero!
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